Capítulo 2: Forever & ever.
[“ Las heridas pueden sanar rápidamente, excepto las del corazón”…]
Al día siguiente, Dori salió del hospital, un poco de descanso y una buena dieta, le sirvieron al menos para llegar a casa de Tomo a pie.
Tomo lo estaba esperando con el desayuno frío servido sobre la mesa.
- ¡Dori-kun!. ¿En dónde rayos te metiste?. – Tomo sí que estaba preocupado.
- Eso no te importa. Iré a dormir.
- ¡No!, ¡dime donde estabas!, ¿estabas con Seto-kun verdad?. – La pregunta tomó por sorpresa a Dori.
- No, realmente no. Pero es lo que más deseo. – Susurro para si mismo.
Luego, arrojó su chaqueta sobre la comida y se recostó en el sofá.
Tomo se acercó para ponerse de cuclillas al lado del sillón y poder acariciar el suave cabello de Dori.
- Dori-kun… ¿Estas molesto?. Dime que pasó. Sabes que puedes confiar en mi, después de todo, es algo lógico. Te amo. – No, realmente para Dori era la cosa más ilógica. No entendía como Tomo hacía todo eso por él, como se empeñaba en ganarse su cariño.
Y vaya que lo necesitaba, pues después de todo, él era el culpable de su desgracia.
Dori comenzó a desnudarse, lo hacía rápidamente, tenía la necesidad.
Tomo sonrió y también se desvistió, luego se abalanzó sobre Dori y besó todo su cuerpo, excepto los labios.
Cada beso era apasionado y dejaba tras de sí un rastro húmedo.
Dori no se dejaba llevar, tan solo funcionaba como un títere. Sí Tomo le acariciaba ó succionaba el miembro, Dori tenía que dejar escapar un suave gemido; si Tomo lo besaba, el erizaba su espalda y abría más las piernas; si Tomo penetraba en él, Dori gemía de placer mientras imaginaba a Seto e inconcientemente pedía más.
Era simple rutina.
Cuando terminaron, Tomo se fue a duchar y Dori se quedó con un enorme sentimiento de culpa. No estaba siendo infiel, pues su relación con Seto ya había terminado, pero sí estaba siendo infiel a sus sentimientos.
Se vistió rápidamente, tomó la billetera y salió.
Era un día soleado.
No sabía a donde ir, así que solo siguió a todos los demás y llegó a un pequeño parque.
Más tarde, se dio cuenta de que estaba sentado frente a la fuente de los deseos, esa a donde alguna vez había ido con Seto y juntos pidieron un deseo. ‘Estar juntos por siempre‘.
Dori echó a llorar y recordó como pasó todo.
Sacó su móvil y escribió un mensaje rápido: ‘Perdóname, ahora, en el parque. Por favor, ven’. En la pantalla se veía a quien iba dirigido.
Pasaron 25 minutos antes de que Seto llegará. Se veía pálido.
- No. ¿Y tú estas bien See-chan?.
- ¿Eh?… Yo… Pues… Sí.
- ¡Basta!. ¡No me mientas!, ¡dime que me extrañas!.
- Te extraño. – Seto comenzó a reír.
- ¿De que te ríes?.
- De que esto es patético. Te extraño, sí. ¿Y?.
- Yo también te extraño See-chan. Perdóname. Tu sabes que todo lo que pasó, fue sin intención. Por favor Seto… Por favor.
- Creo que este no es el momento ni el lugar Dori. No quiero hablar ahora ¿si?. Nos vemos después. – Seto dio media vuelta y se fue caminando. Dori lo dejó ir.
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