Parallel World
FicxCap
FuDa
~Hana no mau machi / Ueda~
To: Lexi
CAPITULO 8: La sonrisa que borró los pecados.
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Los chicos se fueron temprano. El doctor les había dicho que su amigo no despertaría en un par de horas; probablemente ya estaría despierto por la tarde. Aunque no quería irse, Yonemura e Ishigaki terminaron por llevarse a Yodogawa casi a rastras, no habían dormido nada y tenían exámenes temprano. Al final, sólo Ueda se quedó en el hospital pues haciendo uso de sus excelentes notas y fama dentro de la Universidad, había conseguido que le aplazaran sus exámenes junto con los de Fujiie; se llevaba bien con el director de la sección, así que no hubo mayor problema.
Para cuando despertó, se encontró con un techo que no conocía; la luz que se colaba entre las blancas y delgadas cortinas le decía que probablemente era mediodía, se sentía un poco confundido y adolorido. Al ver la férula plástica alrededor de su mano y sentirla completamente adormecida, recordó la pelea con Akanishi… “Te quitaré todo lo que ames… Tu música! Tu bandita! Tus amigos! A Tatsuya!… Todo!”, le había dicho mientras pisoteaba frenético su mano una y otra vez. Sus lágrimas comenzaron a rodar silenciosas a través de sus mejillas ante la sola posibilidad de no poder tocar nunca más… Giró su rostro tratando de engañarse a sí mismo al no ver su mano vendada e inmovilizada. El apacible rostro que dormía a su lado calmó de pronto la tormenta que azotaba su corazón deteniendo el caudal interminable de agua salada que llevaba sus temores; con cuidado apartó los mechones de cabello que cubrían ese rostro indescriptible, ahora contemplaba un cuadro que, sin proponérselo siquiera, le robaba una boba sonrisa enamorada.
Sentía algo agradablemente cálido sobre su rostro… no quería despertar, pero al final terminó abriendo los ojos poco a poco hasta encontrarse directamente con una dulce y tierna sonrisa que lo contemplaba con absoluta fascinación. Estaba realmente feliz de que Fujiie abriera los ojos. Llevó su mano hasta su mejilla, dejando entre ellas la mano de Fujiie para preservar aquella caricia… quería seguir sintiéndola aunque fuera un poco más. Volvió a cerrar los ojos, era una sensación por demás agradable, quería preservarla detalladamente por siempre en su memoria.
Ninguno de los dos quiso decir algo… ninguno pensó siquiera en moverse… simplemente era increíblemente placentero permanecer así.
-¿Te sientes mal? ¿Llamo a la enfermera?- Preguntó Ueda al ver que ponía carita de dolor. Fujiie no podía más que negarle con la cabeza. –Lo siento… por mi culpa tú…- Ueda contenía las lágrimas, no quería que lo viera llorar. Fujiie tomó con todas sus fuerzas la mano del chico a su lado, casi como diciendo “no te vayas!". Se quitó la mascarilla del oxígeno que lo había ayudado a respirar durante toda la noche debido a los golpes en el pecho y la espalda que le provocaron fallas respiratorias.
-Es…toy bi…en…- Esa sonrisa no podía ser mentira. –No fue… tu culpa… ok?…- Su expresión tan dulce y a la vez tan determinante, le robó una sonrisa.
-¿Está bien si me quedo contigo…?- La intención escondida detrás de sus palabras provocaba un rubor intenso en sus mejillas tan sólo de pronunciarlas. Fujiie aferró lo más fuerte que podía la mano que sujetaba entre la suya, asintiendo con una radiante sonrisa. -No dejaré que te vuelva a pasar algo…- No había necesidad de ser un genio para saber que no había ni una gota de mentira o exageración en sus palabras.
-Gracias…- Esa sonrisa en particular… ésa que le regaló mientras acariciaba su mejilla y lo miraba desbordante de sentimientos, ésa única y maravillosa sonrisa fue la culpable de que Ueda no pudiera contenerse más y de que terminara besándole delicadamente los labios, dejándolo completamente en shock observándolo con los ojos abiertos de par en par, incapaz de reaccionar. Un beso breve y profundo que apenas si duró unos segundos.
-Sé que esto será problemáticos para ti pero… en verdad quiero estar contigo…- Casi susurró esa frase sobre sus labios. Una mirada de total incomprensión. -¡Ah! Lo siento…- Se incorporó sobre la silla. –Estoy siendo muy egoísta… no pensé en que tú ni siquie…- Si algo más iba a salir de su boca, quedó eternamente sepultado cuando su mano lo tomó de la sudadera y lo jaló contra sí para besarlo también.
-Si puedo estar contigo, todo estará bien…- El miedo, la culpa y todas sus angustias desaparecieron con aquella sonrisa. Ya no había nada entre ellos, en ese preciso instante estaban juntos, compartiendo la misma sonrisa en sus labios.
El doctor les explicó la gravedad de la lesión y su recomendación a partir de ese momento para tratar de minimizar lo más posible las secuelas. Si bien la operación había sido un éxito, algunos de sus nervios habían sido bastante dañados y no podían asegurarle que su mano volviera a funcionar del mismo modo que antes. Las lágrimas terminaron por desbordarse sobre su rostro mientras le aferraban con fuerza la mano tratando de brindarle consuelo. Una vez que el doctor dejó la habitación, Ueda lo abrazó y Fujiie terminó por romper en llanto.
-¿Qué haré si no puedo volver a tocar?- Hablaba bajito y pausado entre lágrimas y sollozos llenos de angustia y desesperación aferrándose al brazo del mayor, quien apoyaba la barbilla sobre su nuca tratando de hacerle ver que estaba con él.
-No dejaré que eso pase, de acuerdo?… Buscaré por todo el mundo de ser preciso, a los mejores especialistas. Definitivamente volverás a tocar… te lo prometo…- Sus palabras lograron tranquilizar al pequeño y frágil chico que aún se estremecía sollozando entre sus brazos.
Se había quedado profundamente dormido. Ueda lo acomodó con cuidado y suma delicadeza sobre la cama… se veía tan lindo durmiendo que no podía evitar sonreír mientras la observaba. Intentó deslizar su brazo para levantarse y dejarlo levantar, pero no pudo hacerlo, Fujiie se rebulló un poco atrapándole de nueva cuenta el brazo debajo de su cuerpo. Temía lastimarlo si lo movía demasiado, así que mejor se recostó a su lado. Aunque la verdad es que quería simplemente abrazarlo un rato más.
Yodogawa llegó al hospital acompañado de Ishigaki, estaba tan ansioso por ver a su “querido Yori”, que apenas si había podido prestar atención en clase. Llamó despacio a la puerta pero nadie respondió; suponiendo que Ueda habría vuelto a casa abrió lentamente la puerta. Verlos durmiendo juntos fue más de lo que hubiera podido soportar… aquella escena lo había dejado conmocionado.
-¡¿Eh?!- Ishigaki había terminado estampándose contra Yodogawa cuando éste se paró de súbito después de haber dado sólo un paso dentro de la habitación. Su asombro fue aún mayor al ver a aquel par acurrucados el uno contra el otro como si fueran un par de gatitos.
Lo que a él le robaba una sonrisita de satisfacción y alegría, al chico parado frente a él le borró por completo la sonrisa dejándole el corazón hecho añicos. Amaba muchísimo a Fujiie y por eso mismo, sólo quería su felicidad, sin importar si no era a su lado… pero aún así… verlo con otro era mucho más doloroso de lo que había imaginado.
-¿Yodi…?- Estaba tan feliz de que aparentemente Fujiie y Ueda habían decidido darse una oportunidad y estar juntos, que no notó que su otro mejor amigo estaba sufriendo con ello. En un segundo todo tomó sentido ante sus ojos… ¿Cómo no se había dado cuenta antes?
-Creo que después de todo si iré a comer algo a la cafetería…- Nada en él denotaba cómo se sentía, pero lo conocía demasiado, siempre le había costado mucho trabajo demostrar sus sentimientos… su única salida para ello era la música, así que ya no le sorprendió tanto que incluso pudiera ser que estuviera odiándolos a él y a Ueda por quitarle de alguna manera a Fujiie.
-Dai-chan?…- Ueda tenía el sueño un poco ligero, así que no fue nada extraño que se despertara cuando se le cayó a Ishigaki el celular. Sacó con cuidado el brazo que Fujiie le atrapaba, lo sentía un poco entumecido. Camino un poco adormilado hasta la salita donde estaba sentado su amigo ordenando algunas cosas dentro de su mochila.
-Hola Tat-chan…- Volvió a la normalidad, después de todo, ni Ueda ni Fujiie tenían la culpa del dolor de Yodogawa, seguramente ninguno de los dos estaban enterados de sus sentimientos… y no era para menos, ni siquiera se habían percatado de lo que sentían el uno por el otro desde el primer momento.
-No has desayunado, cierto? Tienes cara de que no lo has hecho…- Decía entretenido mirando el aspecto infantil y amodorrado de su amigo. -¿Por qué no aprovechas que Yori está dormido y vas a comer algo?- A pesar de que era dos años más joven que Ueda, siempre se mostraba un tanto sobreprotector con él, probablemente debido a su personalidad y apariencia.
-Tienes razón…- Sonreía un poco apenado ya que Ishigaki lo conocía muy bien. –Sí, creo que debería ir a comer algo…- Parecía un poco serio y cansado, Ishigaki se preguntaba si no estaba exigiéndose demasiado. -Dai-chan~… muero de hambre~…- Hacía un lindo puchero mientras se sentada a su lado. Ése sí era el Ueda que estaba acostumbrado a ver, una vez que vio que había robado una sonrisa a su amigo que parecía un poco preocupado, dejó de lado su voz aniñada. –Cuídalo por mí un rato, quieres?…- Miraba de reojo a Fujiie mientras dormía.
-No tienes que ser tan informal Tat-chan… ahora con mayor razón cuidaría de él… ya no sólo es importante para mí sino también para ti…- Ueda entendió a la perfección lo que Ishigaki le estaba diciendo con aquellas palabras así que se ruborizó un poco.
-Dai-chan… gracias… no quieres nada?- Le dijo desde la puerta antes de salir.
-Nop… yo almorcé hace como una hora…- Respondía cerrando bien las cortinas para que no le molestara a Fujiie la luz mientras dormía. Ueda bajó en el elevador, en realidad se sentía mucho más cansado de lo que se veía pues no solía desvelarse ni malpasarse.
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