Título: Amor eterno
Autor: Lilith
Pairing: JaeJoong + YooChun
Fandom: DBSK
Fandom: DBSK
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai / Angs / AU
~Forever love - X-JAPAN
10/08/12
N/A: No estaba muy segura de publicar esto, pero pues ya que estaba escrito...
N/A: No estaba muy segura de publicar esto, pero pues ya que estaba escrito...
Minuto
a minuto, la enorme ciudad comenzaba a adquirir vida. El cielo, normalmente
teñido de colores pastel a esa hora, mostraba un gris plomizo que hacía que
todos llevaran la sombrilla a la mano. Los coches tenían ya abarrotadas las
avenidas y, cual hormigas, las personas salían por las escaleras de las
estaciones del subterráneo desparramándose en ambos sentidos de la calle hasta
donde alcanzaba la vista. El olor a café y tabaco entremezclados con smog era
el aroma de cada mañana en Tokio y en medio de aquel cuadro de vida citadina,
un par de chicos bajaban de un taxi estacionado afuera de un lujoso hotel en
una de las zonas más exclusivas de la región.
El
frío denotaba aún más la extrema blancura de su piel, que hacía resaltar sus
labios rojos y sus enormes ojos oscuros. Esperaba pacientemente en la acera con
las manos en los bolsillos de su abrigo negro y escondiendo la mitad de su
rostro debajo de la gruesa bufanda gris oscuro que lo protegía del frío sin
quitarle la mirada de encima al chico que se inclinaba hacia el conductor para
pagar la tarifa de viaje. Un pensamiento poco inocente se coló en su mente
arrebatándole una leve sonrisa que se apresuró a ocultar con el dorso de su
mano al tiempo que apartaba los ojos de esa silueta que tanto le gustaba para
fijarla en los ventanales de la fachada que se alzaba frente a él. Debía
guardar la compostura, apenas eran las nueve de la mañana y ya estaba pensando
en llevarse a su novio a la cama. Ciertamente se había terminado por contagiar
de su perversión.
-¿De
qué te ríes?... La gente creerá que estás mal de la cabeza...- Esa voz, su voz,
siempre le había parecido la cosa más seductora del universo y en ese momento
estaba acompañada de esa sonrisa tan sincera y dulce que tanto le fascinaba.
-De
nada... Si te lo dijera, de seguro no llegarías a la conferencia...- Sus
mejillas se tiñeron de un rojo intenso al recordar lo que había imaginado, así
que desvió la mirada a otro lado intentando recuperar la compostura.
-Mmm...
Y tú cómo sabes que quiero ir a esa conferencia, ¿eh?...- Lo mataba cada que
hacía eso. Y es que sentía tantas y tantas cosas cuando le susurraba con ese
timbre de voz tan profundo al oído, que sentía que sus piernas se volvían de
gelatina.
-Eres
un pervertido, Park YooChun...- Decía en voz baja mirando a su alrededor y
rogando porque nadie hubiera reparado en su conversación. Su sonrisa tímida lo
decía todo. Se había salido con la suya: en verdad le encantaba provocar así al
mayor, le parecía tan adorable que no podía evitarlo.
-Pero
eso es lo que más te gusta de mí, ¿no?...- Susurró en su oído rozando
discretamente con el dedo índice su cadera deteniéndose al llegar a la ingle
siguiendo aquel recorrido poco decente por el cuerpo de su novio con los ojos,
esa mirada cargada del más puro deseo. Lo miró directo a los ojos con expresión
provocativa al ver que se estremecía al llegar a ese sensible lugar. Sus
mejillas no podían ponerse más rojas. Apartó súbitamente la mano. -Vamos...
Tengo una charla que dar...- Tomó su maleta y echó a andar dejando al otro
pobre al borde del colapso parado a mitad de la banqueta tratando
desesperadamente de controlar su respiración y los latidos de su corazón. -¿Jae?...
¿No vienes?...- Su enorme sonrisa lo esperaba un par de pasos adelante.
-Eres
un malvado, ¿sabías?... A veces creo que sólo te gusta molestarme...- Le hizo
un puchero de fingida indignación y corrió para alcanzarlo.
-No
digas eso, Jae...- Acarició suavemente su mejilla con el dorso de la mano y le
acomodó la bufanda al reparar que su piel estaba fría. -Sabes que no hay nadie
en este mundo que te ame tanto como yo...- Y ahí estaba, desbordándose a través
de sus ojos desde su corazón, ese inmenso amor que no le cabía en el cuerpo
cuando se trataba de su primer y único amor. Pasó su pulgar por su labio
inferior. Un gesto que sólo ellos entendían: quiero besarte ahora.
-YooChun...-
Suspiró. No. Había algo en lo que su novio se equivocaba. No era su lado
pervertido lo que más le gustaba de él, sino esa mezcla perfecta entre la
ternura y la pasión con la que siempre lo había amado y la forma tan sincera y
directa de demostrarle todo lo que sentía por él con tan sólo una caricia, una
mirada.
-Listo!...-
Se acercó a él casi corriendo sosteniendo un pequeño y elegante sobre con la
tarjeta electrónica del cuarto de hotel que había reservado. -Tengo que subir a
preparar todo con mi equipo de trabajo para la conferencia... ¿Por qué no me
esperas en el restaurante?, aprovecha y desayuna rico...- Decía señalando con
la cabeza hacia donde se encontraba el lugar. Dio un paso hacia él. -Debes
llenarte de energías... Las vas a necesitar...- Susurraba rozándole la oreja
con la nariz al tiempo que le entregaba el sobre.
-¡YooChun!-
Su rostro se había vuelto a poner colorado y abría los ojos como platos. El
menor lo miraba divertido ampliando aún más su sonrisa al ver la reacción
avergonzada y, al mismo tiempo, seductora, de su novio.
-No
tardaré mucho...- Miró alrededor para asegurarse de que nadie los miraba y lo
besó. Un segundo que les pareció eterno debido a todo lo que les hizo sentir.
-Te amo...- El mayor suspiraba ruborizándose y tratando de retener con las yemas de sus dedos el calor de esos
labios sobre los propios que acaban de alejarse de su cuerpo dejándolo sumido
en una sensación de ensoñación.
-¡Ah!...
Chunnie...- De pronto tuvo una sensación horrenda cuando lo vio darse media
vuelta para dirigirse al elevador.
-Dime...-
Se giró manteniendo esa amplia sonrisa con la cual se había alejado después de
robarle un fugaz beso suponiendo que su novio
querría alguna otra muestra de afecto antes de dejarlo partir. Lo cierto
es que él también esperaba algo más que ese beso, por eso iba con diez minutos
de anticipación. Sabía que estando con JaeJoong, iba a necesitar cada segundo
antes de ser capaz de separarse de él.
-Eh...
yo...- Ni siquiera sabía qué decirle. Era como si sintiera que le apretaban el
corazón por dentro. Corrió hasta alcanzarlo aferrándose con fuerza a su abrigo.
-Te amo... Regresa pronto,¿ sí?... Voy a estarte esperando... todo el tiempo…-
Quiso decir otra cosa, pero de pronto su voz se desvaneció.
-Claro
que sí... ¿Sabes que aunque esté aquí arriba, voy a echarte mucho de menos?...-
Lo vio asentir tímidamente esbozando un ligera sonrisa. Las puertas de metal se
abrieron detrás del menor. -Amo que pongas esa carita...- Le dio un último beso
antes de dar un paso hacia atrás para entrar y le dijo adiós con la mano
sonriéndole como siempre que se iba a trabajar por las mañanas. Las puertas se
cerraron. El mayor soltó un largo suspiro sujetándose la mano. El mal
presentimiento no se iba.
-Señor...
¿se encuentra bien?...- Una de las empleadas se acercó a él al ver que
continuaba de pie frente al elevador desde hacía unos minutos.
-Ah,
sí... ¿El restaurante?...- Pensó en alguna pregunta ocasional que desviara la
atención de la chica.
-Por
aquí, por favor...- Le hizo un gesto con la mano para indicarle que la siguiera
y así lo hizo. YooChun tenía razón, necesitaba comer algo. Tal vez después de
llenar su estómago, aquella desagradable sensación desaparecería.
-¿Chief,
dónde estabas?...- Preguntaba su asistente al verlo entrar con su portafolio
bajo el brazo y silbando de lo más feliz, alguna canción que sólo él conocía.
-Abajo...-
Siempre era de lo más despreocupado en esas situaciones, pero es que sabía que
tenía todo bajo control.
-¡Claro!
De seguro estabas durmiendo en tu habitación, ¿verdad?- Lo miró incrédulo
porque hacía mucho que lo conocía.
-No,
en serio... Estaba en el lobby...- Puso aquella carita que siempre hacía que
los demás lo dejarán salirse con la suya.
-Sí,
yo lo vi, como siempre, muy bien acompañado...- Decía la abogada japonesa que
venía entrando con una taza de café humeante en la mano y docenas de papeles en
carpetas elegantes en la otra.
-¡Yaaah!
¡Park YooChun! ¡Te dije que este no era un viaje de placer!- El pobre chico
estaba desquiciado. Le había dicho por lo menos unas mil veces en el transcurso
de la semana que no trajera a su pareja, pero por lo visto, había vuelto a ser
ignorado campalmente, lo cual no era novedad. Aunque era un par de meses más
grande que su jefe, no tenían ese trato de mayor y menor, empezando porque el
menor era su superior en el trabajo y porque habían sido amigos desde la
escuela preparatoria.
-Lo
sé... Es un viaje estrictamente de negocios, ¿no? Tengo que estar aquí,
trabajando sin descanso hasta las seis de la tarde...- Dijo completamente
serio. -Después de esa hora, estoy de vacaciones por tres días... ¿verdad, Kana-san?-
-Así
es...- El otro pobre los miraba sin creer lo que escuchaba. Incluso la mujer,
quien normalmente parecía ser incluso un poco amargada, sonreía en complicidad
con el chico que presumía esa sonrisa triunfal.
-Chief...
eres caso perdido, ¿sabías?- Suspiró resignado y se reacomodó la corbata.
-Lo
sé... Pero tú mismo me dijiste ayer que tenía que tomarme las cosas con calma y
relajarme, y eso es lo que voy a hacer, y sabes que JJ es mi mejor medicina
contra el estrés, así que él tampoco viene en un viaje de placer, lo contraté
por tres días para que me desestrezara...- Hizo una cara de lo más inocente
mientras se encogía de hombros y alzaba los brazos en señal de "yo no hice
nada".
-Eres
un pervertido, Chief...-
-¿Qué?
¡Yo no dije nada!- Su risa lo delataba. Su amigo lo conocía muy bien.
-¡Cállense!
¡Maldita sea!, no me interesa la liberal vida sexual de mis superiores y menos
a esta hora de la mañana cuando ni siquiera me he terminado mi primer taza de
café...- El chico que se encargaba de las cuestiones informáticas y
tecnológicas en la empresa iba entrando justo en ese momento y aunque sonreía,
su voz era autoritaria y su mirada bastante fría… Esa expresión que ambos
sabían que nada bueno les depararía el futuro como lo hicieran enojar: ChangMin
no había desayunado aún.
-Lo
siento, ChangMin-ssi...- Se apresuró a decir YunHo con tono amable, lanzándole
una mirada amenazante a YooChun para que se callara de una buena vez si no
quería hacer enojar al chico y que los botara antes de la presentación, ninguno
de los dos sabrían que hacer con los aparatos y los programas si no estaba por
ahí su ingeniero informático. Así que los dos guardaron silencio y terminaron
con los preparativos justo antes de que los asistentes comenzaran a entrar en
la sala de conferencias.
La
comida era deliciosa, pero por alguna razón, parecía que su apetito voraz se
había quedado en Corea, porque hacía más de veinte minutos que no probaba
bocado y se limitaba a rodar un par de albóndigas de un lado a otro del plato
suspirándole a la nada y pensando en su novio.
-¿Hay
algún problema con la comida, señor?- Se le acercó uno de los meseros al ver
que hacía ya buen rato que había dejado de comer.
-¿Eh?...
Ah, no, no… - Se sonrojó un poco al caer en cuentas de lo que su comportamiento
pudo haber dado a entender. -¿Podrías traerme la carta nuevamente, por favor?-
Esperaba que el menú de postres le fuera un poco más atractivo.
-Seguro...
¿Puedo retirar su plato?-
-Ah...
sí, por favor...- Ahora se dedicaba a jugar con los cubiertos y el salero.
-Aquí
tiene...- Le extendió la hoja de papel doblada y plastificada. Ahora que la
miraba bien, el diseño era bastante bonito.
-Gracias...-
-Vuelvo
en un momento para tomar su orden...- Al ver que asentía concentrado de lleno
en leer cada sección, se dio media vuelta y se fue a atender a otro cliente.
Terminaba
tranquilamente su trozo de pastel dando de vez en cuando un sorbo a su té,
cuando su celular comenzó a sonar. De inmediato supo quién era, YooChun tenía
un tono muy en particular.
-¿Qué
pasa?... ¿Me extrañabas tanto que te escapaste de tu conferencia para escuchar
mi voz?- Se reía susurrando aquello con tono coqueto, sin embargo, por muy
descabellada que le pareciera la idea, lo creía capaz de eso y más.
-No...
Estoy en la conferencia...-
-¡¿Entonces
por qué demonios me estás marcando?! ¡Cuelga y ponte a trabajar!- Abrió los
ojos como platos al tiempo que se levantaba del asiento. Al sentirse mirado por
los otros comensales, tomó asiento de inmediato cubriendo su rostro con sus
manos. -Por tu culpa la gente me mira cómo si estuviera loco...- Miraba
discretamente alrededor sólo para darse cuenta de que seguía siendo la
comidilla de varias personas.
-Creo
que tendré que ir por ti... porque no me gusta que te estén mirando todos esos extraños...-
-YooChun,
no digas esas cosas... Te va a escuchar alguien...-
-No
pasa nada... A decir verdad, sí me escapé unos minutos, aproveché que YunHo
estaba exponiendo algunos puntos sobre nuestras estrategias de mercado para “ir
al baño”...-
-Mmm...
Abusivo...-
-Un
poco... Pero sólo cuando estás tú y una cama de por medio...-
-¡¡¡YOOCHUN-AH!!!-
El pobre se había vuelto a sonrojar hasta las orejas y ahora más gente lo
miraba y reía por lo bajo de sus "adorables" reacciones.
-¡Jajaja!
Sí iré por ti, ahora debe estarte mirando todavía más gente, ¿verdad?-
-Te
pasas...- Se levantó para ir a pagar y salir de ahí lo más pronto posible, no
le gustaba nada ser el centro de atención. Al menos no de ese modo.
-¿A
dónde vas?-
-A
donde nadie me vea y piense que estoy loco por culpa de mi pervertido novio...-
-De
acuerdo, pero sí estás loco, amor... Loco por mí.- Se apresuró a terminar la
frase al escuchar ese gemidito de estupefacción al otro lado del teléfono,
señal de que no le había parecido divertido el comentario.
-¡Eres
más lambiscón que Jiji!- Pero aún así, su sonrisita lo delataba: estaba feliz
de escucharlo decir esas cosas.
-Te
amo...-
-Y
yo a ti...- Uno suspiraba mientras el otro sonreía como colegiala enamorada.
-Es
hora de volver al trabajo... ¿Te irás a la habitación o saldrás a dar una
vuelta?-
-Creo
que dormiré un ratito...- Sabía que así sería, por eso se había apresurado en
darle la llave, lo conocía tanto como para saber que apenas terminara de comer
el postre, iría a acostarse y ver la tele hasta quedarse dormido; y de hecho
contaba con que así fuera porque ya había planeado la forma perfecta de
despertarlo. -¿Sentiste eso?- Por un momento sintió que el suelo se movía y vio
un par de luces parpadear en el techo del pasillo.
-¿Qué
cosa?- Se mojó las manos en el lavabo y se las pasó por el cabello para
acomodarse el peinado. Un hábito que hacía mucho que tenía aunque no estuviera
ni un pelito despeinado.
-¿Está
temblando?- La sensación permanecía y se detuvo por si acaso era algún síntoma
de que algo no estaba bien con él, tal vez debido al vuelo o al exceso de
azúcar que había consumido en tan poco tiempo por culpa de ese delicioso pastel.
-Amor,
estamos en Japón, aquí tiembla todo el tiempo...- Trataba de calmarlo sin darle
mayor importancia porque después de tantos viajes de negocios, ya se había
acostumbrado a las "pequeñas sacudidas" de aquel país.
-¡Oh!
Otra vez...- El mayor permanecía de pie apoyado de espaldas contra la
pared y mirando el techo, pues por todo
el pasillo parecía que las luces se fundirían en cualquier momento o que algo
se desprendería del techo como en esas películas que tanto le gustaba ver en
casa.
-Tranquilo,
amor... Te acostumbras después de un rato.- Sin embargo esta vez sí lo había
sentido y también se detuvo esperando que pasara pronto como otras veces.
-No
me gusta...- El movimiento se hizo cada vez más fuerte, una alarma comenzó a
sonar a lo lejos y luego otra y otra. -¡Chunnie! ¡Esto no me gusta! ¡¿Dónde
estás?!- Iba tanteando la pared con la mano libre para cruzar la recepción y
dirigirse a los elevadores.
-Voy
hacia la sala de conferencias, debo asegurarme de que todos salgan sanos y
salvos, espérame abajo, iré por ti lo antes posible.- El fuerte sonido de una
explosión hizo que el mayor soltara un grito de miedo, pues en comparación de
donde estaba YooChun, el ruido se había escuchado muy fuerte en la planta baja.
-¡¿Jae?! ¡¿Estás bien?!- Sabía que no debía, pero al escucharlo gritar así,
echó a correr hacia las escaleras de emergencia.
-¡Chunnie,
tengo miedo!- El pánico era evidente en las personas que salían a toda prisa
del restaurante tratando de escapar del humo y los trozos de escombros y
vidrios que caían por todas partes. El personal del hotel trataba de sacarlos a
todos en orden instándolos a mantener la calma, la multitud lo movía hacia las
puertas automáticas de la entrada principal que estaban siendo sujetas por dos
policías ya que no se accionaban por sí solas debido a las fallas en la
corriente. Otro temblor sacudió con fuerza el suelo cuarteando la duela de
madera y haciendo que varias personas cayeran al piso. La corriente eléctrica
se volvió tan inestable que la mayoría de las lámparas reventaron por los cambios
drásticos de voltaje dejando el lugar en semipenumbra provocando mayor ansiedad
entre las personas que chocaban y tropezaban con todo y todos a su paso.
-Tranquilo,
amor, voy por ti...- Las sirenas de las patrullas y ambulancias se escuchaban
cada vez más cerca, podía sentir las vibraciones a través del barandal a medida
que bajaba pero sólo podía percibir con claridad la respiración entrecortada y
asustada del chico al otro lado del teléfono que por más que intentaba, no
podía ahogar los chillidos de espanto que se le escapan de cuando en cuando.
Otra explosión lo hizo perder el equilibrio y golpearse la cara contra el metal
sintiendo una dolorosa punzada entre la sien y el pómulo, su celular se escapó
de sus manos en un intento inútil por frenar la caída, yendo a dar varios
escalones hasta el descanso de abajo.
-¡Chunnie!
¡¡¡YooChun-ah!!!- El miedo se apoderó de él al escuchar aquel ruido seco.
Temiendo lo peor, echó a correr hacia adentro para llegar a las escaleras.
Ahora podía ver perfectamente el caos dentro del edificio. Algunos empleados
trataban inútilmente de contener el fuego para que no siguiera expandiéndose.
Algunas personas estaban heridas y eran ayudados para salir, otros yacían en el
piso sin moverse y siendo pisados en la carrera por salir a la seguridad del
exterior. Los ojos se le llenaron de lágrimas. -Chunnie...- Un golpe de
adrenalina lo hizo salir de su shock, tenía que encontrar a su novio. Cuando
llegó por fin a las escaleras, una ola de gente lo arrastró de regreso al
lobby, luchaba por pasar entre ellas. Otra explosión lo hizo llevarse las manos
a los oídos al tiempo que cerraba los ojos y se agachaba un poco. Lo empujaron
bruscamente y cayó al suelo haciéndose daño en el brazo al chocar contra una
maceta. Había un montón de humo y polvo, seguía aturdido y no lograba entender
lo que decían aun cuando sabía que estaban gritando en todas partes, el hombre
que lo había empujado permanecía en el piso sin moverse y la cantidad de
heridos hizo que le temblaran las piernas cuando trató de levantarse debido a
la impresión. La puerta se había desprendido de sus goznes por la parte de
arriba y los escombros impedían entrar o salir a cualquiera. La sangre se le
fue del cuerpo. Sacó el móvil y comenzó a marcar con desesperación. Marcaba
ocupado. Quiso levantarse pero resbaló con una mancha de sangre y terminó de
nueva cuenta en el piso golpeándose con fuerza la nuca, se giró para ponerse de
rodillas e intentar nuevamente ponerse de pie. Una mujer pasó histérica a su lado
y le piso la mano con su zapato de tacón. Un grito de dolor escapó de su boca.
-Tasukete...-
Alguien se apoyaba en su espalda tratando de usarlo de muleta, se giró
espantado, el hombre había perdido una pierna y su brazo estaba negro debido a
las quemaduras, se aferraba a su hombro mirándolo con la cara llena de sangre y
hollín.
-¡¡¡JaeJoong-ssi!!!-
Escuchó una voz conocida y en menos de un minuto alguien lo levantaba y lo
arrastraba lejos de aquel hombre y los cuerpos mutilados de otras tantas
personas que se entremezclaban con los escombros.
-Chunnie...-
Las lágrimas comenzaron a rodar a través de sus mejillas y al sentir que podía
perder al amor de su vida, se zafó como pudo de los brazos que lo sujetaban y
corrió de regresó, tenía que haber otro modo de subir, estaba seguro de ello.
Una cuarta explosión lo hizo caer mientras corría, al parecer los vidrios de la
fachada se habían vuelto añicos hiriendo a muchas personas al impactar contra
el concreto de la banqueta, la gente afuera gritaba desconcertada tratando de
ponerse a salvo.
-¡¡¡JaeJoong-ssi!!!-
De nuevo esa voz. Alguien se le aventó encima rodeándolo por la espalda, ambos
cayeron al suelo con fuerza evitando que un pedazo de plafón los aplastara
cuando se desprendió del techo con la sacudida. Permanecieron contra el
mostrador de la recepción por unos minutos. JaeJoong se sentía desorientado por
el golpe y tratar de enfocar algo hacía que se mareara un poco, tosía debido al
polvo. –¿Estás bien?- Quién lo había salvado por segunda ocasión permanecía de
rodillas cubriéndolo con su propio cuerpo, sintió una mano en su brazo. -¿Te
hiciste daño?-
-¡¿YooChun?!...-
Se aferró como pudo a su saco tratando de ver su rostro para saber si era él,
pero no podía enfocar con claridad.
-El
Jefe debe estar afuera... No estaba en el salón cuando empezó todo, los aseos
estaban más cerca de las escaleras de emergencias... debió salir por ahí...- Le
pareció que de pronto estaba demasiado quieto entre sus brazos. -¿JaeJoong-ssi?...-
Bajó un poco la cabeza buscando su rostro.
-YooChun...-
Sintió un agudo dolor en la cabeza y todo a su alrededor comenzó a desvanecerse
en la oscuridad.
-¡JaeJoong-ssi!-
La voz sonaba cada vez más lejana. Se sintió terriblemente ligero y mejor cerró
los ojos esperando recuperar su campo de visión después de abrirlos.
Lo
que vi al abrir los ojos no se acercaba para nada al horror que esperaba
contemplar, ese que me rodeaba cuando los cerré. Aquel techo blanco que hacía
juego con el apacible silencio y el olor a limpio que en conjunto con el
humidificador proporcionaban un ambiente confortable, me dejaron muy en claro
que no estaba para nada en medio del infierno incierto que recordaba. Me sentía
un poco confuso y mareado, por lo que preferí no levantarme de la cama. Poco a
poco me di cuenta de que aquella habitación tampoco pertenecía al lujoso hotel
donde habíamos estado, así que pronto descarté la idea de que todo aquello
hubiera sido una terrible pesadilla. Tras desvanecerse por completo la
sensación de somnolencia que me hacía sentir un poco atontado, probablemente
debido también al medicamento que goteaba lentamente a través de esa delgada
sonda, me incorporé sobre la cama tratando de poner en orden mis pensamientos,
tal vez de ese modo lograría recordar cómo había llegado al hospital, porque lo
último que recordaba era que estaba hablando por teléfono con él... ¿Dónde
estaba? ¿Por qué no estaba a mi lado para ser lo primero que vieran mis ojos al
despertar?
-JaeJoong-ah...-Escuché
su profunda voz pronunciar mi nombre de un modo que casi me resultó doloroso.
Suavemente abrí la puerta de la habitación para no asustarlo, ahí estaba él,
sentado con las rodillas flexionadas, los codos apoyados sobre ellas y su
rostro ocultó entre sus manos. ¿Acaso lloraba? Qué tonto era, todos estos días
que estuvo inconsciente en esa cama, había permanecido a su lado las 24 horas
del día, y justo en el momento en el que había necesitado salir a tomar un poco
de aire fresco, él despertaba y no me encontraba a su lado para ser lo primero
que vieran sus ojos, era un completo tonto. Y ahora el pobre además lloraba por
mi culpa. Me sentí terrible, quería alejar aquella tristeza de su cara, que me
viera y sonriera aliviado y feliz de saberme a su lado y que incluso luego me
riñera por no haber estado ahí cuando despertó. Me acerqué con mi mejor sonrisa
y tomé asiento sobre la cama apoyando mi mano en su hombro para llamar su
atención. De inmediato levanto la cabeza y miró alrededor con un tinte de temor
en sus hermosos ojos oscuros.
-Chunnie...-
Susurré contra su oído cuando lo abracé. No dijo nada, sólo ese estremecimiento
fue suficiente para saber que lloraba desconsoladamente. -Tonto... sabes que
nunca te dejaría... que siempre estaré contigo... No llores, YooChun-ah... aquí
estoy...- Mis palabras sólo lograron hacer que llorara aún más. Alguien abría
la puerta.
-¡Enfermera!
¡Enfermera!- Conocía su voz, sabía quién era pero no lograba recordarlo con
claridad.
-No
pasa nada, Chunnie, vas a estar bien, ¿ok?...- Acaricié su mejilla llevándome
de paso un par de tibias lágrimas. Mi pobre novio no dejaba de llorar y yo me
sentía cada vez más culpable por ese dolor desgarrador que era su llanto. Me
hice a un lado en cuanto entraron el doctor y la enfermera. Ahí en la puerta
estaba aquel chico que me salvara el día del accidente. Ahora lo recordaba.
Trabajaba para YooChun. Era su mejor amigo y mano derecha: Jung YunHo.
-Salga
por favor...- La voz autoritaria del médico me sacó de entre mis pensamientos.
Miré una vez más a YooChun antes de salir pasando junto al susodicho, le
dediqué una sonrisa amable, pero ni siquiera se tomó la molestia de mirarme. No
lo odié por ello, de inmediato me di cuenta de cuán preocupado estaba por
YooChun, no le quitaba los ojos de encima con esa mirada de hermano mayor
preocupado. Al final, también salió al pasillo cerrando tras de sí la puerta y
lanzando un largo suspiro.
-Se
va a poner bien...- Se escuchaba tan angustiado.
-Sí,
todo estará bien...- Decidí aferrarme a ese pensamiento.
Los
días transcurrían tan lentamente que me parecían una tortura. Pronto llegó mi
hermano YooHwan y con él, mi mejor amigo de toda la vida, JunSu. Saberlos a mi
lado me hizo sentir mucho más tranquilo, pero de algún modo, su compañía y su
cariño no eran suficientes. Sólo quería ir a casa... estar con JaeJoong. Él era
lo único que necesitaba en ese momento. ¿Por qué nadie podía entenderlo?
Diez
días habían pasado desde que YooChun despertara. Diez horribles días en los que
no me había atrevido a ir a verlo por temor a desatarle otra crisis nerviosa.
"Estres postraumático" habían dicho los doctores. Lo mejor por ahora
era que no tuviera contacto con nada ni nadie que le recordara el accidente, lo
cual nos incluía a YunHo y a mí. Aseguraban que poco a poco mejoraría, eso era
en lo que más quería creer. Jung YunHo se dio a la tarea de contactar a su hermano
para que fuera a cuidar de él. Sinceramente yo no tenía cabeza para nada en ese
momento, así que le agradecí en sobremanera que siguiera con su trabajo como
asistente de YooChun. Por mi parte, sólo tenía un pensamiento en mente: quería
estar con la persona que amaba, pero no podía hacerlo si quería que se
recuperara, así que esperarlo solo en casa era un infierno cada día, pero era
un precio mínimo a pagar por la estabilidad mental y emocional de mi novio, así
que trataba de soportarlo de la mejor manera... por él y por mí.
-¿Estás
seguro de esto, Chunnie?- La voz de JunSu me sonaba dolorosamente agradable:
desbordaba seguridad, la absoluta certeza de que podía contar con mi mejor
amigo. Ni él ni mi hermano estaban todavía muy convencidos con mi idea de estar
en casa sin ellos, pero de algún modo, lo necesitaba, porque necesitaba a
JaeJoong con cada partícula de mi cuerpo.
-Sí,
Su... Estaré bien...- Mis manos temblaban a medida que sacaba las llaves de mi
bolsillo para abrir. La puerta me dejó ver claramente ese lugar que había sido
nuestro hogar durante los últimos cinco años de nuestras vidas, el mismo que de
pronto me pareció tan frío, tal vez porque era la primera vez que JaeJoong no
corría a recibirme con esa sonrisa tan suya. Las luces estaban apagadas, todo
estaba tal cual lo habíamos dejado antes de irnos a Japón. Ese pensamiento
dolió. Involuntariamente se me escapó un suspiro.
-Si
necesitas cualquier cosa, sólo llámame, Chunnie... Sabes que en un parpadeo
estaré contigo...- Apenas si me percaté del calor que emanaba su cuerpo cuando
me abrazó o de sus labios sobre mi frente cuando estampó en ella un tierno beso
que me supo a amargura, pero... es que no era de él de quien quería recibir
esos mimos en ese momento.
-Gracias,
Su...- Me dolía ser así con él. Pero sabía que me entendía mejor que nadie y
que no se enojaría conmigo por querer un par de días sin ellos pegados a mí
como mi sombra. Me sentía asfixiado con su exceso de atención. No me iba a
suicidar ni nada por el estilo después de lo que había pasado.
-YooHwan
regresará en un par de días...-
-Sí,
Su...-
-¿Me
llamarás si pasa algo?- Era extraño ver su habitual sonrisa infantil siendo
empañada por ese dejo de tristeza que había en sus ojos.
-Sí,
Su...-
-Bueno...
ya me voy...- Me regaló una de sus tiernas sonrisas antes de darse media vuelta
para partir.
-¿Su?...-
Se volvió enseguida al escuchar que lo llamaba. -Gracias... por estar conmigo
siempre...- Las lágrimas se agolparon de inmediato en sus pupilas claras, pero
se esforzaba al máximo por retenerlas y mantener ese dulce semblante en su
rostro y su cálida sonrisa.
-Es
lo mínimo que puedo hacer por ti, Chunnie... Descansa...- Apretó suavemente mi
brazo y se dio media vuelta. Cerré la puerta al momento. Creo que ambos
habíamos empezado a llorar.
Al
escuchar que cerraban la puerta principal me levanté de la cama y salí
corriendo hacia la estancia. Sólo podía ser YooChun. Mi corazón me lo decía. De
inmediato lo vi en la entrada, de pie en el recibidor con la mirada clavada en
el piso.
-YooChunnie...-
No me extrañó que no me escuchara a la primera, parecía demasiado absorto en
sus pensamientos. -¿YooChun-ah?- Avancé un par de pasos. Al ver aquellas
lágrimas desbordándose desconsoladamente de sus ojos se me partió el corazón y
corrí los pocos pasos que nos separaban para poder estrecharlo entre mis brazos
y tratar de brindarle un poco de calma. -¿Amor, qué tienes?...- Continuaba con
la mirada clavada en el piso y sin decir nada. -Hey, tranquilo, aquí estoy...
Todo va a estar bien...- Susurré en su oído mientras le acariciaba el cabello a
la altura de la nuca y lo estrechaba más contra mi cuerpo para que se diera
cuenta de que yo estaba ahí con él.
-Jae...
¡Jae!- Pronunciaba mi nombre como si en
ello se le fuera la vida y rompió completamente en llanto cuando lo besé con
todo el amor y la ternura de la que fui capaz en ese instante. Cayó de rodillas
al suelo llevándome consigo pero ni siquiera me dolió el golpe, no iba a
soltarlo por nada del mundo. Sentía como si se fuera a romper en mil pedazos si
me alejaba de él aunque fuera por un segundo.
-Tranquilo,
amor... Aquí estoy...- Lloraba de un modo tan desgarrador que empecé a llorar
junto con él.
-¿Chunnie?-
Conocía la voz al otro lado de la puerta, golpeando constantemente, sonaba tan
preocupado como yo mismo me sentía, pero en ese estado no lograba recordar su
cara.
-¿Su?...-
Apenas susurró el nombre, supe de inmediato quien era. La puerta se abrió un
minuto después dejándome ver a ese chico de rostro angelical que había
ostentado el título de su "mejor amigo" desde la infancia.
-Chunnie...-
YooChun se abrazó con desesperación a su cuerpo en cuanto se arrodilló a su
lado. Aquello me dolió en demasía, pero entendía que era natural después de
todo lo que había pasado, así que sólo me quedé mirándolos, esperando que JunSu
pudiera transmitirle aunque fuera un poco de ese consuelo que tanto necesitaba
y que al parecer yo no podía brindarle en ese momento.
-Saldré
a caminar un rato... Por favor, cuida de él...- Pasé por su lado pero no recibí
respuesta. Aquello sólo hizo que me sintiera peor. ¿Acaso le dolía tanto verme
que no toleraba mi presencia?
-¿Vamos
por tus cosas, sí?... Será mejor que te quedes en mi casa por unos días, en lo
que te tranquilizas un poco...- No quería irme, pero sabía que no tenía más
remedio que hacerle caso. -...te prometo que cuando me digas que estás listo,
te dejo venir para que hables, te desahogues y decidas lo que harás de ahora en
adelante, pero por ahora no es bueno para ti estar aquí, Chunnie...-
-Pero
Su, JaeJoong-ah...-
-Él
siempre querrá lo mejor para ti, Chunnie...- Me cortó de pronto. -Si estuviera
aquí ahora, seguramente te diría que hicieras lo mismo que te estoy diciendo
yo...- Sabía que tenía razón, pero no dejaba de ser doloroso. Tener que estar
lejos de la persona que amaba, de mi trabajo, de todo lo que me hacía feliz...
no sabía cuánto sería capaz de soportar toda esta situación.
Los
días seguían pasando tan lentamente que ya ni siquiera sabía cuándo era de
noche o cuándo era de día. Se me iban las horas en recordar cada momento
compartido con la persona que amaba. No me daban ganas de dormir ni de comer.
Lo único que necesitaba era estar con YooChun, pero cada vez veía mi deseo
mucho más lejano. Aún cuando mi rostro esbozaba alguna sonrisa o incluso dejaba
escapar alguna risa, al final eran las lágrimas las que daban paso a mis
verdaderos sentimientos... porque por mucho que mi mente entendiera que esto
era lo mejor para YooChun, mi corazón seguía doliendo por estar lejos de él un
día más.
-Chunnie...
¿estás seguro de querer hacer esto?-
-Sí,
Su... Creo que después de todo lo que ha pasado, no seré capaz de seguir
haciendo mi vida ahí... no si ya no podré estar con él...- Pronunciar esas
últimas palabras reabrió la herida de mi corazón, pero sabía que era lo mejor
para mí, para ambos.
-¿Quieres
que entre contigo?- Preguntó tímidamente.
-No...-
Tenía miedo. Sé que estaba siendo un cobarde manteniéndome lejos de todo lo que
me recordara a él, pero estaba seguro de que en el momento en que escuchara
nuevamente su voz pronunciando mi nombre, todos mis esfuerzos por dejarlo atrás
se irían al caño y yo ya no podía seguir viviendo en medio de esa pesadilla. Mi
hermano, mi socio y mi mejor amigo tenían razón... era momento de seguir con mi
vida. Aspiré profundamente antes de deslizar la llave en la cerradura. Tenía
que enfrentar mi presente para poder enterrar mi pasado.... tenía que enfrentar
a JaeJoong. Terminar las cosas de una vez por todas. Dejarlo ir. Volver a
empezar. Sin él.
Aquel
sonido me tomó completamente por sorpresa. Tanto, que el sobresalto hizo que
soltara el marco que tenía entre mis manos, cuyo cristal terminó hecho añicos
sobre los mosaicos de la sala de estar.
-YooChun-ah...-
Susurré en un tono apenas audible. Sus oscuras y profundas pupilas se clavaron
directamente en las mías y luego fueron a dar con aquella fotografía que nos
tomáramos años atrás durante nuestras primeras vacaciones juntos en Jeju. Los
recuerdos de esos días llegaban a mi cabeza como una película en tonos sepias
al tiempo que lo veía caminar hacia mí y agacharse hasta tocar aquel objeto que
acababa de arruinar con mi descuido.
-Era
mi favorita...- Las lágrimas se agolparon en sus ojos.
-Lo
lamento... no era mi intención...- Me disculpé de inmediato.
-Este
era mi más preciado recuerdo... Fue él día más feliz de mi vida... ¿Recuerdas?
Fue el día que te confesé mis sentimientos... el día en que me confesaste los
tuyos… y ahora también se ha perdido...- Quitó con cuidado los fragmentos de
cristal y sacó la foto contemplándola como si ahí pudiera ver aquellos tiempos.
-YooChun-ah...
no digas esas cosas... Compraré un marco más bonito y...- Me sentí tan mal. No
tenía idea de lo mucho que aquella foto significaba para él.
-Supongo
que ya nada volverá a ser lo que era...- Y para mi total sorpresa, rompió
nuestra fotografía en mil pedazos. Sus lágrimas habían terminado por
desbordarse a través de sus mejillas. Estaba sin palabras. Me sentía
confundido. Su rostro reflejaba un dolor inmenso mientras contemplaba los
restos de papel en el suelo pero... sus palabras sabían a resentimiento. -¡Mi
vida se ha ido al carajo por tu culpa!-
-YooChun...-
¿Qué estaba pasando? Ahora eran mis lágrimas las que fluían sin control surcando
mi rostro. -...yo... ¿por qué dices eso, amor?- Traté de sujetarle la mano pero
las metió en los bolsillos de su pantalón antes de que pudiera alcanzarlas.
-¡Si
tan sólo no te hubieras ido de mi lado ese día! Si tan sólo hubieras
permanecido conmigo...- Se alejó tres pasos de mi lado dándome la espalda
mientras se limpiaba las lágrimas con las mangas de su suéter.
-Amor,
no digas eso... yo... Tenía miedo... no quería que te volvieras a poner mal por
mi culpa… el médico dijo que todo lo relacionado con el accidente te pondría
mal... Nos dijo a YunHo-ssi y a mí que lo mejor era que nos mantuviéramos por
un tiempo lejos de ti... yo... sólo… estaba preocupado por ti… yo…-
-¡Nada
me importaba más que estar a tu lado! ¡¿Por qué tuviste que dejarme solo?! ¡¿Cómo
pretendías que superara todo esto si no estabas conmigo?! ¡¡Si no te tenía a mi
lado para darme fuerzas!!- Sus gritos cargados de tristeza y rabia me estaban
desgarrando el corazón.
-Chunnie...-
De inmediato se abrió la puerta, entró corriendo JunSu y apenas si lo abrazó,
YooChun se deshizo en llanto aferrándose con desesperación a esos brazos que no
eran los míos. Ver aquello dolió... dolió más que todos los días de estar
separados... más que la soledad y los recuerdos... dolió porque lo que había en
los ojos de ese chico que lo consolaba no era otra cosa sino amor... JunSu
estaba enamorado de su mejor amigo... enamorado de la persona que yo amaba con
todo el corazón.
-Su,
no puedo con esto... no soy tan
fuerte... Sácame de aquí... volvamos a tu casa... Sólo quiero estar lejos de
todo esto… quédate conmigo….- Su mirada suplicante se sintió como una fría daga
clavándose en mi corazón.
-Sí, Chunnie… estarás bien…-
-Sí, Chunnie… estarás bien…-
-¿Así
que de eso se trataba todo?...- Ninguno de los dos dijo nada... ni siquiera me
miraron. No podía dejar de pasar la mirada de uno al otro en busca de
respuestas. Nada. -Soy tan tonto... estaba tan enamorado que no supe darme
cuenta de lo que estaba pasando...- Desvié la mirada hacia otro lado. Ahí,
sobre la chimenea estaban las otras fotografías de nuestros aniversarios y
nuestros momentos de felicidad. Testigos crueles de un amor que al parecer ya
no existía. -¿Por qué, YooChun?...- JunSu deslizaba su brazo por los hombros de
YooChun. -¿Te vas a ir sin darme siquiera una explicación?- Silencio.
-No
te preocupes, Chunnie... yo estoy aquí... no iré a ningún lado.- Me estaban
ignorando por completo.
-¡¡¡Park
YooChun!!!- Estaba molesto. Dolido. Confundido. Celoso. Lancé al suelo todos
los marcos que estaban sobre la chimenea. Los dos se detuvieron en seco
tensando sus cuerpos debido al estruendo pero ninguno se digno a girarse para mirarme
siquiera.
-Su,
sácame de aquí... No quiero seguir escuchando su voz...-
-Tranquilo,
Chunnie...- JunSu se escuchaba asustado.
-¡¿Te
vas a ir así sin más?! ¡¿Me vas a dejar sin un "adiós" siquiera?!... ¡¿Sin
importarte que yo aún te amo?! !¿Que he pasado un infierno esperando aquí solo
a que regresaras?! ¡¿Que sin ti a mi lado no tengo ganas ni de comer ni de
dormir y que no hago otra cosa durante las 24 horas del días más que pensar en
ti, en nosotros?! ¡¿Olvidando que nos juramos amor eterno?!- Me ahogaba con mi
propio llanto. Me había roto. Por fin había terminado por rebasarme la
situación. Me había prometido soportar todo sin derramar mis lágrimas frente a
YooChun, pero había sido demasiado. Ya no podía más. Sentía que iba a morir.
-JaeJoong-ah...-
Por fin me miraba. Nunca había soportado escucharme llorar.
-¿Chunnie?-
JunSu trataba de recuperar su atención, pero YooChun seguía mirándome.
-Su,
no puedo dejarlo...- Se soltó de aquel abrazo.
-Sé
que es difícil, Chunnie... Pero podrás sacarlo de tu corazón... Debes comenzar
de nuevo… Rehacer tu vida… Dejar en el pasado todo lo que pasó aquel día. Es lo
mejor para ambos… para todos…- Se acercó a él buscando su mirada.
-No
lo entiendes, Su... ¡él me ama, y yo lo sigo amando!- Se alejó en par de pasos
para regresar a donde estaba yo. Corrí y lo estreché entre mis brazos con todas
mis fuerzas.
-Yo
también te amo, YooChun-ah...- Susurré en su oído. Sus lágrimas se deslizaban
silenciosamente mientras sollozaba.
-Chunnie...
JaeJoong-hyung... no puedes seguir así... Sabes que él... Tú…- El nudo en la
garganta no dejaba que la voz de JunSu se escuchara tan dulce como seguramente
pretendía.
-Su,
no entiendes... Jae es el amor de mi vida, no quiero perderlo…- Se acercó hasta
YooChun y le tomó del brazo para alejarlo de mí.
-Chunnie,
deja de hacerte daño de este modo, sabes perfectamente que ustedes no volverán
a estar juntos...- Se le abrazó por la espalda. JunSu rompió en llanto. YooChun
también. Yo... yo no era capaz de pensar... ¿Qué tonterías estaba diciendo este
chico? ¿Pensaba ignorarme al grado de hacer de cuenta que ni siquiera estaba
ahí? ¡¿Quién demonios se creía?! ¿Acaso todo este tiempo se la había pasado
envenenándole la cabeza a mi novio para separarnos so pretexto de que cuidaba
de él?
-¡Yah!
!!!Kim JunSu!!!...- Había llegado a mi límite. Iba a arruinar mi imagen de chico
lindo y educado pero me importaba un comino, lo iba a poner en su lugar. Iba a
luchar por el amor de mi vida y ya había llegado a mi límite de soportarle tantas
confiancitas, se había ganado una buena paliza o por lo menos un par de
cachetadas. -Lárgate de mi casa ahora mismo, delfín escandaloso destructor de
hogares...- Mi mano nunca logró impactar su rostro.
-Tienes
razón, Su, no puedo continuar así…- Antes de que pudiera hacerlo, vi a YooChun
darse media vuelta y tomando a JunSu de la muñeca lo arrastró hacia la puerta. –Vamos
a casa…-
No pude reaccionar.
No pude reaccionar.
Tan
sólo se había ido.
Dejándome
sumido en la confusión y el dolor de una ruptura impronunciada.
El
amor de mi vida… ese que me había jurado amor eterno a la orilla del mar durante
el más hermoso atardecer que hubiera visto jamás, me dejaba sin razón después
de la más horrenda pesadilla. Se iba de mi lado sin importarle mis lágrimas ni
mis palabras de amor.
¿Qué había pasado con nosotros?
¿Cómo habíamos llegado a esto?
¿Qué había pasado con nosotros?
¿Cómo habíamos llegado a esto?
No.
La pesadilla no había más que comenzado.
La pesadilla no había más que comenzado.
Un
año había pasado desde que estuviera por última vez en aquel lugar.
Un año desde la última vez que lo había visto, que había escuchado su voz.
Ahora, a un año de haber vivido aquella pesadilla que casi me cuesta la vida, estaba listo para volver a verlo.
Un año desde la última vez que lo había visto, que había escuchado su voz.
Ahora, a un año de haber vivido aquella pesadilla que casi me cuesta la vida, estaba listo para volver a verlo.
Llevaba tan sólo una botella de vino tinto y un ramo de rosas. Sabía que eran dos de sus cosas favoritas. Me había puesto ese traje negro de marca que me regalara en nuestra última navidad juntos y llevaba puesta la colonia que me regalara en mi último cumpleaños.
Mi
miré en el espejo por última vez antes de salir. Debía verme perfecto. Digno de
él.
Caminaba sin prisa por nuestro viejo vecindario. Ahí donde todavía se encontraba el departamento que compartiéramos durante más de cinco años. Mi cabeza era bombardeada por tantos fragmentos de memorias vividas, que no sabía si reír o llorar. No, definitivamente no debía llorar, de seguro me reñiría si me veía llegar con los ojos rojos e hinchados. Debía sonreír. Siempre había amado mis sonrisas.
El jardín seguía tan hermoso como lo recordaba. Había valido la pena pagarle a alguien por que se ocupara de él en mi ausencia.
Tomé aire. Suspiré. Abrí la puerta con manos temblorosas.
-Tadaima…- Anuncié tranquilamente, pero nadie me respondió. Ya lo esperaba.
Caminaba sin prisa por nuestro viejo vecindario. Ahí donde todavía se encontraba el departamento que compartiéramos durante más de cinco años. Mi cabeza era bombardeada por tantos fragmentos de memorias vividas, que no sabía si reír o llorar. No, definitivamente no debía llorar, de seguro me reñiría si me veía llegar con los ojos rojos e hinchados. Debía sonreír. Siempre había amado mis sonrisas.
El jardín seguía tan hermoso como lo recordaba. Había valido la pena pagarle a alguien por que se ocupara de él en mi ausencia.
Tomé aire. Suspiré. Abrí la puerta con manos temblorosas.
-Tadaima…- Anuncié tranquilamente, pero nadie me respondió. Ya lo esperaba.
-Tadaima…-
Abrí los ojos confundido. Miré el reloj en la mesita de noche. Eran apenas las
nueve de la mañana. Nadie venía nunca antes de las once. Supuse que estaba
soñando… de nuevo con él. Uno de esos sueños tan vívidos que me hacían
despertar llorando al comprender que no eran más que eso… sueños… porque su
lado de la cama seguía vacío… frío. Me encogí entre las sábanas abrazando la
almohada tratando de contener el torrente de lágrimas que amenazaba con
desbordarse… ya no quería seguir llorando. Cerré de nuevo los ojos. Prefería
mil veces vivir soñando con él que vivir un segundo en este mundo donde él ya
no estaba a mi lado. Escuché pasos acercándose. –JaeJoong-ah... lo siento- Sentí
mi corazón dar un vuelco al escuchar tan cerca su voz. –No espero que me
perdones por lo que pasó… tan sólo espero que entiendas, que siempre has sido,
eres y serás el amor de mi vida…- ¿Cuántas veces antes no había pasado esto? ¿Cuántas
veces antes había saltado fuera de la cama corriendo tras oír la puerta y
escuchar su voz llamándome sólo para comprobar que había aumentado un poco más
mi grado de locura?... Ahora incluso me parecía percibir el olor de las rosas
que tanto me gustaban. Sonreí. Recordé cada una de las veces anteriores en que
me había regalado rosas. Las veladas románticas a la luz de las velas cuando
las pobres terminaban siendo alfombras rojas esparcidas por toda la alcoba
después de una de esas noches de pasión. Abrí lentamente los ojos temiendo que
nuevamente fuera un sueño, pero entonces lo vi, sonriéndome con todo ese amor
que siempre me gritaban sus ojos. –Te amo…- Las mariposas aún volaban dentro de
mi estómago cuando pronunciaba esas palabras y sentía sus caricias tiernas,
haciéndome reír tontamente como si fuera un adolescente avergonzado. Me cubrí
el rostro para que no viera cuán rojas se había puesto mis mejillas. Que cruel vida la mía. Entonces recordé que
él se había ido. Esto no debía ser más que otra alucinación. No quería que el
dolor y la tristeza volvieran, quería aferrarme a su amor, a sus sonrisas, a
sus caricias. No. Ya no quería seguir así. Ya no podía seguir sumido en este
infierno de recuerdos atormentándome día y noche. –JaeJoong-ah… Duerme bien…-
Sí. Estaba cansado. Tan sólo quería volver a cerrar los ojos y seguir soñando
con nuestra felicidad juntos… con nuestro amor eterno. Vi su sonrisa por última
vez antes de cerrar los ojos y acurrucarme contra su almohada bajo las sábanas
como tantas mañanas había hecho. Tan sólo quería seguir soñando así por siempre
y no volver a despertar jamás.
Caminé
lentamente recorriendo cada rincón de nuestro apartamento. Reviviendo uno a uno
los fragmentos de nuestra vida juntos. Mis ojos se paseaban por cada sitio
donde me había dicho un “te amo”, deteniéndose de vez en cuando en aquellos
lugares donde le había hecho el amor, sólo para comprobar lo que ya sabía: aún
lo amaba.
Una lágrima resbaló al reparar en la repisa de la chimenea… ahora estaba vacía. Ya no estaba ninguna de nuestras fotografías. Seguramente había ido a parar a la basura junto con los marcos rotos y los pedazos de cristal.
Seguí mi camino hasta la alcoba principal. La puerta estaba cerrada como siempre, por alguna extraña razón, él nunca había podido dormir con la puerta abierta, así que para complacerlo, se me había vuelto costumbre mantenerla cerrada. Aún en mi nuevo departamento seguía haciéndolo así. Sonreí. Abrí la puerta con cuidado para no hacer ruido. Las luces estaban apagadas y las cortinas cerradas. Así era como le gustaba dormir. Sin importar cuántas veces lo hubiera visto antes, observar su rostro dormido era fascinante para mí, la forma en que su espalda desnuda subía y bajaba al compás de su respiración acompasada me era algo adictivo, recorrer cada tramo de su blanca piel con las yemas de mis dedos, trazar cada curva de sus tatuajes hasta perderme en ellos debajo de las sábanas… me hacía tanta falta despertar a su lado, tenerlo entre mis brazos, sentir su calor contra mi piel, hacerlo mío.
Una lágrima resbaló al reparar en la repisa de la chimenea… ahora estaba vacía. Ya no estaba ninguna de nuestras fotografías. Seguramente había ido a parar a la basura junto con los marcos rotos y los pedazos de cristal.
Seguí mi camino hasta la alcoba principal. La puerta estaba cerrada como siempre, por alguna extraña razón, él nunca había podido dormir con la puerta abierta, así que para complacerlo, se me había vuelto costumbre mantenerla cerrada. Aún en mi nuevo departamento seguía haciéndolo así. Sonreí. Abrí la puerta con cuidado para no hacer ruido. Las luces estaban apagadas y las cortinas cerradas. Así era como le gustaba dormir. Sin importar cuántas veces lo hubiera visto antes, observar su rostro dormido era fascinante para mí, la forma en que su espalda desnuda subía y bajaba al compás de su respiración acompasada me era algo adictivo, recorrer cada tramo de su blanca piel con las yemas de mis dedos, trazar cada curva de sus tatuajes hasta perderme en ellos debajo de las sábanas… me hacía tanta falta despertar a su lado, tenerlo entre mis brazos, sentir su calor contra mi piel, hacerlo mío.
-JaeJoong-ah…
lo siento…- Me senté en la orilla de la cama dejando las rosas sobre mi
almohada y la botella de vino sobre la mesita de noche. –No espero que me
perdones por lo que pasó… tan sólo espero que entiendas, que siempre has sido,
eres y serás el amor de mi vida…- Podía ver claramente sus labios curvándose en
una hermosa y tímida sonrisa al tiempo que sus enormes ojos castaños se abrían
para dejarme ser lo primero que viera al despertar. Le devolví la sonrisa. Sí.
Aún después de todo lo que habíamos pasado, seguía amándolo como lo había hecho
desde la primera vez que lo vi en aquel café. Acerqué mi mano a su frente para
quitarle de encima esos lacios y rebeldes mechones de cabello que me impedían
contemplar su rostro perfecto. –Te amo…- Esa risita nerviosa que siempre se le
escapaba cuando estaba avergonzado por mis palabras y que lo hacía cubrirse el
rostro con las sábanas. Mi celular sonó. Era un mensaje de JunSu. Era hora.
–JaeJoong-ah… Duerme bien…- Le sonreía por última vez. Me levanté y caminé
hasta la puerta sin mirar atrás. Un suspiro. Me giré lentamente para verlo una
última vez antes de cerrar la puerta para siempre.
-¿Estás
listo?- Su habitual voz alegre me recibió con una de sus sonrisa tan pronto
como llegué a la entrada.
-Sí…-
Le devolví la sonrisa con naturalidad.
-¿Aún
debemos ir al cementerio, verdad?... YunHo-hyung y ChangMin-ssi dijeron que nos
verían allá… Les pedí que compraran las flores y los inciensos…-
-Sí, Su, gracias…-
-Sí, Su, gracias…-
-¿Estás
seguro de querer vender el departamento, Chunnie?- Sentí su mano sujetando mi
brazo cuando pasé por su lado. Nuevamente sonaba preocupado por mí como en
aquel entonces.
-Sí, Su… sé que es lo mejor…- Le di las llaves y subí al auto. No volvería a usarlas. No necesitaría volver a estar en ese lugar. No tenía sentido seguir aferrándome a mi pasado si JaeJoong no estaba en mi presente ni estaría en mi futuro, porque desde aquel día, la habitación que compartíamos había quedado vacía y a oscuras... como el resto de la casa. como toda mi vida desde que él se fuera… pero ahora era capaz de entender, por fin… que JaeJoong no hubiera querido verme destruyéndome así durante el resto de mi vida por su recuerdo, porque me amaba, y siempre había querido mi felicidad. Así que por el eterno amor que le tenía, iba a continuar viviendo mi vida… siendo feliz… sin él.
-Sí, Su… sé que es lo mejor…- Le di las llaves y subí al auto. No volvería a usarlas. No necesitaría volver a estar en ese lugar. No tenía sentido seguir aferrándome a mi pasado si JaeJoong no estaba en mi presente ni estaría en mi futuro, porque desde aquel día, la habitación que compartíamos había quedado vacía y a oscuras... como el resto de la casa. como toda mi vida desde que él se fuera… pero ahora era capaz de entender, por fin… que JaeJoong no hubiera querido verme destruyéndome así durante el resto de mi vida por su recuerdo, porque me amaba, y siempre había querido mi felicidad. Así que por el eterno amor que le tenía, iba a continuar viviendo mi vida… siendo feliz… sin él.
5 comentarios:
TuT joder que triste!
No! JAEJOONG ! YOOCHUN!
TuT
Había partes que me confundían y pensaba que jae estaba vivo, muy buen escrito. Pero pobre Chun :(
Quería un final feliz
Además existen pocos fics en español de esta pareja xD
Y para colmo la mayoría me mata de tristeza
Espero que puedan escribir muchos mas de ellos
:3
Los estaré esperando
Jajajajajajaja por eso dudé tanto en publicarlo XD porque aunque yo lo amé cuando lo escribí, me parecia muy triste XD jajajajaja
pero me alegra que lo hayas leido ^^b Ellos son mi couple favorita de DBSK since ever, aunque no tiene much@s fans y por lo mismo hay pocos fics XD pero yo es de quienes mas escribo XD supongo que gracias a tu comentario, empezaré a transcribirlos para publicarlos ^^b
Por lo pronto, puedes leerte el otro que publique! ^^b
Ese no es angs XD jejejejeje
jajajaja aunque tampoco termina en final feliz XD LOL
http://elcampodelasmariposasnocturnas.blogspot.mx/2013/10/pensando-en-ti-jaechun.html
Why?!!!!! Es la segunda vez qque lo leo y ahora recuerdo por que no lo volvi a leer y es quee me matasteee!!! Me hizo llorar como la primera vez, pobre jae!!!!! Y chun no lo ignoraba si no que lo extrañaba♡♥♡♥ lo ame pues me llego al corazon!***
Jaemin:
Wae?!!! O___O
no llores!!!! u////uU
*le llena la vista de fotos JaeChun de sus momentos mas felices y melosos*
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer *e incluso releer* mi fic ^w^
no sabes cuán feliz me hace saber que te haya gustado tanto, como para incluso haber llegado a las lágrimas... y muchisimas más gracias por tomarte la molestia de dejarme un comentario ^^b
Este fic es muy especial para mi... me hace muy feliz saber que sí hay gente por ahí fuera que lo lee y que incluso le toma cariño.
Muchas gracias por pasarte por aki ♥
TT TT eh llorado a mares! Todo iba tan hermoso y terminó así... JaeJoong!! Es un fantasma! Una pobre alma sin descansó TT y Yoochun aiin... Mi corazón no puede con eso TnT... aiiins, escribes bien, pero por favor no más JaeChun trágico xD
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