Parallel World. Cap 4



Parallel World
FicxCap
FuDa
~Hana no mau machi / Ueda~
To: Lexi


CAPITULO 4: La melodía que bailaba en la oscuridad.

Esos días no le gustaban mucho… sus cosas siempre se mojaban, tenía que usar la secadora del pelo cada noche para secar sus tenis al volver a casa, además hacía frío y eso no era muy de su agrado… lo único que le gustaba de la época de lluvias era que se hacían charcos por toda la ciudad. Le gustaba demasiado correr entre los charcos y mojar a Yodogawa cuando se paraba inocentemente cerca de alguno… no por nada sus tenis siempre terminaban mojados. Hoy sin embargo, ni siquiera había pensado en saltar directo sobre aquel charco cuando llegó a saludar a su mejor amigo… aquella triste expresión que había visto en el rostro de Ueda el día anterior aún estaba presente aunque no cerrara los ojos.
-Oh! Fuka! Buenos días!- Yodogawa miraba extrañado a Yonemura, pues Fujiie parecía no sentirse del todo bien ya que no le había respondido el saludo.
-Fujiie~… la Tierra llamando a Fujiie…- Yonemura agitaba la mano frente a su cara tratando de llamar su atención.
-Eh?!- Más que distraído parecía preocupado por algo… cosa rara en él porque no solía ser del tipo que se hunden en preocupaciones. Esa expresión en su rostro casi les dio miedo.
-Fuka, estás bien?- De entre todas las personas que lo querían, Yodogawa había sido siempre quien más se preocupaba por él… tal vez porque lo conocía desde siempre… tal vez porque eran mejores  amigos… tal vez porque eran compañeros de escuela desde jardín de niños… tal vez porque eran parte de la misma banda… pero la verdad es que por encima de que todas eran razones de sobra… la única que le importaba, era que Fujiie era la persona más especial e importante de su vida.
-Un!… no pasa nada… sólo es algo raro que pasó ayer… aunque nada tenía que ver conmigo…- Pronto volvió a su habitual sonrisa y ése brillo en su mirada que tanto le gustaban; así que su preocupación terminó por desvanecerse por completo cuando vio esa sonrisa tan particular en sus labios justo antes de saltar donde estaba mojando un poco su pantalón y zapatos.
-Fujiie!- Yonemura detestaba que lo mojara pero al final terminaba en su juego y al poco rato ya estaban todos pateando charcos mojándose unos a otros atacados de la risa. Incluso Ishigaki, quien usualmente era el más serio y tranquilo, terminaba uniéndose al resto de sus amigos… esta vez no había sido la excepción.

Amaba tanto los días lluviosos… sobre todo si estaba nublado, tanto como ver el cielo el nocturno o tocar el piano… el extraño pero agradable sentimiento que le provocaba era una gran fuente de inspiración para su música; además, por raro que pudiera parecer, la lluvia y el cielo gris lo ponían de buen humor… odiaba el sol, siempre lo hacía sentir mal físicamente, además hacía calor y él sólo soportaba el calor si venía de la mano de la dorada arena y un profundo mar azul. Apenas si había logrado dormir, no había sido  porque no tuviera sueño ni porque siguiera pensando en aquel beso entre su ex y su amigo, aunque ciertamente Akanishi era el culpable… por alguna razón había bebido demasiado y toda la madrugada había estado llamándolo… primero al celular y una vez que lo apagó tras no contestarle por segunda vez, comenzó a marcar al teléfono de casa… cuando lo dejó descolgado, la víctima fue la contestadora. Lo que más le molestaba era que conociéndolo, estaba 100% seguro de que para cuando despertara no recordaría absolutamente nada, dejando todo el peso de sus palabras sólo para Ueda. Odiaba traer semejantes ojeras, así que decidió usar sus lentes todo el día… En verdad que odiaba a Akanishi en ese momento; se había metido con dos de las cosas más preciadas que tenía: sus horas de sueño y su vanidad. Si no tuviera examen, seguramente no hubiera ido a la Universidad, sabía que estaría de mal humor.

A lo lejos vio a Ishigaki… a pesar de cómo se sentía se alegró al verlo, lo siguió un par de metros, tenía curiosidad por saber a dónde iba. Fujiie y un par de chicos le dieron la bienvenida, al verlos le extrañó que estuvieran un poco mojados, pero su duda fue resuelta cuando vio que estaban de lo más felices jugando entre los charcos. Se quedó en la distancia contemplando a aquellos cinco chicos… envidiaba un poco a Ishigaki porque a diferencia de él, Ueda nunca había tenido un momento así; Akanishi se había encargado de alejar a la mayoría de los pocos amigos que tenía, dejando al final sólo a Okura, a quien apenas si veía pues estudiaba en Osaka; a Hiromitsu que prefería verlo lo menos posible para no causarle problemas con su pareja prefiriendo mantenerse en contacto por celular; a Kamenashi, su compañero de casa y a Ishigaki, a quien no había conseguido alejar por mucho que lo había intentado. Verlos reír de esa manera lo hizo sentir un poco miserable, ahora comenzaba a ver cuánto daño le había hecho aquel que decía amarlo. De pronto, sin que pudiera darse cuenta, se vio atrapado por el brillo de aquella mirada, el encanto de esa sonrisa… por segunda vez en toda su vida sentía aquellas mariposas en el estómago. Asustado ante la simple y pequeña posibilidad de que aquel chico al que miraba le gustara, se alejó de ahí a toda prisa en busca del refugio y consuelo que sólo le daba el sonido del piano. Aquella habitación con escasa luz debido a las pesadas cortinas sobre las ventanas se volvió el lugar más tranquilo para él en ese momento. Ni siquiera se dio cuenta de que se había topado con Akanishi cuando subió corriendo las escaleras y mucho menos se percató de que había ido detrás de él ni de que en ese instante estaba de pie al otro lado de la puerta mirándolo a través de la angosta ventanilla al no poder entrar porque estaba puesto el seguro.

Subía los escalones rumbo a las salas de ensayos… por alguna razón se sentía un poco triste… después de todo, ya eran casi las 11 de la mañana y aún no lo había visto… al reparar en cómo se sentía se sintió avergonzado.
-… como si te lo toparas todos los días, Kazuyori…- Sus palabras y sus pensamientos quedaron de pronto atrapados por aquel sonido dulce y melancólico que flotaba nota a nota a través del pasillo. Fujiie siguió subiendo las escaleras, sin duda provenía del tercer piso pues era ahí donde se encontraba la sección de piano. Quería saber quién era el dueño de aquel sentimiento que le aceleraba el corazón inundándolo de algo cálido. No pudo evitar que se le escapara una expresión de asombro al ver al chico que miraba Ueda el día anterior bajando las escaleras justamente del sitio a donde él se dirigía. Sintiéndose un poco molesto al saberse conocido por alguien a quien no conocía en lo absoluto, Akanishi lo miró tan fría y despectivamente que Fujiie se sintió absolutamente intimidado tan sólo con su actitud y como por inercia desvió la mirada; pero ahora le quedaba claro que ese chico también estudiaba ahí. -Será mejor que no me meta con él…- Se dijo a sí mismo pues era una persona a la que no le gustaba meterse en problemas… así que creyó conveniente mantenerse lejos de alguien como él. Siguió su camino en cuanto se aseguró de que Akanishi se había ido.

La música desapareció justo cuando llegó al pasillo. Creyendo que ya no encontraría a quien tocaba, se resignó a seguir hacia donde se dirigía por principio de cuentas. Ahora la melodía era mucho más romántica y colorida… Fujiie se dio la vuelta y avanzó movido por el sonido encantador. Del otro lado de la puerta pudo ver aquella hermosa sonrisa que tanto había anhelado observar desde que se había despertado; mantenía los ojos cerrados dejándose llevar por las notas entremezcladas con sus sentimientos. Simplemente quería seguir mirando a Ueda… aunque no pudiera sentarse a su lado.

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