Anís. Cap 3



Anís
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AKame



Capítulo 3.

Cuando volvímos a casa, el aroma a nicotina estaba esparcido por todos lados.
No tardé en darme de que Jin había fumado más de la cuenta, pues había muchísimas colillas en el piso, sobre la mesa, en los muebles de la recámara y hasta en el lavabo del balo.
- ¡Jin has fumado mucho!. – Lo reprimí.
- Desde que te fuíste… Una cajetilla diaria.
- ¡Eso es mucho!. Que irresponsable de tú parte… ¡Puedes enfermar!.
- Perdón, te extrañaba… – Me arrojé hacia sus brazos y lo besé en la mejilla.
- Kazuya… Ha pasado algo… Malo.
- ¿Qué cosa?. – Notaba la preocupación en su voz.
- El día en que me fuí… Recibí una llamada… Mi hermano… Murió… Y hoy, le harán una ceremonia en su honor o algo así… ¿Puedes acompañarme?. No quiero ir sólo. – Las lágrimas ya empapaban sus mejillas.
- Lo siento tanto Jin… – Lo abracé mucho más fuerte y lo llené de besos en la cabeza mientras el hundía su rostro contra mi pecho.
Yo estaba dispuesto a acomparño en todo lo que necesitara.
Nos metímos a bañar, Jin miraba hacia el suelo y no decía nada; simplemente dejaba que el agua recorriera su cuerpo. Yo permanecía en silencio.
Incluso, lo bañé como si él fuera un bebé, cuidadosamente le llené el cabello de shampoo y lo enjaboné por completo. Él sólo se limitaba a acariciarme las manos.
Luego, lo besé y él también me beso muy despacio.
Cuando terminó la ducha, también lo vestí yo mismo.
- Kazuya, cuando regresemos… ¿Me ayudarás a desvestirme también?. – Eché a reír y lo perfumé con su característico aroma en frasco; el cual yo no tenía que usar, pues Jin se encargaba de impregnarme de él.
Jin tomó otro cigarrilo de una cajetilla a medio consumir y se disponía a encenderlo cuando me encargué de arrebatárselo y aplastarlo con el pie. Él miró atónito.
- No quiero que fumes ya…
- Está bien, no lo haré.
Cuando llegamos a la ceremonia, Jin estacionó lejos de los demás, así que tuvimos que caminar un buen tramo. Jin tomó mi mano y así arribámos hasta donde estaban sus familiares.
Sus padres se acercaron sorprendidos al ver nuestro enlance.
- Jin que bueno que viniste… – Lo saludó su madre. – Buenas tardes… – Se dirigió a mi mientras echaba una ojeada rápida hacia nuestras manos y se ponía totalmente pálida. Solté a Jin y mejor le extendí mi mano para saludarla.
- Buenas tardes, soy Kamenashi Kazuya…
- Jin, no has cambiado tus gustos ¿eh?… Buenas tardes.
- Madre, padre… Kazuya es… Mi pareja. – Les dijo Jin. Sus padres trataron de ocultar la sorpresa que ya era totalmente evidente.
- Kamenashi-kun, por favor cuída bien de Jin. ¿Sí?. – Me dijo su madre. Asentí.
Sabía que tenía que cuidarlo, pues Jin fumaba muchísimo y en etapas tenía que toamr pastillas para no caer en depresión. Hacía varios meses que no las tomaba.
La ceremonia era cerca de un río y hacía un buen día; todos se acercaron a la orilla del río a dejar que la corriente se llevara pequeñas tablas con veladoras encendidas y trozos de papel rojo que llevaban las condolencias hacia la familia por parte de los asistentes.
Jin simplemente escribió: “Espero que estés bien. Mejor. Por favor cuídanos a Kazuya y a mí. Como ya no puedo estar contigo, el resto de mi vida quiero estar junto a él”.
Dobló el papel y lo amarró a la vela, encendió está y la dejo ir…
Nos sentamos a la orilla de río mientras mirábamos como se iban alejando todos los pequeños pedazos de madera.
Me recosté sobre el césped y Jin se colocó sobre mó. Tenía una expresión mucho más serena e incluso sonreía.
- Gracias Kazua. Te amo. – Me dijo al oído.
- ¿Por qué agradeces?.
- Porque eres el único que me está acompañando en ésto… – Me besaba la frente y luego mientras nos besábamos en los labios, llegaron sus padres e interrumpierón.
- Disculpen… Jin, deberías comportarte por hoy.
- Lo siento. – Jin siguió besándome mientras yo sonreía y sus familiares se acercaban para presenciar aquél espectáculo.
Algunos miraban perplejos, otros murmuraban. Jin se detuvo y se puso de pie.
- Bueno bueno, se acabó el show… – Me ofreció la mano para que me levantara y abrió paso entre la multitud.
Llégamos al automóvil y de regreso a casa, nos pusimos a charlar.
- ¿Por qué hiciste eso?. – Era la ceremonia de tú hermano…
- A él le hubiera encantando ver como soy feliz.
- Pero… Tú familia…
- No importan, ellos no me importan ya…
- ¡No puedes decir algo así!. – Jin frenó de imprevisto.
- Sí puedo… Él único que me importa ahora, eres tú Kazuya. – Un beso más selló sus palabras.
Cuando llegámos había alguien afuera del departamento. Cuando vió a Jin se levantó y lo saludó.
- Akanishi, tenemos que hablar… – Jin puso cara de molestia y le pidió que se marchara.
- Pensé que hace tiempo te dije que no me buscaras más… – El chico pelinegro pareció incomodarse con las palabras de Jin y volteó a verme.
Su cara se iluminó y yo también estaba sorprendido.
- ¿No eres tú… Kamenashi?. – Preguntó.
- Sí… – Respondí aún impactado.
- Por favor, no le digas nada a Ueda. – Salió corriendo.
- ¿Lo conoces Kazuya?.
- Sí… Ueda comenzó a salir con él mientras estaba conmigo…
- Ah… Pues él venía conmigo estándo con Ueda entonces…

 

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