CAPÍTULO 3. El ángel dormido.
El silencio de la noche se interrumpía por mi respiración entrecortada, él me sujetaba con fuerza evitando que mi cuerpo se desplomara contra el piso.
-Ammm… ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?- La voz del señor Hyung denotaba preocupación.
-Sí, él sólo se sintió nostálgico por no volver a casa hoy; estará bien, el cambio nos afectó a todos al principio, ¿recuerdas?-
No quería que nadie más me viera así, tan frágil, tan vulnerable, así que mantuve mi rostro escondido entre su pecho. El sonido de sus pisadas fue disminuyendo hasta desaparecer, dejándome sólo con el sonido de sus latidos.
Di un paso hacia atrás, al tiempo que le daba la espalda; él apartó sus brazos de mi cuerpo; saqué mis manos de los bolsillos, donde habían estado todo este tiempo y me apresuré a limpiar las lágrimas que aún se empeñaban en salir.
-Soy un gran tonto… perdón por todo esto- Decía tratando de reir mientras miraba al cielo.- Ni siquiera ha pasado un día y ya te estoy causando problemas… perdón…-
-No digas eso ¿quieres?- Escuché su voz detrás de mi y sus pasos acercándose.- Ya te dije que no eres y nunca serás una molestia para mi.- Escuché su dulce voz mientras se paraba a mi lado inclinando su cuerpo tratando de hacer contacto con mis ojos.- No deberías tratar de reir mientras lloras… – Me decía con una tierna sonrisa; el sonido del viento fue todo lo que escuchamos por un rato.
-Será mejor que entremos. Todos deben estar preocupados… además está comenzando a hacer frío.- Lentamente comenzó a caminar hacia el edificio, quedándose lo suficientemente cerca como para guiarme el camino y lo bastante lejos para no ver que aún lloraba.
Un obligado silencio reinó entre nosotros hasta que salimos del ascensor, aún así, me percaté de que él me miraba de vez en vez aunque trataba de ser discreto… en verdad se preocupaba por mí.
De pronto, la puerta se abrió sorprendiéndome totalmente.
-Aquí estamos, piso número 8. Este es tu nuevo hogar.- Apoyaba levemente sus manos sobre mis hombros desde mi espalda, luego se adelantó y abrió la puerta. Respiré profundamente, el llanto había parado por completo hacia un par de minutos.
El recibidor era pequeño pero elegante; dos pequeños escalones conducían a la sala de estar, la duela de madera contrastaba con los muebles en color negro. La mesa de centro estaba llena de revistas de cocina y partituras musicales en desorden. Las chamarras que habían traído puestas reposaban ahora sobre los respaldos de los sillones. Al fondo veía el comedor, que se conectaba a la izquierda con la cocina. Frente a la mesa de centro estaba un librero con una TV plasma; al lado estaba la puerta de una habitación, probablemente la del señor Hyung, pues podía escucharlo hablando nuevamente por teléfono desde el interior. A la derecha había tres puertas. Yunho y Jaejoong salieron de la puerta del fondo, por lo que deduje que debía de ser su habitación.
-Esta será tu habitación tanto tiempo como quieras.- Decía al tiempo que abría la primera puerta. –El cuarto de al lado es el de Changmin; compartimos el cuarto de baño con él.-Señalaba la puerta junto al closet.
Su habitación parecía ser el único lugar ordenado de la casa, el librero frente a la cama estaba lleno de libros y discos compactos. No tenía televisor, sólo un reproductor de música. Su ropa y zapatos estaban perfectamente acomodados en el closet.
-Será mejor que te pongas esto para dormir mientras traes tus cosas.- Me extendía una pijama color azul.
-Muchas gracias… pero no te molestes, estaré bien con lo que sea.-
-Ok, entonces toma. Estarás bien con esto, ¿verdad?- Sujetó mi muñeca y jaló mi mano para darme la ropa mientras sonreía.-Puedes usar esta toalla si quieres tomar un baño. Changmin no se duchará hasta después de cenar, y yo suelo hacerlo justo antes de dormir, así que si quieres, ahora sería un buen momento para que tomes tu tiempo. La comida estará aquí en quince o veinte minutos.-
-Está bien, entonces, si no hay problema… usaré el baño en este momento.-
Delicadamente se quitó los zapatos, se acercó lentamente al closet y sacó una camiseta blanca, tras ponerse unas elegantes pantunflas negras y cambiarse de playera, salió de la habitación cerrando suavemente la puerta.
-Ah… si necesitas algo, sólo házmelo saber, ¿está bien?- Su dulce y amable sonrisa se asomó nuevamente por la puerta antes de cerrarse.-¡Changmin! Junsu va a usar la ducha, ¿de acuerdo?-Le escuché decir quedamente a través de la puerta.
Después de todo lo que había pasado, el baño fue muy relajante. Estaba casi quedándome dormido cuando escuché el timbre. Al parecer la comida había llegado; así que me apresuré a salir para no hacerlos esperar.
Todos estaban en la sala viendo la televisión. El señor Hyung estaba sentado leyendo el periódico; Yunho sentado en el extremo izquierdo del sillón con los pies sobre la mesa de centro usaba un pantalón de franela gris y una playera blanca sin mangas; recostado en su estómago sobre un cojín morado con estrellas blancas estaba Jaejoong apoyando los pies en el regazo de Changmin, quien estaba sentado en el otro extremo vistiendo un short azul y una camiseta de tirantes blanca. En el sillón frente al televisor y de espaldas a mí, estaba Yoochun cambiando los canales con el control remoto.
-Ah! Siéntate chico.- Decía el señor Hyung señalando el sillón frente a mí.- O si lo prefieres comenzaremos a comer; ya está todo servido sobre la mesa.- De repente me di cuenta de que todos me miraban fijamente con una extraña y chistosa expresión en sus rostros.
-Podemos cenar ahora si gustan, por mi está bien.- Su reacción me causo gracia, ellos esperaban esa respuesta, debían estar hambrientos.
La hora de la comida fue por demás animada; se estaba tan bien con ellos; a cada momento aprendía algo nuevo de aquellos chicos, y me pude dar cuenta de que todos eran muy diferentes y aún así estaban unidos por el mismo sueño que yo.
Después de comer nos dimos las buenas noches y nos fuimos a nuestras habitaciones; el cansancio se había apoderado de todos y ahora sólo había un pensamiento en nuestras cabezas: dormir.
Al poco tiempo la única luz encendida dentro de la casa era la del cuarto de Yoochun, las notas del piano llenaban la habitación con una dulce melodía; el sonido de las gotas de agua hacían un eco agradable en el cuarto de baño que llegaba hasta mis oídos. Me senté en la cama, me sentía cansado; supongo que poco a poco me fui recostando hasta quedarme dormido porque cuando abrí los ojos, lo único que vi fue su rostro a menos de treinta centímetros del mío. Fue tanta mi sorpresa que no pude evitar lanzar un grito a la vez que caía de la cama debido al brusco movimiento que hice al retroceder, trayendo conmigo almohada y cobijas en un intento inútil de sujetarme de algo para no caer.
-¿Estás… bien?- Su voz queda y adormilada llegó hasta mis oídos como un rayo de luz matinal. Sin darme tiempo a contestar su pregunta, vi su rostro asomarse desde la orilla de la cama con una tierna sonrisa dibujada en sus labios.- Será mejor que vuelvas a la cama… aún faltan dos horas para que nos levantemos…-Con un lento movimiento vi su silueta desaparecer.-Si no duermes ahora anhelaras estas… horas… de…-Su voz se apagó poco a poco; cuando apoyé los brazos sobre la cama me di cuenta de que estaba profundamente dormido. Volví a la cama, cerré los ojos tratando de volverme a dormir, pero los latidos de mi corazón volvían a despertarme sólo para hallarme a mi mismo contemplando su hermoso y apacible rostro dormido y el suave movimiento de su pecho desnudo, que me decía que los minutos transcurrían en vano en mi intento por quedarme dormido.
Resignado a la realidad, me levanté de la cama y salí de la habitación determinado a hacer algo más productivo: poner un poco de orden al caos que reinaba en la casa. Si bien, la verdad era más bien que no soportaría estar con él en la habitación por mucho tiempo más, sentía que el corazón se me iba a salir.
Para cuando Yunho y Changmin se levantaron, la casa estaba limpia y todo estaba ordenado, y yo estaba en la cocina preparando el desayuno.
-¡Buenos días chicos!- Una gran sonrisa les dio la bienvenida desde detrás del desayunador.
-¡Vaya! Creo que nos sacamos la lotería contigo Junsu.-Changmin sacaba felizmente los platos y cubiertos de la alacena para colocarlos en la mesa.
-Debes haberte despertado muy temprano, ¿seguro que descansaste?- Había un todo sarcástico en las palabras de Yunho, imposible de percibir debido a su inocente sonrisa, pero presente en el brillo casi perverso de sus ojos mientras miraba fijamente mi brazo; sin darle importancia a ese detalle, seguí sacando rebanadas de pan francés para acomodarlas sobre los platos que Changmin sostenía.
-¡Algo huele muy bien por aquí…!- Mi corazón se aceleró en un segundo y estuve a punto de vaciarme encima lo que batía con un tenedor. No pude evitar sonrojarme al ver su torso marcado por el ejercicio y recodar lo que había pasado; así que fui incapaz de mirarle siquiera.
-¡Buenos días!- Decía con voz animada sin quitar la vista del frente.-El desayuno está casi listo, ¿por qué no toman asiento?- El ruido de la mantequilla sobre el sartén mezclado con los locos y descontrolados latidos de mi corazón no me dejaron escuchar cuando él se acercó a mí.
-¿Puedo ayudarte en algo?- Su voz sonaba apacible, pero aún así su proximidad me sorprendió; sin embargo, lo que casi hace que tirara el desayuno fue sentir su respiración en mi oreja mientras hablaba.- Disculpa… creo que te asusté ¿verdad?- Decía recogiendo la espátula de madera que antes sostenía en mi mano. -¿Ah? Tienes un moretón… ¿estás bien?- Tenía razón, había un gran moretón en mi brazo, ni siquiera me había dado cuenta de que dolía.
-Ah! Tienes razón… debí golpearme cuando me caí…- Decía con una tímida sonrisa y sonrojándome un poco. Al menos ahora sabía porque Yunho me miraba fijamente.
-No deberías ser así con él Yoochun… ¿no ves que casi le das un infarto?- La sonrisa irónica de Yunho me decía que había algo más detrás de sus palabras, pero no pude descifrarlo.
-Ammm… no… no pasa nada… Será mejor que coman antes de que se enfríe- Mi sonrisa, aunque un tanto nerviosa, ayudó a suavizar el ambiente, si bien aún me sentía el blanco de todas las miradas y extraños comentarios de los tres chicos sentados a mi alrededor, por lo que realmente di gracias de que Jaejoong apareciera a tiempo para robarme la atención.
-¡Que rico huele!… ¿qué es?- Su dulce voz aún adormilada, su pijama a medio abotonar y su rostro infantil le conferían una apariencia aún más angelical que cuando estaba totalmente despierto.
-¡Junsu nos preparó el desayuno!, ¿no es genial? ¡Ven siéntate aquí conmigo!- Yunho se había levantado para arrastrar a Jaejoong, quien aún luchaba consigo mismo por despertar, a la mesa; yo también estuve a punto de pararme y ayudarlo a sentarse, temía que se cayera o que tropezara con algo mientras caminaba con frotándose los ojos con los dorsos de sus manos.
-¡¡¡¿Aaaaaah?!!! ¿Pero que pasó aquí que…? Está todo… tan… tan… limpio!- Creo que por fin estaba cien por ciento despierto mirando con desconcierto en todas direcciones mientras Yunho lo obligaba a sentarse para desayunar.
-Aaaahf, esof… Jundsuf lo hisof…-
-¡Ya te he dicho que no hables mientras masticas Changmin!-
Lo último que vi antes de que todos estalláramos en una fuerte y refrescante carcajada, fue a Yoochun agachándose para quitarle una de sus pantunflas a Jaejoong para golpear en la cabeza con ella a Changmin, quien aún con el tenedor en la boca, ponía cara de niño regañado por su mamá.
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