Título: Tres deseos
Autor: Lilith
Pairing: Akanishi Jin + Kamenashi Kazuya
Fandom: KAT-TUN
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai, Angst
To: Kath, mi neechan que siempre sabe compartir una sonrisa o una lágrima cuando está ahí para mí y quien entiende cuan doloroso puede ser todo esto.
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Aquella escena era por demás  dolorosa… El chico más alto ocultaba sus lágrimas detrás de esos lentes  oscuros y el sombre aterciopelado que llevaba puestos mientras el chico  delgado de rostro aniñado lloraba desconsoladamente sin preocuparse de  ser visto públicamente en ese estado.
-Será mejor que te vayas Kazu…-
-¡No Jin!… ¡No quiero separarme de ti!… No todavía…-
-Si no te vas ahora quedarás atrapado entre la prensa…-
-Jin… no… yo…-
Si iba a decir algo más, jamás lo  sabremos… sus palabras se perdieron para siempre entre aquellos besos  apasionados que parecían estar a punto de hacerlos perder el control  sobre sí mismos para ahogarse por completo en aquel éxtasis que sólo  conocían cuando hacían el amor.
Akanishi salió de la sala de espera  dejando a Kamenashi desplomado en su asiento, incapaz de ponerse de pie o  de recuperar siquiera el aliento; sólo para perderse entre las cámaras,  micrófonos y miradas cuestionando su decisión de dejar nuevamente  KAT-TUN.
Ahora, estando a solas en el asiento  solitario del lujoso avión que le pagaron, un río interminable de agua  salada fluía silenciosamente profundizando la herida que destrozaba su  corazón.
-Kazu… mantendré mi promesa… definitivamente…-
La voz del amor de su vida sonaba dulce  en sus oídos a medida que subía el volumen de su iPod; tratando de huir  de su sufrimiento prefirió cerrar los ojos y evocar su figura… ahora era  la única manera que tenía de estar con él.
Las transitadas calles de Los  Ángeles le parecían aún más grises y solitarias de lo que recordaba…  Separarse de nueva cuenta de Kamenashi era aún más duro de lo que  pensaba. Para Akanishi, el último año había sido de lo peor… Tras haber  terminado su relación  a finales del 2008, Jin Akanishi recibió el 2009  entregándose de lleno a los vicios y excesos para intentar ignorar el  dolor y el vacío que inundaban su pecho… y mientras el resto de sus  amigos se alejaban poco a poco de él debido a su horrible actitud, al  final fue Kamenashi quien estuvo a su lado justo a tiempo para evitar  que cayera a un abismo del cual no podría regresar… Así el 2010 fue  recibido entre besos y caricias enredados entre sabanas de seda… Pero  justo cuando todo parecía no poder ser más perfecto, la noticia de una  inevitable separación llegó a sus vidas: El Jefe había decidido enviar a  Jin a Estados Unidos para un evento solista.
Como era de esperarse, Akanishi se  negó rotundamente a aceptar la decisión, definitivamente no estaba  dispuesto a separarse nuevamente de Kamenashi; no le importaba si ya no  podían estar juntos “públicamente”, pues todos seguían en la idea de que  ya nada existía entre ellos, pero así estaba mejor, de ese modo nadie  se metía en su relación, no le importaba mientras pudiera estar con él.  Pero a final de cuentas, el titiritero movió los hilos necesarios para  asegurarse de que su pequeña y valiosa marioneta continuara con el show  del modo en que estaba planeado… Akanishi jamás se hubiera imaginado que  Johnny-san había manipulado a los chicos sin que se dieran cuenta para  que convencieran a su querido amigo de no dejar pasar una gran  oportunidad en su carrera, so pretexto de que al grupo le haría bien  estar un tiempo lejos de Jin debido a todos los problemas que habían  pasado el último año debido a su actitud. Y mucho menos hubiera pensado  que su pequeño y adorado Kamenashi también había sido víctima de aquella  boca fría y calculadora que siempre se salía con la suya, ya que  realmente fueron las palabras de Kame las que lograron que Jin aceptará  marcharse; después de todo, tal vez Kamenashi ya no lo recordaba, habían  pasado ya siete años desde que aquella promesa fue pronunciada, pero  para Akanishi seguía siendo la llama que lo mantenía con vida y que lo  motivaba a seguir adelante cada día.
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La cámara mostraba un Jin Akanishi  completamente diferente del que ese enorme y oscuro cuarto de hotel  escondía… Una sonrisa seductora envuelta en una actitud soberbia,  adjuntas a una mirada indiferente y movimientos de baile provocativos…  La locura y fascinación de las fans que gritaban y lloraban de emoción  sólo de tenerlo a menos de 10 metros… Su voz sexy y las melodías  adictivas robaban todas las miradas a donde quiera que iba volviéndose  el centro de atención… La nueva estrella brillaba con fuerza sobre los  escenarios americanos… La misma estrella que carecía de brillo propio  cuando nadie la miraba… La que ahora lloraba a la luz de la luna  anhelando los brazos del Sol que lo proveía de luz y calor en esta noche  fría y lluviosa de verano.
-¿Jin?-
-Kazu…-
-¡Ah! ¡Por fin contestas!-
-¿Eeh?-
-Te había estado llamando todos estos  días pero tu manager me dijo que estabas muy ocupado y que no podrías  responder el teléfono y que te diría que me llamaras cuando estuvieras  libre…-
-¡¿Qué?! ¿El señor Collins respondió mi celular?-
-S-sí… ¿por qué Jin? ¿Qué pasa?…-
-Nada Kazu… nada…-
-¿Qué pasa Jin?-
-Es sólo que ya te extraño muchísimo…-
-Yo también Jin… no sabes cuánto te echo de menos…-
A pesar de lo mucho que lo conocía,  había algo que Kamenashi nunca sabría de Akanishi: cuando estaba  llorando… Ni siquiera esta vez que el nudo en su garganta lo hacía un  poco obvio, Kame pudo darse cuenta de que Jin estaba llorando aún  mientras hablaban… tal vez era un hipócrita… tal vez sólo fingía… tal  vez era sólo que en realidad no quería que el amor de su vida lo viera  así… Lo único cierto es que era bueno actuando como que todo estaba  bien.
El verano llegó más rápido de lo que  cualquiera de los dos hubiera pensado… Jin estaba ansioso contando los  días para su regreso… harto de la soledad y de no tener a Kame a su  lado, había recaído en el alcohol… en algún punto conoció a una chica  que le recordaba a Kame en muchos aspectos… pero que nunca sería él… Su  estado de frivolidad y depresión terminaban por lastimarlo  constantemente, sobre todo al llegar la mañana cuando se encontraba con  algún rostro extraño que ni siquiera recordaba haber visto antes. Sí…  quería volver ya… necesitaba regresar ya… Había tenido tiempo suficiente  estos últimos días como para pesar en todo y darse cuenta de que si  seguía así se destruiría por completo… pero no podía desobedecer al  hombre que había hecho sus sueños realidad, al que le había dado todo lo  que tenía; así que sólo trataba de aferrarse a aquella promesa y  esperar por el día en que fuera abrazado nuevamente por Kame.
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Apenas si habían estado en contacto;  ambos entendieron que no eran más que piezas sobre un tablero,  incapaces de moverse libremente mientras estuvieran en su juego… el  hecho de estar incomunicados no les impedía decirse de algún modo o de  otro lo que sentían… ambos confiaban en que el otro estaría viéndole a  través del televisor.
Octubre llegó más rápido de lo que  Akanishi imaginó, sabiendo que en un par de días regresaría a casa, su  habitual y boba sonrisa regresó a su rostro; su concierto había sido  todo un éxito, al grado de que habían abierto dos fechas más en  septiembre aprovechando que Jin estaría ahí hasta finales de año; por  alguna razón que ni siquiera el mismo Johnny-san llegaba a entender, el  ánimo de Jin había mejorado considerablemente desde entonces, pareciera  como si de repente hubiera vuelto a ser el mismo Akanishi que era cuando  junior.
Pero como siempre suele pasar, toda  esa felicidad no le duró mucho tiempo… Tres días antes de la fecha en  que estaba programado su regreso a Japón, el manager lo despertó en la  madrugada… el Jefe estaba al teléfono y quería hablar con él de  inmediato… Jin tendría que quedarse hasta diciembre… el nuevo contrato  no estaba a discusión. Sin decir siquiera una palabra, el manager salió  de su habitación, Akanishi parecía estar en shock. Desde el pasillo se  podían escuchar sus gritos y el ruido de las cosas que lanzaba por todas  partes chocando contra el piso y las paredes.
Los rayos del Sol se colaban  ligeramente por entre las cortinas… una fría y lluviosa mañana le daba  los buenos días a la figura depresiva que estaba agazapada en el  recoveco que quedaba entre la cama y la mesita de noche. Las visibles  ojeras sobre aquel rostro demacrado e inexpresivo volvían evidente que  no había dormido nada durante los últimos días; el cuarto que hasta hace  poco estaba impecable, ahora parecía haber sido atacado por un tornado  devastador. Y en medio del caos que era su mundo en ese momento,  Akanishi no pudo hacer otra cosa más que llorar.
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Sus drásticos y repentinos cambios  de personalidad, lejos de asustar o molestar a sus fans, lo volvían ante  sus ojos aún más atractivo y genial, cosa que ya pasaba a darle igual a  estas alturas. Nuevamente era Jin Akanishi, el pedante y egocéntrico  chico sobrevaluado que trataba a todos con desprecio y sin interés como  en la época con LANDS… Pero, ¿a quién le importaba? Elevaba hasta el  cielo los raitings de cada programa donde se presentaba, tenía lleno  total en todos los conciertos que tenía programados… Su problema de  actitud no era más que lo natural en un artista de su talla.
Lo único que de verdad lo atormenta  al grado de hacerlo perder la compostura era la ausencia de Kamenashi;  sabía perfectamente que era obra del viejo… Seguramente les había  prohibido llamarlo para asegurarse de que no saldría corriendo a Tokyo  en el primer avión que encontrara; después de todo, que lograra  controlar a Kazuya no era novedad, pero que Ueda también hubiera dejado  de llamar definitivamente no era normal… y por más que trataba de  llamarlos, su teléfono parecía no poder hacer llamadas de larga  distancia… era como su hubiera sido bloqueado.
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El primer concierto de diciembre  había terminado sin ningún altercado… y mientras estaba tirado en el  sofá de su camerino esperando que lo fueran a recoger para llevarlo de  regreso al hotel, la puerta de madera se abrió de golpe revelando una  delgada figura vestida de negro con el rostro oculto bajo la capucha de  su elegante abrigo… Aquellos rasgos finos y delicados en la cara del  intruso hicieron que Jin se cayera al piso al tratar de sentarse  creyendo que alucinaba… ¿Cómo iba a ser posible que Ueda estuviera ahí  frente a sus ojos?
-¿Así que era verdad?-
-¿Eeh?-
-¡Que mientras Kamenashi está  debatiéndose entre la vida y la muerte, tú sigues jugando a la estrella  pop del momento!- No era la primera vez que Akanishi veía ese lado de  Ueda que pocas veces mostraba y que casi nadie había visto… Y tampoco  era la primera vez que el enojo era contra Jin… Sin embargo, por vez  primera Jin no logró entender lo que su querido Tat-chan había dicho tan  fuerte y claro. Algo en sus palabras  lo había shockeado al grado de  dejarlo fuera de la realidad… Vio como  Ueda se acercaba a él y cómo lo  tomaba por el cuello de la gabardina levantándolo sin mayor problema… Al  ver la expresión vacía de total incomprensión en los ojos de Jin, Ueda,  que lo conocía extremadamente bien, se dio cuenta de que Akanishi no  sabía nada al respecto… y de inmediato la idea de golpearlo pasó a ser  sustituida por un abrazo desesperado.
-Jin… no lo sabías, verdad? Todo este  tiempo estuviste aquí sin saber nada, verdad? Por eso no nos llamaste y  no podíamos contactarte…- Las lágrimas de Tatsuya trajeron de regreso a  Jin, quien correspondió aquel abrazo tan familiar con todas sus fuerzas,  después de todo, no soportaba verlo llorar y menos por su culpa.
-Tat-chan… ¿qué fue lo que dijiste de  Kazu?…-  Akanishi hablaba de modo atropellado, el impacto de la  situación había sido demasiado para él. Ueda lo aferró más entre sus  brazos.
-Jin… Kamenashi está en el hospital…  hace unas semanas tuvieron un accidente mientras volvían de pasar el fin  de semana en casa de Koki… Un conductor ebrio los sacó de la carretera…  Juri-kun, Nakamaru y Koki ya están fuera de peligro… pero Kamenashi  está gravemente herido, él se llevó la mayor parte del daño porque era  quien iba manejando y fue de ese lado donde recibieron el golpe del otro  auto… Los doctores dicen que Kame…- Ni siquiera lo dejó terminar de  decir lo que quería explicarle, Jin se zafó de entre sus brazos y echó a  correr por el largo pasillo hasta la salida de emergencia de la parte  trasera… conocía bien aquel camino, ya lo había usado la vez pasada para  escapar de los fans que habían logrado colarse después del show.
Ahora Jin corría como nunca de  regreso a su hotel en busca de su pasaporte… y aunque no lograba ordenar  las ideas dentro de su cabeza, lo único que sabía con certeza era que  tenía que llegar hasta Kame. Su celular sonaba en el bolsillo de su  pantalón… era él… el culpable del sufrimiento que pasaba justo en ese  momento.
-¿Dónde demonios estás Jin? La rueda de prensa está por empezar y tú…-
-¡¿A quién le importa?! ¡¿Creíste que  por mantenerme lejos de ellos ibas a romper el vínculo que hemos forjado  durante los últimos 10 años?! ¡Ya no somos los niños a los que  manejabas a tu antojo!-
Johnny-san miraba incrédulo su celular…  era la primera vez que Jin se le revelaba al grado de haberle colgado el  teléfono a media conversación… La maliciosa sonrisa dibujada en sus  labios fue vista sólo por aquella pequeña figura encapuchada que se  ocultaba tras la puerta y que salió sigilosamente en busca del amigo que  seguramente estaría en problemas gracias a aquel hombre.
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-Sí… buenas noches… quiero un boleto  de ida a Tokyo en el vuelo más próximo que tenga…- Para cuando Akanishi  vio realizada su meta, la señorita del mostrador le regresó la tarjeta  de crédito.
-Lo siento señor… su tarjeta está bloqueada…-
-¡¿Qué?!-
Su sorpresa dio paso al enojo para finalmente terminar riendo un poco histéricamente al darse cuenta de que esto era obra de él.
-Que sean dos boletos…- Al reconocer de  inmediato esa voz un poco grave pero bastante dulce, Jin vio cuando Ueda  pagaba en efectivo al tiempo que le dedicaba una sonrisa un tanto  burlona.
-Tat-chan…-
-Jin… ¿aún después de tanto tiempo sigues sin entender de lo que él es capaz cuando algo se interpone en su camino?-
El vuelo fue horriblemente largo… ni  siquiera pudo dormir. Ueda lo miraba de reojo mientras se rebullía  entre su abrigo y el asiento al despertar tras haber aterrizado… Apenas  bajaron del avión uno se echó encima la capucha y el otro se puso sus  lentes oscuros, no tenían tiempo que perder… Subieron a un taxi con  destino al Hospital General de Tokyo. Conforme se acercaban, Jin perdió  el control sobre su corazón… ya no sabía que sentir o qué pensar… La  culpa lo devoraba poco a poco… La calidez de la mano que se cerraba con  fuerza sobre la suya lo tranquilizaba en sobremanera, siempre había sido  así… Ahora sabía perfectamente qué hacer… Sólo estaría con Kame de  ahora en adelante. Todo lo demás no tenía importancia.
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Aquellos ojos de mirada inocente lo  veían como si fuera un espejismo o una ilusión… él era la última persona  que esperaba ver entrar por esa puerta… pero de alguna manera se alegró  de que lo fuera.
-¿Taguchi…?-
-Jin… ¡en verdad eres tú!-
Al escucharlo se levantó de súbito de  donde estaba y le dio la bienvenida. A pesar de lo mal que solía  tratarlo el 90% del tiempo, Junno no podía odiar  a Jin… lo quería mucho  y de cierto modo sabía que esa era la manera de Jin de mostrarle  cariño, aún si a veces pensaba que no era la mejor manera, había dejado  de molestarle.
Akanishi había esperado tanto por  ese momento… el momento en que pudiera reunirse nuevamente con su amada  tortuguita, pero ahora que por fin estaba a solas con él, no podía hacer  otra cosa que mirarlo al borde del llanto.
Kamenashi yacía inconsciente sobre  aquella cama, su cuerpo lucía más frágil de lo que podía recordar en  toda su vida juntos, cubierto por vendajes y moretones; al ver los  clavos en su brazo izquierdo comenzó a llorar… la carita que tanto amaba  no le sonreía… raspones y puntadas debían esconderse debajo de esas  gasas sujetas con cinta micropore… Su dulce voz no le daba la  bienvenida… los tubos conectados al respirador le obstruían la garganta…  Verlo así le dolía… más de lo que podía soportar… Pero nunca volvería a  separarse de él.
-Kazu… soy yo… ¿puedes oírme?- Sujetaba  temblorosamente su mano susurrándole tiernamente al oído, aún en esa  situación, no quería que supiera que lloraba. –Ne~… Kazu… perdóname, si?  Nuevamente llego tarde, no?… Pero sabes?… esta vez no volveré a  seararme de ti por nada del mundo…- Jin le apartaba los mechones de  cabello sobre la frente cuidadosamente con el dedo… nadie hubiera nunca  creído que aquel chico tan brusco y arrogante pudiera llegar a ser tan  amoroso; después de todo, el único que conocía ese lado suyo, era el  chico que permanecía inmóvil y en silencio profundamente dormido frente a  sus ojos. -¿Recuerdas?… ¿Aquella promesa que te hice hace tanto tiempo?  ¿Recuerdas que te prometí decirte lo que había deseado cuando soplé las  velitas de mi pastel de cumpleaños número 19 una vez que se hubieran  hecho realidad?… Volví Kazu… volví para cumplir mi promesa… Mi tercer  deseo se ha realizado… Logramos debutar como KAT-TUN… mi primer deseo…  logré hacer mi concierto solista en el extranjero… mi segundo deseo… y  finalmente fui capaz de enfrentarme a todo y a todos… por ti… mi tercer  deseo eras tú… ser capaz de hacer cualquier cosa por ti… ser capaz de  todo por estar a tu lado… Así que abre los ojos por favor Kazu… Quédate  conmigo… eres mi deseo concedido… no te quiero perder…- Ya no pudo  contenerse, sus lágrimas caían sobre las mejillas de Kamenashi mientras  Jin le cubría la carita de besos para finalmente acurrucar su rostro  entre la almohada y el rostro de Kame.
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Aquellas tibias gotas sobre su piel  le recordaron la primera vez que estuvieron juntos… Jin acababa de  bañarse y mientras estaba sobre él, finas gotas de agua escurrían de su  cabello acariciando su rostro… En algún lugar escuchaba lejana la voz de  Akanishi hablándole con tanta ternura que lo creía parte del sueño  eterno en el que parecía haber estado… Pero no podía ser un simple  sueño… Recordaba esa promesa… no la había olvidado ni un solo día  durante estos 7 años… y Jin tampoco… ¿Acaso lloraba?… ¿Jin lloraba por  él?… Eso significaba que estaba ahí… ¿era él quién sujetaba su mano?…  Esa era sin duda la sensación anhelada de sus labios… el olor de su  cabello… ¿Estaba soñando?… No podía ser verdad… ¿o sí?
Kame intentaba abrir los ojos… se  sentía terriblemente  débil y cansado… todo le dolía…  quería seguir  durmiendo… pero Jin estaba ahí… lo estaba llamando…
Akanishi sintió aquel ligero  movimiento en los deditos que sujetaba con fuerza entre su mano… Se  incorporó de inmediato creyendo que imaginaba cosas, sólo para  encontrarse directamente con ese par de ojitos que le sonreían y le  daban la bienvenida.
-Kazu…- Las lágrimas de Jin no se  detenían… pero por su hermosa sonrisa, Kamenashi entendió que se debían a  la felicidad de tenerlo consigo… La felicidad de haber obtenido sus 3  deseos de cumpleaños.















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