He vivido por cientos de años, he visto cambiar al mundo frente a mí, mi lado humano vivió en una época donde los inventos modernos no existían, donde incluso la común luz eléctrica no existía… Era una época de tinieblas.
Yo solía ser un joven bien parecido, comparado con los de mi época, muchos confundían mi rostro por el de una chica, sin embargo me divertía con ese error y jugaba así con mis victimas.
Solía ser todo un Casanova con las chicas que me rodeaban, siempre buscando a las más guapas, la belleza me rodeaba siempre, podría considerarse don heredado de la familia. Sin embargo solía preferir a los chicos guapos, eran más divertidos y podíamos hacer cosas menos de niñas.
A diferencia de otros chicos de mi edad, toda mi vida había sido blanco de burlas y malos tratos, mas eso nunca fue un impedimento para mí. En la secundaria había hecho unos pocos amigos, mismos que ahora asistían conmigo a la universidad y eran a los únicos a quienes les hablaba en la escuela.
En mi salón de clases, todos gustaban de hacerme maldades, solían esconder mis cosas, incluso una vez se habían juntado los ‘matones’ de la clase para hacerme daño, mas sin embargo, eso ayudó a conocer a mi primer amigo, y a mi salvador de aquella vez, a Ueda Tatsuya, quien al poco rato me presentó al resto de sus amigos, Akanishi Jin, Tanaka Koki, Taguchi Junnosuke y Nakamaru Yuichi.
En esa época todos nos hicimos amigos, los mejores, hasta que tuvimos que entrar en la universidad, separamos nuestros rumbos por las diferentes carreras que tomamos. Ueda decidió estudiar para ser un músico reconocido, Jin para ser todo un empresario, Koki y Nakamaru se habían unido para estudiar actuación y trabajar juntos en un circo como dueto cómico, Taguchi se había metido a estudiar idiomas, pues planeaba irse al extranjero.
En esa época los abusos aumentaron, pues era presa fácil de los abusivos que solía haber en la escuela, y los compañeros de clase que tuve nunca ayudaron, siempre los podíamos encontrar mirando como los abusivos trataban a sus víctimas pero nunca los ayudaban, aunque el pequeño grupo de los ‘abusados’ sólo se redujo a una persona: yo.
No sé si eso sea bueno o sea malo, pero, solo sé que en la vida humana, ese fue el comienzo de mi pesadilla, diario ser maltratado, ser la burla del salón y como si eso por sí solo no bastara, también en las noches, sufría de maltratos por parte de ellos.
Así es, desde la secundaria viví solo, mis padres habían ido a trabajar al extranjero y siempre, todos los meses me mandaban dinero, ellos querían que me quedara con mis amigos, en realidad, en ese tiempo fui ingenuo. La realidad es que no me querían cerca.
Los maltratos nocturnos empezaron una vez que Yamashita y su grupo de amigos, se enteraron que vivía solo. Menudo error fue el decir ese hecho en la secundaria con Jin. La verdad, quería que alguien de vez en cuando se quedara conmigo aunque sólo fuera una noche a hacerme compañía. La casa era tan sola.
Pero nadie podía, todos en las noches estaban en sus casas, con sus familiares, como en teoría debería de ser. Yo estaba solo.
Pero un día me lleve un susto al ver como Yamashita (apodado Yamapi por sus amigos, siendo él el líder) junto con los demás miembros de su banda, entraban por mi ventana, la cual siempre dejaba abierta, pues en las noches siempre hacia calor…Sólo para continuar los abusos de la mañana.
-“Y no la cierres mas”- Me había dicho cuando después de que a la siguiente noche de que había entrado por primera vez cerré la puerta a pesar del calor que hacía. Desde entonces, no la cerraba, y ya me había acostumbrado a sus visitas nocturnas con la banda.
-“Usa la puerta”- Le había dicho a Yamapi después de una semana que él y su grupo entraban por la ventana, recibiendo una negativa de su parte.
-“Entro por donde se me dé la gana, y elegí la ventana”- Me había dicho con tono amenazante, así que lo deje pasar. De verdad me daban miedo por la desventaja numérica que representaba para mí y eso hizo que empezara a ser una persona más fría.
Todos notaron los cambios en mí, más nadie dijo nada, a veces el decir algo no se podía pues no se sabía que decir…Sin mencionar que a donde fuera Yamapi siempre conseguía más seguidores, y la universidad no fue la excepción…Un tipo robusto grande y alto, al parecer de aquellos que repetían el curso, pues era mayor que nosotros, se le había unido. Yo era su blanco favorito, precisamente por ser indiferente a él, una manía que había conseguido tras ser abusado por Yamapi durante tanto tiempo.
Los días en la universidad pasaban lentos y rápidos a la vez. Lentos porque aún en clases se portaban de la forma más infantil que uno pudiera pensar…Lanzando avioncitos de papel, pedacitos de papel, así como trozos de goma. Sin embargo lo que hacía que los días fueran más llevaderos era la compañía de Ueda, Jin, Junnosuke y Koki, siempre sabían qué hacer para alegrarme.
Un día, en la oscuridad de mi cuarto, un bello vampiro entró por la ventana, imperceptible para todos, menos para mí. Ya me había acostumbrado a las visitas de Yamapi diarias, pero esa noche, esa noche sería diferente…Yamapi no llegaría hoy como siempre, en su lugar llegaría un ser al que nunca olvidaré.
Nishikido Ryo, el vampiro que me convirtió en el ser nocturno que soy ahora. Y nuestra historia empieza justo en una noche después de que Yamapi me advertía que era probable que por una noche faltara a nuestras ‘citas’ nocturnas.
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-¿Haz venido a succionar mi sangre, oh gran vampiro?- Preguntaba sin miedo alguno en la voz, usando un tono incluso un tanto irónico, aunque en verdad estaba sorprendido de ver que no se trataba de Yamapi o de alguien de su grupo. Sorprendiendo al vampiro con mi respuesta de impulso.
-¿Me habéis visto?- Preguntaba dudando de sus habilidades de vampiro, el joven que no podía tener más que un par de años más que yo.
-Claro, la carne de burro no es transparente- Fue mi sarcástica respuesta.
-¿Pero cómo? Nosotros somos seres de la noche, y a simple vista somos físicamente iguales a los humanos ¿Cómo has podido saber tú que yo no era humano? ¿Qué no era un simple ladrón?- Preguntaba lleno de curiosidad, podía ver cómo pensaba que quizás era fácil distinguirlos de entre el resto de las personas.
-No lo sabía, de hecho pensé que eras un ladrón, pero, tras este breve dialogo puedo decir con seguridad que eres un vampiro- Astutamente conteste, sin temer a aquel ser que me resultaba mágico, novedoso e inclusive, apuesto.
-¿Cuál es tu nombre?- Me preguntaba curioso, sin duda me había escogido como su víctima, mas yo lo empezaba a ver como un posible amigo, algo poco usual en los vampiros, poco después me lo confesó Ryo.
-Mi nombre es Kamenashi Kazuya, pero llámame Kame- Me presentaba, aun en mi túnica negra de dormir y con el cabello suelto.
-De acuerdo Kame-chan, te hare un trato…Uno que no podrás negar- Trato de seducirme Ryo con sus palabras, pero lo interrumpí por segunda vez en esa noche.
-¿Sabías que es de mala educación no presentarse si el otro lo hizo?- Decía a forma de reclamo, quería saber al menos el nombre de aquel ser que bañado bajo la luz de la Luna se veía tan etéreo y tan magnífico a mis ojos.
Me encontraba intrigado por aquel ser y no lo podía negar.
-Vaya. El joven tiene agallas- Se burlaba de mi Ryo al escuchar mí pregunta
-¿Te presentaras sí o no?- Dije sentándome en la cama, cruzando las piernas y mirando al recién llegado fijamente, había algo en ese ser que me llamaba la atención, quizás sería el hecho de que ese ser no era humano o quizás era el hecho de que no me había lastimado aún.
-Jajaja, el joven es impaciente al parecer- Se burlaba Ryo mientras veía como mí rostro mostraba signos claros de molestia, pues aquella actitud, me recordaba a Yamapi, y eso me ponía de mal humor. No quería pensar en él justo en la única noche que había decidido no venir.
-Y si lo soy, no es problema tuyo- Le decía cortante. El recién llegado me empezaba a cabrear, pues su actitud se me hacía muy similar al de una víbora… Su lengua parecía venenosa.
-Bueno, me presento, soy el apuesto vampiro Nishikido Ryo- Decía con aires de grandeza, al presentarse ante mí… Una actitud de diva total.
-El modesto y unos cuantos- Susurré para mi, al notar la actitud de Ryo. Esa noche había empezado a perder la paciencia.
-Te puedo escuchar, aun estoy aquí ¿Sabes?- Me miraba mal, pero no lo había podido evitar, una contestación digna del equipo de Yamapi había salido de mis labios… Supongo que estar con ellos, siendo abusado durante tanto tiempo tuvo algunas consecuencias.
-Bueno, pues si no te gusta mi contestación, vete, después de todo necesito descansar, un buen sueño de belleza- Me recosté en la cama, sin ver al recién llegado como una posible amenaza, sin duda Yamapi y sus nuevos seguidores se veían mas amenazadores.
-No lo haré- Dijo aquel ser en un hilo de voz que apenas escuché, sólo para luego verlo arriba mío, atrapándome en mi propia cama, para sorpresa mía, una de las tantas sorpresas que me daría Ryo.
-¿Qué crees que haces?- Le dije en un susurro venenoso a Ryo.
-Lo que vine a hacer cuando recién entre por tu ventana…A beber tu sangre- Un calmado Ryo, quien sabía que no gritaría porque no serviría de nada, me había vigilado y sabía que vivía solo, aunque gritara nada pasaría.
-Ya casi amanece- Recuerdo haberle advertido como diciendo ‘así que vete si no quieres morir con los rayos solares’. Sin duda Ryo me sorprendió con su respuesta en aquella ocasión.
-¿Y qué? No todo lo que se dice de nosotros es verdad, al menos podemos hacer muchas cosas que no creen que podamos hacer… ni los ajos, ni las cruces, ni la luz solar nos afectan como comúnmente lo creen- Decía viendo su cara de incredulidad
-¿Y tienes amigos?- Preguntaba curioso, aquel ser llamaba mi atención enormemente, algo me decía que no era un vampiro común y corriente. Además había notado que no venía acompañado.
-¿Amigos? ¿Para qué? La eternidad no se puede pasar al lado de una persona, sería un sufrimiento enorme verle la cara diario a la misma persona- Secamente me dio su respuesta Ryo, quien me veía con un cierto aire de inocencia, después de todo, él había vivido desde antes de que yo naciera, había visto como la humanidad se corrompía lentamente….Y me había advertido que ese era mi destino también.
-Que triste vida- Le solté de golpe, sabiendo de sobra que aunque pocos, tenía amigos los cuales siempre conseguían animarme cuando estaba triste, o incluso podía estar con ellos para compartir alegrías y tristezas. El saber que estaba Ryo solo me había hecho recordar cuando me abusaban y aún no tenía amigos, sin duda, estar solo era triste.
Ryo no sabía que decir, yo era la primera persona que lejos de temerle, le hacia la plática, se me notaba que era un chico que gustaba de hacer amigos, Ryo no dudaba que tuviera varios, aunque por alguna razón dudaba que así fuera, ya que si no ahora mismo tendría a un amigo en mí casa, según él.
-Te has quedado callado- Dije notando como el joven vampiro aún me tenia aprisionado y no hablaba, quizás, estaba por beberme la sangre y sólo esperaba a que dejara de hablar.
-Por hoy te perdono el beber de tu sangre. Eres muy interesante… Generalmente las personas huyen, gritan y tratan inútilmente de alejarnos, pero tú, tú has sido diferente. Me has tratado más humano, y eso es algo que aunque no me lo esperaba, se ha sentido bien, como recuperar una parte de mi pasado- Me contaba sinceramente, para luego darse de golpes mentales ¿Por qué me había confesado eso?
-Podríamos ser amigos. Después de todo, para ti el caminar bajo el sol no es problema ¿cierto?- Lo miré analíticamente, obteniendo un leve gesto de afirmación del vampiro.
-Quizás lo intente contigo, pero no aseguro nada, pues mis amistades no suelen durar mucho, o son por conveniencia- Me dejaba en claro las reglas del juego, seguiríamos sus reglas si quería tenerlo como amigo.
-Sería genial, y sé que quizás no sea mucho, pero si querías beber sangre, puedes beber de la mía, sólo no te la acabes o te quedas sin amigo- Proponía, pues suponía que yo había sido escogido como su ‘cena’ y que sería su primera víctima de la noche, pues aún era temprano.
-Suena tentadora tu propuesta, así que la acepto- Y así vi como lentamente acercaba sus apenas perceptibles colmillos a mi cuello, logrando así succionar la cantidad de sangre suficiente para llenarse y dejarme sólo un poco mareado. Había mantenido su palabra.
-Se sintió raro- Me lleve una mano al cuello, donde podía sentir que la herida había cerrado ya, y no se sentía rastro de perforación de colmillos. Esa fue la primera de muchas veces de las que fui su víctima.
-Claro, seguro estarás mareado, no te muevas- Lo escuchaba mientras veía como me tapaba en mi cama y me mandaba a dormir. Él mismo se extrañaba de tratar tan bien a una víctima…Quizás se había tomado muy en serio su propuesta de ‘ser amigos’. Al menos eso es lo que supuse en aquel momento y que aún ahora creo.
-Hai- Suavemente dije mientras me dormía, confiando en mi nuevo amigo, y sin saberlo, despertando sensaciones nuevas en Ryo. Para mí el hacer una amistad era algo sin precedentes, y ahora más teniendo en cuenta que era un vampiro.
Mi vida daba giros inesperados y yo aun era ignorante de ellos. Nunca pude imaginarme el tener a un vampiro como amigo, mucho menos poder llegar a decir que fue mi amante, mi pareja, mi todo. Y ahora, tras siglos de lo ocurrido puedo hacerlo.
Sin decir nada y esperando a que yo estuviera bien dormido Ryo salió de mí cuarto, en completo silencio, nuevos pensamientos ahora agolpándose en su mente. Poco sabría yo en esos momentos de la revolución que ocurría con él. Ese hecho también era novedoso para él.
A la mañana siguiente desperté en mi cama, desorientado, y algo confundido, toqué mi cuello, no se sentía nada anormal, pero al verme al espejo, después de una buena ducha, lo vi.
Dos marcas. La mordida del vampiro. La mordida de Ryo.
-No fue un sueño- Susurraba mientras con algo de maquillaje tapaba esa herida, nadie sospecharía nada, después de todos no estaba en mis planes llegar con mis amigos y decirles: ‘Chicos, soy amigo de un vampiro’. Pues sabía que si decía eso, de un psiquiatra no me sacaban.
Después de arreglarme, y vestirme con el uniforma del instituto, salí. A medio camino siendo sacado de mis pensamientos por la voz de uno de los abusivos.
-Muévete tortuga- Decía un chico robusto, alto y algo fortachón de apariencia.
-Lo siento- Me intentaba disculpar, sólo para que él me aventara lejos.
-¿Estás bien Ka-chan?- Escuchaba decir en la lejanía a Jin, quien recién llegaba a la universidad y sólo había visto que fui lanzado por un sujeto del doble de mi tamaño
-Si Jin… no fue nada- Le contestaba mientras me apoyaba en su hombro y entraban en la escuela.
Ryo no había podido olvidar a aquel humano que le ofreció su amistad, así que en completa discreción lo había seguido, sólo para ver cómo era lanzado por los aires por aquel sujeto, y no pudo evitar sentirse mal por el chico, esa caída debió de haber dolido, sin duda se había lastimado el tobillo y su amigo ni cuenta se daba.
Vio desde la ventana como durante toda la hora de clases él era el blanco de las bromas, de los avioncitos de papel y pedazos de gomas que aventaban. Su cara se veía sin emoción alguna, parecía que sólo su cuerpo estaba ahí.
-Y él me hablaba de la amistad- decía en tono irónico Ryo al ver como el chico era una sombra más, nadie lo notaba, nadie le hablaba.
Al acabar las clases vio como en el descanso él no estaba solo, y que si antes había tenido cara de querer llorar, al estar con esos cinco chicos el rostro se le iluminaba, y sonreía como nunca.
Sus amigos. Fue lo primero que Ryo pensó.
Vio como aquel chico que parecía que no había notado el tobillo de Kame, al parecer si lo había hecho, porque ahora le vendaba el pie al joven.
-No son tan malos- Susurraba para si Ryo, pensando que quizás los amigos no eran algo tan malo, quizás, los empezaba a ver como un mal necesario, y más viendo como aquel chico sonreía de nuevo.
Ese mismo día en la noche, Kame sufrió otra visita de Ryo, quien aunque quiso apartar la imagen del Kame herido, no pudo y termino sin saberlo justo de nuevo con aquel joven.
-Y hola a ti también Ryo- Decía mirando hacia la ventana, el vampiro fijo ahí, sólo observando la silueta de su nuevo amigo.
-Hola- Fue la corta respuesta de Ryo, quien fue al lado de Kame.
-¿Cenas aquí?- Preguntaba viendo al recién llegado, quizás para el vampiro un amigo humano era el equivalente a ser su comida diaria.
-Hoy no- Dijo secamente Ryo, mirando de arriba abajo a Kame, inspeccionando a ver si había sufrido alguna otra herida después de que fuera vilmente lanzado por los aires por aquel sujeto gigante.
-¿A qué debo tu visita entonces?- Cuestionaba Kame al vampiro que tenia frente suyo.
-Podrías decir que es una visita de placer- Decía sentándose al lado de Kame en la cama.
-¿De placer? Vaya, no sabía que los vampiros aún sentían esa emoción- Me burlaba pues el mismo Ryo me había dicho lo que pasaba con sus amigos.
-Aunque no lo creas, aún sentimos, la única diferencia es que vivimos más tiempo, somos más fuertes y nos alimentamos de sangre- Decía Ryo ya cansado de que siempre lo comparara con aquellos mediocres vampiros de las películas, donde lo único que hacían era succionar sangre (de una forma un tanto irreal notaba) y que tenían un montón de debilidades.
-Es algo que no esperaba- Confesaba Kame al otro, aquellas palabras del mayor le habían pillado por sorpresa, sinceramente creía que los vampiros sólo eran leyendas, cuentos fantásticos, seres imaginarios, pero al tener frente suyo a uno y platicar con él notó su error.
-Los humanos nunca se lo esperan, y mucho menos comprenden- Se sinceraba Ryo con el chico que de nuevo ya estaba en su túnica negra para dormir.
-Quizás, si nos explicaran, lo haríamos, muchos solemos creer que son sólo cuentos fantásticos, seres que en realidad no existen- Le decía transmitiendo sus pensamientos en palabras.
-Ya fue intentado, y al humano que le intentaron explicar, se convirtió en el primer caza-vampiros de la historia, el eterno cazador de Drácula, quien si existió, sólo que murió a manos del cazador… Porque no quería matar a su único amigo humano- Dijo con cierto pesar Ryo, pues no quería el mismo destino para mí, su único amigo humano.
-Esas palabras parecen pesarte- Noté, sorprendiendo a Ryo.
-Si, porque en realidad no quiero que la historia se repita. Sé que tu no matarías, en todo caso quien mataría seria yo…y la victima serías tú- Decía mirándolo con unos ojos llenos de tristeza, pues aunque el tiempo había sido corto, se había encariñado con el chico.
-Entonces conviérteme en un vampiro, así seremos lo mismo, y la historia no se repetirá- Dije lleno de seguridad.
-¿Sabes lo que pides? ¿Comprendes nuestro eterno sufrimiento? Solo podemos morir por dos cosas: Tristeza y soledad…Ya que ni las armas humanas nos hacen daño, claro, duelen, mas no nos matan- Me explicaba Ryo, mas aquellas palabras no me importaban si significaban estar al lado de la persona que quería.
-Lo sé, y quiero tomar el riesgo- Le contesté con sinceridad, sabía a lo que me enfrentaba…Y sabía que significaría perder a mis únicos amigos, pero a cambio, ganaría algo para siempre. Ganaría a Ryo.
-Pero yo no estoy dispuesto a ayudarte…Al menos no por ahora, quisiera que convivieras más con aquellos que dices llamar amigos- Explicaba Ryo, recordando sus sonrisas, sus gestos, en pocas palabras, la felicidad del otro chico.
-Comprendo, entonces, esperaré… eternamente si es necesario- Dijo sentándose en la cama, una mirada de sinceridad y decisión en su rostro.
-Quizás nunca regrese…- Se divertía jugando con mis pensamientos y sentimientos
-Si eso pasa entonces te buscaré, te buscaré y haré que me conviertas en vampiro- Finalmente había explotado, aquel juego del gato y el ratón me había hartado. Yo quería estar con él, tanto como quería estar con mis amigos.
-¿Es esto un adiós?- Preguntaba Ryo, sin saber la respuesta, habían sido siglos atrás cuando él había dicho su ultimo adiós, y fue a su familia, antes de partir de sus vidas e irse a la vida eterna.
-No, es un ‘nos vemos luego’ Te lo acabo de decir ¿no? No te dejaré tan fácilmente- Le medio sonreí, quizás sonando a amenaza, y en esta ocasión, así era, finalmente amenazaba a alguien…Y lo hacía porque cumpliría lo dicho.
-A mí nadie me amenaza- Mostraba sus colmillos en señal de obvia frustración.
-Nadie lo hace- Sonreía juguetona e inocentemente a Ryo.
-No sabes cuánto me empiezas a cabrear- Me contestó guardando sus colmillos.
-Yo también te quiero Ryo-chan- Contestaba en un tono burlón, notando el sarcasmo en la voz de Ryo.
Aquello había pillado desprevenido a Ryo, a quien nadie le había dicho un ‘te quiero’ o un ‘eres mi amigo’ sino que siempre estaba solo, así que las palabras del menor, aunque con tono de burla, habían desubicado a Ryo.
-¿Me quieres?- Preguntaba ya sin sarcasmos.
-Aunque me cueste admitirlo, si, Nishikido Ryo, me gustas como no tienes una idea- Gritaba a todo pulmón la ultima parte, sonrojado a más no poder.
Un sonrojo cubrió los rostros de ambos jóvenes, ni una palabra fue dicha, no sabían cómo actuar en esa situación, y el primero en hablar había sido Ryo.
-Yo también te quiero pequeño- Decía abrazando a Kame, ambos sorprendidos por esta acción
-Ah, disculpa, no sé que me pasó- Un apenado Ryo soltaba a un sonrojado Kame, sólo para ver que Kame, contrario a lo que esperaba, contestaba su abrazo.
-Sabes, es la primera vez que estoy así con alguien, ni con mis amigos estaba así- Le confesaba a Ryo.
-Y yo es la primera vez desde mi vida como humano, y cuentan ya varios siglos, que he abrazado a alguien así- Me correspondía el gesto Ryo, acariciando inconscientemente el cabello del chico del que se había hecho su amigo.
-En ese caso es un honor para mí, el estar así contigo- Decía mientras me apoyaba en el pecho del mayor y le daba un fugaz beso.
Ryo lo primero que hizo fue llevarse los dedos a los labios, sintiendo aún la sensación de los labios de Kame sobre los suyos, un hormigueo recorriéndolo y sintiendo las comúnmente denominadas ‘mariposas en el estomago’.
-Ese….- Empezaba a decir Ryo aún sin salir de su asombro
-Eso se denomina beso Ryo-chan y se lo dan las personas que se quieren- Comenzaba a explicarle, quizás, habían pasado siglos desde su último beso o simplemente no había tenido uno.
-Eso ya lo sé baka, me refería a que ese era mi primer beso- Un evidente sonrojo colocándose en sus mejillas al parecer de forma permanente.
-En ese caso no necesitas apenarte de nada, ese también fue mi primer beso- Decía quitado de la pena, dándole una cálida sonrisa y abriendo mis brazos de forma invitadora a un cálido abrazo.
-¿Cuánto tiempo…podremos estar así?- Preguntaba temeroso, pues sabía que al ser al que le había dado su primer beso, viviría por mucho, mucho tiempo más que yo.
-No lo sé…Pero… Por ahora, me gusta estar así contigo- Decía sentándome en sus rodillas.
-Ryo…. ¿Me seguirás queriendo a pesar de envejecer y arrugarme?- Tenia curiosidad y no pude evitar interrogar a Ryo. Después de todo el ya se había negado a darme la oscuridad eterna.
-Depende si vivas tanto…O si yo te deje envejecer- Decía Ryo mientras me veía en sus brazos. Cierto, era hermoso a los ojos de Ryo, pero, todo lo bello y hermoso siempre llega a un final. Ahora pensaba seriamente en proponerme el darle la mordida que me haría un ser de la noche, un ser inmortal…Alguien como él, un vampiro.
-Eres malo ¿lo sabías?- Jugaba con el cabello de Ryo.
-Nunca dije ser bueno- Rió por lo bajo Ryo, por más que le buscaba pies y cabeza a Kame, no podía entender el como un ser tan humano, lo había escogido, cuando seguramente tenia de donde escoger.
-Eres malo- Le dije mientras lo despeinaba
-Pero…me gusta la maldad- Susurraba cerca de mi oreja, provocando así un escalofrío en mi ser.
-Sólo…Antes de convertirme… déjame ser honesto, con mis únicos amigos- Pedía tímidamente, pues quizás el hecho de que él fuera un vampiro sería un secreto.
-No- Escuche su seca respuesta, sin querer esa respuesta si me había lastimado, y sin saberlo no pude evitar mostrar un rostro de tristeza.
-¿Por…?- No había podido acabar la pregunta cuando Ryo habló de nuevo.
-No lo harás solo, en todo caso, llévame contigo, ambos les explicaremos.- Sus palabras trayendo una enorme sonrisa en mi rostro
-¡¡Muchas gracias!!- Mi voz sonaba en verdad alegre y no era para menos, el ser que me había cautivado proponía una cosa que no podía decir que no.
No podía esperar a que llegara el siguiente día, y cuando finalmente llegó, no pude más que reunir a mis cinco amigos, y explicarles con Ryo a mi lado, las nuevas circunstancias que pasarían y el por qué dudaba de volver a verlos.
-Y… ¿El es un vampiro?- Escuchaba el tono de clara ingenuidad y duda de Jin, quien veía a Ryo como desconocido que sólo se aprovechaba de mi y de mi necesidad de hacer amigos.
-Si, se llama Nishikido Ryo, y ha vivido por más de 200 años- Contesté alegre, viendo las caras de duda de los otros cinco, siendo el más desconfiado Jin, pero sin importar nada, me iría con Ryo, pues ya había tomado mi decisión.
-Mucho gusto chicos- Se presentaba cortésmente, todos menos Jin le contestaron su saludo.
-Y… ¿También tu ahora te harás inmortal?- Escuchaba a Ueda preguntar mientras me veía fijamente, como analizándome, en busca de una respuesta.
-Si, eso es correcto- Le contestaba con sinceridad en el rostro, mientras sentía como Ryo unía tímidamente nuestras manos, tratando de ser discreto delante de mis amigos.
-¿Prometes cuidarlo?- Taguchi nos sorprendió con su pregunta, pues sonaba muy seguro de ella pero a la vez tan inocente su forma de decirlo.
-Por supuesto- Un indignado Ryo contestó, se preguntaba por qué tipo de vampiro lo tomaban.
-¿Nunca lo dejarás solo?- Preguntaba Koki.
-Nunca- Contestaba un sincero Ryo.
-¿Nos dejarás verlo de vez en cuando, aun cuando haya cambiado a ser un vampiro?- Preguntaba finalmente Jin, resignándose a que Ryo no era tan malo.
-Así es, pues ustedes son sus preciados amigos- El tono de su voz denotaba ¿tristeza? ¿Acaso ahora se sentía triste de no tener amigos?
-Y ya por último- Le sacaba de sus pensamientos Nakamaru
-¿Serás nuestro amigo también?- Preguntaba haciendo que todos lo volteáramos a ver, llenos de asombro. Yo sólo podía mandarle un sincero ‘Gracias’ sin necesidad de hablar.
-Sólo si ustedes me aceptan- Contestaba Ryo sonriendo
-Pues hecho, Ryo es también nuestro amigo, y Ka-chan un vampiro dentro de poco- Escuchaba a Ueda decir lleno de determinación.
-Así es, así que Ryo, cuando Kame-chan nos venga a ver tienes que venir tu también, no podemos dejar a uno de nuestros amigos solos ¿ne?- Veía como Jin se apoyaba en el hombro de Ryo.
-Hai, lo sé- Decía en automático ese ser, que ahora ya tenía tres siglos a mi lado. Mi querido Ryo.
Así, solíamos salir los siete, viendo como ellos realizaban sus sueños, como envejecían, como enfermaban y sanaban, como en algunos casos se casaban y tenían hijos. Finalmente viéndolos morir poco a poco.
Año tras año el número de personas se reducía bastante…Para al final quedar solo él y yo.
-¿Nos vamos a dormir ya Ka-chan?- Le preguntaba acostado en la cama, en la misma en la que lo conocí.
-Hai, sólo recordaba el pasado Ryo- Decía mientras cerraba aquel libro de mis memorias e iba a su lado. Este era ahora mi presente.
-¿A Jin y a los demás?- Podía sentir su cálido abrazo por la espalda, su dulce voz y el tono de su pregunta.
-Si, a ellos- Contesté mientras me giraba y le rodeaba también en un abrazo.
-Ya han pasado unos 2 siglos desde que empezaron a morir, ¿no?- Decía Ryo con un tono indescriptible de tristeza en su voz, pues en verdad había logrado ser amigo de Jin y del resto, y sabía ahora lo que era la amistad gracias a ellos.
-Si…-Contestaba aún triste, sólo para sentir unos cálidos labios sobre los míos y unos fuertes brazos apretándome contra un duro pecho.
-Tranquilo, yo estoy contigo, y nunca me alejaré de tu lado- Me susurraba en el oído.
-Te amo- Palabras dichas por ambos al mismo tiempo, una risa traviesa escapándose de nuestros labios.
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