Capítulo 4: Lonely days.
Las visitas de Dori al hospital ya se habían vuelto más constantes, todo el tiempo eran por falta de sueño y perdida de apetito.
Un médico se dio cuenta de que la ‘enfermedad’ de Dori era incurable, al menos en ningún hospital ni en ninguna farmacia, encontraría lo que necesitaba.
Dori todos los días paseaba por el parque en busca de Seto. Nunca estaba ahí.
Sus días se iban haciendo más y más solitarios, a tal grado que perdió toda esperanza y un día intentó ahogarse en la fuente de los deseos.
Intento fracasado.
- Estoy harto Tomo. – Dijo al despertar.
- Yo también Dori-kun. ¿Qué cocinarás hoy?.
- Nada. Estoy harto. Me voy. – Cogió su billetera y salió a caminar. A Tomo ya no le extrañaba esa actitud suya, solo que ese día le pareció raro el tono de su voz.
Y se dio cuenta del error que cometió al no haber detenido a Dori, cuando encontró una notita que ponía ‘Adiós, para siempre. Dile a Seto que lo amo. Gracias por esforzarte tanto’.
Levantó el teléfono y llamó a Seto.
- Seto-kun, sé que no debería llamarte. En realidad no te llamó para hablar de nosotros o de Dori… Bueno, sí de Dori.
- ¿Qué pasa con Dori?. – Preguntó del otro lado Seto.
- Bueno… Creo que esta a punto de hacer una tontería, pero yo no puedo detenerlo ¿sabes?… – De pronto, Tomó escuchó el tono de colgado en el teléfono.
Seto iba corriendo y chocando con todas las personas que pasaban, tenía tanta prisa.
Sabía que si no se apuraba, podría perder a Dori para siempre. Corrió más rápido.
Finalmente llegó al único lugar que Dori habría elegido como el ‘perfecto para suicidarse’. Las vías del tren.
Del otro lado de las vías, Seto pudo ver a Dori cabizbajo. Se alegró de haber llegado hasta ahí, pero aún no estaba todo el trabajo echo.
- ¡Dori-chan!, ¡No seas idiota!. ¡Te amooooo!. – Seto gritó con todas sus fuerzas al advertir que el tren iba arribando. Dori se dio cuenta de todo y comenzó a llorar. Se derrumbo sobre el piso.
Cuando el tren terminó de pasar, Seto camino con pasó lento hacía Dori y suavemente se inclinó a su lado, Dori por un momento se quedó esperando a por un beso que nunca llegó.
- ¿Tú crees que no te extraño?. ¿Qué no te necesito?. – Dori no respondió y tan solo bajo la mirada. – No paso ni un solo instante sin pensar en ti Dori. Si tu te vas, yo no podría soportarlo. Te amo.
- Yo también te amo See-chan. Perdóname. – Dori se limpió las lágrimas y besó a Seto como si aquel fuera su primer beso. Largo, tierno e impaciente.
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