La Playa. (TaNaka)



- No estaba acostumbrado a que las cosas no salieran como las planeaba; sin embargo me parecía algo totalmente divertido y hasta creía que podía ser cosa del destino. Pues gracias a eso, había redescubierto la felicidad.
Y no es que antes no fuera feliz, pues todo lo que hacía me gustaba y lo disfrutaba, sólo que ahora; era mucho mejor, gracias a ti, Yuichi.
- Tonto, no deberías decir cosas así. – Decía Nakamaru totalmente sonrojado.
- Quiero que lo sepas todo. – Por su parte, Koki sonreía encantado al ver la expresión de su compañero.
- Lo sé. – Nakamaru estaba bañado en sudor. Se recostó sobre el pecho de Koki y con sus dedos jugueteó encima del abdomen del otro.
- Hoy, extrañamente fuiste bastante dulce, Koki.
- De todas formas, te gusta. ¿No?. – Koki hablaba de una manera coqueta y jalaba los cabellos de Nakamaru. El otro sólo guardó silencio y siguió recorriendo el cuerpo del otro con sus dedos.
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Jin había despertado abrazado de Kame, lo cual le extrañó, pero le gustaba que en ocasiones iba a meterse a su habitación, pues en el reparto nunca les tocaría juntos. Lo abrazó más fuerte, aunque él esperaba amanecer con los pies de Koki sobre el rostro.
Kame también despertó y le sonrió a Jin.
- Koki me ha intercambiado el cuarto.
- ¿Porqué?.
- Dijo que quería ensayar un poco con Nakamaru, pues aún no le sale el rap… Y yo, quería estar contigo.
Kame se levantó, visitó y despidió de su cómplice con un beso en la frente.
- Ve a buscarlo antes de que alguien lo note. Nos vemos después.
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Koki apartó a Nakamaru y le dio un par de besos más antes de vestirse y decirle que ya tenía que volver con Jin.
- Es muy temprano. Todavía faltan dos horas para que nos levantemos. – Se quejaba Nakamaru al mirar que el reloj marcaba las 5:00am.
- Sí, pero hace 3 horas que vine y tenemos que dormir bien. – Alguien toco a la puerta, era Kame que iba con una enorme sonrisa en el rostro.
- ¿Qué tal ha estado Jin hoy, eh Kame?. – Molestaba Koki.
- Igual que Yuichi, totalmente desnudo. – Kame señalo a Nakamaru quien aún estaba recostado en la cama y las sábanas apenas le tapaban un poco.
Pasó de largo y se arrojó contra la otra cama que aún estaba intacta y perfectamente tendida. – Que bueno que no han tocado mi cama. – Dijo y se dispuso a dormir otro rato.
- Iré a probar a Jin entonces. – Bromeó Koki.
- ¡No lo toques!. – Chillaron Kame y Nakamaru al mismo tiempo.
- Buenas noches chicos. Me voy.
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En la tarde, los chicos descansaban de una sesión de fotos que acaban de hacer.
Taguchi proponía jugar en el computador buscaminas o algún juego que molestara la existencia de Jin.
Koki y Nakamaru se echaban miraditas, Kame escuchaba atento y Jin enredaba los cabellos de Ueda con su dedo índice y hasta se disponía a hacerle trenzitas.
- Estoy cansado. – Dijo Nakamaru. – Iré a descansar.
- Bueno, bueno, te perderás la diversión. – Coreaban los demás.
Aún sabiendo que todos se la pasarían en grande, Nakamaru se fue directo a la habitación.
Tomó un libro y decidió seguir leyendo y conociendo las fantasiosas aventuras de “Mr. Took”.
Un rato después, alguien llamó a la puerta, al creer que se trataba de Kame que había olvidado algo, dijo que estaba abierto.
Tal fue su sorpresa al darse cuenta, al cabo de un instante en el que no escuchaba a su amigo silbando como solía hacer, y dejar de lado su lectura, cuando se encontró con la mirada reprobatoria de Johnny,
- Johnny-san, ¿ha pasado algo?. – Dijo incrédulo.
- Nada de eso Nakamaru-san. Mejor dicho… Sí. – Hizo una pausa. – Vamos por comida de mar. -
Nakamaru no podía decirle que no a su jefe, así que accedió.
Mientras estaban en el elevador, Johnny se fue sin rodeos,
- Tanaka-san y tú… ¿Qué clase de relación llevan?.
- La… Boral. Pero también, fuera del trabajo claro, somos amigos.
- Eso ya lo sé. Pero, sabes que otro tipo de relación está prohibida, ¿verdad?.
- Sí… Pero ya le he dicho que no es nada. – Nakamaru quería reír pero tuvo que hacerlo para si y admitir que en ocasiones y casos muy especiales, también tenía que decirle no.
- Pro-hi-bi-das. – Repitió Johnny.
Enseguida, por la cabeza de Nakamaru pasaron las infinitas muestras de cariño que había visto y oído a lo largo y ancho de la agencia, tanto con sus compañeros de grupo, como los demás. Echó a reír a carcajadas, al notar que incluso se daban frente a las narices de Johnny,
- Si yo fuera tú, no me reiría Nakamaru-san… Anoche vimos a Koki salir de la habitación de Kamenashi-kun y la tuya… También vimos a Kamenashi, pero él fue al baño.
- Practicábamos, eso es todo. Kame también nos ayudo, pero … le dolió el estómago…
- Lo siento Nakamaru-san, no quise culparlos. – El móvil de Johnny sonó así que esté contestó e inmediatamente cuando llegaron a la planta baja se despidió, alegando que tenía negocios pendientes y que la comida de mar quedaría para otro día.
Nakamaru fue caminando hasta la piscina donde estaban todos lanzando chorros de agua hacia la cara de Taguchi.
- ¡Nakamarad!. – Gritó Jin cuando lo vio.
Todos, ante la advertencia de Jin salieron corriendo del agua hasta donde estaba Nakamaru para mojarlo también dejando de lado a Taguchi. Jin, resbaló y cayó de sentón.
Una vez que lo mojaron, Koki, Kame y Ueda lo cargaron para lanzarlo junto a Taguchi, Jin se les unió enseguida que se levantó.
Una vez que habían cumplido su cometido, las bebidas embriagantes que Jin y Ueda habían pedido antes ya estaban sobre la mesa. Como borreguitos siguiendo al pastor, una vez más todos fueron hacia allá; olvidando a Nakamaru y a Taguchi.
- ¡Nos olvidaron!. ¡Nos olvidaron!. ¡Me gusta estar con ellos aunque se aprovechen de mí!. – Decía Taguchi.
- Iré a secarme… Sólo a ellos se les ocurre echarme con todo y ropa, pero, me vengaré.
Nakamaru salió empapado, lo cual notó Koki que no le apartaba la mirada de encima.
Se levantó y llevó consigo un par de toallas.
- ¡Yuichi, vamos a secarte!.
- Sí, gracias. Nakamaru se quitaba la playera.
- Vamos a tu cuarto por ropa seca… Yo también quiero cambiarme. ¿Quiéres ir a pasear?.
- ¡Sí!.
- Bueno, apresúrate. – Koki exprimió las ropas mojadas sobre la toalla de Jin y sus lentes de sol que había dejado allí y tomó por los hombros a Nakamaru para guiarlo directo al ascensor.
- ¿Por qué has mojado lo de Jin si al final de cuentas ya estaba húmeda?… Además, Kame querrá compartir sus cosas con él
- ¡Ah que problema!. Bueno, lo de los lentes lo joderá un rato.
Llegaron a la habitación y Nakamaru se quito las bermudas empapadas y las sacó al balcón. Koki esperaba pacientemente de pie. Cuando por fin Nakamaru volvió, Koki se lanzó a sus brazos y lo besó suavemente en los labios.
Nakamaru correspondía muy bien a cada beso, talvez, demasiado bien, lo cual notó Koki al pasar automáticamente su mano por los calzoncillos mojados de su compañero.
- Te amo Yuichi.
- Yo te amo más a ti. – Nakamaru se apartó y sacó del clóset unos boxers limpios y otras bermudas. Se vistió enseguida.
- Vamos a mi cuarto, yo también quiero ponerme una playera fresca.
Al llegar a la habitación correspondiente, los dos se dieron cuenta de la presencia de un letrero de papel mal pegado que Koki no había notado durante la madrugada. “Baños: Hombres” decía y tenía un feo dibujo de un papel de baño sonriente.
Claro que había sido obra de Kame para pasar desapercibido ante los ojos del jefe.
Una vez que ya ambos estaban listos, salieron del hotel y caminaron sobre la playa.
Había un hermoso atardecer y charlaban amenamente hasta que Nakamaru cogió de la mano al otro.
- ¿Sabes algo?. Hoy ha venido Johnny a preguntar sobre lo nuestro.
- ¿Le has dicho la verdad?.
- No… Porque nos va a matar y no quiero perderte. – Koki detuvo el paseo y abrazó al pelinegro.
- No digas eso… Si se da cuenta, nos regañará o lo utilizará como estrategia publicitaria ya ves que ha hecho en algunos casos.
Pero de igual manera, yo estaré contigo sin importar que…
- No tengo miedo de eso. Sólo un poco.
- Tonto. – Koki se sentó sobre la arena y le pidió a Nakamaru que hiciera lo mismo.
Nakamaru se recargó sobre el hombro del otro y cerró los ojos.
Koki pensó un momento y se puso de rodillas frente a Nakamaru, lo recostó sobre la arena húmeda.
Lo besó primero suavemente en los labios, luego en el cuello y una vez más en los labios.
Nakamaru le quitó la playera al otro, así como los pantalones y la ropa interior.
También Koki hizo lo mismo con delicadeza.
- Siempre quise hacerlo al aire libre Yuichi.
- Nos pueden ver…
- Este sitio está desolado y ya está oscureciendo.
El momento transcurrió lentamente entre besos y caricias. Cada vez que Koki entraba a Nakamaru, se deslizaba con extremo cuidado y suavemente.
Cuando Koki advirtió el cielo estrellado, pensó que deberían estar buscándolos, así que le pasó sus ropas a Nakamaru y también se vistió de prisa; pero en vez de irse de una buena vez, siguieron besándose.
De pronto, la marea comenzó a ponerse más fuerte y una gran ola los alcanzó empapándolos de nuevo y arrastrándolos un poco hacia el mar.
Ambos sonrieron y se levantaron.
Caminaron de regreso al hotel, a lo largo de la playa. En eso, divisaron 4 siluetas que iban hacia ellos, fueron corriendo para ver si se trataba de los demás.
Efectivamente, ueda iba aferrado al brazo de Taguchi y Kame iba montado sobre la espalda de Jin como tanto le gustaba hacer.
Todos iban bromeando y algo alcoholizados.
- ¡Hoy a sido divertido!. – Decía Taguchi. – Aunque me ignoraron el 80% del tiempo.
- Sí, ha sido divertido. – Dijo Johnny que salía de entre las olas del mar con una cámara en la mano.
- ¡¡¡JOHNNY-SAN!!!. – Chilló Nakamaru.
- No te preocupes Nakamaru-san, me equivoqué de cámara y me he traído la que no es a prueba de agua, pero de igual manera, ya tengo planes para ustedes dos.
Por cierto, ¿alguien sabe por que en el baño están regadas las cosas de Akanishi-kun y las de Tanaka-kun?. ¡Hasta hay camas!.
- Ahh Johnny-san no tiene remedio. – Dijo Nakamaru.
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Tres Deseos (Akame)




Título: Tres deseos
Autor: Lilith
Pairing: Akanishi Jin + Kamenashi Kazuya
Fandom: KAT-TUN
~Teardrops in the rain / CN BLUE~
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai, Angst
To: Kath, mi neechan que siempre sabe compartir una sonrisa o una lágrima cuando está ahí para mí y quien entiende cuan doloroso puede ser todo esto.

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Aquella escena era por demás dolorosa… El chico más alto ocultaba sus lágrimas detrás de esos lentes oscuros y el sombre aterciopelado que llevaba puestos mientras el chico delgado de rostro aniñado lloraba desconsoladamente sin preocuparse de ser visto públicamente en ese estado.
-Será mejor que te vayas Kazu…-
-¡No Jin!… ¡No quiero separarme de ti!… No todavía…-
-Si no te vas ahora quedarás atrapado entre la prensa…-
-Jin… no… yo…-
Si iba a decir algo más, jamás lo sabremos… sus palabras se perdieron para siempre entre aquellos besos apasionados que parecían estar a punto de hacerlos perder el control sobre sí mismos para ahogarse por completo en aquel éxtasis que sólo conocían cuando hacían el amor.
Akanishi salió de la sala de espera dejando a Kamenashi desplomado en su asiento, incapaz de ponerse de pie o de recuperar siquiera el aliento; sólo para perderse entre las cámaras, micrófonos y miradas cuestionando su decisión de dejar nuevamente KAT-TUN.
Ahora, estando a solas en el asiento solitario del lujoso avión que le pagaron, un río interminable de agua salada fluía silenciosamente profundizando la herida que destrozaba su corazón.
-Kazu… mantendré mi promesa… definitivamente…-
La voz del amor de su vida sonaba dulce en sus oídos a medida que subía el volumen de su iPod; tratando de huir de su sufrimiento prefirió cerrar los ojos y evocar su figura… ahora era la única manera que tenía de estar con él.
Las transitadas calles de Los Ángeles le parecían aún más grises y solitarias de lo que recordaba… Separarse de nueva cuenta de Kamenashi era aún más duro de lo que pensaba. Para Akanishi, el último año había sido de lo peor… Tras haber terminado su relación  a finales del 2008, Jin Akanishi recibió el 2009 entregándose de lleno a los vicios y excesos para intentar ignorar el dolor y el vacío que inundaban su pecho… y mientras el resto de sus amigos se alejaban poco a poco de él debido a su horrible actitud, al final fue Kamenashi quien estuvo a su lado justo a tiempo para evitar que cayera a un abismo del cual no podría regresar… Así el 2010 fue recibido entre besos y caricias enredados entre sabanas de seda… Pero justo cuando todo parecía no poder ser más perfecto, la noticia de una inevitable separación llegó a sus vidas: El Jefe había decidido enviar a Jin a Estados Unidos para un evento solista.
Como era de esperarse, Akanishi se negó rotundamente a aceptar la decisión, definitivamente no estaba dispuesto a separarse nuevamente de Kamenashi; no le importaba si ya no podían estar juntos “públicamente”, pues todos seguían en la idea de que ya nada existía entre ellos, pero así estaba mejor, de ese modo nadie se metía en su relación, no le importaba mientras pudiera estar con él. Pero a final de cuentas, el titiritero movió los hilos necesarios para asegurarse de que su pequeña y valiosa marioneta continuara con el show del modo en que estaba planeado… Akanishi jamás se hubiera imaginado que Johnny-san había manipulado a los chicos sin que se dieran cuenta para que convencieran a su querido amigo de no dejar pasar una gran oportunidad en su carrera, so pretexto de que al grupo le haría bien estar un tiempo lejos de Jin debido a todos los problemas que habían pasado el último año debido a su actitud. Y mucho menos hubiera pensado que su pequeño y adorado Kamenashi también había sido víctima de aquella boca fría y calculadora que siempre se salía con la suya, ya que realmente fueron las palabras de Kame las que lograron que Jin aceptará marcharse; después de todo, tal vez Kamenashi ya no lo recordaba, habían pasado ya siete años desde que aquella promesa fue pronunciada, pero para Akanishi seguía siendo la llama que lo mantenía con vida y que lo motivaba a seguir adelante cada día.
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La cámara mostraba un Jin Akanishi completamente diferente del que ese enorme y oscuro cuarto de hotel escondía… Una sonrisa seductora envuelta en una actitud soberbia, adjuntas a una mirada indiferente y movimientos de baile provocativos… La locura y fascinación de las fans que gritaban y lloraban de emoción sólo de tenerlo a menos de 10 metros… Su voz sexy y las melodías adictivas robaban todas las miradas a donde quiera que iba volviéndose el centro de atención… La nueva estrella brillaba con fuerza sobre los escenarios americanos… La misma estrella que carecía de brillo propio cuando nadie la miraba… La que ahora lloraba a la luz de la luna anhelando los brazos del Sol que lo proveía de luz y calor en esta noche fría y lluviosa de verano.
-¿Jin?-
-Kazu…-
-¡Ah! ¡Por fin contestas!-
-¿Eeh?-
-Te había estado llamando todos estos días pero tu manager me dijo que estabas muy ocupado y que no podrías responder el teléfono y que te diría que me llamaras cuando estuvieras libre…-
-¡¿Qué?! ¿El señor Collins respondió mi celular?-
-S-sí… ¿por qué Jin? ¿Qué pasa?…-
-Nada Kazu… nada…-
-¿Qué pasa Jin?-
-Es sólo que ya te extraño muchísimo…-
-Yo también Jin… no sabes cuánto te echo de menos…-
A pesar de lo mucho que lo conocía, había algo que Kamenashi nunca sabría de Akanishi: cuando estaba llorando… Ni siquiera esta vez que el nudo en su garganta lo hacía un poco obvio, Kame pudo darse cuenta de que Jin estaba llorando aún mientras hablaban… tal vez era un hipócrita… tal vez sólo fingía… tal vez era sólo que en realidad no quería que el amor de su vida lo viera así… Lo único cierto es que era bueno actuando como que todo estaba bien.
El verano llegó más rápido de lo que cualquiera de los dos hubiera pensado… Jin estaba ansioso contando los días para su regreso… harto de la soledad y de no tener a Kame a su lado, había recaído en el alcohol… en algún punto conoció a una chica que le recordaba a Kame en muchos aspectos… pero que nunca sería él… Su estado de frivolidad y depresión terminaban por lastimarlo constantemente, sobre todo al llegar la mañana cuando se encontraba con algún rostro extraño que ni siquiera recordaba haber visto antes. Sí… quería volver ya… necesitaba regresar ya… Había tenido tiempo suficiente estos últimos días como para pesar en todo y darse cuenta de que si seguía así se destruiría por completo… pero no podía desobedecer al hombre que había hecho sus sueños realidad, al que le había dado todo lo que tenía; así que sólo trataba de aferrarse a aquella promesa y esperar por el día en que fuera abrazado nuevamente por Kame.
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Apenas si habían estado en contacto; ambos entendieron que no eran más que piezas sobre un tablero, incapaces de moverse libremente mientras estuvieran en su juego… el hecho de estar incomunicados no les impedía decirse de algún modo o de otro lo que sentían… ambos confiaban en que el otro estaría viéndole a través del televisor.
Octubre llegó más rápido de lo que Akanishi imaginó, sabiendo que en un par de días regresaría a casa, su habitual y boba sonrisa regresó a su rostro; su concierto había sido todo un éxito, al grado de que habían abierto dos fechas más en septiembre aprovechando que Jin estaría ahí hasta finales de año; por alguna razón que ni siquiera el mismo Johnny-san llegaba a entender, el ánimo de Jin había mejorado considerablemente desde entonces, pareciera como si de repente hubiera vuelto a ser el mismo Akanishi que era cuando junior.
Pero como siempre suele pasar, toda esa felicidad no le duró mucho tiempo… Tres días antes de la fecha en que estaba programado su regreso a Japón, el manager lo despertó en la madrugada… el Jefe estaba al teléfono y quería hablar con él de inmediato… Jin tendría que quedarse hasta diciembre… el nuevo contrato no estaba a discusión. Sin decir siquiera una palabra, el manager salió de su habitación, Akanishi parecía estar en shock. Desde el pasillo se podían escuchar sus gritos y el ruido de las cosas que lanzaba por todas partes chocando contra el piso y las paredes.
Los rayos del Sol se colaban ligeramente por entre las cortinas… una fría y lluviosa mañana le daba los buenos días a la figura depresiva que estaba agazapada en el recoveco que quedaba entre la cama y la mesita de noche. Las visibles ojeras sobre aquel rostro demacrado e inexpresivo volvían evidente que no había dormido nada durante los últimos días; el cuarto que hasta hace poco estaba impecable, ahora parecía haber sido atacado por un tornado devastador. Y en medio del caos que era su mundo en ese momento, Akanishi no pudo hacer otra cosa más que llorar.
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Sus drásticos y repentinos cambios de personalidad, lejos de asustar o molestar a sus fans, lo volvían ante sus ojos aún más atractivo y genial, cosa que ya pasaba a darle igual a estas alturas. Nuevamente era Jin Akanishi, el pedante y egocéntrico chico sobrevaluado que trataba a todos con desprecio y sin interés como en la época con LANDS… Pero, ¿a quién le importaba? Elevaba hasta el cielo los raitings de cada programa donde se presentaba, tenía lleno total en todos los conciertos que tenía programados… Su problema de actitud no era más que lo natural en un artista de su talla.
Lo único que de verdad lo atormenta al grado de hacerlo perder la compostura era la ausencia de Kamenashi; sabía perfectamente que era obra del viejo… Seguramente les había prohibido llamarlo para asegurarse de que no saldría corriendo a Tokyo en el primer avión que encontrara; después de todo, que lograra controlar a Kazuya no era novedad, pero que Ueda también hubiera dejado de llamar definitivamente no era normal… y por más que trataba de llamarlos, su teléfono parecía no poder hacer llamadas de larga distancia… era como su hubiera sido bloqueado.
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El primer concierto de diciembre había terminado sin ningún altercado… y mientras estaba tirado en el sofá de su camerino esperando que lo fueran a recoger para llevarlo de regreso al hotel, la puerta de madera se abrió de golpe revelando una delgada figura vestida de negro con el rostro oculto bajo la capucha de su elegante abrigo… Aquellos rasgos finos y delicados en la cara del intruso hicieron que Jin se cayera al piso al tratar de sentarse creyendo que alucinaba… ¿Cómo iba a ser posible que Ueda estuviera ahí frente a sus ojos?
-¿Así que era verdad?-
-¿Eeh?-
-¡Que mientras Kamenashi está debatiéndose entre la vida y la muerte, tú sigues jugando a la estrella pop del momento!- No era la primera vez que Akanishi veía ese lado de Ueda que pocas veces mostraba y que casi nadie había visto… Y tampoco era la primera vez que el enojo era contra Jin… Sin embargo, por vez primera Jin no logró entender lo que su querido Tat-chan había dicho tan fuerte y claro. Algo en sus palabras  lo había shockeado al grado de dejarlo fuera de la realidad… Vio como  Ueda se acercaba a él y cómo lo tomaba por el cuello de la gabardina levantándolo sin mayor problema… Al ver la expresión vacía de total incomprensión en los ojos de Jin, Ueda, que lo conocía extremadamente bien, se dio cuenta de que Akanishi no sabía nada al respecto… y de inmediato la idea de golpearlo pasó a ser sustituida por un abrazo desesperado.
-Jin… no lo sabías, verdad? Todo este tiempo estuviste aquí sin saber nada, verdad? Por eso no nos llamaste y no podíamos contactarte…- Las lágrimas de Tatsuya trajeron de regreso a Jin, quien correspondió aquel abrazo tan familiar con todas sus fuerzas, después de todo, no soportaba verlo llorar y menos por su culpa.
-Tat-chan… ¿qué fue lo que dijiste de Kazu?…-  Akanishi hablaba de modo atropellado, el impacto de la situación había sido demasiado para él. Ueda lo aferró más entre sus brazos.
-Jin… Kamenashi está en el hospital… hace unas semanas tuvieron un accidente mientras volvían de pasar el fin de semana en casa de Koki… Un conductor ebrio los sacó de la carretera… Juri-kun, Nakamaru y Koki ya están fuera de peligro… pero Kamenashi está gravemente herido, él se llevó la mayor parte del daño porque era quien iba manejando y fue de ese lado donde recibieron el golpe del otro auto… Los doctores dicen que Kame…- Ni siquiera lo dejó terminar de decir lo que quería explicarle, Jin se zafó de entre sus brazos y echó a correr por el largo pasillo hasta la salida de emergencia de la parte trasera… conocía bien aquel camino, ya lo había usado la vez pasada para escapar de los fans que habían logrado colarse después del show.
Ahora Jin corría como nunca de regreso a su hotel en busca de su pasaporte… y aunque no lograba ordenar las ideas dentro de su cabeza, lo único que sabía con certeza era que tenía que llegar hasta Kame. Su celular sonaba en el bolsillo de su pantalón… era él… el culpable del sufrimiento que pasaba justo en ese momento.
-¿Dónde demonios estás Jin? La rueda de prensa está por empezar y tú…-
-¡¿A quién le importa?! ¡¿Creíste que por mantenerme lejos de ellos ibas a romper el vínculo que hemos forjado durante los últimos 10 años?! ¡Ya no somos los niños a los que manejabas a tu antojo!-
Johnny-san miraba incrédulo su celular… era la primera vez que Jin se le revelaba al grado de haberle colgado el teléfono a media conversación… La maliciosa sonrisa dibujada en sus labios fue vista sólo por aquella pequeña figura encapuchada que se ocultaba tras la puerta y que salió sigilosamente en busca del amigo que seguramente estaría en problemas gracias a aquel hombre.
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-Sí… buenas noches… quiero un boleto de ida a Tokyo en el vuelo más próximo que tenga…- Para cuando Akanishi vio realizada su meta, la señorita del mostrador le regresó la tarjeta de crédito.
-Lo siento señor… su tarjeta está bloqueada…-
-¡¿Qué?!-
Su sorpresa dio paso al enojo para finalmente terminar riendo un poco histéricamente al darse cuenta de que esto era obra de él.
-Que sean dos boletos…- Al reconocer de inmediato esa voz un poco grave pero bastante dulce, Jin vio cuando Ueda pagaba en efectivo al tiempo que le dedicaba una sonrisa un tanto burlona.
-Tat-chan…-
-Jin… ¿aún después de tanto tiempo sigues sin entender de lo que él es capaz cuando algo se interpone en su camino?-
El vuelo fue horriblemente largo… ni siquiera pudo dormir. Ueda lo miraba de reojo mientras se rebullía entre su abrigo y el asiento al despertar tras haber aterrizado… Apenas bajaron del avión uno se echó encima la capucha y el otro se puso sus lentes oscuros, no tenían tiempo que perder… Subieron a un taxi con destino al Hospital General de Tokyo. Conforme se acercaban, Jin perdió el control sobre su corazón… ya no sabía que sentir o qué pensar… La culpa lo devoraba poco a poco… La calidez de la mano que se cerraba con fuerza sobre la suya lo tranquilizaba en sobremanera, siempre había sido así… Ahora sabía perfectamente qué hacer… Sólo estaría con Kame de ahora en adelante. Todo lo demás no tenía importancia.
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Aquellos ojos de mirada inocente lo veían como si fuera un espejismo o una ilusión… él era la última persona que esperaba ver entrar por esa puerta… pero de alguna manera se alegró de que lo fuera.
-¿Taguchi…?-
-Jin… ¡en verdad eres tú!-
Al escucharlo se levantó de súbito de donde estaba y le dio la bienvenida. A pesar de lo mal que solía tratarlo el 90% del tiempo, Junno no podía odiar  a Jin… lo quería mucho y de cierto modo sabía que esa era la manera de Jin de mostrarle cariño, aún si a veces pensaba que no era la mejor manera, había dejado de molestarle.
Akanishi había esperado tanto por ese momento… el momento en que pudiera reunirse nuevamente con su amada tortuguita, pero ahora que por fin estaba a solas con él, no podía hacer otra cosa que mirarlo al borde del llanto.
Kamenashi yacía inconsciente sobre aquella cama, su cuerpo lucía más frágil de lo que podía recordar en toda su vida juntos, cubierto por vendajes y moretones; al ver los clavos en su brazo izquierdo comenzó a llorar… la carita que tanto amaba no le sonreía… raspones y puntadas debían esconderse debajo de esas gasas sujetas con cinta micropore… Su dulce voz no le daba la bienvenida… los tubos conectados al respirador le obstruían la garganta… Verlo así le dolía… más de lo que podía soportar… Pero nunca volvería a separarse de él.
-Kazu… soy yo… ¿puedes oírme?- Sujetaba temblorosamente su mano susurrándole tiernamente al oído, aún en esa situación, no quería que supiera que lloraba. –Ne~… Kazu… perdóname, si? Nuevamente llego tarde, no?… Pero sabes?… esta vez no volveré a seararme de ti por nada del mundo…- Jin le apartaba los mechones de cabello sobre la frente cuidadosamente con el dedo… nadie hubiera nunca creído que aquel chico tan brusco y arrogante pudiera llegar a ser tan amoroso; después de todo, el único que conocía ese lado suyo, era el chico que permanecía inmóvil y en silencio profundamente dormido frente a sus ojos. -¿Recuerdas?… ¿Aquella promesa que te hice hace tanto tiempo? ¿Recuerdas que te prometí decirte lo que había deseado cuando soplé las velitas de mi pastel de cumpleaños número 19 una vez que se hubieran hecho realidad?… Volví Kazu… volví para cumplir mi promesa… Mi tercer deseo se ha realizado… Logramos debutar como KAT-TUN… mi primer deseo… logré hacer mi concierto solista en el extranjero… mi segundo deseo… y finalmente fui capaz de enfrentarme a todo y a todos… por ti… mi tercer deseo eras tú… ser capaz de hacer cualquier cosa por ti… ser capaz de todo por estar a tu lado… Así que abre los ojos por favor Kazu… Quédate conmigo… eres mi deseo concedido… no te quiero perder…- Ya no pudo contenerse, sus lágrimas caían sobre las mejillas de Kamenashi mientras Jin le cubría la carita de besos para finalmente acurrucar su rostro entre la almohada y el rostro de Kame.
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Aquellas tibias gotas sobre su piel le recordaron la primera vez que estuvieron juntos… Jin acababa de bañarse y mientras estaba sobre él, finas gotas de agua escurrían de su cabello acariciando su rostro… En algún lugar escuchaba lejana la voz de Akanishi hablándole con tanta ternura que lo creía parte del sueño eterno en el que parecía haber estado… Pero no podía ser un simple sueño… Recordaba esa promesa… no la había olvidado ni un solo día durante estos 7 años… y Jin tampoco… ¿Acaso lloraba?… ¿Jin lloraba por él?… Eso significaba que estaba ahí… ¿era él quién sujetaba su mano?… Esa era sin duda la sensación anhelada de sus labios… el olor de su cabello… ¿Estaba soñando?… No podía ser verdad… ¿o sí?
Kame intentaba abrir los ojos… se sentía terriblemente  débil y cansado… todo le dolía…  quería seguir durmiendo… pero Jin estaba ahí… lo estaba llamando…
Akanishi sintió aquel ligero movimiento en los deditos que sujetaba con fuerza entre su mano… Se incorporó de inmediato creyendo que imaginaba cosas, sólo para encontrarse directamente con ese par de ojitos que le sonreían y le daban la bienvenida.
-Kazu…- Las lágrimas de Jin no se detenían… pero por su hermosa sonrisa, Kamenashi entendió que se debían a la felicidad de tenerlo consigo… La felicidad de haber obtenido sus 3 deseos de cumpleaños.
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Canción de Amor (AKame)



Canción de Amor.
One-Shot
AKame
~Neiro / KAT-TUN~
09-05-10
To: Johnnys Himitsu


Aquella vez no pudimos despedirnos siquiera… Ya había pasado  un mes desde aquella noche en la que dijiste “tea amo” con tanto sentimiento, pero aún ahora tus palabras siguen flotando en mi cabeza… Sí, habíamos hablado ya varias veces desde esa última llamada… pero por alguna razón, parecía no ser lo mismo… yo usualmente no estaba solo, y ambos estábamos tan ocupados que apenas podíamos dormir… 

¿Estarás bien?. ¿Tendrás frío al despertar?, ¿Reirás tan libremente? Si hubiera sabido que esa sería nuestra última conversación, te hubiera dicho tantas veces que te amaba, te hubiera dicho todo lo que sentía… te hubiera dicho tantas cosas… justo cómo lo habías hecho tú… ¿es que acaso ya lo sabías?…

Siempre era tan idiota… ahora era demasiado tarde para darme cuenta… estabas extraño esa noche… parecías al borde de las lágrimas… yo lo sabía… y aún así no me di cuenta… saqué mis propias conclusiones… pensé solamente en mí mismo… debiste haber estado sufriendo mientras yo bostezaba sin saber nada en absoluto… Pero, algo estaba mal en todo esto, por qué si lo sabías, si sabías que me iría al día siguiente… ¿por qué no fuiste a despedirme? ¿Por qué casi no me habías llamado en estos días? ¿No podías? ¿No querías? O era más bien que ¿no te lo permitían?

Estaba solo, del otro lado del mundo, sin ti… sin saber cómo te sentías… ¿también me extrañabas? ¿me necesitabas tanto como yo  a ti? ¿Siquiera pensabas en mí? ¿Me recordabas?

Sí… todos creían que yo era quien siempre llevó nuestra relación, pensando que yo era un gran sujeto… tan confiado, tan seguro, tan orgulloso… pero todo eso no era más que la fachada que el mundo conocía de mí… y tú lo sabías… siempre fui el débil, el tonto… era yo quien se sentía desprotegido… quien gritaba por atención… quien necesitaba cariño… y tú me habías aceptado cómo era… y me habías tomado entre tus brazos y habías decidido amarme… A pesar del tipo de persona que en realidad era, tú me amabas de un modo tan puro y verdadero que casi me parecía una ilusión.

Pero ahora parecía que por fin estaba por despertar y no me gustaba para nada la realidad… Ni siquiera podía comunicarme contigo desde hacía tres días… ¿Acaso te había sucedido algo? Mis miedo y preocupaciones comenzaron finalmente a hacerse visibles, pero so pretexto de que todo lo de la promoción y los conciertos habían sido mucho más pesados que en Japón, nadie había preguntado nada más allá.

Ese día por fin respondiste, pero no fue tu voz la que escuché del otro lado del teléfono… era Tegoshi quien había contestado… ¿Qué demonios hacías con ese mocoso a las dos de la mañana? Sí, estaba celoso… tan celoso que ni siquiera podía pensar con claridad… para cuando me di cuenta ya estaba reclamándole mil y un cosas… a pesar de su infantil apariencia, Tegoshi poseía un carácter mucho más fuerte que el mío, así que cuando menos pensé, era yo el que recibía insultos y gritos… los cuales terminaron cuando me colgó el teléfono.

¿Te habías enojado? Ni siquiera hiciste por llamarme y aclarar las cosas… y yo comencé a pensar más y más al respecto… ¡Pero que tonto que era! ¿Cómo no me di cuenta? Ustedes estuvieron trabajando juntos en el drama con Uchi…. ¡Lo sabía! Fue extraño cómo habían terminado acercándose tanto en tan poco tiempo, como cada vez llegabas más tarde a casa, que siempre estabas cansado, que hablaras tanto de él… ¿Cómo no me di cuenta de que Tegoshi había comenzado a gustarte? Pero si era así… ¿por qué habías permanecido conmigo? Diciéndome que me amabas… que era tu todo…

Un mes más pasó mientras me torturaba a mi mismo al pensar que habías fácilmente ocupado mi lugar con alguien más… ¿en verdad lo habías hecho?… Mi corazón se llenaba de más y más heridas… si mis miedos eran reales, entonces yo ya no tenía un lugar al cual volver… ¿qué pasaría conmigo de ahora en adelante? ¿qué debía hacer?

Al final dejé de intentar llamarte, de todos modos no respondías el teléfono… por Nakamaru y Ueda sabía que estabas bien, eso para mí era lo importante… Seguía sintiendo que algo no estaba bien, pero si no me dejabas llegar a ti, ¿cómo podía saberlo?

Los días seguían pasando convirtiéndose en semanas… Agosto había llegado antes de lo esperado… permanecí a solas en mi habitación, había soñado algo horrible y simplemente quería quedarme ahí y llorar… el ventilador giraba incesantemente provocándome un dolor de cabeza que comenzaba a volverse insoportable… Los boletos de avión fechados a 9 de mayo me arrancaban lágrimas entremezcladas con sonrisas, si no me hubiera ido ese día, esos boletos nos hubieran llevado a un lugar sólo nuestro… pero ahora ya no valían nada. Y tras haberlos guardados por tanto tiempo, esa mañana terminaron hechos pedacitos entre mi cama y mi desesperación.

A estas alturas, seguramente el World Tour estaba por llegar a su fin, ¿no?… ¿Dos semanas? ¿Una semana? A mí sinceramente ya me daba igual, sin ti, el grupo, la agencia, mi vida entera, todo carecía de significado… y tú seguías en algún lugar lejos de mí… donde ni siquiera podía alcanzarme el sonido de tu voz.
Ya no sabía ni qué día era… Mi celular sonaba en alguna parte… el ruido me molestaba… además probablemente sería Ueda… ya era el único que me llamaba seguido y aunque me hacía feliz, no era él con quien quería hablar… Pero para mi total sorpresa, no era su nombre sino el tuyo el que aparecía en la pantalla.

Algo estaba mal… lo supe apenas respondí… el nudo en tu garganta te dificultaba hablar con claridad… Entre uno de tus silencios y el ruido que te rodeaba, reconocí un sonido que ahora me resultaba de lo más familiar… ¿Podría ser acaso que estuvieras a menos de dos cuadras de donde yo estaba? La sola posibilidad fue suficiente para que mi cuerpo entero reaccionara, no habían pasado ni tres minutos desde que estabas al teléfono y yo ya estaba en el elevador esperando a que la puerta se abriera para echar a correr hasta la cafetería donde casi podía jurar que estabas. No te dije nada, sólo te mantuve en la línea para escuchar lo que había a tu alrededor y asegurarme de que estaba en la dirección correcta.

La fachada verde olvido con amplios ventanales, que tantas veces antes había visto por las mañanas al salir a correr se alzaba frente a mis ojos… desde donde estaba podía escuchar aquella musiquita de la heladería de la esquina… ¿Dónde podías estar? Comencé a mirar a todos a mi alrededor… definitivamente no estabas ahí… tras un breve silencio rompiste en llanto… entonces lo oí… fuerte y claro… el agua de alguna fuente caía cerca de donde estabas… miré hacia enfrente… de espaldas a mí, sentado en cuclillas mientras levantabas una hoja seca del piso… Ni siquiera pensé lo que hacía, sólo corrí entre los autos… parecías destrozado cuando te colgué, aferrando con todas tus fuerzas el celular entre tus manos mirando el cielo como esperando un milagro… Sólo tenía una cosa en mente: quería abrazarte.

Tus ojos me miraban estupefactos cuando te giraste resignado para volver… yo sólo corrí hasta donde estabas y te tomé con fuerza entre mis brazos… esta sensación… Tenerte así era todo lo que me hacía sentir vivo. Sentir tu tibia respiración en mi cuello… el tacto cálido y suave de tus manos sobre mi espalda mientras te aferrabas a mí… el olor dulce de tu cabello… la fragilidad de tu cuerpo contra el mío… y ese sabor que tanto amaba… tus labios seductores y tiernos que me hacían perderme en ti… eras tú… mi razón de ser… la piedra sobre la que me sentía seguro para no caer en el vacío y la oscuridad que era mi vida… eras tú… mi principio y fin… el aire que respiraba… mi sueño… mi pasado… mi futuro… mi amor… eras tú… mi todo.

“¿Estoy soñando?”, te dije cuando por fin pude hablar… Negando suavemente, pusiste, como tantas otras veces, tus manos sobre mis mejillas, un poco por detrás de mis orejas, justo antes de sellar mis labios con un beso… ¡No eras un sueño!… En verdad estabas ahí… estabas justo ahí… a mi lado… ¿Cómo?… ¿Por qué?… En verdad no entendía nada… y creo que ya no me importaba entender… al ver tus ojos me di cuenta de todo… sí, algo había pasado… pero en nada se acercaba a lo que yo había estado pensando… por alguna razón ajena a ti, no habías podido estar en contacto conmigo… pero nada había cambiado entre nosotros… nuestro amor seguía siendo más fuerte que el tiempo y la distancia… incluso se había vuelto más grande.

Si esto era o no cosa de él, no me importaba, no había nada que quisiera más en este mundo que estar contigo y estaba dispuesto a enfrentarme a él con tal de estar a tu lado.
“¿Vendrás conmigo?”, preguntaste tímidamente… Sólo tomé tu mano… la luz de tus ojos era la guía que necesitaba… para encontrar nuevamente el camino de vuelta a casa… ese camino que se escondía en el sonido de tu voz.

Sí… tu voz me mostraba el camino… a través de mis miedos e inseguridades… a través de este enorme mundo… Nuestra historia simplemente no tenía final.

Y te amé… con toda la pasión reprimida… con cada centímetro de mi cuerpo… te amé como si fuera la primera y última vez que te tenía…

A la mañana siguiente caminábamos por el aeropuerto de Narita… teníamos un concierto que dar… Tenía un grupo al cual volver… amigos a los que quería ver… fans a las que debía compensar por mi larga ausencia… pero sobre todo… te tenía a ti a mi lado… y eso era lo único que necesitaba para ser feliz.
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Luz de Luna (AgeMako)




Luz de Luna
One-Shot
Makoto & Ageha / RH Plus
~Moonlight/Yamada Ryosuke~
27-04-10
To: Hiro


El verano había llegado a su final… Las verdes hojas de los árboles se habían tornado de tonos amarillos y naranjas inundando el ambiente de una indescriptible aunque agradable atmósfera cálida que contrastaba con el viento frío que comenzaba a sentirse en la ciudad.


La solitaria calle continuaba su camino cuesta arriba donde la Casa de la Luna permanecía tan iluminada y animada como todos los días. A través de las pesadas cortinas, un halo de luz plateada se abría paso para llegar hasta la escalera de madera donde aquel chico de cabello oscuro y mirada triste estaba tranquilamente sentado leyendo en compañía de su sombra y un hermoso silencio.

-Ma-ko-to~…- Su voz dulce y un tanto infantil trajo consigo toda una marea de sentimientos apenas comprensibles que le arrebataban la quietud con el sonido del papel al cerrar de golpe el libro entre sus manos.

-Ageha…- La ligera y tierna sonrisa dibujada en los labios de Makoto le gustaba a Ageha más que cualquier otra cosa, así que de inmediato se sentó a su lado para verla un poco más de cerca.

-¿Qué lees?- A diferencia de la suya, la sonrisa de Ageha era radiante y natural… y como siempre, lograba alejar sus problemas y preocupaciones.

-¿Esto? Ah… es sólo una historia de vampiros… ¿ya han terminado de jugar?- Aunque su compañía era lo que más disfrutaba en este mundo, últimamente se había vuelto difícil controlar los latidos de su corazón cuando le tenía cerca, por lo que constantemente le cambiaba el tema al hablar y terminaba por huir de él para controlar su respiración.

-Sip~… El tonto de Bakakazu no hacía otra cosa que perder así que Kiyoi terminó por aburrirse y mejor se fue a la cocina a lavar los platos de la cena… ¿Y está interesante tu libro?…- Estaba cerca… demasiado cerca… podía escuchar fuerte y claro los latidos de su corazón completamente fuera de control.

-Sí, es interesante…- Para evitar que lo notara, Makoto le dio el libro, sabiendo que Ageha se distraería lo suficiente como para que él pudiera tranquilizarse.

-¿Eh~?- Mientras pasaba las hojas, una expresión de asombro borró la sonrisa de su rostro.

-¿Qué pasa?- Como por inercia Makoto volvió a poner sus ojos sobre él para ver qué tenía.

-Makoto… ¿estás leyendo una novela de amor?- Esa mirada divertida, rayando en burla con la que preguntaba aquello, hizo que Makoto se pusiera rojo hasta las orejas.

-Sí… ¿por qué te sorprendes así?- Por instinto le arrebató el libro cuando se levantaba; subiendo con desgano los escalones dejó a Ageha mirando como su cuerpo se desvanecía entre las sombras desapareciendo poco antes de escuchar que se cerrara la puerta de su habitación.





Como cada mañana su alegre voz acompañaba a la gran sonrisa con la que solía darle los buenos días, pero esta mañana al abrir la puerta, Ageha no encontró más que una habitación vacía.

-¡Kiyoi! ¡¡Kiyoi~!!- Gritaba una y otra vez a su paso .

-¿Qué pasa Ageha?- Aquel rostro amable lo miraba desde el comedor, donde colocaba un plato con panecillos junto al florero lleno de rosas rojas y blancas.

-¡Makoto!… ¡Makoto no está!- El chico estaba al borde de las lágrimas tropezando con sus propios pies mientras se abría paso hasta los brazos de su “padre”; temía que de nuevo Makoto hubiera desaparecido en medio de la noche como aquella vez o que su verdadero padre se lo hubiera llevado.

-Sí, lo sé… salió temprano esta mañana… dijo que tenía cosas que hacer en la escuela…- Suavemente daba palmaditas en su espalda teniéndolo abrazado intentando calmarlo.

-¿Cosas que hacer…? ¿Por qué no me lo dijo?- Su rostro de por sí aniñado, se veía más adorable mientras hacía pucheros al tomar asiento. El hombre de lentes le asentía dulcemente al tiempo que le servía el desayuno, dejando por último un vaso con jugo de tomate.

-Será mejor que no esperes a Masakazu…- le decía con una sonrisa al ver que el chico miraba la puerta impaciente sin probar todavía su comida.

-Mmm… ¿O sea que hoy sólo somos Kiyoi y yo?- La idea le resultaba tan encantadora que le devolvía su habitual estado de animo y disfrutaba lo que Kiyoi había preparado para él.



A pesar de que amaba estar con él, sentía la casa tan vacía que terminó de comer más rápido de lo normal y prefirió despedirse y partir a la escuela… Que amaba a Kiyoi era un hecho sabido por todos, pero en realidad al que quería ver era a Makoto, le preocupaba mucho que las últimas semanas lo sentía cada vez más distante.

No era la primera vez que recorría el camino hasta la escuela a solas, pero nunca antes había sentido esta soledad… Y mientras caminaba cabizbajo mirando uno a uno sus pasos, se preguntaba si el cambio de su amigo era culpa suya… después de todo, Makoto había comenzado a comportarse así desde que decidió acercarse más a él.



Todos lo miraban entre confundidos y sorprendidos al ver que venía solo; Makoto y Ageha habían llegado juntos a clases desde que Makoto había comenzado a vivir con ellos hacía casi ya dos años, así que era natural que todos se extrañaran al no verlos juntos.

-Ami-chan… ¿has visto a Makoto?-

-No…aún no ha llegado… ¿no vino contigo?… nee~ ¿se pelearon?- El saber que no había nada de mentira en sus palabras, lo volvió aún más doloroso… ¿Dónde podía estar Makoto y por qué había mentido? Era lo que se repetía una y otra vez Ageha dentro de su cabeza.



La campana anunciaba el comienzo de la primera clase cuando por fin Makoto entró corriendo a tomar asiento al tiempo que la profesora entraba al salón por la otra puerta.

Ageha lo miraba incesantemente mientras la clase continuaba, quería hablarle… moría por sonreírle y darle los buenos días, pero cada que Makoto se sentía observado y lo miraba, no podía decir nada y terminaba esquivando su mirada.



Ese sonido tan familiar anunciaba el final de la clase y también su oportunidad para hablar con él.

-¡Mako…to…- Sin más ni más lo vio levantarse de su lugar y salir del salón sin detenerse siquiera cuando escuchó su nombre al llamarlo… y aquella radiante sonrisa se perdió para siempre entre la confusión.



Para el final del día apenas si habían intercambiado miradas… Ageha comenzaba a sentir como si estuviera siendo evitado por Makoto, quien caminaba a un par de metros delante suyo sumido en un profundo silencio.

-…Makoto…-

-¿Mmm…?-

-¿Me odias?- El dolor y la angustia en su voz al escucharlo decir aquello le heló la sangre. Quería abrazarlo y hacer desaparecer aquel sentimiento que estaba a punto de derramarse a través de sus ojos… pero el miedo lo paralizó e incapaz de hacer o decir algo, simplemente echó a andar otra vez, dejando a Ageha mirando a la nada mientras las rojas luces del atardecer se reflejaban sobre aquella lágrima que caía silenciosa.



La luz de luna brillaba sobre su cabello rojizo, sentado en la barandilla del puente que siempre cruzaban de camino a casa. Ageha se ahogaba entre sus sentimientos y sus pensamientos. El viento nocturno se sentía realmente agradable entre sus dedos, cerró los ojos tras mirar la luna llena en medio de la oscuridad y se entregó de lleno a la profunda calma que sentía.

-…Ageha…- Al verlo corrió con todas sus fuerzas y lo tomó entre sus brazos justo a tiempo para evitar que cayera; su cuerpo se sentía adolorido por el impacyo contra el asfalto, pero su corazón estaba totalmente aliviado de que no le hubiera pasado nada. Suavemente apartaba los mechones de cabello para ver su rostro mientras estaba recostado sobre su pecho; estaba inconsciente pero no parecía lastimado, Makoto sonreía dulcemente al mirarlo, abrazándolo con fuerza al sentirse feliz por haberlo encontrado.

-Ma…koto…- Lentamente había abierto los ojos para encontrarse directamente con los de Makoto.

-¿Estás bien?- Su suave voz se escuchaba preocupada mientras le ayudaba a levantarse. Las mejillas de Ageha se tiñeron poco a poco de un rojo intenso al reparar en lo que había pasado. Múltiples y contradictorias emociones se entrelazaban dentro de él, pero al final sólo una se hizo escuchar por encima de todas las demás.

-Me encontraste…- Sus ojos comenzaron a ponerse llorosos, las palabras amenazaban con escapar a un lugar donde no podrían ser alcanzadas. -...ni siquiera pensé que fueras a buscarme…- aunque se esforzó en evitarlo, finas gotas de agua salada se abrían paso silenciosamente a través de sus mejillas. Makoto lo miraba sin decir nada, se sentía culpable… aún cuando nadie lo era.



Nuevamente aquel silencio… Ése que últimamente siempre se interponía entre ellos cuando estaban a solas… Ése maldito silencio que de pronto se había vuelto una barrera que separaba sus corazones.

Ageha apretaba sus puños con fuerza tratando de ahogar de una vez por todas su llanto, a la vez que la herida en su corazón sangraba por la frialdad del chico que amaba.

Makoto miraba la frágil figura que tenía frente a sus ojos, muriendo de ganas por abrazarlo y desvanecer todo aquel dolor que sin intención parecía haber provocado, pero en vez de eso camino hasta la barandilla y cerró sus manos contra el metal como intentando aferrarse a algo más que lo que sentía en ese momento, pensando en tantas cosas, incapaz de hacer lo que quería.

-Simplemente dilo…- Su voz entrecortada por el llanto chocó directamente contra aquel muro.

-¿Eeh?- Las palabras de Ageha trajeron a Makoto de regreso a la realidad.

-¡Sólo di que me odias!… ¡Así mi corazón podrá dejar de amarte de esta manera!- De pronto aquella barrera que creían indestructible, estalló en mil pedazos, trayendo consigo un mar de lágrimas. Como respondiendo a un impulso propio, el cuerpo de Makoto lo obligó a correr hacia Ageha y tomarlo entre sus brazos.



La fría luz de luna brillaba sobre aquellas pequeñas figuras abrazadas entre las sombras… Aquel besó desvaneció la tormenta que azotaba sus corazones…

la duda…

el miedo…

las preocupaciones…

todo desapareció en el momento preciso en el que sus labios se tocaron por vez primera fusionando sus almas.
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El final de un sueño (TegoMasu)


El final del sueño.
One-Shot
Tegomass
~Boku Rashiku/Tegomass~
07-05-10
To: Tal


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Mi madre a menudo decía esto cuando yo era pequeño: “los sueños son el tesoro de una persona… por eso nunca debemos perderlos…” Aún ahora creo que ella tiene razón… pero cuando era pequeño realmente no entendía el verdadero significado de sus palabras… supongo que apenas comienzo a entenderlo… pero el precio ha sido demasiado alto… Aunque como mi padre siempre dice: “las cosas que más valen son aquellas que más cuestan y que no pueden ser pagadas con dinero”, así que estoy seguro de que todo esto ha sido lo mejor, y a partir de este momento te guardaré como el tesoro más valioso de mi vida…

Sí, yo lo quería, siempre lo había hecho, así que era algo que todos, incluyéndolo, ya sabían; así que para todos era común que se refirieran a nosotros como si fuéramos pareja y que inclusive nuestras fans lo dieran por hecho escribiendo cientos de historias de ficción en las que él y yo solíamos ser los protagonistas; como a Koyama le gustaba mucho leer ese tipo de “novelas”, a veces llegaba emocionado a platicarnos lo que había pasado en alguna de ellas y con el tiempo fue inevitable que quedáramos enganchados por algunas de las historias, es que en verdad que hay fans con un increíble talento para escribir; incluso una vez, leí una en la que por cierto él y yo éramos los protagonistas… ¡Ah! Lo siento, creo que eso no es relevante en este momento, verdad? Bueno, creo que entendieron a qué me refiero, la cosa es que todos creían que nosotros en verdad estábamos juntos cuando en realidad no era así, sí, lo sé, pueden no creerme, pero nunca tuvimos ese tipo de relación.

Nuestra primera gira como Tegomass estaba por comenzar, estas dos últimas semanas antes del primer concierto serían sin duda las más pesadas; el grado de cansancio aumentaría al extremo y nuestro tiempo libre quedaría reducido a los descansos y a nuestras casas. Pero uno de nuestros sueños estaba por volverse realidad, así que estábamos dispuestos a darlo todo con tal de lograrlo, sin importar cuánto tuviéramos que sacrificar en el camino. Igual no me importaba, bueno, no es que me diera igual, no, más bien. Me refiero a que no me molestaba para nada, la idea de que a partir de ese día yo iba a estar todo el día todos los días a su lado me resultaba lo más genial de este mundo… Así es, si no estábamos juntos no era porque no quisiera… había muchas cosas de por medio, supongo que simplemente no era el momento.

Pero regresando a lo que estaba diciendo, a pesar del agotamiento físico y mental que nos traería, los dos estábamos esperándolo con ansias. Como no teníamos que preocuparnos por bailes y coreografías, nuestros ensayos me permitían disfrutar de una de las cosas que más me gustaban: escucharlo cantar. Sí, de entre todos los Tegoshi que había conocido a lo largo de estos años, el que más me gustaba era sin duda el Tegoshi Yuya que irradiaba toda esa luz cuando cantaba. Después de todo, ésa era la verdadera razón por la que había aceptado que nos debutaran como Tegomass hace dos años… Tiempo durante el cual, tener nuestro propio concierto parecía sólo un lejano sueño, pero habíamos trabajado con todas nuestras ganas y las fans nos apoyaban de un modo sorprendente, así que el sueño se había hecho realidad… o al menos estaba a una nada de hacerlo.

Cuando menos pensamos, la gira estaba por terminar. Tegoshi parecía realmente feliz, siempre con esa radiante sonrisa que lograba llevarse lejos las preocupaciones y dificultades que nublaban mi cielo, volviendo mis días soleados. Aún cuando nuestro manager nos había reservado habitaciones individuales, él había terminado colándose en mi cuarto cada noche, después de todo, a Tego no le gustaba estar solo, pues a menudo, cuando estaba nervioso o hiperactivo, le daba insomnio y nada odiaba más que estar a solas y aburrido. Supongo que al no estar cerca Koyama y Shigeaki, mi compañía le resultaba mucho mas agradable que la del manager… para su desgracia, yo rara vez tenía problemas para dormir, así que al final terminaba en mi cama viendo la tele o jugando videojuegos mientras yo yacía en el quinto sueño… Aún así ninguna de esas veces lo había encontrado a mi lado al despertar. La primera vez que lo veía por las mañanas era cuando entraba efusivamente a darme los buenos días para que bajáramos a tomar el desayuno juntos.

Y así, todos nuestros días durante los conciertos eran divertidos y relajados. Aún cuando fueran días en los que tuviéramos mucho trabajo, estando a su lado todo estaba bien, a veces incluso terminábamos improvisando… él tocando la guitarra y yo la batería… aunque en realidad no se podría decir que lo mío fuera realmente muy artístico o musical, verdad? Sin embargo, reír y hacer el tonto a su lado era en verdad algo de un valor incalculable.

Y como podrán imaginar, al tener menos fans persiguiéndonos y menos gente del staff a nuestro alrededor, nosotros habíamos aprovechado cada momento juntos al máximo… pero aún así, seguíamos sin repetir lo que habíamos hecho tantos años atrás… En verdad quería volver a estar con él, besarnos, ser uno…

Ahora pareciera que sólo estábamos juntos siendo poco más que amigos… menos que novios. Ya no puedo reclamarle nada, después de todo es mi culpa, yo tomé la decisión… Estaba demasiado asustado en aquel momento y no tenía las fuerzas para luchar por estar con él… Y aunque ahora estaba dispuesto a todo, temía que sus sentimientos hubieran cambiado… Sí, sabía que aún me quería, que aún estaba en su corazón, pero no dejaba de preguntarme si ahora había alguien más.

De pronto ésa noche después del último concierto, estando a solas sentado a la orilla de la piscina sintiendo el agua en mis pies, me descubrí a mi mismo al borde de las lágrimas tras escucharlo al teléfono con alguien que seguramente era Koyama… ¿podría ser él quien ahora ocupaba sus pensamientos? Pensándolo bien, lo había estado llamando más de tres veces al día durante todos los días desde que comenzamos los ensayos, él también le llamaba a menudo, incluso fue a varios de nuestros conciertos… Era tan tonto… debí haberlo notado antes. No, no debía llorar… sabía que esto podía pasar desde el momento en que le dije “no deberíamos continuar…”

Había sido tan tonto… tan cobarde… Ahora debía ser fuerte y aceptar las cosas. Ya no podía regresar el tiempo… Si ahora sólo podíamos estar así de cerca, eso era mejor a no tenerle. Me sentía cansado, así que me fui a dormir temprano; al otro lado de la puerta podía escuchar todavía su risa; entré a mi habitación, ni siquiera prendí la luz… Me quedé recordando tantas cosas… pensando…

Me despertó el tacto suave de su mano sobre mi mejilla… “¿Qué tienes?” preguntaba en un susurro en mi oído al tiempo que desvanecía con sus labios los rastros de aquellas lágrimas que contra mi voluntad se las habían arreglado para escapar. No era capaz de decir algo, mi corazón latía fuera de control al tenerlo tan cerca; movido por un impulso lo rodeé por la espalda atrayéndolo contra mi pecho. Pese a su incomprensión, terminé por abrirle mi corazón y decirle todas esas cosas que había estado guardando durante estos últimos años. Ya no me importaba si parecía patético ante sus ojos… sólo quería que supiera cómo me sentía.

La verdad es que nunca hubiera predicho este final… cuando menos pensé sus manos estaban perdiéndose lentamente sobre mi cuerpo y sus labios devoraban desesperadamente los míos mientras me repetía una y otra vez el “te amo” que tanto había querido escuchar.

Cuando abrí los ojos por la mañana, su delgado y cálido cuerpo continuaba acurrucado contra mi pecho, contemplándolo con una boba sonrisa teniéndolo entre mis brazos, me sonrió tímidamente antes de darme como siempre los buenos días. En ese segundo que se volvió eterno, me di cuenta de que mi sueño había llegado a su final… había dejado de ser sólo un sueño y ahora se había vuelto mi mayor tesoro… uno que no tenía precio.

¡Ah! Se preguntan: ¿qué pasó después?

Pues en cuanto volvimos a Tokio, les dije a los chicos que de ahora en adelante Tegoshi y yo éramos novios y que sin importar qué o quién, siempre estaría a su lado…
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COMO AYER… (RyoPi)



COMO AYER…
One-Shot
~ I-za-na-i-zu-ki ~
25-04-10
Para: Senko


“Me pregunto hace cuánto que estamos así… Mmm… ¿Seis años?… ¿Siete años?… A estas alturas qué más daba, ¿no crees Ryo-chan? El caso es que aún ahora estamos… En este momento la verdadera pregunta es… ¿Por cuánto tiempo más podremos estar así¡…”
“Aunque los problemas a nuestro alrededor nunca nos habían afectado demasiado, últimamente eras muy frío y distante conmigo Yamapi… y por más que pensaba al respecto, no lograba encontrar la razón de tu comportamiento…”
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-Lo siento Ryo-chan… por ser tan tonto como para pensar que había alguien más en tu corazón…-
-Yamapi…después de siete años deberías saber que eso no es posible…-
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UNOS DÍAS ANTES.
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-¡Buenas~!- Su voz inundó de pronto aquel salón lleno de espejos cuando llegó a la agencia ese viernes soleado.
-Hola Ryo-chan…- Koyama fue el primero en responder su efusivo saludo.
-¡Buenos días Ryo!- La dulce e infantil sonrisa de Tegoshi le dio la bienvenida como cada mañana.
-¡Hola Tegonyan!- Tal como era su costumbre, Nishikido lo despeinó al pasar a su lado. Masuda y Kato lo saludaron con un simple movimiento de cabeza pues estaban vocalizando.
-¿Y Yamapi?-  Se le hizo extraño no verlo en su sala de ensayos siendo que siempre era muy puntual.
-Mmm… creo que está con Toma-chan, vino a buscarlo hace rato pero Yamapi no estaba… así que cuando le dijimos fue a buscarlo…- Ya que Tegoshi solía hablar de más, a Nishikido le quedó claro que eso era justamente lo que había pasado, Tegoshi podría ser indiscreto pero no mentiroso. Incapaz de hacer algo de momento, aquel chico de expresión fría y mirada inocente se cambio de ropa y guardó sus cosas en el casillero rojo marcado con su nombre justo antes de salir del salón. Después de todo, además de su trabajo con NEWS, también tenía responsabilidades con Kanjani8… para él, hoy sería un día bastante ocupado, pues mientras con nos tenía ensamble para el nuevo sencillo que lanzarían, con los otros estaba en planeación para la gira de conciertos del 2009.
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-¡Gaaaachapin~!- Sin lugar a dudas reconocía aquella voz simplona y aguda a la primera, luego de tantos años de escucharla, era imposible no saber que era él.
-¡Subi!… ¡No me llames así en público!, ¡¿Cuántas veces te lo he dicho?!- Esa mirada tierna de pronto se volvió amenazante. Al ver que estaba molesto, Subaru echó a correr y se abrazó a la espalda de Yokoyama, quien venía por el pasillo perpendicular al que ellos recorrían.
-¡Yoko~!… ¡Sálvame~!… Ryo-chan da miedo…-
-Mmm… ¿y no será culpa tuya por llamarlo Gachapin a primera hora de la mañana?-
-¿Ah? ¿Lo escuchaste?-
-Ni modo que no… siempre lo gritas a todo pulmón…-
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Aunque Yokoyama también se reía de la situación, decidió no ser el escondite de Subaru para no quedar en medio de la zona de batalla, pues Nishikido no quitaba aquella expresión aterradora de su rostro.
-¿Ryo…?-
-¡Hina!- Al ver a Uchi, el rostro de Subaru se iluminó por una brillante sonrisa de tranquilidad… pues como por arte de magia, Nishikido volvió a sonreír, después de todo, Uchi siempre tenía ese efecto en él.
-¡Hola chicos! ¿Mucho trabajo?-
-Sí, desde que te fuiste, estos dos no dejan de darme problemas…- Aunque pareciera que Yokoyama lo decía en broma, su comentario tenía mucho de verdad, a final de cuentas, Uchi siempre había sido quien mantenía controlado a Ryo y quien terminaba sus pleitos tontos con Subaru.
-Jejeje… entonces, ¿debería volver con ustedes?-
-Sí, definitivamente debes volver…- Aquello se había vuelto ya una broma recurrente entre todos ellos, era un hecho que Uchi jamás podría volver ni a NEWS ni a Kanjani, aún cuando se le había permitido volver a la agencia, el jefe había decidido no levantarle el castigo impuesto un par de años atrás.
De pronto se hizo un extraño silencio en el que parecía que sólo Nishikido y Uchi se comunicaban en un lenguaje inaudible e incomprensible para los otros dos, quienes optaron por mejor darles su espacio… Después de todo, era la primera vez que se encontraban frente a frente desde que Uchi se había mudado a Tokyo cuando regresó a la agencia.
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A diferencia de otros días, Yamashita había llegado tarde al edificio, lo cual extrañó en sobremanera a Koyama, quien solía ser el segundo en llegar y esta mañana encontró la sala de ensayos vacía.
-Buen día Yamapi…-
-Buenos días Koyama…-
-¿Qué tienes?, te ves decaído…-
-Mmmm… algunos pequeños problemas personales… no pasa nada, ya los solucionaré… espero…- Fue el modo en que su líder pronunció aquella última palabra lo que dejó a Koyama preocupado. Aunque la relación entre todos los miembros del grupo era bastante buena, la verdad es que Yamashita siempre se había mantenido un tanto alejado, ¿o sería más adecuado decir que los había mantenido alejados de él?
.
Y si bien en un principio se sentían mal por ello, habían aprendido a aceptarlo y a respetarlo; a final de cuentas, siempre concluían que sus razones tendría para actuar de esa manera; y como de cualquier manera, parecía no afectar al agrupo, pues no había problema.
-Ne, Yamapi, hace rato te vino  a buscar Toma…-
-¿No te dijo que quería?-
-Noup… sólo le preguntó a Tegoshi por ti…-
-Ok, gracias… iré a buscarlo en lo que llegan los demás.- Que su viejo amigo fuese a buscarlo no era de extrañar, lo que se le hizo raro fue que no lo llamara al celular al no encontrarlo.
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-¿Has estado bien?- por fin Nishikido rompió el silencio ocultando su nerviosismo en los bolsillos de su chamarra azul mientras hablaba nuevamente con Uchi en el restaurante cerca de su casa, habían decidido platicar tranquilamente fuera de los ojos curiosos de los chicos de la agencia aprovechando que era el día libre.
-Si… vivir en Tokyo es mucho más duro de lo que pensaba…- Sabía que había un tanto de mentira en sus palabras, pero Uchi se esforzaba en sonreír para no preocuparlo.
-¿Por qué no me habías llamado en todo este tiempo?- Hacía ya un año que le habían permitido volver, un año en el que no había estado en contacto con él.
-Ambos estábamos demasiado ocupados supongo… tampoco tú me llamaste…- La dulzura en su sonrisa no hacía más que enfatizar la tristeza de su mirada. Nishikido se sonrojó un poco lo que de inmediato bajó la mirada.
-Lo siento… creí que estarías enojado conmigo… por lo de Yamapi… o que incluso pudieras odiarme…-
-Tonto. Jamás podría enojarme contigo, mucho menos odiarte… te lo dije entonces y lo sigo sintiendo ahora… Te amo Ryo-chan…- De entre toda la gente a la que Nishikido apreciaba, Uchi era el único que sabía de su relación con Yamashita, sólo después de escucharlo, entendió porque su amigo no podía corresponder sus sentimientos, pero eso no significó que sus sentimientos por él cambiarán con el paso de los años aún cuando no pudiera estar a su lado como quisiera.
.
Yamashita y Toma caminaban rumbo al comedor; como solían hacer cada que tenían tiempo y sus horarios coincidían, disfrutaban de poder para algo de tiempo juntos, y a menudo se citaban para comer juntos. Nishikido le había dicho que tenía cosas que hacer, así que cuando Toma lo llamó por la mañana, Yamashita no dudo ni dos segundos en aceptar su invitación para ir a comer.
-Nee… Yamapi… ¿Cuánto más vas a seguir así?-
-No lo sé… la verdad es que ya me estoy hartando de estar así con él… no sé qué pasó entre nosotros…-
Su conversación quedó inconclusa cuando llegaron a su mesa Hasegawa y Kazama… Aunque ellos también eran grandes amigos de Yamashita, no quería preocuparlos ni hacer que cambiaran el concepto que tenían de Nishikido, después de todo ellos se llevaban bastante bien con él.
-¿También vienen aquí en los días libres?-
-Sí, este lugar nos trae buenos recuerdos de cuando aún éramos juniors.-
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-¿Y a qué hora se fueron siempre ayer?-
-Pasada la media noche… Yamapi y los NEWS se fueron a eso de las 7:00pm… pero nosotros teníamos que afinar algunos detalles…-
-Sí, me imagino… el Tour del “Puzzle” comienza la próxima semana, ¿verdad?… Supongo que estarán muy ocupados estos días…-
-De hecho… apenas si he dormido un par de horas; en días así es cuando se vuelve difícil estar en ambos grupos…-
-Ryo… debes resistir… Después de todo, no piensas renunciar a ninguno, ¿verdad?- El Sol se estaba poniendo cuando Nishikido se despidió de Uchi tras recibir una llamada de Subaru, otra vez le esperaba una larga noche en la sala de ensayos que Johnny-sama había improvisado para Kanjani. Más que el cansancio y el sueño, lo que afectaba a Nishikido era que Yamashita se había ido sin despedirse ese día.
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-¿Ryo-chan…?-  Tegoshi se acercó lentamente a la mesa donde estaba alguien recostado sobre su mochila.
-Tegoshi… buenos días…- le respondió una voz adormilada.
-Ryo-chan… ¿no fuiste a casa?-
-No… la reunión con los eitos terminó casi a las 4:00am… Y nosotros teníamos llamado a las 7:00am; si me iba a casa no iba a dormir nada…-
-No has desayunado, ne?, ¿te traigo algo de la cafetería?; ah… debes estar esperando a Yamapi, verdad? Me llamó cuando venía para avisar que llegaría tarde porque iba a pasar a comprar algo para comer… ¿Ryo-chan?-
Las palabras de Tegoshi no tuvieron nada de especial, sin embargo hirieron a Nishikido como si hubieran sido pronunciadas con la intención de matar. Al final no tuvo otra opción más que ocultarse entre sus brazos y su bolso para que su amigo no lo viera llorar.
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-¿Ikuta? ¿Qué pasa?…- Yamashita estacionó su auto rojo para responder el teléfono. Al parecer Toma había tenido llamado de última hora en el set de una de las películas que estaba grabando; al no haber desayunado, le pidió a Yamashita que le llevara algo de comer al estudio pues le quedaba de camino cuando fuera a la agencia. Aún cuando iba  con tiempo, Yamashita prefirió llamar a Tegoshi por si se le hacía tarde; después de todo, había algo de lo que quería hablar con su mejor amigo porque lo tenía preocupado desde la noche anterior… algo le decía que su querido Ryo-chan estaba comenzando a salir con alguien más.
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Su teléfono celular lo había despertado bruscamente hacía no más de una hora. Del otro lado, la voz de Nishikido le decía que no estaba bien. Ahora Uchi corría por el pasillo hasta la sala donde ensayara tantas veces atrás con NEWS. Dentro no había nadie excepto un chico delgado de chamarra azul que dormitaba apoyado sobre la mesa… las mangas de su sudadera se volvieron el pañuelo para secar aquellas lágrimas que habían sido olvidadas en el silencio.
-Hiroki…- Al ver que no era parte de sus sueños, Nishikido le sonrió levemente, gestó al cual Uchi respondió con un abrazo. Un abrazo tan cálido… el abrazo que Nishikido jamás se atrevería a pedirle.
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-¡Buenos días Yamapi!-
-¡Buenos días Tegoshi!… ¿Ryo-chan ya llegó? No puedo contactarlo al cel…-
-Sí, está arriba, bajé para dejarlo dormir un poco más, ¿sabes? Que bueno que le trajiste el desayuno, no pudo ir a casa anoche… se ve tan cansado… ¡Lo bueno es que te tiene a ti a su lado!-
-¡¡¡Tegoshi~!!!-
-¡Keii-chan!-
Tegoshi dejó a Yamapi ahogándose en un mar de confusiones y remordimientos. Movido por un impulso que ni siquiera llegaba a comprender, echó a correr escaleras arriba mientras Tegoshi lo miraba con una sonrisa de satisfacción al pensar que había hecho algo bueno por sus dos amigos.
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-¿Yamapi?— ¡Yamapi!…- A lo lejos, doblando por el pasillo, Kamenashi creyó haber visto a su amigo; por alguna razón, lo conocía tanto, que algo en la manera tan desesperada en que corría, lo hizo preocuparse e ir detrás de él.
Yamashita permanecía de pie cabizbajo sujetando inseguro el picaporte de aquella puerta de madera. Respiró hondo, como intentando llenarse de valor y abrió  suavemente la puerta para no asustarlo si aún dormía, sólo para ver el momento exacto en el que Uchi tomaba a Nishikido entre sus brazos.
-Yamapi… ¿Qué te pasa?… Te hablé pero…- La voz de Kamenashi se apagó de súbito al ver lo que provocaba las lágrimas de Yamashita; delatando su presencia, Uchi los vio de pie en la entrada y de inmediato soltó a Nishikido.
-Yamapi… ¡Espera Yamapi!…- Uchi trató de ir tras él pero Nishikido lo sujetó con fuerza si decir nada, dejándolo desconcertado al ver que le decía que no con la cabeza.
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Estando frente al espejo vio ese rostro que tanto le desagradaba, todo era culpa del mar de lágrimas que había derramado la noche anterior hasta caer dormido. Antes de partir, se puso los lentes de sol y subió como cada mañana a su auto… el día le parecía simplemente gris…
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La alarma de su despertador hacía eco por todas partes obligando a Uchi a levantarse e ir hasta su habitación para apagarla. Nishikido todavía dormía, pero aún así se veía completamente exhausto, la alarma del celular comenzó a sonar también, pero él sólo se rebullía entre las cobijas. Un par de lágrimas atrapadas entre sus pestañas lo dejaron a sus ojos como muy pocos antes lo habían visto… como un niño frágil y vulnerable que necesitaba ser cuidado. Uchi tomó el celular y pasó nombres hasta llegar al que buscaba.
-¿Subaru-san?… No… soy Uchi…-
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El paso del segundero de aquel reloj colgado sobre la blanca pizarra lo torturaba sin cesar. Ya eran casi las 10:00am y Nishikido aún no llegaba y su celular sonaba una y otra vez sin respuesta. Harto de aquel sonido, salió de la sala de ensayos aprovechando el descanso para dar un paseo.
-Yamapi… ¿cómo estás? Anoche no te llamé pero…- En cuanto le vio puestas las gafas oscuras, supo lo que quería esconder… Toma sabía perfectamente que Yamashita odiaba cómo lucía su rostro después de haber llorado. No dijo nada para que el nudo en su garganta, que intentaba disimular pasando saliva, no terminara en llanto; así que sólo abrazó a su viejo amigo para tratar de brindarle algún consuelo; ya más tarde seguramente le diría qué había pasado, aunque por cómo estaba, sabía que definitivamente se debía a Nishikido.
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Para cuando despertó, el reloj sobre la mesita de noche junto a su cama marcaba la 1:00pm. Su corazón se aceleró de pronto y un escalofrío recorrió su espalda… por primera vez en años, se había quedado dormido sin ir a la agencia.
-¿Ryo?… ¿Qué pasa?… Te ves pálido…-
-Hiroki… ¡Aaah! ¡Me van a matar!-
-Será mejor que te calmes… hace horas que llamé a Subaru-san y le dije que no irías a la agencia hoy… “Si Subaru-san se lo dice a Johnny-sama, no habrá ningún problema”… Eso fue lo que pensé…- La sonrisa de Uchi en la cocineta mientras preparaba la comida tranquilizó por completo a Nishikido, quien sintió que su alma regresaba a su cuerpo con aquel suspiro de tranquilidad tras escuchar lo que le decía.
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-Me voy…-
-¿Yamapi? ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?-
-Pi-chan… extrañas a Ryo-chan, ne?, ¿estás preocupado por él?- Preocupados por su amigo, Koyama y Tegoshi habían permanecido a su lado todo el rato. Ya que todo el día había estado desanimado y distraído, Takizawa había sugerido que pospusieran la prueba vocal para cuando Yamashita se sintiera mejor y que Nishikido estuviera presente, al haber estado los 5 de acuerdo, Shige se había quedado ensayando con la guitarra y Masu había vuelto temprano pues al parecer tenía una cita.
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La hora de la comida había transcurrido agradablemente entre risas y recuerdos. Nishikido siempre había disfrutado así de la compañía de Uchi. Tenían tanto de que hablar que no se dieron cuenta de lo tarde que era; Nishikido aún seguía en pijama así que se fue a cambiar apenado de ver que Uchi si se había cambiado al despertar.
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Pensando en lo que Toma le había dicho toda la semana, Yamashita había decidido enfrentar de una vez por todas la situación… Iría a buscar a Nishikido, ya fuera para solucionar todo o para terminar de la mejor manera; después de todo, sabía que sería imposible que dejaran de verse por completo como las parejas normales.
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Aunque no era muy aficionado a los juegos de video, por culpa de Tegoshi y Ninomiya, Nishikido había terminado por comprarse una consola de videojuegos, después de todo, detestaba la idea de perder siempre contra ellos. Ahora arrastraba a Uchi a su nuevo pasatiempo con la firme convicción de encontrar en él un compañero de prácticas, ya que Yamashita se divertía más sólo viéndolo jugar.
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Debido a los nervios, subía lentamente los escalones, sumido en una nube de miedo y preocupaciones que no sabía cómo procesar. Ahora Yamashita estaba de pie afuera del apartamento con la mano apoyada en la puerta, inseguro de tocar o de usar su llave. Todo su sentimiento de culpa se volvió furia al ver que era Uchi quien le abría la puerta. Ni siquiera quiso escuchar explicaciones, de inmediato se dio la vuelta al ver a Nishikido sentado relajadamente en el sillón de la sala de estar, dejando tanto a Uchi como a Nishikido con los ojos abiertos de par en par.
-¡Yamapi!¡Espera!- Nishikido salió corriendo tras él temiendo que fuera la última vez que lo veía como su pareja; después de todo, Uchi se lo había dicho demasiadas veces esa tarde… tenía que arreglar las cosas con Yamashita si no quería arrepentirse de haberlo perdido en el futuro.
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Al escuchar su voz llamándolo con un tinte de pánico y desesperación, Yamashita sintió que le daba un vuelco el corazón.
-Yamapi…- Sus brazos se cerraron con fuerza alrededor de su cuerpo desde atrás. En su espalda podía sentir su tibia respiración.
-¿Por qué insistes en irte sin siquiera tomarte la molestia de escucharme? ¡Si simplemente quieres terminar conmigo, no es necesario que seas tan frío e indiferente!… Sólo dime que ya no me amas…-
-Ryo-chan…- Su voz fue más un suspiro cuando puso suavemente sus manos sobre las de él. -¿Con que derecho me dices eso si eres tú quien me ha cambiado por otro?- Ahora parecía reprocharle toda una vida.
-¿Ah? ¿De qué demonios hablas?… Yamapi, tú eres el único al que siempre he amado y el único al que amaré, no puede haber nadie más en mi corazón…- Las palabras de Nishikido tocaron profundamente dentro de su corazón… Había miles de emociones diferentes revoloteando por todo su cuerpo.
-¡No me mientas!… ¡Si en verdad quieres estar con Uchi sólo dilo!, pero no juegues más conmigo…- Al final lo que salió de su boca no fue para nada lo que sentía en realidad.
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Sabiendo que Yamashita estaba al borde de las lágrimas, Nishikido lo tomó por los hombros girándolo suavemente para mirarlo a los ojos.
-Yamapi… mírame… ¿crees que miento cuando digo que eres el único al que amo?…-
-Perdóname… Estaba aterrado sólo de pensar que alguien más se había ganado tu corazón…-
-Yamapi… escúchame… nadie más puede tener mi corazón… porque mi corazón sólo te pertenece a ti…- Con un apasionado beso que había sido reprimido por demasiado tiempo, Nishikido borró todas las dudas e inquietudes de su amado Yamashita.
-Lo siento Ryo-chan… por ser tan tonto como para pensar que había alguien más en tu corazón…-
-Yamapi… después de siete años deberías saber que eso no es posible.-
Nuevamente estaba ahí esa deslumbrante y perversa sonrisa que tanto amaba de Nishikido… esa sonrisa que no le había sido concedida por más tiempo del que hubiera querido soportar… Pero de ahora en adelante podía estar seguro de que nadie se la podría arrebatar jamás.
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