CAPITULO 4. Un sentimiento sin voz.
La hora feliz del desayuno pasó rápidamente. Yunho y Yoochun lavaban los trastes cuando el señor Hyung llegó; la verdad es que yo no me había percatado de su ausencia, por lo que la expresión de mi rostro fue más que evidente.
-Ah, ya te acostumbrarás, él suele escabullirse en la madrugada o temprano en la mañana para ir a la oficina…-
-O al menos eso es lo que nos dice… Nosotros sabemos que en realidad va a casa con su familia.-
Jaejoong Y Changmin miraban al señor Hyung por sobre mi hombro mientras hablaban; a pesar de que usualmente actuaban como niños, también eran muy maduros, sobre todo Jaejoong. De igual manera, Yunho y Yoochun que se veían tan adultos, también tenían sus ratos de inmadurez; supongo que era parte del encanto que todos teníamos, por eso no me extrañó cuando esos dos terminaron en una guerra de espuma de jabón en la cocina.
-¡Chicos recojan ese desastre! ¡¡Por primera vez esta casa no parece zona de desastre y quiero que permanezca así!! ¿Me entendieron?- La voz del señor Hyung era autoritaria y firme mientras los regañaba con dedo acusador.- Gracias por tu duro trabajo Junsu. Vayan por sus cosas, ustedes tres vienen conmigo, saldremos antes hacia la oficina, debemos pasar a otro lugar primero.- El gesto severo en su rostro se desvaneció al instante cuando se dirigió a nosotros. Dado que yo no había traído nada conmigo, me quedé donde estaba mientras Jaejoong y Changmin volvían.
Cuando me di cuenta, estábamos cerca de la cafetería de Sungmin. Al llegar a mi casa, mamá esperaba de pie en la entrada. Antes de bajar, el señor Hyung me dio una lista con las cosas que debía empacar. Mamá nos recibió con gusto, el señor Hyung y Jaejoong se quedaron con ella bebiendo té en la sala mientras Changmin me acompañaba a mi habitación para ayudarme pues no teníamos mucho tiempo.
El suspiro de Changmin al ver las fotografías colgadas en la pared mientras subíamos las escaleras me hizo preguntarme cuánto hacía que ellos no iban a casa, sin embargo no dije nada, no quería hacérselo más difícil. Unos 20 minutos después estábamos de regreso en la sala, todos se despidieron cariñosamente de mi madre.
-Te estaremos esperando en el auto, ¿ok?- Me decía Jaejoong en voz baja guiñándome un ojo mientras apoyaba su mano en mi hombro para quitarme una de las maletas al tiempo que Changmin tomaba la otra.
El señor Hyung los miro con asombro y dio un gesto de consentimiento con su cabeza mientras salía por la puerta. Estos chicos! Sólo trataban de darme tiempo a solas con mi mamá; y yo se los agradecería por siempre.
Cuando entré al auto, les agradecí con una amplia sonrisa, el nudo en mi garganta me impedía hablar.
-No tienes porque hacerte el fuerte Junsu, no sólo necesitas a Yoochun para abrir tus sentimientos…-El tono de voz de Changmin era amable mientras me abrazaba.
-Si quieres llorar, llora, ¿está bien? Si te quedas con ese sentimiento dentro, tanto tu voz como tu espíritu se lastimaran…- Cuando Jaejoong puso su mano en mi cabeza dando una palmadita, estallé en llanto, pero aún así sonreía… Ahora me sentía parte de ellos… y ellos me aceptaban como tal… y por eso era feliz.
El resto del camino fue mucho más tranquilo que la noche anterior. Jaejoong comenzó a cantar en voz baja una canción, como sabía la letra comencé a cantar también; luego los tres estábamos cantando y riendo, así que el tiempo pasó volando.
Al llegar al edificio de la agencia, el señor Hyung sacó de la cajuela mis maletas, tomé la más pesada primero, Jaejoong se apresuró y tomó la otra; entre risas y malos chistes echamos a andar los tres detrás del señor Hyung. Subimos hasta el décimo piso; cuando la puerta se abrió, nos dirigimos hasta el fondo del pasillo donde había una puerta doble de madera, sorpresivamente cuando Changmin iba a abrir la puerta, ésta se abrió. Yunho y Yoochun estaban del otro lado a punto de salir cuando llegamos; al vernos, no entendí por qué, pero a Yoochun se le borró la sonrisa del rostro, la expresión en sus ojos me heló la sangre, parecía molesto.
-¡Vaya! ¡vaya! Los dejo un par de horas y regresan siendo los mejores amigos… jajajajaja no quiero imaginar lo que pasaría si los dejo compartir habitación…- Yunho parecía muy divertido con la situación, pero con cada palabra el rostro de Yoochun se tornaba frío e impenetrable.
-Ves Yoochun… no tenías de que preo…cuparte…- Mientras decía eso, Yoochun empujó a Yunho para pasar de regresó a la habitación.
-¿Hicimos algo que lo molestara?- Eso realmente me preocupaba, no me gustaba lo que sentí al verlo reaccionar así…
-No te preocupes… debió haberle molestado que no vino con nosotros por tus cosas a tu casa… eso debe ser todo… estará bien… ya se le pasara… -No había ni gota de mentira o exageración en las palabras de Jaejoong.- A veces se pone de malas por tonterías y Yunho no suele ser de mucha ayuda hasta que lo realmente lo hace enojar con todo lo que le dice para molestar…
-Si, hasta entonces, reacciona y hace algo tonto que le provoque una ataque de risa o se disculpa…- Por lo que decía Changmin, no sería la primera vez que le vería esa expresión en la cara a Yoochun, aunque la verdad esperaba que fuera la última…-Será mejor que vayamos a cambiarnos de ropa; la práctica de baile empezará en quince minutos.- Decía Changmin tras mirar su reloj mientras se dirigía al fondo de la habitación. Jaejoong y yo le seguimos de cerca.
Cinco o seis minutos más tarde, ellos dos estaban listos y se dirigieron hacia fuera con los demás.
-Será mejor que te acostumbres a desvestirte y vestirte tan rápido como puedas, no querrás que Hyung te esté apresurando siempre.- Jaejoong sonreía sujetándose de la puerta, luego de su consejo desapareció cerrando la puerta.
Me quité la camisa, al mirar al piso vi que mis agujetas estaban desamarradas, me senté en la banca del vestidor para anudarlas cuando escuché que la puerta se abría.
-¿Qué olvid…?- Definitivamente no era Jaejoong… Alguien me abrazaba con fuerza por la espalda. Al ver las mangas de su camisa y oler el perfume que desprendía su piel, supe que era él.
-Déjame estar así sólo un momento más… por favor…- Su voz se ahogaba en un sollozo… ¿acaso lloraba? Y como movido por voluntad propia, mi cuerpo reaccionó a él, y mis manos se aferraron a sus brazos como no queriendo que se fuera nunca.
Mi celular sonaba en alguna parte del piso; sus brazos me soltaron mientras me agachaba a recogerlo, escuché como salía en silencio. La llamada había sido de Changmin, temiendo que sospecharan algo, terminé de vestirme, guardé todas mis cosas en uno de los casilleros como habían hecho los demás y salí tan rápido como pude.
-¿Está todo bien? Yoochun salió de repente sin decir a dónde iba…- Yunho parecía preocupado.
-Sí… sólo entró y dijo “no tardes” y se fue…- No podía decirles lo que había pasado en verdad.- Por cierto Changmin… ¿para que me llamaste?-
-¡Perdón! Fue sin querer… por eso colgué rápido…- Su expresión era sincera, así que no le di importancia y comenzamos los ejercicios de calentamiento.
Yoochun entró como sin nada acompañado de un chico de apariencia no mucho mayor que nosotros al que me presentaron como nuestro coreógrafo. La práctica fue dura y agotadora, sobre todo para mí, pues no sabía ninguna de las rutinas, pero todos me ayudaron. Para cuando se anunció el fin del ensayo, todos estábamos desplomados sobre la duela, nadie pudo ni quiso moverse por al menos media hora, hasta que el señor Hyung entró gritando.
-Ensayo vocal en 20… ¡muévanse!-
Nadie contestó siquiera; sólo nos arrastramos como pudimos al vestidor para cambiarnos de playera y refrescarnos un poco. Diez minutos después caminábamos lentamente a través del pasillo cargando nuestras cosas, que parecían haber aumentado de peso, hacia otra habitación en el mismo pasillo.
El cuarto era tan grande como el anterior, también tenía piso de duela y espejos en las paredes; había un hermoso piano de cola al fondo y en el extremo opuesto había pedestales y micrófonos conectados a tres amplificadores.
-Recuerden apagar los celulares…- Decía preocupado Changmin.
-¿Por qué?- Les pregunté sin pensar.
-No querrás que suene mientras ellos están dando su clase… oh no… en verdad serie una lastima…- Yunho hablaba como si contase algo siniestro y perturbador.
La última vez casi lanzan el teléfono de Jaejoong por la ventana. Dicen que es una falta de respeto para su trabajo.- Yoochun era el único cuya respuesta sació mi curiosidad, aunque los otros tenían razón en actuar así, el celular era la única manera que teníamos de estar en contacto con nuestros amigos y familia.
-¡Aquí vienen!- Anunciaba desde la puerta Jaejoong al tiempo que guardaba en la envoltura el dulce que Yunho le había dado para reponer energía.
La pareja que entró no me pareció fuera de lo normal hasta que comenzaron a regañarnos por cualquier fallo. La clase de canto fue tan pesada como la de baile, pero resultaba agradable escuchar nuestras voces tanto por separado como en conjunto.
Para cuando salimos del salón, el sol ya se había puesto. Ahora entendía porque estaban tan callados cuando nos conocimos: estaban agotados. Nos dirigimos a la sala donde los encontré la noche anterior; el señor Hyung aún tenía cosas que atender, así que debíamos esperarlo ahí.
-¡Muero de hambre! ¿Alguien más muere de hambre?…- Changmin daba vueltitas por todo el sillón poniendo cara de gatito hambriento.
-¡Sí! ¡Yo también quiero comer algo!- Le decía Yunho mientras le pasaba una bolsa de gomitas que tenía en el bolsillo.
Yo sólo trataba de ignorarlos… Yoochun estaba sentado tocando el piano (el cual, por cierto, no vi la otra noche), mientras Jaejoong improvisaba al aire una canción; el sonido que producían era hermoso.
-¡Quiero comer! ¡Vamos por comida Jae! ¡Muero de hambre Jae!- Yunho pataleaba infantilmente acostado boca abajo sobre el sillón.-¡Eh, Jae, aliméntame!-
-¡Basta! ¡Los dos! ¡Vamos por comida, pero en castigo deberán comprar también para nosotros! Y si cuando volvamos no se callan y me dejan en paz un rato me las van a pagar, ¿de acuerdo?- El rostro de Jaejoong se volvió frío e imponente. Luego sin decir nada más, se puso su chamarra y salió de la habitación.
-¡Ya volvemos!…- Decían felizmente a coro Changmin y Yunho mientras corrían tratando de alcanzar a Jaejoong.- ¡Pórtense bien!…- Gritó por último Yunho, aunque no supe a qué se refería.
Las notas del piano comenzaron a llenar nuevamente el aire de la ahora, tranquila habitación; el actual silencio era ideal para disfrutar de su música. Le contemplé atentamente unos minutos… lucía tan diferente cuando tocaba… tan profundo… tan libre… tan natural… como cuando cantaba, sin embargo tan diferente de cuando lo hacía… proyectaba un aura totalmente diferente. Cerré los ojos y me dejé llevar por la música… me dejé llevar por él…
Un repentino silencio me regresó de golpe a la realidad. Abrí los ojos. Al principio creí que estaba solo, luego lo vi, recargado en el barandal del balcón.
-¿Estás… bien?- Le pregunté tontamente en voz baja sin saber algo mejor que decir. Su silencio me hizo entender que definitivamente no lo estaba y que no quería compañía… me disponía a entrar cuando su mano se cerró alrededor de mi muñeca.
-No te vayas…- Su voz era dulce… embriagadora. Aunque escondía su rostro entre su largo y oscuro cabello, pude ver el brillo reflejado en las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Él continuaba sujetando mi mano derecha, así que lleve mi otra mano hasta su rostro y sequé sus lágrimas; me dolía verlo así… sentía que era capaz de todo con tal de evitarle el menos sufrimiento. Le dediqué mi mejor sonrisa a falta de algo que decir, y nos quedamos en silencio mirando el cielo.
-Junsu… yo…- Cuando por fin se disponía a decir algo, el escándalo de los chicos lo frenó bruscamente, apretó mi mano con fuerza como si se negará a soltarla y luego por fin la soltó, justo cuando Jaejoong entraba con el mismo gesto molesto con el que se fue, y se dirigió directamente hacia el piano y comenzó a tocar.
-¡Eh!¡Chicos! Les trajimos algo, ¡vengan!- Ahora lucían bastante felices con la mesa de centro llena de bocadillos, chocolates, dulces y bebidas de lata.
Yoochun suspiró… Y mientras entraba susurró.
-Y así es como será siempre…- Pude ver como una sonrisa se dibujaba levemente en sus labios.
Confuso por sus palabras, me quedé mirando las estrellas un rato más, mirando mi mano… Aún podía sentir cómo si él la sujetara, su calidez todavía estaba impresa en mi piel.
El cuadro que podía ver en el interior me hacia feliz: Changmin y Yoochun comían divertido mirando desde el sillón como Yunho obligaba a un enorme pedazo de pan a entrar en la boca de un aún más molesto Jaejoong, argumentando que tenía que probarlo porque estaba delicioso…
Así era como eran siempre… ¿Era esto a lo que él se refería? Pronto descubriría el verdadero significado de sus palabras.
0 comentarios:
Publicar un comentario