La música perfecta (Okajima)




Título: La música perfecta
Autor: Lilith
Pairing: Okamoto + Nakajima

Fandom: Hey! Say! JUMP
 ~Love situation - Arashi~
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai, Escolar, AU
To: It-chan (Luv ya nena!)
N/A: Historia paralela del fic "Una gota de color"




El calor cada vez se volvía más insoportable, pero la verdad es que eso no nos importaba, aún cuando se hacía un poco imposible que nos estuviéramos quietos dentro del salón de clases, porque eso sólo significaba que las vacaciones de verano estaban a la vuelta de la esquina y era lo que más esperábamos del ciclo escolar, empezando porque nos encantaba participar en los festivales escolares y poder estar hasta tarde en la escuela sin tener que estar en clases o en detención. Además... la verdad debo confesar que lo que más me gustaba del festival de verano, era que podía pasar tiempo con él...

Lo conocí en primer año durante la ceremonia de inicio de curso. Al ser la nota más alta de ingreso al Instituto había sido el elegido para dar el discurso de bienvenida para los alumnos. Siempre pensé que sería sólo otro ñoño más, con su camisa impecablemente blanca y bien fajada y mucho gel en el cabello para que el peinado de lelo hiciera juego con unos lentes anticuados, pero para mi total sorpresa, no pude seguir burlándome del ñoño con Yamada porque cuando puso un pie sobre el entarimado y lo vimos, distaba completamente de verse como yo lo describía, excepto en la parte de que usaba mucho gel, de otro modo creo que no podría lograr aquel peinado genial, o más debería decir despeinado?,  pero bueno, la cosa es que usaba unos tennis de marca, la camisa desfajada y la corbata floja y mal anudada, se veía como el típico chico malo que encima de todo era el más inteligente de la escuela. Comenzó a hablar. Su voz... Vaya... Era una voz imposible de ignorar, profunda y encantadora con ese acento que lo hacía parecer  aún más genial. Al final olvidó cómo decir algo y lo dijo en inglés haciendo que todos estallaran en carcajadas, yo no pude ni reír, al ver su sonrisa me quedé congelado. Regresé a la realidad cuando mi mejor amigo me habló para informarme que Chinen, nuestro otro mejor amigo, estaba formado con los de otra clase, seguramente porque había llegado tarde y era el lugar más cercano a la puerta. No sería divertido ser reprendido durante el primer día de clases, aunque siendo ese chico seguramente se libraría del castigo con alguna de sus mentiras y su carita de ángel... era un demonio pequeño y encantador. No me sorprendía en lo más mínimo que todas las personas lo amaran, incluso Yamada se sentía atraído por él; aún cuando se esforzaba mucho en disimularlo, yo me había dado cuenta enseguida, no por nada era mi mejor amigo desde que nos conocimos en el jardín de infancia. Pero aquello no me molestaba, después de todo podía entender cómo se sentía... en ese mismo instante yo acababa de tener el mismo tipo de sentimientos por ese chico.

Pero para mi desgracia, no compartiríamos clase con él. Nosotros estábamos en la clase B y  él, obviamente pertenecía a la A. Confieso que éso me deprimió un poco al principio, pero no me duró mucho la tristeza porque con lo locos que estaban y lo mucho que llamaban la atención, pronto Yamada y Chinen comenzaron a hablarle a media escuela, incluído él. Me sorprendí bastante al principio cuando los vi con él afuera del laboratorio de ciencias. Siempre lo había visto muy serio y hasta donde sabía, casi no hablaba con nadie, verlo en ese momento sonriendo mientras hablaba con ellos me dejó boquiabierto. Cómo podían ese par tener ese efecto con todas las personas? Pensé acercarme y saludar pero...al final no me atreví. Me quedé mirándolo desde las escaleras. Por primera vez me di cuenta de cuánto me gustaba y eso me asustó. 

Mi relación con él se limitó a permitirme verlo desde la distancia. De algún modo el miedo al rechazo me impedía estar a menos de 5 metros de su persona. Al grado de que incluso Chinen me preguntó si el chico me caía mal. Lo veíamos a menudo porque tanto él como Yamada estaban en el Club de soccer de la escuela, y aunque iba a las practicas casi todos los días, nunca me iba con ellos después, alegando siempre que tenía que volver al club de teatro. A menudo Chinen me cubría, porque claro que sabía que mentía, nosotros dos estábamos en el mismo club y mi pequeño  amigo siempre se iba con ellos. La diferencia? Mi excusa siempre era que yo era el encargado de la llave del salón y tenía que dejar todo en orden antes de irme. Supongo que Yamada debio hacerle un comentario al respecto, porque ese día que les dijo que no podíamos ir porque el tutor nos había pedido que lo viéramos en la sala del club, me  agarró en la baba por la sorpresa y casi nos echo de cabeza a los dos. Chinen nunca anda con rodeos, así que de inmediato me preguntó por qué había estado mintiendo todo este tiempo si mi madre le había dicho que todos los días llegaba temprano a casa, luego sin más, antes de que yo le contestará siquiera me hizo esa fatídica pregunta que yo evitaba desde hacía mucho. No soportaba la sola idea de mentirle, por eso había estado evadiendo el tema, para no tener que confesar que ese chico me gustaba y que me ponía tan nervioso que ni siquiera podía estar cerca de él. Para mi total sorpresa, mi pequeño amigo no pareció sorprenderse en absoluto. Supongo que él me conoce tanto como Yamada lo conoce a él. Nuestra extraña conversación de aquel día nos unió mucho más, contrario a lo que yo pensé. A pesar de que le gustaba comportarse de modo infantil y ser mimado por todos, ese día me di cuenta de que en realidad era más maduro que yo en muchos aspectos. Sus palabras le dieron un respiro a mi alma y me sentí en paz conmigo mismo después de mucho tiempo. Cuando lo conocí fuí yo quien cuido de él, ahora era Chinen quien me abrazaba mientras lloraba. Quien nos hubiera visto en ese momento se hubiera reído de ver al pequeño abrazándome siendo yo tan alto, pero para mi tranquilidad, no había nadie por ahí a esas horas.

Después de esa tarde Chinen se volvió un gran apoyo para mí, empezando porque aún cuando yo no se lo pedí, decidió no decirle nada a Yamada. Ya que se contaban todo, eso fue una gran muestra de lealtad hacia mi, pues sabía que debio costarle mucho trabajo hacerlo. Un día por fin logró convencerme de que fuera con ellos al parque de diversiones, alegando que no permitiría que me quedara solo en casa un sábado por la tarde; so pretexto de que ahí vendían mis granizados favoritos y que extrañaba pasar tiempo con mis mejores amigos, acepté. Yamada parecía muy feliz de que fuera a salir con ellos porque ya tenía mucho que no lo hacía.

La verdad es que ha sido uno de los días más felices de mi vida. Porque estaba con las personas que más quiero. Despedirnos fue lo único que me resultó horrible. Chinen decidió regresar junto conmigo para que yo no me fuera solo, como vivíamos bastante cerca a menudo volvíamos a casa juntos. Esta vez sin embargo, Yamada parecía empeñado en que se quedara a su lado pero fue inútil, una vez que Chinen decide algo es practicamente imposible hacerlo cambiar de opinión. Fuimos todo el camino hablando de lo mucho que nos habíamos divertido ese día y riéndonos de las caras de espanto que ponían los demás cuando estábamos en los juegos. Llegamos a su casa y me despedí de él.

El domingo no vi a los chicos porque tuve clases de batería con Okura-kun. Chinen no pudo evitar gritar de emoción cuando de camino a la escuela le dije que en la casa de Okura estaba él, conectando los instrumentos a los amplificadores cuando llegué. Me quedé ahí como tonto hasta que mi sensei me habló para presentármelo. Le causó gracia escuchar que ya nos conocíamos. Fui yo quien se sorprendió al oír que este chico era el famoso primo de Yasuda-kun, el mejor amigo de mi sensei y el guitarrista de su banda; Yassu se la había pasado hablando de él las últimas dos semanas pues no lo veía desde que se había ido a vivir a Inglaterra hacía ya cuatro años y aunque se llevaban muchos años, siempre se habían llevado muy bien porque compartían el mismo amor y talento por la música; Yassu estaba emocionado por volver a verlo porque al parecer se había vuelto muy bueno tocando la guitarra y eso lo emocionaba en sobremanera, la música era lo que más disfrutaba en la vida, así que se ponía feliz cuando alguien más pensaba igual que él. Así que ahí lo tenía yo a un par de metros afinando la increíble guitarra que sostenía en las manos sonriendo mientras hablaba con Maruyama, el otro amigo de mi sensei y bajista de la banda en la que estaban los tres junto con otro de sus amigos, Nishikido que aún no llegaba y que era el vocalista y segunda guitarra. Si este chico era por lo menos la mitad de bueno que su primo, entonces sería muy talentoso tocando. Okura me llamó y comenzamos la clase. Ya había mejorado muchisimo desde la primera vez que vine a su casa, mi sensei siempre decía que si seguía así me auguraba un gran futuro porque tenía talento, así que eso me alentaba en sobremanera a practicar en casa todos los días. Tocar me hacía sentir tan libre que me olvidaba de todo y me entregaba completamente a la música.

Todos nos quedamos callados cuando él empezó a tocar. En verdad podía decir que era primo de Yassu; tal vez en unos años podría ser incluso mejor que él. Los mayores estaban boquiabiertos por la complejidad y limpieza de ejecusión de sus requintos. Ninguno de nosotros pudo quitarle la vista de encima hasta que terminó. El silencio extraño desapareció con los aplausos de Nishikido-kun, que había estado escuchando desde la entrada cuando llegó.

Pensé que se pondría pesado por todos los halagos que estaba recibiendo, pero en realidad me sorprendió su reacción, o más bien su falta de reacción. Era como si le dijeran buenos días, y su timidez sólo se evidenciaba cuando sonreía bajando la mirada. Era tan maduro. Supongo que la gente talentosa viene con una buena dosis de humildad integrada. Al menos él lo demostraba. Cuando terminó mi clase, los mayores me invitaron a quedarme a su ensayo. Ni siquiera dudé en decir "sí". Ver tocar a Okura-kun siempre me era fascinante. No por nada lo admiraba un montón desde la primera vez que lo vi tocar en la fiesta de uno de mis primos.

Más que un ensayo, era como estar en un mini-concierto. Él y yo los mirábamos desde el viejo y empolvado sillon que tenían en la cochera con la misma cara de ensoñación. Creo que ambos aspirábamos a tener una banda y ser tan geniales como ellos. Al menos ese era mi sueño.

Estaba tan emocionado que lo primero que hice al día siguiente cuando llegue a la escuela, fue ir a buscar al asesor del club de teatro para preguntale qué necesitaba para comenzar una banda. Fue chistoso descubrir que mi profesor había estado en una banda cuando tenía mi edad, así que prometió ayudarme en todo lo que pudiera. Corrí a buscar a Chinen para contarle. Pero mi buen ánimo se opacó con su llanto silencioso cuando lo encontré de camino a nuestro salón. Al parecer Yamada estaba enojado con él y se negaba a hablarle. Ahora era mi turno de ser el mayor y apoyarlo. Una vez que estuvo más tranquilo me preguntó la razón de mi inicial alegría. Se emocionó mucho cuando le platiqué mi idea y hasta se ofreció a ayudarme a hacer unos carteles para reclutar miembros para la banda. Nos pusimos manos a la obra y entregamos los carteles al asesor para que nos diera el visto bueno y poderlos pegar en las pizarras de anuncios de la escuela.

Esperábamos tener a muchos chicos interesados, pero ninguno se aparecía en la sala del nuevo club de música, así que nos desanimamos un poco. Al día siguiente alguien llamó a nuestra puerta mientras recogíamos y guardábamos los vestuarios de la obra que sería presentada en el festival y donde Chinen actuaría a Julieta, según decían los demás, era quien mejor se veía con el vestido puesto. Al abrir encontramos nada más y nada menos que al chico que ocupaba mis pensamientos.
-Hola?!...- Mi amigo parecía tan sorprendido como yo.
-Hola... Tú organizas lo de la banda?...- Asentí aún poco sacado de onda. -Me gustaría unirme... Si te parece bien...-
-Seguro!... Eres bienvenido si quieres ser parte de esta banda.- No pude ocultar mi emoción.
-Pero y tus actividades en el club de soccer?...- Chinen borró sin querer mi sonrisa, pero tenía razón, no podría dedicarse por completo a ambas cosas.
-Estaremos libres un par de semanas por lo del festival... tendremos practica sólo 2 días en la semana, así que no te preocupes!... Me comprometeré con la banda tanto como lo hago con el equipo...-
-Ok... Entonces, bienvendio!- Chinen lo tomó de la mano y lo hizo entrar, pasando justo a mi lado.
-Gracias!- Ver de cerca su sonrisa no tuvo precio. Era absolutamente feliz en ese mismo momento. -Tú también estás en la banda, Chinen-kun?-
-Oh no!... Estaré en la obra así que no puedo... Pero los apoyaré con lo que pueda!...- Me pareció ver que su respuesta lo entristecia, digo, no sería raro que también a él le gustara Chinen, era muy lindo en todos los aspectos, incluso yo pensaba así; pero sabía muy bien, después de tantos años de conocerlo, que él sólo tenía ojos para una persona, así había sido desde que los presenté y sinceramente, cada vez dudaba más que eso pudiera cambiar. Pobre, se sumaría a la enorme lista de los corazones rotos por Chinen.

Y de ese modo fue que por fin pude estar cerca de él, mis nervios poco a poco se desvanecieron. Hablar con él se volvió más sencillo porque estaba la música de por medio. Descubrí muchas cosas sobre él y todas me hicieron quererlo aún más. Ahora realmente podía decir que me gustaba por todo lo que él era sin que sonara falso o exagerado.

Pero seguían sin llegar nuevos miembros y eso me preocupaba, el festival cada vez estaba más cerca y si no teníamos el tiempo suficiente para preparar algo, no podríamos participar este año como club. Pero a nadie parecía interesarle un club organizado por los de primero.

Nuevamente fue Chinen quien nos salvó. Esa tarde él se iría temprano porque tenía practica con los de soccer, pero había prometido volver cuando terminara para pensar cómo reclutar a más integrantes. Estaba guardando algunas de sus cosas cuando Chinen abrió la puerta haciendo gala de su enorme sonrisa.
-Les tengo un regalo!... Tendrán que hacer algo por mí después de esto, eh?... Yuyan, pasa, pasa...- El chico era alto y aunque se veía un poco frágil con su apariencia dulce y aniñada, tenía mucha presencia porque apenas entró nos callamos y robó toda nuestra atención. -Chicos, él es Takaki Yuya, su vocalista!...- Más que tímido, parecía asustado o enojado, pero su rostro era muy hermoso. Chinen nos pidió que tocáramos una canción y en cuanto Takaki comenzó a cantar fue como si se transformara el alguien completamente diferente. Su voz era perfecta para la idea que teníamos para la banda. Le dimos la bienvenida, sería una tontería no tenerlo con nosotros con la increíble voz que tenía. A partir de ese día Chinen y Takaki comenzaron a pasar mucho tiempo con nosotros. Al principio creí que era para hacer sentir agusto a Takaki en lo que se acostumbraba a nosotros, porque en realidad sí era muy tímido, pero la forma en que se trataban me hizo preguntarme si no pasaba algo más entre ellos dos. Chinen no se comportaba con nosotros como lo hacía con su amigo, mismo al que nunca antes nos había presentado y a quien parecía conocer desde hacía mucho tiempo. Ya hablaría con Yamada después para saber si había pasado algo entre ellos.

Pasamos un par de días más así, poco a poco Takaki comenzó a sentirse más agusto con nuestra compañía y hasta se reía con mis bromas. De algún modo me daba la impresión de que tenía la misma edad mental que Chinen aunque él era de tercero. Era gracioso verlos juntos; a su lado, a veces incluso Chinen parecía el mayor. Él se había vuelto mucho más expresivo y abierto con todos y a pesar de que usualmente era muy serio, ahora incluso nos contaba chistes y reía en voz alta. Cosa que a mí me hacía inmensamente feliz. El sonido de su risa se me había vuelto una adicción.

Un día estábamos los tres ensayando la canción que queríamos presentar el día del festival cuando alguien llamó a la puerta, bueno, realmente no tocó la puerta sino que cuando Takaki iba a salir para comprar dulces se estampó con el pobre chico que a poco estuvo de tocar sobre su cara. Fue una escena bastante graciosa, claro, porque ninguno de nosotros estábamos involucrados; esa fue la primera vez que lo tuve tan cerca, reía tanto que tuvo que sostenerse de mí para no terminar en el piso. El recién llegado tampoco podía dejar de reír ante la expresión de Takaki, quien al escuchar tantas risas también comenzó a reírse.
-Hola!... Soy de tercero, me llamo Inoo Kei y me gustaría unirme a su club...- Todos nos alegramos de escucharlo decir aquello, pero al no ver ningún estuche con él me pregunté qué instrumento podría tocar. -Oh! Te estás preguntando qué instrumento toco, verdad?... En mi casa tengo un piano pero también puedo tocar teclados y sintetizadores... No tienen ninguno aquí o sí?... Mmm, creo que podría traer uno de mi casa...- Hablaba mucho y muy rápido pero era muy alegre y parecía agradable.
-Ok, preguntemos a Nagase-sensei si puede conseguirnos uno...- Le dimos la bienvenida al club y tras presentarnos fuimos a buscar a nuestro asesor, quien por supuesto nos ayudó con los permisos para que nos prestaran uno del club de teatro. Lo llevamos al salón de nuestro club y lo conectamos a su amplificador para ver cómo sonaba, no le tomó más de 5 minutos a Inoo afinarlo; era muy bueno tocando.
-Sólo nos hace falta un bajista y podremos llamarnos una banda de verdad!... Aún así ya sonamos bastante bien...- Él parecía tan entusiasmado como yo, tal vez aún más, porque incluso olvidó por completo su entrenamiento. Yamada estaba furioso cuando vino al club al terminar la pratica para buscarlo y en efecto, lo encontró ahí. Lo sé, podría parecer exagerado, pero ellos eran necesarios en el equipo, en cuanto entraron se volvieron titulares en pocos días y trabajaban juntos sus jugadas, por eso Yamada estaba hecho una furia. Se calmó sólo porque Chinen, que venía llegando en ese momento después de ensayar, se lo pidió. Al ver cómo le suplicaba que lo dejara, noté que Yamada se calmaba, pero sólo porque al parecer se había sentido herido. Se dio la vuelta y se fue. Chinen lo llamó pero fue ignorado. Takaki había estado observándolo todo en silencio, al ver que Chinen estaba a punto de llorar, lo abrazó. No sabíamos qué hacer o qué decir. Supongo que para Inoo y para él la situación fue aún más incómoda, era como un típico pleito de novios. Todo volvió a la normalidad cuando Chinen se percató del teclado y del chico parado a mi lado y le presentamos a Inoo. Como supuse, se cayeron muy bien.
-El mejor amigo de uno de mis amigos toca el bajo, le pediré a Kota-kun que le pregunté si no le interesa unirse a la banda... Nunca lo he escuchado, pero mi amigo dice que es muy bueno!-
-Estudia también en nuestra escuela?... Yo podría acompañarte a hablar con él!...- Aunque Chinen sonreía nuevamente, sabía que seguía triste.
-En serio?!... Sí, son de 3ºA... Podríamos ir a buscarlos mañana, te parece?- Pronto se hizo la hora de despedirnos y volver a casa. Durante el camino Chinen me contó que Yamada estaba actuando muy frío y raro con él pero que no habían podido hablar porque al parecer, lo estaba evitando. El pobrecito comenzó a llorar porque en verdad no tenía ni idea de lo que pasaba. No soportaba verlo llorar, lo abracé.
-Yama-chan?...- Estaba mirándonos desde la acera de enfrente. Parecía molesto. Chinen corrió detrás de él cuando se dio la vuelta y se fue. Me preocupaba lo que pasara entre Yamada y Chinen, pero no quise ir tras ellos, tenían mucho de que hablar... a solas. Seguí caminando. Me pareció verlo salir de la librería que estaba en la esquina.
-Yuto-kun?...- Sí era él.
-Hola!... Qué haces por aquí?...-
-Por aquí vivo...- No podía sentirme más feliz de escucharlo decir aquello.
-En serio?... Chinen y yo también vivimos cerca de aquí...-
-Oh vaya! No lo sabía... Vas a casa?, yo voy para allá...- Señaló calle arriba. Justo iba en dirección a mi casa.
-Yo también vivo para allá... Pasando el parque...-
-Volvamos juntos...- Miré en dirección a dónde se habían ido Chinen y Yamada. -...esperas a alguien?-
-Eh?... No, está bien... vamos...- Volví con él, seguro podría llamar a Chinen más tarde y preguntarle cómo le había ido.

Al pricipio me preocupaba que no pudiéramos hablar de nada: yo por los nervios, él porque era muy callado. Pero para mi sorpresa, fue muy sencillo entablar una conversación con él. Me habló un poco sobre su familia, su padre había sido el guitarrista de una banda indie japonesa, después de un concierto, un agente de una pequeña agencia les propuso llevarlos a Londres para que participaran en la guerra de bandas que se haría allá. Después de esa actuación comenzaron a ganar popularidad y así fue como terminó llendose a vivir a Inglaterra. También me dijo que había sido su padre quien había enseñado a Yasu a tocar. Los dos lo admiraban y lo respetaban mucho como músico porque era muy talentoso. Su madre era profesora de inglés en una academia privada para chicas, misma a la que asistía su hermana menor. Su padre había decidido retirarse de la música debido a un accidente donde casi muere su hermana, así que regresaron a Japón para evadir a los medios y seguir con sus vidas. Por lo demás, su familia era tan normal como la mía. Inevitablemente nos terminamos despidiendo cuando llegamos a mi casa. Al parecer él vivía un par de calles más adelante de donde vivía yo. Lo cual no pudo más que hacerme sentir un súbito golpe de adrenalina debido a la emoción.

Mi enorme sonrisa obviamente hizo que mi madre me preguntara qué me había pasado en cuanto me vio al entrar saludando con demasiado buen ánimo. Me limité a ampliar más mi sonrisa, si es que eso era posible y a decirle que todo estaba de maravilla. Subí casi corriendo las escaleras y entré en mi habitación sólo para dejarme caer sobre la cama regocijándome en mi alegría. Eso significaba que podíamo volver juntos de vez en cuando, no? El resto del día se me pasó como un suspiro. A la mañana siguiente me desperté con una enorme culpa por haberme olvidado incluso de Chinen. Me bañe y desayuné lo más rápido que pude. Aprendí entonces que tenía que masticar bien antes de tragar aunque lo hiciera a velocidad por dos porque no era divertido casi morir asfixiado por culpa de un pan tostado con mermelada, empezando por el hecho de que me encantaba comer eso por las mañanas. Tan pronto como regresé a mi color y dejé de toser, tomé mi celular y llamé a mi amigo para saber si seguía en su casa. Salí unos minutos después para pasar por él e irnos a la escuela. El pobre tenía cara de no haber dormido mucho, así que de inmediato supe que las cosas no habían ido del todo bien, pero no quise preguntar nada más allá de lo que él me contó; sabía que cuando estuviera más tranquilo me contaría todo, así que porque presionarlo?, mejor le platique tonterias que lo hicieron reír.

Estábamos por llegar al metro cuando lo vi de pie comiéndose una manzana. Como de costumbre se veía muy bien, y éso era algo que no sólo yo notaba porque las chicas a su alrededor bien pudieron inundar la estación con toda la baba que derramaban al verlo cuchicheando sobre lo guapo que era. Él por supuesto, no se dio ni cuenta porque como de costumbre, tenía demasiado alto el volumen de los audífonos. Las chicas no pudieron evitar soltar esos pequeños grititos que ya eran normales para mí, cuando vieron a Chinen correr y abrazársele por detrás haciéndolo voltear sorprendido para luego sonreír al ver al pequeño de sonrisa de ensueño que le daba los buenos días. Llegué hasta ellos y me saludó también manteniendo la expresión de su rostro, que cabe mencionar, era perfecta esa mañana. Tampoco me extrañó en lo más mínimo que las tres chicas se fueran tan cerca de nosotros como les fue posible, ni que hubieran ido  pendientes de nuestra conversación, digo, no las culpaba, su voz era imposible de ignorar, tanto por su tono como por su acento. Pero ninguno de los dos pareció darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, iban de lo más despreocupados hablando sobre el número para el festival, dato que por supuesto puso más que felices a las susodichas que se habían sentado detrás de ellos al vaciarse un poco el vagón en la última estación. Ellas, por su parte iban fascinadas con lo lindo que se veía Chinen jugando con la mano de él entre las suyas. Para sorpresa de todos, Takaki e Inoo se subieron en la siguiente estación, al principio no nos vieron, pero Chinen salió corriendo para abrazar a Takaki, haciendo que las voces detrás de nosotros entonaran al mismo tiempo un gracioso "kawaii" que incluso yo mismo pensé al contemplar aquella escena, porque lo era. Los tres caminaron hacia donde nos habíamos quedado nosotros y comenzamos a platicar sobre cosas del club y los exámenes de fin de período. No pude seguir la cuenta de cuántas veces las escuché decir "kakkoii" antes de que nos bajáramos, pero sí las vi correr a la ventana de enfrente para vernos por última vez antes de que se cerraran las puertas y el tren continuara su camino. Me reí sin disimulo, por lo que todos se me quedaron viendo como si estuviera loco. O eran muy despistados o muy tontos, porque niguno se dio cuenta en nigún momento de todo el aboroto que se traían las chicas esas.

Al llegar todos juntos a la escuela, fue inevitable que atrajéramos algunas miradas. Más por el hecho de que nadie antes nos hubiera visto juntos que por el hecho de que fuéramos partiendo plaza llamando un montón la atención por las risas y los comentario efusivos acompañados de toda al pantomima con la que algunos usaban el cuerpo para hablar. Pero nada de eso me molestaba en lo más mínimo, por el contrario me divertía en sobremanera y me hacía sentir feliz de pertenecer a un grupo, aunque fuera uno tan singular y loco como este.
-Iremos a buscar al prospecto a bajista?...- Preguntó de pronto Chinen agarrándonos desprevenidos, porque su pregunta en nada tenía que ver con nuestra conversación. Y así Takaki, Inoo y mi pequeño amigo se nos perdieron de vista escaleras arriba, que era donde estaban los salones de tercero, dejándome a solas con él.
-Qué clase tienes en este momento?- Preguntaba tontamente sólo por hacer conversación; bueno, no, la verdad es que sólo quería escuchar su voz.
-Matemáticas...- Respondió con esa sonrisita leve y tímida que ya empezaba a hacérsele costumbre cuando estaba con nosotros.
-Que feo tu caso... y a primera hora...- No entendí muy bien la razón, pero se rió por lo bajo.
-No me molesta... Las matemáticas me gustan mucho... no tanto como la música, pero serían lo terceroo...-
-Más que el fútbol?- Pregunté asombrado por lo que había dicho.
-Sí, creo que sí... El fútbol sería la cuarta...-
-Cuarta?... Cuál es la segunda?...-
-Eso no lo diré...-
-Eh?!... Por qué?!- No pudo evitar reír ante el puchero que se me escapó.
-Hi-mi-tsu...- La cara que puso cuando me lo dijo hizo que me quedara justo donde estaba, incapaz de reaccionar. Se había acercado demasiado a mí. Y mi corazón parecía a punto de salirseme del pecho de tan fuerte que latía, como si tratase de saltar hacia su pecho. -Bueno, me voy a clase... Nos vemos en el club...- Y sin estar siquiera consciente de que casi me daba un paro cardíaco por su culpa, se dio media vuelta y se metió a su salón, dejándome plantado a medio pasillo mientras algunos me miraban divertidos y otros preocupados por mi expresión ida y el color rojo en mi cara.
-Estás bien?...- Yamada me hizo pegar tremendo brinco cuando puso su mano en mi hombro y me habló saliendo de la nada, obvio, al ver mi reacción estalló en carcajadas pero no me molestó, no era el único que reía gracias a mí e incluso yo admitía que debió verse bastante cómico. Entramos al salón de clases platicando de cosas sin sentido. Me imaginé que no quería hablar de lo que había pasado el día anterior, así que lo respeté, aunque la verdad es que me sentí un poco porque siendo mi mejor amigo no me decía lo que le pasaba. Chinen entró corriendo justo a tiempo cuando la profesora entraba al salón. Su enorme sonrisa no se desvaneció en ningún momento, ni siquiera cuando miró a Yamada y este lo ignoró por completo. Debía de ser duro para ambos estar así, pero no quería meterme más de la cuenta.

Una vez que las clases terminaron, Yamada se despidió y se fue a la cancha, hoy no tenían entrenamiento pero igual practicaría un rato. En cuanto salió del salón Chinen dejó de lado la sonrisa y suspiró.
-No sé cuánto más pueda soportar esto...- Puso ambos brazos sobre el pupitre y escondió la cabeza sobre ellos.
-No te preocupes... Todo va a estar bien... Yamada lo entenderá tarde o temprano...- Tenía una mano sobre su brazo y con la otra acariciaba su cabello despeinándolo un poco. Era lo único que podía hacer por él no?, tratar de darle ánimos. Escuchamos un ruido afuera, así que nos sobresaltamos. Al concluir que no era nada, los dos echamos a reír por lo ridículamente asustados que estuvimos. Luego salimos rumbo al club de música. Como harían pruebas de luces y escenario, Chinen no tendría ensayo, aunque igual se saltaba las actividades y nadie le decía nada, era la adoración de todos; así que terminó con nosotros en el club de música.
-Hablaron con el amigo del amigo de Inoo-kun?...- Pregunté mientras bajábamos las escaleras para salir al patio principal.
-Sip... Aunque no creo que lo háyamos convencido... parecía muy serio y desinteresado en ello...-
-Oh... Que mal... entonces seguimos en el mismo punto...- El futuro del club me angustiaba cada vez más.
-No te preocupes!... todo saldrá bien!- Esa sonrisa suya y su alegría natural siempre lograban ponerme de buenas, así que volví a sonreír.

Al llegar al salón donde nos la vivíamos la mayor parte del día, nos dimos cuenta de que éramos los últimos en llegar, el resto ya estaban afinando instrumentos, menos Takaki, que como siempre que se aburría, estaba jugando con la silla de rueditas paseándose de lado a lado de la habitación de lo más divertido. Una vez que entramos comenzamos con el ensayo. No es porque fueran mis amigos, pero lo cierto es que cada vez sonábamos mejor y me alegró no ser el único que pensaba de ese modo. Un par de figuras de pie en la entrada del club aplaudiendo cuando terminamos la segunda canción nos tomaron a todos por sorpresa.
-Yabu-chan!...- Exclamó Inoo en cuanto reconoció a su amigo y compañero de clase.
-Hola... Perdón por interrumpir sus actividades...-
-...quería venir a ver la genial banda de la que presumían por la mañana...- El chico parado a su lado miró fijamente a Chinen con una sonrisa, por lo que deduje que este debía ser el amigo del amigo de Inoo que tocaba el bajo.
-Te dije que eran muy buenos!- Fue la animada respuesta de mi pequeño amigo.
-Ok! Lo he decidido!... tocaré con ustedes...-
-En serio?!- Fue más un pensamiento en voz alta que un comentario que realmente quisiera expresar.
-Sip!... Creí que sólo serían un grupo de niños jugando a la rockband... Pero es gratificante saber que tienen talento y que lo saben explotar... Entonces, cuál es el horario del club?- Todos nos pusimos más que contentos. Ahora Hikaru sería nuestro bajista y con ello, la banda estaba por fin completa y podríamos participar en el festival.

Ensayamos todos los días, incluídos los fines de semana gracias al apoyo de nuestro asesor, más que verlo como una obligación todos lo hacíamos con tanto gusto que no nos importó sacrificar nuestro tiempo libre. Por fin nuestra presentación quedó terminada. El primero en ver el número fue nuestro asesor y nos alegró ver tanta emoción de su parte; viniendo de alguien que también era músico, era doblemente genial que le hubiera gustado tanto. Invitamos a Yamada pero se disculpó por no poder asistir, aunque en realidad no entendimos muy bien la razón, tal vez realmente nunca dijo sus motivos, pero al final no apareció. Pese a ese pequeño detalle, todos estábamos felices. Al terminar fuimos a comer con Nagase-sensei para celebrar que el Club de Música tendría su primera participación durante el Festival escolar de verano.

Él y yo regresamos juntos. A Chinen pasó a recogerlo su madre temprano porque tenían un compromiso familiar, así que no me sentí mal por aprovechar la oportunidad y pasar un poco de tiempo con él.
-Mañana tienes clase con Okurin?...-
-Eh?...- Escuchar que llamaba a Okura-kun por su apodo me sorprendió, pero eso sólo significaba que se habían vuelto más cercanos en estas últimas semanas. -...sí... Irán Yasuda-kun y tú a su casa?-
-Sí... Por la noche tienen una presentación, así que se reunirán ahí para ensayar un rato antes de irse...-
-Oh! Vaya, no lo sabía... Es genial!... Algún día nosotros también podremos dar conciertos y todo...- Nuevamente mi boca actuaba más rápido que mi cerebro.
-Sí! Eso sería genial... Demos todo de nosotros para lograr ese sueño algún día... todos juntos...- La forma en que dijo las dos últimas palabras me hicieron latir el corazón muy rápido. Tal vez estaba alucinando, lo cual era lo más probable, pero me pareció que se sonrojaba un poco al decirlo.
-Sí! Eso me haría aún más feliz!...- Su leve carcajada me dijo que me había emocionado un poco de más, pero esta vez no quise reprimir lo que sentía.

El domingo me esmeré en mi arreglo un poco más de lo normal. Me hacía feliz en sobremanera saber que lo vería ahí por la tarde después de haberlo visto también en la escuela por la mañana. Sí, podía sonar rarito. Pero verlo en casa de Okura era diferente de verlo en cualquier otro momento. Con los senpai él era sólo para mí, su tiempo, su atención, sus risas, su platica, su todo... éramos sólo él y yo por un par de horas en las que nos ignoraban los mayores metidos de lleno en su propia música; y aunque a él a veces le molestaba que lo dejaran fuera, a mí por el contrario me alegraba que lo hicieran, porque con los días había entendido que era mejor no interrumpirlos y disfrutar de su estancia ahí conmigo.
-Oye, Yuto-chan...- A menudo me volvía el blanco de las bromas pasadas de Nishikido-kun, así que oír que me llamara con ese tonito inocente en la voz hizo que me dieran escalofríos.
-Si, dime...-
-Es cierto que organizaste tu propia banda en la escuela?-
-Sí... uno de mis profesores del club de teatro me ayudó...-
-Nagase-sensei?...-
-Lo conoces?-
-Sí... Es un gran cantante y lo respeto mucho como músico...- A veces me daba la impresión de que este tipo era bipolar, ahora actuaba tan tranquilo y agradable, pero podía ser muy agresivo y cruel.
-Sí, nosotros también lo admiramos mucho... es genial!-
-Y cuando tengan su primera presentación, nos invitarás?-
-Mmm... Sí... Si quieren ir, será durante el Festival escolar del próximo mes...-
-De acuerdo!, ahí estaremos...- Había algo extraño y, hasta cierto punto, aterrador, en la forma que tuvo de decir todo aquello; así que creí buena idea no confiarme demasiado por si tramaba algo raro. -Hoy daremos un concierto, quieres ir?-
-Debo pedir permiso...-
-No te preocupes, si se hace tarde te llevaremos a casa...- Una vez que Okura-kun tomó parte en la conversación, me quedé más tranquilo, sabía a ciencia cierta que no dejaría que me pasara nada, mi sensei era quien siempre me defendía de las maldades de su amigo.
-Ok, llamaré a mi madre para pedirle permiso...-
-Dile que yo estaré ahí!- Agregó deprisa Yasuda, pues por alguna razón, mi mamá lo tenía en el concepto de un chico muy maduro y responsable. Irónicamente parecía decidida en su "no" hasta que le mencioné que Yassu nos llevaría, claro que le mencioné que él iría, así no pensaría que iba yo a ir a concierto de adultos donde hacen desbarajuste y medio, estando alguien más de mi edad se quedaría más conforme. El concierto fue aún más genial de lo que hubiera imaginado. Nunca antes había sentido mi corazón latiendo de ese modo, volando al ritmo de cada nota con cada sonrisa suya mezclada con mi respiración. Era absolutamente feliz por tan sólo tenerlo a mi lado, contemplando con carita de emoción total lo que las luces de colores iluminaban sobre el escenario ahora vacío.
-Tenemos que ser tan geniales como ellos, Yuto... Hacer que las personas sientan esto que siento aún en este momento después de escucharlos...- Miraba el sencillo entarimado a un par de metros de nosotros donde todavía estaban los intrumentos.
-Sí...- No pude articular más palabras. Estaba perdido en medio del brillo que tenían sus ojos mientras me hablaba. Cuarenta minutos más tarde ya ibamos de regreso entre risas y malos chistes. Apenas si pude conciliar el sueño después de despedirme y meterme bajo las cobijas. Mi grado de felicidad aún no bajaba pero tenía que descansar un poco, asi que cerré los ojos y me obligué a dormir un rato antes de irme a la escuela.

Como era de esperarse, me quedé dormido; así que ahora corría calle abajo con un pan tostado con mermelada en la boca mientras me anudaba la corbata y me abotonaba el saco.
-Es peligroso correr de ese modo a estas horas de la mañana, sabes?...- Me paré en seco. Era imposible no reconocer su voz donde quiera que la escuchara. Me giré sólo para asegurarme de que no soñaba despierto y que no alucinaba. Lo vi acercarse a mí con una sonrisa divertida. Me quitó el pan de la boca y le dio una mordida. -Mmm... Me gusta más con un poco de mantequilla y azúcar... pero este también sabe bien...- Echó a andar tras devolverme el pan. Me quedé un poco shockeado mirando lo que estaba en mi mano. Eso contaba como un beso indirecto... verdad? Mi rostro se puso del mismo color encendido que mi corbata. -No te quedes ahí!, vamos a llegar tarde...- Regresó y tomándome de la mano me arrastró consigo rumbo a la estación.
-Oh! Chinen-kun! Buenos días...-
-Hola!!!- Mi pequeño amigo nos saludaba con esa enorme sonrisa suya que se volvió aún más grande cuando reparó en el pequeño detalle de que aún me llevaban tomado de la mano. -Jejeje...- Me miró en complicidad y echándome carrilla. -Hoy es un día precioso, verdad?... el clima... la gente... el paisaje... "todo" es perfecto...- La forma en que dijo esa palabra en particular hizo que volviera a sonrojarme.
-Sí! Tienes razón... es un día genial!, tú que dices, Yuto-kun?-
-Eh?!... sip...-
-Ah!... Perdón...- Al ver la expresión tímida y apenada de mi cara mirando su mano sujetando la mia, me soltó de súbito, pensando probablemente que estaba enojado o por lo menos muy incómodo de que me trajera así por la calle.
-Nos vamos?... Claro, a menos que quieran llegar tarde y que pasemos la tarde en detencion juntos.-
-No! Claro que no! Tenemos que ensayar... Sería divertido ser castigado con ustedes, pero creo que lo dejaremos para otro día...- Le siguió el juego a mi amigo sin tener ni la más mínima idea de lo que Chinen trataba de decir en realidad.

La mañana transcurrió tranquilantemente, como la mayoría de los alumnos tenían cosas que hacer para el festival, las clases a menudo se suspendían, así que al estar los de la obra en el teatro, estuve platicando sobre muchas cosas con Yamada; de no ser porque lo había visto con mis propios ojos, juraría que nada estaba fuera de lo normal entre nosotros tres. De algún modo era como si mi amigo estuviera tratando de hacer que mi atención se mantuviera lejos del tema hablando de lo mucho que nos divertíamos cuando estábamos juntos. Al ver que mencionar tanto a Chinen le llenaba los ojos de tristeza decidí llevar la conversación a donde sólo se tratara de nuestros recuerdos juntos y sus pasatiempos favoritos.
-Yuto-kuuuun!...- La puerta del salón se abrió al tiempo que lo escuché.
-Inoo-senpai...-
-Inoo! Ya te he dicho que no me gusta lo de senpai, a Bakaki no le hablas así...-
-Bakaki?...-
-A poco no le va el apodo como anillo al dedo a Yuyan?... Oh! Amigo tuyo?- Por fin había reparado en que no estaba solo.
-Sí, él es Yamada, mi mejor amigo desde que éramos pequeños... Él es Inoo, es de 3-A y es nuestro tecladista...-
-Hola! Mucho gusto, Yamada-kun!-
-Mucho gusto... Oh! Diablos...- Miró la hora y se levantó de repente. -...tengo que irme, nos vemos luego, fue un placer senpai...- Salió corriendo sin decir más, cosa rara tratándose de Yamada, así que deduje que en realidad sólo vio una buena oportunidad para huir.
-Oh cierto! Los demás ya están en el salón, vienes?... Jejeje había olvidado a qué había venido...- Inoo siguió hablando durante todo el camino hacia el salón. En efecto, los chicos ya estaban ahí y apenas llegamos comenzamos el ensayo. Todavía teníamos cositas que mejorar pero aún así sonábamos genial, lo cual nos tenía a todos motivados para seguir dando lo mejor de nosotros durante estos ocho días antes del festival.

-Me iré primero...- Anunció Hikaru después de que termináramos de guardar todas las cosas en el locker.
-Ok... Nos vemos mañana...-
-Pórtense bien, bola de vagos!...- El gran cárisma de ese chico vino a darnos justo lo que nos hacía falta en la banda, las risas se volvieron parte fundamental del club. Ya nos habíamos acostumbrado a que a menudo desaparecía de ese modo, no nos era impactante saber que estaba con Yabu-senpai y que les gustaba pasar tiempo juntos como a cualquier pareja. De algún modo lo envidiaba por ser capaz de decir sus sentimientos de un modo tan honesto y de tener el valor de enfrentarse a todos con tal de estar con la persona que quería. A pesar de que Takaki era el mayor de todos, pues era como si fuera el más pequeño, así que Hikaru-senpai había asumido el papel del responsable hermano mayor y era quien se encargaba de mantenernos unidos y de mediar los argumentos de todos a la hora de tomar decisiones y al mismo tiempo siempre nos daba esa atmósfera divertida y relajada para que nada nos pareciera pesado ni cansado. Hikaru-senpai era simplemente genial y todos lo admirábamos y respetábamos por eso.
-Waaaa!- Takaki hizo que todos volteáramos espantados hacia donde estaba acostado.
-Estás bien, Yuyan?- Preguntó preocupado Inoo. Y es que era imposible no preocuparse por Takaki, de algún modo, todos nos habíamos vuelto consentidores con el chico, y es que su forma de ser tan tímida y dulce a la vez, hacía que lo viéramos indefenso; y no nos molestaba, después de todo, lo queríamos mucho y siempre nos hacía felices con sus ocurrencias. Aún a pesar de su edad y su apariencia, seguía siendo tan inocente como un niño; motivo por el cual, muchos lo abusaban y nosotros habíamos tomado en algún punto, el papel de sus protectores.
-Sí!... es que... recordé que debo ir por Chii-chan...- Recogió sus cosas torpemente por las prisas. -Hasta mañana!- Gritó al salir corriendo haciendo malabares para que no se le cayera nada de lo que llevaba en las manos. Y es que a Chinen no le gustaba que lo hicieran esperar. Me agradaba ver a mi pequeño amigo tan feliz estando con Takaki, pero al mismo tiempo, me preocupaba la expresión triste de sus ojos estando sin Yamada.
-Eh?!... no es ésta la cartera de Yuyan?...- Inoo tenía razón; probablemente se le había caído del bolsillo trasero por haberse levantado así después de haber estado rodando por el tapete que habíamos puesto en la "salita de estar" donde descansábamos.
-Sí, es de Takaki...- Respondió él desde el otro lado de la habitación donde miraba el cielo por la ventana mientras limpiaba su guitarra para guardarla.
-Será mejor que se la lleve... Creo que tendrá problemas si se la damos hasta mañana... Nos vemos mañana!... Dijo que iría al teatro, verdad?...-
-Mmm... Al teatro o a la cafetería cerca de la estación...- Que eran los lugares donde los veía a menudo juntos después de clases y de los ensayos.
-Ok!... Nos vemos!- Inoo era divertido en extremo. Era alguien con quiera resultaba muy fácil sentirse agusto y platicar sobre cualquier cosa porque además era muy listo y al mismo tiempo, esa forma de ser tan espontánea que tenía, hacía que fuera muy fácil tomarle cariño. Para mi era un gran ejemplo a seguir.
-Yuto-kun...- Al final quedamos sólo él y yo.
-Eh?!... dime...-
-Estás libre?... hoy no volverás con Chinen-kun, verdad?-
-Sí, hoy no tengo nada más que hacer y Chinen iba a comer helado con Takaki...-
-Oh, ya veo... Entonces, quieres ir conmigo al centro comercial?... Será cumpleaños de Yassu pronto y quiero comprarle algo...-
-Oh, ya veo... Sí, seguro, vamos!-
-En serio?... Gracias!- El viaje en el metro fue realmente divertido. Creo que jamás podríamos aburrirnos teniendo tantas y tantas cosas de que hablar. Estar con él era tan divertido como estar con Chinen y Yamada.

Llegamos al centro comercial después de treinta minutos de empujones y risas, literalmente tuve que abrazarme de él para poder bajar en la estación porque no nos dejaban pasar; no podía parar de reírse, decía que la expresión asustada de mi cara era muy graciosa. Caminamos por la enorme y concurrida avenida hasta llegar al espectacular edificio de cristal.
-Tienes idea de lo vas a regalarle?-
-Mmm... sí y no...-
-Eh?!...-
-Tengo una ligera idea de lo que podría gustarle, pero no sabré cuál es el regalo perfecto hasta que lo encuentre...- Agregó al ver mi cara de incomprensión total ante su respuesta.
-Oh... algo así como "amor a primera" vista?-
-Jajajajaja... Sí se podría decir que sí...-
-Mmm... Me pregunto qué tipo de regalo le gustaría a Yasuda-kun?... tu primo tiene unos gustos bastante peculiares, sabes?...-
-Jajaja sí... Es excéntrico rayando en lo rídiculo, pero aún así creo que su estilo siempre ha sido único y genial...-
-Sí, en eso tienes razón...-
-Vayamos a ver todo lo que podamos... Aún tengo tiempo para escoger el regalo perfecto.-
-Sí, igual si no lo encontramos hoy... podríamos seguir buscándolo mañana...- Me miró inexpresivamente por un par de segundos antes de volver a poner una sonrisa en su rostro, por un momento temí que le hubiera molestado mi idea.
-En serio?... No te importaría acompañarme otro día?...-
-Claro que no!... Es genial salir contigo!- Otra vez mi lengua actuaba mucho más rápido que mi cerebro, pero por fortuna no había dicho nada de lo que pudiera arrepentirme.
-Yo también me divierto mucho contigo, Yuto-kun...-
-Ah! Ya sé!... Yasuda-kun ama la ropa tanto como a su guitarra... Vamos a la tienda de ropa coreana!-
-Oh! Esa es una buena idea!- Aún cuando habíamos decidido a dónde ir, para cuando llegamos ya era hora de irnos a casa; estuvimos tanto rato bobeando por aquí y por allá que perdimos la noción del tiempo y cuando nos dimos cuenta ya pasaban de las diez.
-Tengo hambre~...- Mi repentina exclamación al más puro estilo Chinen le arrancó una buena carcajada mientras bajábamos las escaleras rumbo al andén. Rebuscó dentro de su mochila.
-No sé si te gusten, pero...- Me extendió una cajita de aluminio decorado.
-Gracias...- Estaba feliz. Demasiado feliz como para articular palabras.

Las galletas no eran las más maravillosas del universo pero para mí eran deliciosas porque las estaba compartiendo con él mientras contemplaba su rostro sonriente.
-Hello?... Oh, mom... Yeah... I don't know, 20 or 30 minutes maybe... Don't worry, I'm not alone...- Su teléfono sonó en cuanto nos bajamos del tren. Me pregunté si mi madre también estaría preocupada por mí.
-Tu mamá?...-
-Sí... Quería saber si ya estaba en casa... Se preocupa mucho por tonterías.-
-Sí, así son las mamás...- Comenzamos a reír y hacer el tonto otra vez mientras caminábamos calle arriba.
-Bueno... creo que aquí es donde nos despedimos...- Exclamó sin muchos ánimos cuando llegamos a mi casa.
-Que raro... Parece que no hay nadie...- Toqué el timbre sólo para confirmar mi teoría.
-Imagino que no deben de tardar en volver...-
-Espero... Jejeje porque muero de hambre... Eh?... No es cierto!-
-Sucede algo?...-
-Olvidé mis llaves...-
-Jajajaja...-
-Cómo puedes reír así ante mi sufrimiento?... Que malo!...- Le reclamaba jugando.
-No me rió de tu sufrimiento... Me rió porque creo que sólo a ti te podrían pasar estas cosas...- Apenas si podía dejar de reírse para hablar, pero en vez de molestarme, escucharlo y verlo así me hacía feliz.
-Jejeje... Creo que eso es verdad...-
-Por qué no vienes a mi casa un rato... En lo que llega tu mamá; no quiero sentirme culpable si mueres de hambre aquí en la calle...- Reía un poco apenado, probablemente porque en verdad sí le preocupaba que hubiera aunque fuera una mínima posibilidad de que algo así pasara.
-Pero... ya es tarde... no se enojará tu mamá?...-
-No pasa nada... No solemos dormir temprano. Además, tenemos sólo dos opciones.- Oír que se incluía en las mías o que me incluía en las suyas hizo que me diera un vuelco el corazón. -...o nos quedamos aquí afuera a esperar hasta que llegue tu mamá... o esperamos a que llegue tu mamá adentro de mi casa... Tu elige.- La verdad, cualquiera de las dos estaba bien para mí, simple y sencillamente porque él estaría conmigo.
-Mmm... No puedo pensar!- Me despeiné por la desesperación. Ambas opciones tenían sus pros y contras y no sabía qué hacer. -...tengo mucha hambre como para pensar...-
-Ok! Decidido!...- Por segunda vez en el día me tomó de la mano y me arrastró consigo, sólo que esta vez íbamos calle arriba. -...Llama a tu madre para que le digas que la esperarás en mi casa y que no se preocupe, de acuerdo?-
-Sip, sip... Papá...- Se detuvo en seco y se giró bruscamente como si estuviera molesto. Estaba muy serio... lo estaba?, le había molestado mi comentario?
-Jajajaja... No!... No podría ser tu papá...- Después de acercarseme demasiado mirándome fijamente, se dio media vuelta y siguió caminando.  Sentía el corazón demasiado descontrolado como para preguntarle a qué se refería con lo que había dicho, así que tomé mi celular y llamé a mi madre.

Su casa era nu poco diferente a la mía: era enorme. Seguimos un caminito adoquinado hasta la puerta principal.
-Hola ma!... Él es Yuto... puede esperar aquí hasta que llegue su mamá a su casa?- Al principio no supe a quién le hablaba porque no veía a nadie, pero una dulce voz respondió desde el estudio.
-Bienvenidos... Sí, claro, hijo... Quieren cenar?- Su mamá era la mujer más hermosa que había visto hasta ahora. Mirándola, no era necesario preguntar por qué su hijo tenía esas facciones tan finas de cara.
-Hola... Mucho gusto... Perdón por las molestias...- Me miró con una sonrisa y sentí que mis mejillas se ruborizaban.
-No, no eres ninguna molestia...- Caminó hasta donde estábamos y me dio la mano para saludarla. -...es la primera vez que trae a alguien a casa, así que me siento feliz de que tenga un amigo tan especial como tú...- Me dijo en voz baja cuando él se apartó un par de pasos para dejar sus cosas en el sillón de la sala. -Bien!, vamos a cenar...-
-Dame tus cosas, las pondre junto a las mías... no creo que quieras estarlas cargando todo el rato, o si?...-
-No, supongo que no... Gracias...- Le di mi mochila y mi saco. Hacía mucho calor, así que me lo quité mientras estábamos afuera de mi casa. La cena en su casa fue de lo más genial. A pesar de su apariencia elegante y reservada, su madre era bastante agradable, casi lloraba de la risa mientras escuchaba mis chistes e incluso estuvo contando algunos bastante graciosos. Pero obvio no duró mucho tiempo porque mi celular comenzó a sonar y de inmediato supe que sería mi madre; así que me despedí de su mamá, tomé mis cosas y me despedí de él en la banqueta. Estaba tan emocionado que corrí calle abajo hasta mi casa. Saludé a mi familia y subí a mi habitación.
-No vas a cenar, Yu-chan?-
-No mamá... Ya cené...- Me puse a hacer la tarea, mi felicidad era tanta que hasta la hice con gusto.

Aquella tarde todos llegamos antes al salón del club, apenas si terminábamos los deberes de clase y corríamos a ensayar. No era para menos, faltaban tres días para el gran día y Nagase-sensei ya nos había confirmado nuestra primera participación en el festival. Sensei parecía ser el más emocionado de todos por ello. Habíamos decidido dar lo mejor de nosotros para quienes nos escucharan. Apenas si había visto a mis dos mejores amigos durante los últimos días, uno ocupado con los últimos ensayos de la obra y el otro haciéndose el interesante con su ausencia. La verdad es que todos notaban que mi ánimo había decaído un poco a medida que transcurría la semana, pero en vez de enojarse, trataron de hacerme sentir bien... lo cual me hizo feliz.

Ensayamos hasta tarde ese día así que volvimos a casa pasadas las diez de la noche. Al ver que Chinen no se había ido primero a su casa supuse que quería hablar conmigo, él debio pensar lo mismo porque cuando llegamos a mi casa, se despidió de nosotros con una gran sonrisa y siguió su camino.
-Qué pasa, Chii-chan?- Su silencio y su mirada perdida con esa sonrisa vacía con la que le dijo adiós me preocuparon.
-Yama-chan... no quiere... volver a saber de mí nunca más...- Ni siquiera levantó la vista del piso cuando lo dijo después de un silencio que me pareció eterno. Las marcas que sus lágrimas dejaban en el asfalto me hicieron sentir un inútil.
-Por qué?... Se pelearon?... No te preocupes, en unos días vuelve a buscarlo, hablen y verás que todo se soluciona...-
-No, Yuto... nada se va a arreglar!...- Que me interrumpiera de ese modo me hizo callar enseguida, más que por la acción, por el tono de voz tan angustiado con que lo dijo. -...ya no... dijo que se arrepentía de haberme conocido...- Se giró y se abrazó a mí con todas sus fuerzas y estalló en llanto. No lo había visto así desde que lo conocí aquella tarde en el parque cerca de la que sería mi secundaria, cuando lo molestaban unos chicos de preparatoria... tan asustado que parecía que si no se aferraba a algo o a alguien, iba a desaparecer de tan fuerte que cerraba los ojos. Su mayor temor desde que conoció a mi mejor amigo acababa de hacerse realidad y yo me sentía tan inútil, sin saber qué hacer o qué decir para consolarlo porque sabía que nada de lo que pudiera hacer o decir podría hacerlo sentir mejor, estaba completamente destrozado desde adentro hacia afuera. Lo dejé llorar entre mis brazos hasta que sus lágrimas dejaron de fluir.
-Te sientes mejor?... Espera un segundo, sí?...- Lo dejé de pie en la entrada. -Mamá, me voy a quedar en casa de Chii-chan, no sé siente bien...- Le grité desde mi habitación mientras metía mis cosas en la mochila de mis cosas de deporte.
-Sí, está bien... No des problemas, quieres?... Dale mis saludos a la mamá de Chinen-chan...-
-Sí, no te preocupes... cualquier cosa te llamó... Hasta mañana!- Le di un beso en la mejilla como siempre y bajé corriendo. Aunque sabía que no se habría movido ni un centímetro, me preocupaba que no estuviera ahí cuando saliera. Lo tomé de la mano y lo llevé en silencio por la angosta calle que conectaba mi casa con la suya.
-Yuto-kun!... Yuri?... Está bien?...- Me preguntó preocupada su mamá cuando llegamos. Negué con la cabeza. Se apartó para que entráramos y cerró la puerta. Subí lentamente cuidando que no se tropezara con los escalones. Conocía perfectamente el camino hacia su habitación, había estado ahí tantas veces que ni siquiera podía contarlas. Encendí la luz y lo llevé hasta su cama. Tenía pensado bajar para subirle algo de comida pero como que presintió que me alejaría de su lado y aferró con fuerza mi mano.
-No te vayas... por favor...- Me dijo con apenas un hilito de voz. Asentí y me senté a su lado. Sus lágrimas siguieron cayendo una tras otra como si no pensaran detenerse jamás, hasta que por fin se quedó dormido. Me daba miedo levantarme y despertarlo, pero tenía que bajar y explicarle a su mamá lo que pasaba, en verdad se veía angustiada pero apenas si lo vio supo que no ayudaría en nada hablarle en ese momento. Apagué la luz al salir y cerré suavemente la puerta. No me sorprendió en realidad ver a su mamá caminando de un lado a otro del pasillo.
-Yuto-kun... está bien?... qué le pasó?...- Parecía estar por echar a llorar mientras me preguntaba en voz bajita.
-Se peleó con Yamada... al parecer fue serio y no cree que se vaya a solucionar... Tuvo un mal día en todos los aspectos y lo de Yama-chan vinó a rematarlo del peor modo... Lloró tanto que se quedó dormido...- La oí suspirar aliviada.
-Gracias Yuto-kun... Quieres cenar algo?... Debes estar hambriento... Quieres que lo suba cuando esté listo?-
-Sí, gracias... no quiero dejarlo solo...- Me acarició con dulzura la mejilla asintiendo en comprensión y bajó. Creo que más bien fue que no quería que la viera llorar. Volví a entrar. Le quité los zapatos y lo arropé. Seguía sollozando. Mi celular sonó de pronto, pero estaba tan preocupado en no despertar a Chinen que oprimí la tecla de colgar por accidente. Unos segundos después recibí un mensaje.
"Gomen, debes estar ocupado... Como está Chinen-kun?, volví porque olvidé preguntarte algo y lo vi llorando... no quise acercarme pero me preocupó verlo así. Espero que lo que sea que lo haya puesto así mejore."
No encontré palabras en ese momento para responderle, así que respondí con un simple "Gracias..."

Salimos de su casa a la hora de siempre. Seguía en silencio con la mirada clavada en el piso y su carita oculta bajo su oscuro y lacio cabello. Le di las gracias a su madre por el desayuno y el almuerzo que nos preparó.
-No se preocupe... Lo tendré todo el día conmigo...- Ella sonrió aliviada y nos dijo adiós con la mano desde la entrada. Sólo sabía que llevaba a una persona y no a un muñeco por la presión que su mano ejercía sobre la mía. Mi otra mano empezaba a acalambrarse por el peso de todo lo que llevaba cargando, mochilas y cosas de deporte incluidas. Mientras caminábamos y yo no paraba de contarle cosas, el pobre sólo asentía de vez en cuando.
-Buenos días!- Su voz me hizo callar por fin. Sentí que me soltaba, pero está vez fui yo quien apretó su mano.
-Buenos días!- Miró a Chinen y me miró preocupado pero no dijo nada al respecto. -Gracias...- Me ayudó a cargar algunas cosas, en verdad se lo agradecí. -Estoy nervioso... faltan sólo dos días para el festival... aún no hemos decidido que ropa usaremos...-
-Oh!... Es cierto!... Hay que ver eso durante la reunión de hoy...- Asintió con una de esas tímidas y hermosas sonrisas.

Llegamos a la escuela. Una vez en el pasillo nos despedimos de él y entramos a nuestro salón.
-Buenos días, chicos!- Todos se quedaron en silencio cuando nos vieron entrar juntos; una, porque fue imposible no darse cuenta de que el fantasma a mi lado era Chinen, y dos, porque era obvio que veníamos tomados de la mano. -Sanada-kun, podrías cambiar de lugar con Chinen por hoy?-
-Sí... Seguro...- Se pasó al lugar de adelante, que era donde mi pequeño amigo solía sentarse, justo al lado de Yamada. Dejé sus cosas ahí y puse las mías en mi lugar. Me llevé a Chinen conmigo cuando salí al pasillo. No lo dejaría ahí solo en medio de todo ese cuchicheo desagradable. No me preocupaba que dijeran algo malo de Chinen, porque todos lo querían mucho, simplemente no quería que escuchara lo que decían con respecto a Yamada y a mí. Eso sólo lo haría sentir peor. Además, sabía que mi amistad con Yamada no podía destruirse por algo como esto, así que me molestaba que dijeran que Chinen terminaría con nuestra amistad. Después de todo, habíamos sido amigos desde que éramos casi bebés y pese a todo lo que nos había pasado, siempre logramos salir adelante juntos; así que, de algún modo, tenía la esperanza de que las cosas se arreglaran entre ellos y de que pronto volveríamos a estar como siempre. Pero no siempre pasan las cosas como uno espera.
-Yuto...- Escuché su voz fuerte y claro desde la escalera de nuestro piso, cuando miré escalones abajo lo vi con una cara de incredulidad que casi rayaba con la desepción. Apenas si escuchó su voz, Chinen se aferró con ambas manos a mi camisa, las lágrimas cruzaban nuevamente sus mejillas e incluso temblaba. Nos quedamos en silencio un instante. No podía hacer nada entonces, con Chinen en medio de crisis. -Lo sabía... pero que tonto soy...-
-Yama-chan?... de qué hablas?-
-No debiste fingirte mi amigo para poder estar con él!!!- Toda su ira no iban dirigidos hacia mí, sino al chico que tenía a punto de romper en llanto.
-Yama-chan! Te equivocas!... Chinen y yo no...-
-Cállate! Sólo has sido otra víctima de sus sonrisas hipócritas y su falsa personalidad...- Fue inevitable que tanto quienes estaban por los pasillos como los curiosos se volvieran espectadores y verdugos en la situación. Takaki venía subiendo las escaleras en compañía de Inoo, así que obviamente había escuchado cuando dijo lo último. El segundo no parecía entender lo que pasaba, pero el primero, a juzgar por la forma en que miraba a Yamada, estaba perfectamente enterado de todo. Yo me sentía entre la espada y la pared. Quería abrazar a Chinen y consolarlo para que dejara de llorar, pero al mismo tiempo quería abrazar a Yamada y hacerlo entender todo. -Si desde un principio planeabas quedarte con él, no debiste meterme en tu juego y usarme de este modo... Eres de lo peor Chin...!- Sus palabras fueron cortadas de golpe por el puñetazo de Takaki, que lo envió directo al piso.
-Eres un verdadero idiota Yamada!... Si de verdad piensas todas esas estúpideces de Yuri, no vale la pena que me siga conteniendo!- Incluso él estaba ahora afuera de su salón contemplando con la misma mirada incrédula que yo tenía a Takaki.
-Yuyan... Bas... ta...- Le costó mucho poder hacerse escuchar. Incluso Yamada lo miró preocupado cuando pasó por su lado llorando de ese modo. -...por... favor...- No pudo seguir ahogando el llanto, y mientras sujetaba su brazo para que no volviera a pegarle rompió a llorar justo como había la noche anterior. Al verlo así, Takaki hizo lo mismo que yo: lo tomó de la mano y se lo llevó de ahí.
-Yama-chan... qué rayos te pasa?...- Me agaché a su lado para ver cómo estaba pues había sangre en su boca.
-A mí?... A ti!... Cómo no te diste cuenta de que ese chico sólo anda detrás de ti?!... Es tan manipulador que ni siquiera tú te salvas de sus mentiras?!-
-No digas tonterías!... No sé quién te llenó la cabeza de estúpideces pero yo sí estoy totalmente seguro de que Chinen no es así!...- Se hizo un silencio anormal, era la primera que me veían enojado y gritando.
-Yuto...- Me di media vuelta, entré al salón por nuestras cosas y salí para bajar las escaleras ignorándolo completamente cuando escuché que me llamaba. Inoo se fue detrás de mí, parecía preocupado.
-Yutoppon... Estás bien?-
-Sí... Sólo quiero estar sólo... necesito pensar...-
-Ok... entiendo... Iré a buscar a Hikabu... Mándame mensaje cuando te sientas mejor, ok?... me aseguraré de que nadie venga a molestarte...- Sólo asentí una vez y oí el sonido de la puerta al cerrarse. Mi corazón estaba hecho un lío y no podía escuchar lo que mi cerebro decía. Y encima de todo, ahora me preocupaba también que nos pudieran castigar por lo que había pasado y que no nos dejaran participar en el festival. La situación me había sobrepasado.
-Yuto-kun?...- Ni siquiera me di cuenta cuando abrieron la puerta y caminaron hacia el rincón donde estaba. Levanté la mirada más por incercia que otra cosa. Ahí estaba él mirándome con esa carita que tanto me gustaba llena de angustia al ver que lloraba. -Yo... estaba preocupado por ti porq...- No lo dejé seguir con explicaciones. No quería que me viera cuando rompiera nuevamente en llanto así que me aferré a él con fuerza para esconderme de sus ojos. Se quedó inmóvil por unos segundos, luego sentí como sus brazos se cerraban alrededor de mi cuerpo al tiempo que mi llanto se escapaba.

-Lo siento...- Me moría de pena y ni siquiera me atrevía a mirarlo.
-Yuto-kun...- Guardó silencio un instante y luego me extendió su pañuelo para que me secara las lágrimas que aún se empeñaban en salir. -Te sientes mejor?...- Su voz siempre lograba aliviar mi corazón. Asentí lentamente. Su mano se sintió tibia cuando la puso en mi barbilla para hacer que lo mirara. -No tienes porque soportarlo todo tú sólo... yo... estoy contigo... déjame ayudarte... estar ahí para ti cuando lo necesites...- No desvió la mirada ni porque sus mejillas se tiñieron de un tinte rojizo. Yo no entedía muy bien a lo que se refería, sabía que no podía ser eso que mi corazón alucinaba pero aún así mis lágrimas, ahora de felicidad, volvieron a hacer acto de presencia. Detuvo una con su dedo, acariciando levemente mi mejilla con el dorso de su mano, pendiente de cada una de mis reacciones. Puso tímidamente su mano en mi rostro y al ver que yo no se lo impedía y que tampoco lo rechazaba, acercó sus labios hasta mi otra mejilla y borró mis lágrimas. Volvió a mirarme, como si estuviera pidiéndome permiso para hacer algo, esta vez fui yo quien se ruborizó. Mi corazón latía como loco a cada milímetro que se acercaba a mí. Sentí que moriría de felicidad cuando sentí sus labios sobre los míos en un torpe y dulce beso. Mi primer beso.
-Perdón... me daba miedo decirte cómo me sentía... perdí mucho tiempo pensando qué hacer y cómo decirte esto, pero... ya no quiero que sigamos como hasta ahora... no quiero volver a sentirme inútil por no poder protegerte... no quiero volver a verte así y no poder estar a tu lado...- Apenas si daba crédito a lo que escuchaba salir de su boca. La forma en que me miraba y la sensación que permanecía después de aquel beso me hacían sentir como si volara. -Yuto... te quiero...- Debí verme realmente tonto abriendo los ojos de ese modo y sonriendo como si fuera la primera vez que me sentía feliz. No pude contestarle con palabras, lo abracé lo más fuerte que pude sintiendo que podía despertar en cualquier momento del más hermoso de mis sueños.


-Yuto?...- Alguien me llamaba con ese timbre de voz tan familiar. -Qué haces aquí?... Ya todos están listos y nos están esperando, Yassu, Okura y los demás ya llegaron y están donde siempre...- Guardó silencio y me miró  un poco inseguro al verme perdido en mis pensamiento. -...salimos al escenario en cinco minutos...- Su calma habitual seguía siendo todo un misterio fascinante para mí y esa sincera y tímida sonrisa que solía dibujarse en sus labios cuando me miraba de ese modo seguía haciéndome sentir mariposas en el estómago.
-Keito...- Se detuvo de inmediato al escuchar que lo llamaba por su nombre pues muy pocas veces lo hacía.
-Qué pasa?- Caminé hasta la puerta del salón que había sido nuestro refugio y cómplice durante los últimos tres años y me detuve justo frente a él aún con todos los recuerdos a flor de piel.
-Te amo...- Susurré todavía sobre sus labios después de haberle regalado un beso lleno de todo el amor que me cabia en el cuerpo. En aquella ocasicón no había podido decírselo debido a todo lo que sentí cuando me confesó sus sentimientos, pero ahora podía decirlo... quería decirlo. Era nuestra tercera participación como club de música durante el festival de verano, y ya habíamos participado en numerosos eventos dentro de la escuela desde que habíamos comenzado a tocar; como cada ocasión, éramos lo más aclamado y esperado de la tarde; la primera vez que subimos al escenario estábamos un poco nerviosos por llevar mezclados nuestros sueños y temores, pero una vez que la música comenzó a fluir, todo aquello se volvió un sentimiento enorme e indescriptible que a todos nos hizo felices. Y aunque era nuestro último año de preparatoria, sabíamos que tanto nuestros sueños como nuestros amigos seguirían siendo los mismos, había un vínculo que nos había mantenido unidos todo este tiempo y difícilmente algo o alguien podría separarnos. La banda, aún a pesar de que Takaki, Inoo y Hikaru se habían graduado después de la primera participación, continuó con sus actividades de modo normal y ellos siguieron asistiendo a los ensayos, que por fines de conveniencia pasamos a los sábados por la tarde en casa de Okura para que no interrumpiera con el resto de nuestras actividades diarias y que todos pudieran asistir; ellos se habían emocionado tanto al escucharnos, que ofrecieron su "sala de ensayos" a cambio de que la banda no se desintegrara tras la graduación, porque había algo único y especial en nuestra música, según dijeron, que muy pocas veces lograba ser transmitido de ese modo. Al parecer estábamos en el camino perfecto para alcanzar nuestro sueño. Habíamos logrado hacer la música perfecta... porque estábamos juntos.
Read more