Título: My Beloved
Autor: Lilith
Pairing: Toma + Yamapi
Fandom: 4Tops / JE's
Fandom: 4Tops / JE's
~Love situation - Arashi~
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai, Angst
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai, Angst
To: Shii (Happy B-Day!)
Si me preguntan que fue lo que pensé de él la primera vez que lo vi, no mentiría si dijera que fue casi amor a primera vista. Ese día llegué a la agencia sintiéndome un poco mal de la garganta, el día anterior había estado hasta muy tarde con Nino, Aiba y Jun en el karaoke cantando y haciendo el tonto hasta que nos quedamos sin una gota de energía. Así que no era para menos que incluso me viera un poco ojeroso y demacrado, ya que ellos lucían exactamente de ese modo. Moría de frío, razón lo suficientemente poderosa como para motivarme a bajar las escaleras en busca de la máquina expendedora de bebidas. Y claro, como era de esperar, los otros tres muy considerados como eran, vieron burro y se les antojó viaje, conclusión: me encargaron cuanta cosa se les ocurrió en ese momento; la verdad es que salí de nuestra sala de ensayos un poco preocupado de cómo rayos iba a hacer para cargar todas esas cosas yo solo. Ya más hecho a la idea que otra cosa, bajé escalón tras escalón repitiendo en voz baja su pedido... No, no es que esté loco, bueno, no tanto, es sólo que esa es mi mejor táctica para no olvidar las cosas; así como muchas personas tienen memoria fotográfica, yo recuerdo muy bien lo que escucho. Cuando llegué al pasillo lo vi por primera vez. Estaba frente a la máquina como si le suplicara algo, sus pequeñas manos sobre el acrílico iluminado desde dentro por las tenues luces de neón que le conferían un brillo casi mágico; luego, simplemente se sentó en cuclillas. Di un paso adelante preocupado de que le hubiera pasado algo. Lucía realmente indefenso en ese momento. Al principio pensé que era una chica, lo confieso, pero es que incluso su voz era demasiado dulce, susurrando cosas apesadumbrado con la mirada baja. Me acerqué a él sabiendo de antemano lo que lo afligia, para ayudarlo.
-Eres nuevo, verdad?...- Parecía un lindo y pequeño cachorrito cuando me miró. Asintió con una sonrisa tímida.
-Cómo lo supiste?...- Me miraba con los ojos llenos de curiosidad.
-Sólo los nuevos no sabrían que a este cacharro le gusta que lo traten con mano dura...-
-Eh?...- Levantó la mirada sólo para ver cuando yo pateaba la máquina por el costado izquierdo y se escuchaba el sonido de su bebida al caer en el despachador.
-Ten...- Me miraba con los ojos abiertos de par en par incapaz de decir algo, así que le di la pequeña lata de jugo de uva.
-Gracias... senpai...- Su sonrisa era dulce, apenada pero hermosa.
-Por nada... No olvides el truco la próxima vez, de acuerdo?...- Comencé a meter mis monedas para comprar todo lo que me habían pedido.
-Sí, gracias... Nos vemos...- Escuché sus pasos alejándose poco a poco hasta q el sonido desapareció. No me angustió despedirme de él, sabía que lo volvería a ver con seguridad en algún momento en algún lugar dentro de la agencia, así que en vez de mirar cómo se alejaba, continué sacando cosas de la máquina.
-Ah! Malditos!... En verdad esperan que lo lleve todo yo solo?...-
-Quiere que le ayude?...- Me volví de inmediato al escuchar su vocecita.
-No tienes clase?... No me gustaría que te regañaran por mi culpa...-
-No, senpai... Estamos en nuestro descanso justo ahora...-
-Ok, entonces te tomaré la palabra... Pero con una condición...-
-Eh?!...- Sí, en verdad debió parecerle extraño que le condicionara el que me ayudara.
-Deja de hablarme de modo formal... Apuesto a que tenemos mas o menos la misma edad... Así que me resulta un poco incómodo que me hables de "usted"... De acuerdo?...-
-Pero... Es que Masahiro-san nos dijo que debíamos respetar a nuestros superiores...-
-Yo no pienso hablarle de usted a mis amigos sólo porque entraron a la agencia un año antes que yo... Que te parece si a partir de hoy nos hacemos amigos?... soy Ikuta Toma...-
-Yamashita Tomohisa...- Dudó por un segundo el darme la mano antes de hacerlo. Su mano era tibia. Fue una sensación muy agradable.
-Bueno Yamashita-kun... ahora somos amigos!...- Fue tanta mi efusión que estuvieron a punto de caérseme todas las cosas que sostenía contra mi pecho con el brazo. Pero él me ayudó a sostenerlas. -Gracias...-
-En serio pretendías llevar todo esto tú solo?...-
-Nop.. En realidad aún faltan más cosas...- Confesé apenado al ver la cara de incredulidad que puso.
-Te vas a comer todo ésto y mas?!-
-Jajajaja no! Claro que no!... Mis amigos me pidieron el almuerzo aprovechando que venía por algo de beber..-
-Pues que abusivos!- Su expesión reprobatoria me tomó por sorpresa.
-No, no creo que lo sean... Si Aiba o Nino hubieran bajado nosotros hubiéramos hecho lo mismo y les hubiéramos pedido muchas cosas...-
-Que modo tan raro de demostrar que son amigos...- Una vez que tuvimos todo en las manos, subimos las escaleras. Mientras yo no podía parar de hablarle sobre mil y un cosas sin sentido, él sólo me escuchaba atento y se reía, se veía que era un poco tímido y que le costaba un poco hacer amigos, pero parecía un buen chico, de seguro se llevaría bien con los demás. La verdad es que esperaba que éso pasara. Porque para mí esos tres eran muy importantes y no me hubiera gustado que no se soportaran.
-Toma-kun! Volviste... ibamos a buscarte...- Como siempre, fue Aiba quien había convencido al par de ángelitos demoníacos de que se habían pasado un poco de la raya y terminamos encontrándonos con ellos en el pasillo de nuestro piso. Aiba tenía ese efecto mediador entre nosotros; la verdad es que siempre solía ser el más abusado debido a su carácter noble, pero aún ahora, creo que sólo lo hacían para que se volviera más fuerte. Siempre nos preocupaba que era demasiado amable e inocente, sabíamos que no todas las personas se le acercarían con las mejores intenciones, así que siempre nos preocupabamos de que lo lastimaran.
-Oh... Ya veo...-
-Ven... Les dije que Toma podría con todo... no sé por qué te preocupaste tanto, Toma puede hacer cualquier cosa... No por nada es uno de los favoritos, verdad?- Nino siempre era así, poco a poco me había dado cuenta de que realmente le costaba mucho trabajo mostrar sus verdaderas emociones. Ahora ya no me sentía mal por sus comentarios malintencionados, ni me afectaba mucho su poco tacto para decir las cosas, porque sabía que en verdad no era lo que pensaba, sino que su entorno lo había puesto bastante a la defensiva. Ya había aprendido a diferenciar cuando decía las cosas en serio y cuando sólo las decía por decir o peor aún, por molestar... Como en esta ocasión.
-Oye! Yo no soy ningún favorito...-
-Tiene razón... Aquí el único favorito soy yo...- Jun y yo a menudo peleábamos tontamente por cosas sin sentido. A diferencia de todos nosotros, él no había tenido que hacer ninguna audición para ser parte de los Juniors ni nada por el estilo. Jun era el tipo de chico al que todos envidiábamos por tenerlo todo, razón por la cual solía ser un poco presumido y arrogante, pero a nadie parecía molestarle realmente su actitud, él era parte de la élite de la Johnnys Jimusho, así que de cierto modo era intocable. Tenerlo en nuestro grupo nos daba bastantes beneficios... Aunque más bien debería decir que estar en su grupo nos los daba. Pero aún a pesar de nuestras constantes peleas, la verdad es que no nos desagradábamos del todo. Después de convivir con él, uno aprende muchas cosas sobre su forma de ser, es un gran amigo y aunque a veces no lo parezca, creo que es un gran chico.
-Toma-kun...- Escuché que me hablaba en voz baja. Me había olvidado de él por completo.
-Ah! Lo siento, Yamashita-kun... chicos, él Yamashita-kun, es nuevo por aquí, ahora somos amigos... Ellos son mis compañeros de grupo y mis mejores amigos: Matsumoto Jun-kun... Aiba Masaki-kun y Ninomiya Kazunari-kun...-
-Ah! Kawaii!...-Aiba no pudo evitar expresar lo que yo había pensado minutos antes. Él siempre era así de sincero. -Mucho gusto... eh... Cómo prefieres que te digan?-
-Yamashita está bien... algunos chicos me dicen Yama-chan...- De algún modo ellos dos se parecían mucho, así que no me preocupaba que se cayeran mal, porque eso no podría pasar. El verdadero problema era el otro par parados junto a Aiba.
-Ok... Entonces está bien si te llamamos Yamashita-kun?... no parece agradarte mucho lo de Yama-chan...-
-Sí, está bien... Aiba-kun?-
-Sí, no te preocupes, puedes llamarme por mi nombre si quieres... Ellos suelen decirme Ma-kun...- Por su sonrisita apenada, me quedó más que claro que no lo llamaría así.
-Hola, chico nuevo... Vamos a almorzar, sí?... En serio me muero de hambre y tenemos programa en dos horas...- Como me lo imaginaba, a Nino no le había caído para nada en gracia que llevara un "intruso" a nuestro "mundo". Nino era mi mejor amigo, pero siempre había sido bastante posesivo, no era del tipo que disfrutan compartiendo lo que es suyo, y éso incluía a las personas.
-Nino-kun tiene razón... Todavía tenemos que ensayar, ir a vestuario y maquillaje... Será mejor que nos demos prisa o no probaremos comida hasta después del programa...- Aunque Jun también solía ser un tanto egoísta, para él estaba primero el deber. Si algo le admiraba, era su compromiso y responsabilidad hacía todo lo que hacía. Aún cuando sólo era un año mayor que yo, era mucho más dedicado en ese aspecto.
-Toma-kun... creo que mejor me voy... ustedes tienen muchas cosas por hacer y ya casi es hora de que regrese a ensayar...- Me entregó las cosas que venía cargando. -Fue un placer conocerlos... nos vemos después...-
-Claro, Yamashita-kun!... Ven a visitarnos cuando quieras!- La enorme y amable sonrisa de Aiba le arrancó una sonrisa.
-Nos vemos después...- Le dije también con una sonrisa. -Ten, puedes comerlo de camino...- Le regalé un pastelillo que había comprado para mí. Al ver que apenas si podía con todo, Aiba tomó algunas de las cosas y comenzó a repartirlas.
-Gracias, senpai...- Nos dijo ádios con la mano y echó a andar escaleras abajo.
-Son un par de groseros! Qué les costaba ser amables con el pobre chico?... Ya olvidaron cómo fueron sus primeros días aquí?...- La reacción de Aiba me tomó completamente por sorpresa, lo mismo que a Jun y a Nino, a quienes a poco estuvo de caérseles lo que tenían en la boca de la impresión de ver a Aiba en su papel de "hermano mayor".
-Gomen...- Dijo Nino en voz baja y bajó la cabeza.
-No te enojes Ma-kun...- Incluso Jun dejó de lado su orgullo. Aunque la mayor parte del tiempo lo molestábamos, la verdad es que Aiba era muy preciado para nosotros y aún cuando no solía actuar cómo tal, lo respetábamos mucho por ser el mayor.
-Ok... Pero no quiero que sean así... no deben olvidar que todavía somos juniors... no actúen como si valieran más que otras personas...- Los tres asentimos tras escuchar sus palabras. Yo admiraba a Aiba por su gran corazón. -Vamos?... también yo muero de hambre...-
-Cómo puede ser éso posible?!... Si te comiste media casuela de fideos en tu casa antes de venir... si tus padres te escucharan diciendo que mueres de hambre se sentirían miserables y cerrarían el restaurante...- Todos echamos a reír. Nino tenía razón, pero también era cierto que Aiba podía comerse hasta las piedras si les daban buen sazón. -Vamos! Comamos para recuperar fuerzas y dar lo mejor en el programa! Demostrémosles que MAIN son los mejores!- Podía parecer un poco ruidoso a veces, pero admiraba a Nino por su increíble persevarancia.
Volvimos a la agencia muertos de cansancio esa tarde después de aparecer en el Shokura. Como ya no tendríamos actividades por la tarde, nos dijeron que ya podíamos ir a casa, lo cual nos hizo felices porque sólo pensábamos en comer y descansar.
-Por qué no vamos a comer a mi casa?-
-Hasta Chiba?!- Nino sacó de inmediato su cartera. Ella era la que decía si podía o no hacer las cosas.
-No se enojarán tus papás, Aiba-kun?...-
-No te preocupes Toma-chan... Ellos siempre están felices de que sean mis amigos... Así que dicen que son siempre bienvenidos...-
-Sí es así, entonces vamos... Los fideos de tu mamá son los mejores que he probado! Y aparte de todo... Son gratis!!!- Era tan fácil poner a Nino de buen humor.
-Ok, déjenme avisar en mi casa para que no se preocupen...- Jun siempre era así, su familia era lo más importante en su vida.
-Más bien querrás decir para que no te manden al chofer a la agencia sino a casa de Aiba-chan!...- Soltamos la cárcajada. Sabíamos que éso también era verdad. Jun a menudo se hacía el genial, pero seguía siendo un niño en muchos aspectos.
-Cállense!- Y cómo tal, solía molestarse con fácilidad. Esa era la razón por la que él y Nino congeniaban y discutían tanto. En ese aspecto eran igualitos.
-Bueno, bueno... Como sea... Vámonos yendo, hay que caminar mucho hasta la estación...- Les recordé y acto seguido, comenzamos a caminar cuesta abajo por la espaciosa avenida.
El camino se nos fue en reír y burlarnos de todo. Estar con ellos siempre era divertido. A su lado el tiempo se me pasaba volando. Eran una gran compañía. Estábamos por llegar a la estación de trenes cuando algo llamó mi atención.
-Ahorita los alcanzó...- Le di mi bolso a Nino, que era quien venía a mi lado como de costumbre, y eché a correr hacía donde había escuchado aquella voz. No necesité voltear a verlos para saber qué cara habían puesto. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron, casi como si mi vida dependiera de ello. -Hey! Qué crees que estás haciendo?!- Llegué y le propiné un fuerte empujón al chico alto y corpulento, que lo tenía sujeto por el cuello de la chamarra, pero apenas si lo moví lo suficiente como para que lo dejara apoyar de nuevo ambos pies en el asfalto.
-Toma-kun...- Me miró de reojo, pude ver miedo en su mirada.
-Estás bien?...- Volví a empujarlo para que lo soltara. -Quédate detrás de mí...- Lo había golpeado en la cara, probablemente pretendía robarle algo y lo intimidó para que no hiciera nada.
-Podrías no meterte en lo que no te importa?!... Mi amigo Tomo-chan y yo estábamos en medio de una charla... privada...- Me empujó con ambas manos. Fácil me doblaba en talla, por lo que no fue de extrañar que terminara en el piso con todo y el pobre el chico al que pretendía defender. Pero lo que en verdad me preocupó, fue que al parecer está no era la primera vez que se topaba con este tipo.
-Pues me meto porque sí me importa!- Me levanté deprisa para evitar que nos pateara estando en el piso, así que el golpe me lo llevé sólo yo.
-Senpai!- El golpe en el estómago me había sofocado lo suficiente como para doblarme en el piso de rodillas. -Takeda-san... ya basta!... Iré contigo, pero no le hagas nada...-
-Yamashita-kun, no...-
-Toma-chan!- La voz preocupada de Aiba me hizo voltear enseguida. Los tres venían corriendo hacía donde estábamos.
-Mira que tenemos aquí!... Llegaron sus amiguitos...- Dijo burlonamente dándonos la espalda para ver a quién gritaba. Me levanté como pude y tomé a Yamashita del brazo.
-Aiba! Corran!- A la pasada empujé con todas mi fuerzas al sujeto con el hombro, esta vez si logré derribarlo. Echamos a correr los 5 tan aprisa cómo podíamos. El tipo venía detrás de nosotros.
-Iku... qué pasa?- Preguntaba Jun con tono preocupado.
-Ese tipo sigue persiguiéndonos... Qué haremos?- Agregaba un poco histérico Nino al mirar hacia atrás.
-Separémonos... Nos vemos en el restaurante... Piérdanlo entre la gente...- Les señalaba el distrito comercial a donde a menudo íbamos a comprar algo para comer saliendo de la agencia. Corrimos en esa dirección. Aunque había una multitud de personas por todos lados, aún podíamos verlo detrás de nosotros.
-Nos vamos por las 900!...- Gritaba Nino mirándome preocupado de tener que separarnos, tras lo cual los vi correr hacia la izquierda y los perdí de vista al correr hacia el lado contrario. Me dolían mucho las piernas, pero seguía aferrando con fuerza la pequeña y cálida mano que sujetaba. Por un segundo lo perdí de vista también a él, así que me preocupé mucho de que se hubiera ido tras ellos, pero alcancé a verlo parado en la bifurcación de caminos. Ya no podía más, tendríamos que escondernos un rato. Para nuestra suerte había una tienda de libros a menos de tres mestros, así que nos metimos ahí.
-Senpai! Es peligroso que nos quedemos aquí... Si nos ve, estaremos perdidos...- La chica de la librería nos miró un tanto confudida.
-No te preocupes... No dejaré que te pase nada...- Lo llevé hasta detrás de uno de los estantes y nos agachamos. Podíamos ver hacía afuera, si él entraba saldríamos rodeándolo por entre los estantes.
-Qué hacen?...- La chica nos sacó un susto de muerte. Los dos nos fuímos al piso tratando de ahogar el grito que se nos había escapado con las manos. Yamashita parecía a punto de romper en llanto. Miré hacia afuera. El tipo estaba ahí de pie, justo en la entrada mirando alrededor. De pronto clavó los ojos en la tienda.
-Déjanos estar aquí un segundo... No te daremos problemas...- No sé si le dimos lástima o se preocupó por nuestro aspecto, pero miró en dirección a donde yo miraba.
-Quédense detrás del mostrador...- Nos dijo en voz baja señalando discretamente la portezuela en el mueble de madera.
-Gracias...- Mi alma se sintió aliviada sólo por el segundo antes de escuchar la campana de adviento anunciando la entrada de alguien. Nos metimos agachados para que no nos viera. Ella se hizo la que ordenaba unos libros en el estante donde estábamos. Al escuchar que entraban salío como sin nada a recibir al cliente.
-Bienvenido... Puedo ayudarle en algo?-
-Estoy buscando algo... no es necesario que me ayudes...- Noté que se acurrucaba contra mi cuerpo. Pude sentir que temblaba. Lo jalé contra mí para abrazarlo.
-De acuerdo... Si necesita ayuda hágamelo saber...- Ella caminó de regreso al estante y siguió acomodando los libros que intencionadamente había sacado minutos antes. Con los ojos me hizo la seña de que nos moviéramos, estábamos a rango de vista si él pasaba por ahí. Jalé a Yamashita hasta que no pude ver más que la oscura madera a mi costado y sobre nuestras cabezas. Escuché sus pesados pasos del otro lado justo a mi lado. El pequeño se aferró con todas su fuerzas a mí.
-Señorita...-
-Encontró lo que buscaba?...- Entró al mostrador y, cuidando de no pisarnos, se sentó en el banquillo alto de madera.
-Por casualidad no viste a un par de chicos como de esta estatura?, uno lleva uniforme de escuela privada y el otro una chamarra color naranja...-
-Mmm... Sí de hecho los vi poco antes de que usted entrara, tiraron los libros de ese estante, así que les pedí que se fueran...-
-Oh ya veo... Si, mi hermano menor suele hacer muchas tonterias cuando sabe que será reprendido por faltar a clases... Bueno, linda, muchas gracias por tu ayuda...-
-Por nada... Espero que los encuentre... Ni siquiera se disculparon cuando los regañé...- Escuché de nuevo la campana de adviento. Ella no hizo nada por un par de minutos, lo cual me hizo creer que él seguía por ahí. Comenzó a tararear una canción de nuestros senpai de V6. No sé cuanto tiempo estuvimos ahí. -Creo que ya se fue...- Dijo tranquila después de un rato.
-Gracias...- Su dulce voz le puso a la chica esa expresión de emoción que les provocan a las chicas las cosas adorables.
-Gracias... Nos salvaste...- Mis piernas estaban adormecidas, así que no pude ponerme de pie y sólo me arrastré hacía un lado.
-Ahora, pueden explicarme qué fue todo éso?... Tu hermano parecía preocupado y molesto...-
-No es mi hermano!- Parecía ofendido ante su suposición.
-Oh! Por dios! Qué te pasó en la cara?!- Ella también se asustó al verle el golpe.
-Fue ese sujeto...-
-Esperen aquí... Traeré algo para curarlo...-
-De dónde lo conoces?...- Le pregunté en cuanto ella se fue.
-Me pidió la hora un día mientras volvía a casa... Luego volví a verlo cerca de donde me encontraste hoy y me ofreció trabajo como modelo... Comenzó a perseguirme porque aunque siempre le decía que sí, nunca fui a la oficina de talentos que me dijo... Hace un par de días noté que me seguía por las mañanas hasta la agencia, y a la salida me seguía hasta el tren, así que me asusté porque está mañana...-
-Ven acá... Déjame ver...- Puso la pequeña caja blanca en el piso y sacó un par de cosas. No puse mucha atención en ello, me preocupaba lo que él había dicho. Ya nos habían advertido de todos los falsos "cazatalentos" que andaban por ahí buscando chicos para sus proyectos turbios.
-Sí, diga?...- Mi celular sonó y me asustó, pues estaba demasiado inmerso en mis pensamientos. -Aiba-kun... Están bien?, sí, estamos bien... No, vayan ustedes, lo llevaré a mi casa hoy... La cosa es mucho más seria de lo que pensé... Tengan cuidado mañana cuando vayan a la agencia, sí?... Ese tipo podría estar rondando por ahí... Ok... Nos vemos mañana...-
-Ittai... No es necesario que hagas tantas cosas por mí... Creo que mejor me quedaré en casa por unos días...-
-No digas tonterias!... Que te hace pensar que estarás seguro en tu casa?!... Llama a tu mamá, dile que te quedarás conmigo hoy...-
-Tu amigo tiene razón... Ese chico se veía peligroso...- Le colocó una bandita en la mejilla. -Listo... Tendrás que curarle el labio nuevamente más tarde, ok?...-
-Sí, muchas gracias por todo... Cuál es tu nombre?...-
-No fue nada... Kana... Nishimoto Kana...-
-Debemos irnos...-
-No, salgan por la puerta trasera... Creo que él sigue afuera...-
-Ok, muchas gracias...-
-Cuidense, chicos...-
Salimos después de asegurarnos que no corríamos peligro y fuímos directo al subterráneo. No sé por qué pero no pude soltar su mano en ningún momento. Temía que si lo hacía, iba a perderlo o algo así. Subimos a bordo. El tren estaba llenísimo, al ser la hora de salida de la escuela y de los trabajos de medio tiempo, no era raro ver esta cantidad de gente. No dijimos nada durante todo el camino. Sólo podía sentir su mano sujetando también la mía. De pronto noté que era agradable sentirlo tan cerca de mí.
-Estás bien?...- Preguntó enseguida al escuchar que suspiraba.
-Eh?... Ah, sí... Sólo pensaba que hoy he tenido muchas emociones fuertes...-
-Lo siento, senpai...- Soltó mi mano y volvió a bajar la mirada.
-No tienes por qué... No me arrepiento de absolutamente nada de lo que he vivido hoy... Y al contrario, me alegro de haberte conocido... Porque de no ser así, no quiero ni imaginar que te hubiera pasado si no hubiera reconocido tu voz al pasar...- Vi como encogía un poco los hombros.
-Gra...cias...- Su voz era apenas un hilillo audible debido al llanto. Tomé nuevamente su mano. Sentí cómo se estremecía al llorar. La multitud nos empujó bruscamente en la siguiente estación cuando entraron al abrirse las puertas. Lo abracé para evitar que se hiciera daño contra el pasamanos que estaba junto a la puerta, que era donde íbamos recargados. Me sentí mal al verlo así pero no sabía qué hacer o que decirle por lo que sólo atiné a estrecharlo fuertemente entre mis brazos.
Para cuando llegamos a nuestra estación, sus lágrimas habían cesado. Me preocupaba verlo tan decaído mientras caminábamos hacia mi casa, pero no era para menos, después de todo lo que había pasado, debía estar exhausto. Yo lo estaba.
-Ya llegué~!...-
-Bienvenido, nii-chan...- Como de costumbre, Ryusei corrió a recibirme, pero se quedó un poco extrañado de verme llegar acompañado de alguien que no era ninguno de los MAIN.
-Él es Yamashita-kun, un amigo de la agencia... y él es Ryu-chan, mi hermano menor...-
-Hola...- Me sorprendió su gran acopio de fuerzas para sonreírle de ese modo aún a pesar de todo.
-Hola!... Pasen... mamá!... Nii-chan trajo un amigo...-
-Ah, hola... Querido, debiste decirme que traerías visitas, no preparé nada decente para la cena...-
-No te preocupes por éso, mamá...-
-Sí, señora, no se preocupe... Más bien, disculpe que haya venido sin avisar...- Mi madre tenía en ese momento la misma expresión que la chica de la libreria cuando vio su carita con aquella sonrisa apenada.
-Él es Yamashita-kun... Ella es mi mamá...-
-Oh! Cielos, hijo, qué les pasó?...- Mi madre siempre era muy observadora, así que de inmediato notó que me seguía doliendo el golpe que me dio en el estómago y una vez que alzaba la cara, era imposible no ver aquellas marcas en su cara.
-No te preocupes, ma... No hay problema en que se quede?... Ya es muy tarde y tuvimos un día difícil...-
-Para nada... Iré a preparar un futón... Ya avisaron en su casa?, no preocupes a tu madre, de acuerdo?... Cenaremos en un momento...-
-Gracias, señora...-
-Ven, llama a tu casa y avisa... Deberías comprar un celular… son útiles en estos casos…-
La cena fue sin duda la más agradable que habíamos tenido en años. Este chico tenía un extraño imán con las personas que hacía que a todos los cayera bien al momento, bueno, a casi todos.
-Oh, cierto!, Iku, te llamó Nino-chan hace rato, sonaba preocupado pero no dejó recado, dijo que te llamaría más tarde...-
-Gracias, ma...-
Tan pronto como terminamos de cenar, nos fuimos a mi habitación. Mi madre ya había preparado el baño, así que sólo esperamos a que Ryu terminara de lavar los platos, pues le tocaba hacerlo ese día, y nos metimos en la tina los tres. La expresión asustada en sus ojos había desaparecido por completo, ahora incluso reía jugando con mi hermano.
Ya era tarde y Nino no me había llamado. Pensé en marcarle, pero sabía que si lo despertaba, me iría como en feria al día siguiente, así que mejor no lo hice. Iba a acostarme en el futón pero él insistió en que me quedara en mi cama. Empezamos a platicar de muchas cosas. En verdad era agradable hablar con él. Sentí que podíamos hablar de cualquier cosa. Era la primera vez que me sentía así estando con alguien.
-Entonces vives solo con tu mamá y tu hermana?...- Me costaba creer que su familia no estuviera junta.
-Sí... Sólo nosotros tres...- Entendí su preocupación por volver a casa y lo que le había dicho a su madre por teléfono.
Continuamos nuestra charla sobre cosas de la agencia. Descubrí que sólo era un año mayor que él y que en realidad él debía ser mi senpai porque empezó a trabajar en el medio del espectáculo mucho antes que yo.
-En verdad te peleas a menudo con ese chico de primer grado?...-
-Sí... Detesto su actitud...- Me habló sobre su vida en la escuela secundaria y sus problemas con uno de sus compañeros, que casualmente también estaba en la agencia.
-Jajajaja! Creo que debe tener mala actitud para que desquicie a alguien como tú...- Mi celular sonó de pronto provocándome un sobresalto. -Oh!...- Se rió quedito al escuchar mi expresión debido al susto. -Espera un segundo, si?...- Por el timbre sabía que era Nino, pero me extrañó que marcara siendo tan tarde, porque a esa hora, normalmente ya estaba dormido. -Hola!... Sí... Sí, fue tras nosotros, pero la chica de la librería nos ayudó... Ah, ya veo, menos mal que no los vio, que bueno que Jun haya pedido que fueran por ustedes... Supongo que a veces tiene sus ventajas tener una familia pudiente... Jejejeje... Entonces no fueron a Chiba?...- Mi conversación con mi amigo no debió durar más de diez minutos, porque de pronto me colgó al escuchar que Yamashita estaba en mi casa y que se quedaría a pasar la noche ahí. -Creo que se enojó... aunque no entiendo por qué, puedes creerlo?... Este chico a veces es tan…- Cuando volví a acostarme boca abajo en la orilla de la cama para verlo, me di cuenta de que se había quedado dormido. Se veía tan lindo y apacible, que me sentí tranquilo de poder verlo dormir agusto junto a mí en vez de estarme preguntando cómo estaría si lo hubiera llevado a su casa. Sí, sé que fue muy egoísta de mi parte, pero no podía evitarlo. Y mientras contemplaba su rostro durmiente también me quedé dormido.
A la mañana siguiente desayunamos bien, le presté algo de ropa limpia y nos fuímos a la agencia. Como era sábado, no teníamos que preocuparnos de tener que ir a la escuela. Salimos un poco más temprano de lo que acostumbraba, porque había decidido que tomaríamos el camino largo, no quería pasar cerca del distrito comercial para evitar correr riesgos innecesarios. Llegando al edificio me sentí mucho más tranquilo, sabía que al menos ahí no correría peligro aunque yo no estuviera cerca. Tan pronto como me despedí de él, subí las escaleras hacia las salas de ensayo de los senpai. Sabía que si le decía a Takki, él haría algo. Mientras iba de camino me encontré a Jun, medio le platiqué lo que sabía y también se preocupó, así que se ofreció a acompañarme, tener a dos de los tres johnnys de la élite de mi lado sin duda sería algo bueno si tenía que ir a hablar con los altos mandos.
Escuchar un "no se preocupen, lo hablaré con Johnny-san" saliendo de boca de Takki, me dejó mucho más tranquilo. Fuímos a nuestra sala de ensayos. Nino parecía seguir molesto conmigo, pero tras escuchar todo lo que había pasado, su gesto refunfuñado despareció de su rostro, inclusive él parecía preocupado por Yamashita también. Continuamos con nuestras actividades durante el resto del día, hasta que se dieron las seis y nos informaron que ya podíamos ir a casa. Tatsuya-san, uno de nuestros senpai de TOKIO nos estaba esperando en el estacionamiento, le habían pedido que nos llevara a casa. Cuando llegamos, Yamashita ya estaba en su auto, se veía nervioso, pero al mirarnos me dio la impresión de que se sintió aliviado. Primero dejamos a Aiba y a Jun, que eran los que vivían más cerca de la agencia. El ambiente se puso un poco tenso después de que ellos se fueran. Nino parecía querer toda mi atención, pero en ese momento tuvo que compartila con Tatsuya y Yamashita, así que no se me hizo raro que fuera particularmente sarcástico con sus comentarios durante todo el camino. Se bajó al llegar a su parada de tren sin despedirse de mí. Cuando se ponía así era mejor ignorarlo, ya se le pasaría. Después de un rato llegamos por fin a su casa. Vivía en un vecindario bastante parecido al mío. Le dio las gracias a Tatsuya y se despidió de mí.
A la mañana siguiente llegué a la agencia desesperado por verlo. No había logrado dormir mucho preguntándome si estaría bien yendo él solo por la mañana.
-Yamapi~!- Reconocí de inmediato la voz de Takki a lo lejos en el pasillo. Cuando voltié, para mi sorpresa vi que a quien llamaba era, nada más y nada menos que a Yamashita. -Oh! Iku! Ohayou!- Siempre era así de efusivo cuando nos veía.
-Ohayou, Takki...- Estábamos tan acostumbrados a estar con él, que ya habíamos olvidado ese línea entre las formalidades.
-Senpai... No me llames así...- Le decía él con un puchero al tiempo que Tackey lo abrazaba al alcanzalo.
-Por qué?... Tú mismo dijiste que te agradaba el apodo, no?...-
-Pues sí, pero...-
-Pero nada! Iku, no seas tan formal, tú también deberías decirle Yamapi...-
-Yamapi?...-
-Sip... "Yama" por Yamashita y "Pi" por pinku... A poco no soy genial poniendo apodos?!...- En realidad sí era un buen sobrenombre, su apellido fusionado a su color favorito. Takki siempre se había destacado por ser espontáneo y creativo.
-Senpai!...- Parecía apenado de que el mayor dijera aquello.
-Entonces está bien si también te llamo así?...- Preferí preguntale, no quería hacerlo si le molestaba. Me miró en silencio un momento.
-Sí... está bien...-
-Ves?!... Te auguró un gran futuro dentro de la Johnnys, así que debes ser recordado, Yamapi!...- Despeinó cariñosamente su cabello. -...Bueno, me voy... Tengo muchas cosas que hacer... Ah!, hoy los llevará a casa Ko-chan, de acuerdo?... Nos vemos...- Entró al elevador. Por el piso al que iba, supe que se dirigía a la oficina del Jefe.
-No tuviste problemas al venir?...- Subimos rumbo a nuestras salas de ensayo platicando despreocupadamente. Me era un alivio escuchar que no había sabido nada del fulano ese desde aquel día.
Los días pasaban, convirtiéndose en semanas y las semanas en meses. Takki no nos dijo nada, pero después de que dejaran de estarnos llevando a casa los senpai o los empleados de la agencia, dedujimos que ya se habían encargado del problema, así que no nos sorprendió tanto descubrir que habían arrestado a ese sujeto por corrupción de menores y posesión de drogas cuando fuímos a saludar a Kana-chan a la librería, nos dijo que inclusive habían pasado la nota en las noticias. Le había pedido a Yamapi que me acompañara ese día porque tenía un regalo de agradecimiento para ella. Habíamos pasado a visitarla un par de veces antes, pero no había podido tener listo su regalo hasta ahora. Me dio gusto ver su enorme sonrisa cuando recibió el poster autografiado por los V6 y un par de entradas para el último concierto de su Tour. Estaba incluso llorando de alegría mientras nos agradecía por enésima vez al despedirnos. Salimos de la tienda sonriendo tontamente por haber hecho nuestra buena acción del día. Caminamos rumbo a la estación. Ya estábamos tan acostumbrados a tomarnos de la mano que a veces ni siquiera lo notábamos hasta que éramos conscientes del modo en que nos miraba la gente, pero ya nos daba igual. Solíamos ir haciendo el tonto siempre, así que sus miradas ya no eran tan incómodas, simple y sencillamente porque ya no les prestábamos atención.
-A dónde irás en las vacaciones?...- Me preguntó una vez que subimos al tren.
-Mmm... No lo sé... Tal vez váyamos a la casa de playa de la familia de Jun, pero no estoy seguro... Y tú?, ya tienes planes?...-
-No, no realmente... Mi madre sugería que fuéramos a unas termales... pero depende de sí le dan vacaciones o no en el trabajo...-
-Oh!, ya sé!, por qué no vienes con nosotros?!... Si se lleva a cabo nuestro plan, me gustaría que vinieras...-
-No lo sé... Creo que no le caigo muy bien a Ninomiya-kun...-
-Jajaja... No te preocupes por éso... A Nino no le cae bien ni su sombra!...-
-Pues esperemos a ver qué deciden los chicos y qué pasa con mi madre...-
-Tienes razón...-
A final de cuentas, nuestro planeado viaje a la playa se arruinó. Después de todo el alboroto sobre un nuevo grupo que sería debutado, se llevaron a mis amigos a Hawaii junto con dos de nuestros senpai, Sakurai y Ohno y se anunció en una conferencia de prensa en medio del oceano, que ellos serían la nueva agrupación llamada Arashi. Estaba feliz por ellos, pero me preocupaba lo que fuera a pasar conmigo ahora que no pertenecía a ninguna unit.
En esos días Takki me llamó a la oficina del Jefe. Él y Tsubasa debutaría juntos, por lo que los Juniors se quedarían sin líderes. Así que nos habían propuesto a Yamapi y a mí para tomar ese lugar junto con dos de los juniors más populares de esa época, Kazama y Hasegawa, con quienes siempre me había llevado muy bien, y Johnny-san había aceptado, ahora nosotros, 4Tops, seríamos los presentadores del Shonen Club.
Corrí a darle la noticia a Yamapi. Casi llorábamos de la emoción. Nuevamente era parte de un grupo, pero lo que me tenía más feliz, es que él estaría conmigo todos los días a partir de entonces. No supe en qué momento pasó pero... ya no podía vivir sin él. Se había vuelto la persona más importante de mi vida. Y tenerlo a mi lado me hacía inmensamente feliz. Y lo mejor de todo, era que él parecía sentirse del mismo modo.
Al día siguiente se hizo oficial la noticia. Nos reunimos los cuatro por primera vez. Desde el primer momento se dio una buena química entre nosotros. Pronto debutarón oficialmente a la nueva unit como "Tackey&Tsubasa" por lo que nuestra carga de trabajo aumentó considerablemente, pero no nos molestaba, disfrutábamos lo que hacíamos y éso nos hacía soportar cualquier cosa, porque éramos felices.
Ahora que ya casi no veía a Nino ni a Jun porque estaban ahogados en trabajo y preparando su primer concierto, pasaba la mayor parte del día con Yamapi. Solíamos salir un rato con Shun y HaseJun después del trabajo, pero una vez que nos despedíamos de ellos, se volvió TomaPi-time hasta las diez de la noche cada día; incluso en nuestras casa ya se habían acostumbrado a que a menudo nos quedábamos a dormir uno en casa del otro.
Cuando menos pensamos pasó navidad. El año estaba por terminarse. Uno nuevo comenzaría. Habíados decidido ir al Templo juntos para pedir por nuestro exitoso futuro dentro de la agencia. Como de costumbre, Shun y HaseJun se nos perdieron de vista entre la multitud mientras paseábamos en el Festival de año nuevo, así que al final, nuevamente terminamos siendo sólo él y yo.
-Oye, Yamapi...-
-Qué pasa, Toma-chan?...- Parecía realmente feliz de estar ahí en ese instante... conmigo.
-Yo… tengo algo importante que decirte...-
-Qué cosa?...- Su sonrisa se me había vuelto una necesidad, lo mismo que su voz y su cercanía. Estaba decidido. Moría de miedo pero tenía que decirle lo que sentía.
-Vamos a un lugar donde haya menos ruido!- Decía en voz alta para poder hacerme escuchar por encima del barullo colectivo.
-Ok!... vamos para allá...- Señalaba un camino hacía el Templo. Él conocía mucho mejor el lugar, así que sólo lo seguí.
Fuimos hacía los árboles del pequeño bosque alrededor del Recinto. Comencé a ponerme muy nervioso.
-Y bien?... Qué es éso tan importante que tenías que decirme?...-
-Este... Yo... Lo que pasa es que lo he estado pensando mucho... Y es algo que pienso desde hace ya mucho tiempo... Y en verdad he querido decirtelo desde hace mucho, pero no quiero que te vayas a enojar conmigo ni nada por el estilo...-
-Puedo decir algo antes de que continues?...-
-Eh?!...- Nunca solía interrumpir a las personas mientras hablaban, así que el hecho de que lo hiciera me tomó por sorpresa y me inquietó bastate. Temía ser rechazado antes de confesarme siquiera. -...Ehmmm... Sí, adelante...-
-Toma-chan... Sabes que eres mi mejor amigo desde que entré a la Johnnys... Y que desde que te conocí, todo ha sido genial y hemos compartido un montón de cosas juntos, verdad?...-
-Pues... sí...-
-Y sabes que eres alguien muy, muy especial para mí y para mi familia, verdad?...- Asentí. De algún modo tenía un mal presentimiento. -...y por éso mismo no me gustaría que cambiara nada entre nosotros...- Hizo una pausa para buscar mis ojos.
-Qué tratas de decir?...-
-Este... A lo que me refiero es... a que me gusta cómo estamos ahora...-
-Oh... Entiendo...- Sentí como si me echaran encima una cubeta de agua fría. Su silencio confirmaba mis temores. -...no te preocupes... Te prometo que las cosas siempre serán así...-
-Toma-chan...-
-Oh! Mira la hora que es... Será mejor que me vaya ya, no quiero perder el último tren... Nos vemos!- Reuní todas mis fuerzas en ese segundo para contener mis lágrimas mientras le decía ádios como siempre. Escondí mis manos en los bolsillos de la chamarra para que no notara que temblaba. Y eché a andar por donde habíamos llegado a paso rápido.
No había avanzado ni diez metros cuando mis lágrimas comenzaron a correr a través de mis mejillas. Me sujeté del árbol más cercano para no ir a dar al piso. Mis fuerzas me habían abandonado de repente. De pronto sentí el olor de su cabello inundándome por completo y el calor de su cuerpo abrazando el mío. Me tomó suavemente por lo hombros y me giro de frente a él. No podía mirarlo, no quería que me viera así. Me sentía miserable, mostrándole por primera vez mi lado débil.
-Toma-chan...- Sentí sus manos sobre mi rostro secando una a una mis lágrimas. Y luego sus labios suaves sobre mi frente. -...perdóname... soy muy tonto para decir lo que siento...- Algo me decía que estaba soñando, porque nada de ésto parecía real. -...no quiero que me dejes... quiero que estés conmigo para siempre... te quiero...- Sus palabras me hicieron levantar súbitamente la mirada debido a la impresión. Ese ligero gesto involuntario y natural fue suficiente para que sus labios alcanzaran los míos. Un beso tierno y ahnelado que poco a poco dejó salir todos los sentimientos que habíamos mantenido reprimidos dentro de nuestros corazones. Un beso largo que nos unió aún más mientras permanecíamos refugiados del mundo entre la ocuridad de la noche. Nuestro primer beso. Guardamos silencio después de separar nuestras bocas y volver a tomar aire. No podía contenerme. Lo abracé con todas mis fuerzas. Lo sentía absolutamente mío. Sus manos se aferraron a mi espalda.
-Me gustas mucho, Yamapi… desde la primera vez que te vi…- Susurré en su oído. Esa risita tímida sin duda venía acompañada de esa sonrisa suya que yo tanto amaba. Se abrazó a mí con más fuerza y nos quedamos así.
A partir de ese momento supimos que siempre estaríamos juntos. Había algo demasiado fuerte e indestructuble entre nosotros. Y aún ahora. A pesar del paso del tiempo… a pesar de las personas… a pesar de las circunstancias… a pesar de todo lo que se empeña en separarnos… Nosotros seguimos juntos.