Cielo sin estrellas (TegoMasu)



Título: Cielo sin estrellas
Pairing:Tego + Masu 
Fandom: NewS / Tegomass
~Yoru wa hoshi wo nagameteokure / Tegomass~
Tipo: One-shot
Género: Angst, AU, Shonen-Ai
To: Meli (gomen x el retraso, espero q te guste)
29-03-11




Bajó del tren con la mirada clavada en el piso y el corazón hecho un completo caos. Había pasado las últimas cuatro horas de viaje sentado en el mismo lugar sin moverse siquiera y mirando a la nada, pensando en todo lo que había vivido hasta ahora, en todas las personas que habían sido parte importante de su vida, en todos los problemas que había tenido que superar, en cada una de las lágrimas que seguramente estaría derramando la persona a la que había amado con todo su corazón durante el último año. El chico que le había entregado por completo su corazón y de quien se había enamorado profundamente. De una manera tan pura y desinteresada como nunca más pensó que podría amar a alguien. No después de su primer amor.

Había sido tanto lo que sufrió cuando lo dejó sin decir una palabra que terminó por hacerse a la idea de que todo había sido su culpa, sí, así debía ser, porque era tan caprichoso, mimado y egoísta, porque siempre quería ser el centro y fin de su universo, seguramente había terminado hartándose de él y de su amor y por eso se había ido de su lado sin decir siquiera un "adiós". ¿Cuánto había sufrido debido a aquella separación? ¿Cuántas lágrimas había derramado por su ausencia?... Y sin embargo, ahora era él quien se iba sin decir más y dejaba atrás a la persona que más lo había amado llorando de la misma manera en que él mismo lo había hecho en aquel entonces cuando su vida terminó.

¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Se arrepentiría después por la decisión que había tomado? ¿Sería perdonado algún día? ¿Seguiría llorando aún ahora? ¿Estaría solo dentro de la habitación esperando a que volviera? Sentía que merecía el infierno por lo que estaba haciendo, pero necesitaba verle, quería respuestas… respuestas del pasado… respuestas para el futuro. Y sólo él podía dárselas.

Caminó fuera de la estación del tren para tomar el autobús rumbo a su antigua casa, esa donde había vívido la mayor parte de su vida y donde se habían quedado todos sus recuerdos con él. Aún recordaba bien el camino. Cada esquina y cada rincón traían a su mente un fragmento del pasado. Y cada escena sin excepción alguna venía acompañada de su alegre sonrisa. Él mismo se descubrió sonriéndole a la nada cuando el camión de detuvo afuera de la que fue su escuela secundaria. De todo el pueblo, ese era el lugar más especial que recordaba, después de todo, ahí lo había conocido, ahí era donde se habían hecho amigos y donde se había terminado enamorando de él. Un grupo de jóvenes con el uniforme de esa escuela subieron en ese momento, los miró lleno de nostalgia mientras bromeaban y reían. ¿Así los miraba la gente a ellos mientras se divertían de camino a casa? Los chicos se bajaron en el centro de la ciudad, así como muchas veces habían hecho ellos después de salir de clases, esta vez, sin embargo, ese no era su lugar de destino. Se teléfono comenzó a sonar en alguna parte de la pequeña maleta de mano que llevaba consigo. Aún cuando no alcanzó a contestar se dio cuenta de que era Yamashita quien llamada, seguramente Ryo ya habría escuchado su mensaje y habría corrido para llegar a casa y la habría encontrado vacía, por fin habría comprendido todo tras notar que tampoco estaban sus cosas, ¿estaría bien? ¿le extrañaría? ¿lo querría de vuelta? Qué egoísta era… cómo podían preocuparle esas cosas cuando sabía perfectamente que el pobre estaría destrozado por lo que le había dicho en aquel mensaje de voz. No debía pensar en Ryo, no cuando estaba pensando en su primer amor. Ryo no lo merecía. Era demasiado puro e inocente como para merecer que le hicieran algo así. Mientras estuviera ahí mantendría a salvo sus recuerdos con Ryo donde nada ni nadie pudieran desaparecerlos, ni siquiera él mismo. Miró por la ventana el camino entre los arces que habían perdido sus hojas casi por completo debido a la estación, ¿cuántas veces se habían quedado sentados ahí antes de llegar a su casa protegiéndose del sol o de la lluvia? Se levantó deprisa al sentir que el conductor seguiría su camino.
-Lo siento mucho… gracias por detenerse…- Se sonrojó al sentir la mirada fría del hombre, pero no le importó mucho, al fin y al cabo se había detenido para que bajara, no? Tegoshi iba tan perdido en sus pensamientos que por poco se pasaba de largo. Se sentía un poco tonto, sabía que ese era el camino a su casa y ni por eso reaccionó que era momento de bajarse. Lo bueno es que al parecer el conductor pensó que se estaba quedando dormido y por eso se detuvo cuando lo vio ponerse de pie a toda prisa con expresión asustada y angustiada.

Se quedó de pie mirando todo a su alrededor como si fuera la primera vez que estaba ahí, no quería olvidar nada de ese lugar ni todo lo que había vivido ahí. El viento soplaba levemente pero se sentía mucho más frío que en la ciudad. El cielo estaba hermosamente lleno de estrellas. Y las únicas luces de colores que se veían a lo lejos eran las del centro. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había estado ahí que casi había olvidado por completo aquellos aromas que iban de un lado a otro meciéndose en el viento.

-Tegoshi?...- Esa voz. Su voz. Seguía sonando tan clara y profunda como el agua, inundando cada parte de su cuerpo. Se giró enseguida.
-Masu…- Debía ser producto de su imaginación. Seguro que lo era. ¿Cuántas veces su mente le había jugado aquella broma de mal gusto mientras estaba parado justo en ese lugar mirando las estrellas?
-Bienvenido a casa…- Su sonrisa era tan real, tanto como su cuerpo que permanecía de pie a un par de metros mirándolo con esos ojos dulces que desbordaban alegría.
-Masu… estás aquí…- Las lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos sin que se diera cuenta siquiera. Habían sido tantas las veces que esperó escuchar esas palabras mientras le esperaba justo en ese lugar que ahora le parecía que más que alucinar era sólo que soñaba despierto. Lo vio acercarse a él con el rostro invadido de preocupación.
-Estás llorando?... te sientes mal?...- Era tan real. Incluso el olor de su cuerpo, su presencia. -No seas tonto… por qué lloras?... tanto gusto te da verme?...- Ya no le importaba nada, aún si se desvanecía en el aire como todas aquellas ocasiones, quería abrazarlo.
-Masu…- Sintió como le correspondía el abrazo poco a poco, como si también temiera que se le acercara.
-Tegoshi?...- No podía estar soñando. No podía ser producto de su imaginación. Él estaba ahí. Lo abrazó tan fuerte que incluso le hacía daño, por lo que el chico se preocupó de ver a su viejo amigo en ese estado.

Permanecieron sumidos en ese abrazo anhelado durante tantos años bajo el cielo nocturno plagado de estrellas por tanto tiempo que ni siquiera el frío les importó. Tegoshi no podía dejar de llorar y Masuda sólo lo rodeaba con ambos brazos acariciando dulcemente su cabello despeinado y susurrando de vez en vez una que otra palabra en su oído para tranquilizarlo. Poco a poco el llanto descontrolado dio paso a los sollozos.

-Te sientes mejor?...- Preguntó en voz baja apoyando suavemente su rostro en la cabeza del menor, aliviado de que al menos ya no estuviera llorando de ese modo, temía que le pasara algo por tanto llorar. Sólo le asintió una vez en respuesta. -Mmm… te llevo a casa?... pareces cansado…- La misma respuesta sin palabras. Levantó la pequeña maleta negra que estaba en el suelo y la sacudió un poco, luego lo tomó de la mano y echó a andar a paso lento por el largo camino que flanqueaban los altos árboles rumbo a su casa. Qué diferente se sentía la mano de Masu en comparación de la cálida mano de Ryo.

Su vieja casa seguía tal cual la habían dejado. El polvo se había empezado a acumular en algunas partes, pero la mayoría de los muebles y cosas permanecían limpios, como si alguien hubiera estado cuidando de ellos durante todo ese tiempo.
-Has estado viniendo a limpiar, verdad?...- Su voz aún se escuchaba un poco quebrada por todo lo que había llorado.
-Uhm… no quería que encontraras tu casa hecha un desastre cuando regresaras…-
-Cómo podías estar tan seguro de que volvería?!...-
-Estás aquí ahora, no es así?... Nunca lo dudé…-
-Por qué nunca me buscaste?!... Ni siquiera supe cuándo habías vuelto…-
-No quise hacerlo… estabas en Tokio estudiando la universidad, no es así?... si te hubiera contactado hubieras venido corriendo y lo hubieras dejado todo para volver aquí… no quería eso… por eso les pedí a Shige y a Koyama que no te dijeran nada y que no me dieran tu número de celular hasta que te hubieras graduado y yo hubiera puesto todo en su lugar…-
-Eres un estúpido, Masu!!!... Sabes cuánto sufrí cuando te fuiste sin decir nada?!!!... Sabes cuántas noches pasé en vela desbaratándome el pensamiento en tratar de entender qué había pasado para que te fueras así?!!!... Cuántas veces me culpé a mí mismo por tu partida seguro de que te habías hartado de mí?!!!... Cómo pudiste ser tan egoísta e idiota como para no decirme nunca que al menos estabas bien?!!!... Incluso llegué a odiarte y a odiarme a mí mismo… yo… incluso… traté de quitarme la vida… y al final mi madre y la abuela decidieron que lo mejor para mí sería alejarme de todo lo que me recordaba a ti… fue por eso que me mudé a Tokio… por nada más!... Así que no me salgas ahora con el estúpido pretexto de que lo hiciste por mi bien porque eso no es más que una estupidez sin sentido y lo sabes!!!....- Las lágrimas que ahora recorrían sus mejillas estaban tan cargadas de amargura y resentimiento que aún Masuda, siendo tan despistado pudo percatarse de ello, así que no se le acercó, sabía que podía recibir un fuerte golpe si lo hacía perder los estribos estando en ese estado. Le dolía que lo mirara de esa manera pero sabía que se merecía todo ese rencor, después de todo había sido su decisión alejarlo de su vida para no herirlo más después. Merecía su odio. Había sido egoísta aún cuando lo hubiera hecho todo pensando en él. ¿Con qué derecho lo había llamado para pedirle que le diera otra oportunidad y que regresara a su lado?
-Lo siento…-
-Qué lo sientes?!!!... No me jodas!... No tienes ni idea del infierno que fue mi vida durante los tres años que estuve sin ti!!!- ¿Tres años? Masuda hizo cuentas rápidamente dentro de su cabeza seguro de antemano que Tegoshi se equivocaba. Habían sido cuatro años desde que se fue del pueblo después de la graduación del instituto… ¿por qué decía que habían sido sólo tres?
-Claro que lo entiendo!!!... Crees que todo este tiempo me la pasé feliz de la vida durmiendo en camas de rosas sin preocupación alguna?!!!... Que no te das cuenta de que también debió ser muy duro para mí estar lejos de ti con todo lo que estaba pasando?!!!... Deja de ser tan egoísta!... No todo se trata siempre de ti!...- No era la primera ocasión que tenían una discusión de ese tipo, pero sí era la primera vez que le gritaba de ese modo. Por lo general era Tegoshi quien gritaba y hacía berrinches y lanzaba cosas, y Masuda se limitaba a escucharlo en silencio hasta que se calmaba un poco y luego simplemente le exponía sus argumentos y le explicaba las cosas desde su punto de vista, rara vez había llegado al punto de hacerlo enojar y aún cuando en un par de ocasiones le había tenido que hablar fuerte para hacerlo callar, nunca le había gritado. Pero esta vez le dolía en demasía darse cuenta de que durante todos estos años, se la había pasado solamente sumergido en su propio dolor y que no se había detenido a pensar en él ni en sus razones ni siquiera por una vez. Un extraño silencio se interpuso entre ellos mientras miraban el piso, incapaces de levantar la mirada. Tegoshi temía toparse con un rostro enojado carente de esa expresión boba y apacible que tanto amaba. Masuda temía que lo mirara con miedo o desprecio por haberle hablado de ese modo.
-Será mejor que te vayas a casa… estoy muy cansado…- Le costó tanto articular ese par de enunciados tan sencillos y más aún, pronunciarlos en un volumen de voz audible para alguien más además de él mismo. No le dijo nada. Ni siquiera se percató de que se había movido hasta que escuchó la puerta al cerrarse cuando se fue.

Volvió a romper en llanto. Esperaba que se quedara con él esa noche, hablar y aclarar las cosas de una vez por todas. Odiaba estar solo. Le temía a la soledad más que a nada en el mundo y ahora estaba a media sala dentro de una enorme y vacía casa que de pronto parecía asfixiarlo entre tantos recuerdos. Quería escuchar su voz. Tranquilizarse un poco. Realmente lo extrañaba y lo necesitaba. Ahora entendía que se había equivocado. Ya no pertenecía a aquel lugar y nada de lo que había ahí le pertenecía… ya no. Buscó el celular en los bolsillos de su chamarra. Si lo llamaba y le explicaba todo en ese momento no sería demasiado tarde para disculparse, verdad? ¿Dónde demonios estaba su celular? En un arranque de desesperación vació la maleta en el piso rebuscando entre sus cosas pero no lo encontró. Caminó hacía la cocina en busca del teléfono, pero como era de esperarse, habían cortado el servicio después de tantos años sin usar la línea ni hacer los pagos mínimos. A excepción de la sala, el resto de la casa permanecía en la oscuridad, cosa que no hacía más que hacerlo sentir aún más desesperado y solo. Aferró con fuerza el pequeño dije en forma de calavera de gato que le había regalado Ryo. Se sentía angustiado ante la sola idea de perderlo a él también por una estupidez que decidió en segundos sin pensar en todo lo demás, movido tan sólo por un tonto rencor de su adolescencia y una esperanza que cada vez se marchitaba más y más. De pronto sintió que ya no tenía fuerzas ni para mantenerse en pie. Ni siquiera había comido algo desde el desayuno, aunque igual en ese momento eso no importaba porque ni siquiera tenía apetito. Se dejó caer sobre el piso de madera y se recargó sobre la pared junto a la mesita donde estaba el teléfono al lado de algunas viejas fotografías familiares y siguió llorando oprimiendo sus piernas contra su pecho deseando que fuera Ryo quien lo abrazara en ese momento y lo hiciera sentir que todo estaría bien.

-Tego?... Tegoshi?...- Alguien lo llamaba. Conocía esa voz pero no tenía fuerzas ni para abrir los ojos. Se sentía tan cansado que ni siquiera podía recordar dónde estaba o cuándo se había quedado dormido. Alguien lo abrazaba pero no podía sentir calidez en aquellos brazos. Qué más daba. Se dejó vencer por el sueño.

Recordaba aquel aroma. Demasiado dulzón para ser fruta y no tan sutil como para ser flores. Sin embargo, lo conocía. Abrió lentamente los ojos. Sin duda alguna ese era el techo de su habitación. Escuchaba pasos en el piso inferior pero no le importaba. Tenía frío. Demasiado frió. Al abrazarse se dio cuenta de que llevaba puesta su chamarra. Sí… ese olor no era otro que su olor. Se sentía mareado y cansado así que no hizo por levantarse. El sueño volvía a apoderarse de él cuando sintió que alguien se le acercaba lentamente.
-Oh!… has despertado?... Menos mal…- Le sonrió con esa habitual expresión suya en cuanto vio que abría los ojos. Le llamó la atención el dije que llevaba al cuello pero no pudo verlo bien. -Me diste un susto de muerte…  Cuando volví para hablar contigo por la mañana te encontré inconsciente en el piso de la cocina. Tenías mucha fiebre y estabas muy pálido. Estuviste dormido los últimos tres días. Empezaba a preocuparme que no quisieras volver a despertar…- Lo único que  hizo eco en su cabeza fue escuchar que había estado inconsciente durante los últimos tres días. Con un esfuerzo sobrehumano levantó la mano en dirección a Masu.
-Cel…lular…- Apenas si pudo pronunciar aquello.
-Lo siento… no tengo…- Dejó caer la mano sobre la cama. Ni siquiera tenía fuerzas para enojarse con él y no dar crédito al hecho de que en pleno siglo 21 había un chico que no tenía celular. -Será mejor que te estés tranquilo y que descanses… el doctor dijo que tu estado podía empeorar si no te cuidabas… Abre la boca… debes tomarte la medicina…- Se sentía como un vil muñeco de trapo arropado entre las cobijas y siendo alimentado por una niña tierna y mimada que sólo estaba jugando a la casita. El agua se sintió realmente bien al pasar por su garganta. Volvió a cerrar los ojos. Al menos de ese modo podría ver a Ryo y si corría con suerte, tal vez podría soñar con él.

La luz del sol se colaba desde alguna parte dándole de lleno sobre la cara incomodándolo al grado de no dejarlo seguir durmiendo plácidamente. Sentía el cuerpo pesado y no quería moverse; así que esperaba que él se levantara y cerrara bien las cortinas y que regresara a la cama y se acurrucara a su lado besando la comisura de sus labios y su hombro desnudo como siempre hacía cuando algo le interrumpía el sueño. Pasaron los minutos pero eso no sucedio. Fue entonces que se dio cuenta de que no había sido una pesadilla. No estaba en Tokio. No estaba en su enorme y ordenado departamento del quinto piso. No estaba en la acogedora alcoba donde compartía la cómoda cama con el chico moreno y atento que lo cuidaba como su más preciado tesoro. No. Estaba a miles de kilómetros de ahí. Lejos del lugar al que pertenecía.
-Ryo…chan…- Una fina y cálida lágrima recorrió lentamente su mejilla hasta perderse en la almohada. Masuda se quedó estupefacto sujetando con ambas manos la charola con la comida y las medicinas que le llevaba, permanecía inmóvil en la entrada del dormitorio tras escucharlo llamar a alguien más entre sueños. Se sintió tan herido que le costaba trabajo incluso respirar. ¿Acaso era esa la razón de que Tegoshi contara solamente tres los años que pasaron separados? ¿Había encontrado a alguien más y había estado con esa persona durante poco más de un año?
-No… no puede ser cierto…- Susurró con voz casi inaudible al tiempo que se daba media vuelta y bajaba las escaleras en dirección a la cocina. No podía ser verdad. Todo era culpa suya por haberlo alejado sin explicarle nada. Pero si tenía a alguien más, entonces ¿por qué había vuelto enseguida después de que le llamara aquella mañana?

Despertó al sentir que le dolía cada músculo de su cuerpo. Pero eso en vez de preocuparlo sólo lo alegró. Aquel dolor significaba que estaba mejor, no? Al menos ahora podía sentir el resto de su cuerpo e incluso podía mover un poco las piernas, cosa que le había parecido imposible hacía unos días. Quería salir de ahí, llamarlo y decirle que lo necesitaba. Se levantó con trabajos de la cama. Al ver el cielo por la ventana dedujo que debía ser todavía muy temprano. La casa se escuchaba en completo silencio, eso quería decir que Masuda no estaba ahí. Se puso los botines y la sudadera que estaba sobre el respaldo de la silla de su escritorio y salió al pasillo. En efecto parecía no haber nadie en ese momento. Bajó uno a uno los escalones aferrándose con fuerza al barandal de madera para no caerse. Era extraño sentir su cuerpo así después de no haberse movido por… ¿cuántos días había estado en la cama? La última vez que había estado lo suficientemente consciente como para hablar con él habían sido tres, ¿cuántos días más habían trascurrido desde entonces? Abrió la puerta principal y salió. Hacía mucho frío así que se arrebujó dentro de la sudadera, que igual no le protegía de mucho pero le quitaba un poco el frío y echó a andar calle arriba en busca de algún teléfono público o de la casa de algún vecino que lograra recordar y que tuviera uno en casa como para pedírselo prestado.

Al llegar a la tienda de verduras, el dueño le había indicado dónde estaba la cabina telefónica más cercana e incluso le había cambiado un par de billetes por monedas. Aún cuando no se sentía de muchos ánimos para hacerlo, le agradeció con una enorme sonrisa y se alejó hacia donde le había señalado. Se alegró de que al menos al cerrar la pequeña puerta el frío no le daría de lleno sobre las mejillas porque ya las sentía heladas al igual que la nariz. Descolgó la bocina y la sujetó contra su oreja. Introdujo las monedas y marcó el número de la casa de Ryo, que era el único que podía recordar. El teléfono timbró tres veces pero nadie contestó, así que colgó. Estuvo frotándose las manos durante unos segundos y luego volvió a intentarlo, pero tampoco obtuvo respuesta. Estaba temblando. Era como si el calor de su cuerpo hubiera decidido irse de vacaciones en ese momento. Volvió a descolgar la bocina. De pronto le pareció más pesada que antes, la apoyó entre su oído y su hombro mientras oprimía las pequeñas teclas cada vez con mayor dificultad aunque no entendía el por qué temblaba tanto. Un timbrido… ¿estaría aún dormido?... dos… ¿estaría en el baño?... tres… ¿dónde podría estar a esas horas?
-Sí?, diga…- Escuchar su voz fue realmente un alivio así que no pudo evitar suspirar. Sus lágrimas se negaron a obedecerlo y comenzaron a resbalar por sus mejillas. -Bueno?... bueno?...- Tuvo que cerrar los ojos. Todo daba vueltas muy rápido y se estaba mareando. Respiró hondo.
-Ryo…chan…- Pronunció su nombre tan fuerte como pudo debido al nudo que tenía en la garganta y al malestar que lo hacía apoyar la cabeza contra el cristal de su lado derecho.
-Tegoshi?...- Sonaba tan angustiado y sorprendido.
-Ryo… yo…-
-Tego!... estás bien?!... Tego!... me escuchas?... dónde estás?!...-
-…yo… te…-
-Tegoshi?...- La mezcla de ruidos fueron confusos mientras caía golpeándose con la puertita de la cabina. La bocina chocó contra el cristal por la inercia del movimiento al soltarlo. -Tegoshi!!!..- Aún podía escuchar su voz pero no sabía por qué parecía tan lejana. Todo se volvió aún más confuso cuando abrió los ojos para tratar de ver qué había pasado, así que mejor volvió a cerrarlos. Su voz se apagó de repente y sintió como si su propia vida se perdiera en aquel silencio.

Nuevamente aquel aroma me inundaba de pies a cabeza mientras sentía los petálos de los cerezos caer sobre mí cara en el traspatio de la escuela donde me ocultaba para no asistir a la ceremonia de inicio de curso durante mi segundo año de preparatoria.
-Tegoshi-kun... Tegoshi-kun...- Su voz grave pero dulce me llamaba suavemente para hacerme despertar.
-Ah-ah... Masu... Déjame dormir en paz al menos por un día...-
-Tegoshi... Las clases están por comenzar y Kaho-sensei notó de inmediato tu ausencia porque te vio cuando llegaste a la escuela...-
-Diablos!...- Eso bastó para despertarme por completo. -...eso quiere decir que probablemente pasaré mi primer día de clases en detención?...- Asentía con esa tonta sonrisa suya que me encataba. -Quieres quedarte castigado conmigo?-
-Jajaja... crees que todos tenemos tanto tiempo libre como tú, no es cierto?... Lo siento, pero hoy no puedo... Tengo que volver temprano a casa, me toca ayudar en la tienda...-
-Nooo!... Si Masu no está en el salón, el castigo realmente será un martirio...-
-Sabes?... creo que ese es el chiste de dejarte castigado después de clases... Bueno... espabila que te espera un largo día...- A su lado siempre me sentía animado y protegido. No me hacía falta nada porque todo lo encontraba en él.

Era mi mejor amigo desde que éramos niños pero realmente fue hasta que entramos a la secundaria que nos dimos cuenta de que lo éramos. Después de que me defendiera de un grupo de chicos que me golpeaban a menudo para quitarme el dinero del almuerzo, se me había vuelto un hábito andar con él por todo el pueblo. Pronto comenzamos a hacer cosas juntos y antes de que nos diéramos cuenta ya nos agradábamos tanto como para compartir todos nuestros secretos y planear travesuras juntos. Aquello no cambió ni cuando ingresamos a la preparatoria, para desgracia de todos los que nos conocían, sobre todo de Shige, mi mejor amigo desde la primaria y Kei-chan, el chico universitario al que mi madre le pedía que me diera clases particulares los fines de semana, porque por lo general eran los primeros en ser víctimas de todos nuestros planes. En primer año, a menudo nos molestaban diciendo que pareciamos novios, y aunque al principio nos daba risa cuán rídiculo sonaba aquello, al final terminó por no importarnos y por el contrario, la idea dejó de parecerme tan descabellada después de escucharlo tantas veces debido a lo que sentía. Masu había salido con un par de chicas, pero siempre se enfadaba de ellas y las botaba. Yo igual tuve un par de novias pero ninguna me hacía sentir del modo en que mi mejor amigo lo hacía, así que terminaban hartándose de mi falta de interes y me dejaban. Al final siempre volvíamos a ser sólo él y yo y nuestro mundo.

-Tegoshi-kun...- Me llamó la maestra al final de la clase de matemáticas.
-Sí?...- Le sonreí inocentemente.
-Ni creas que éso será suficiente para librarte del castigo...- Señaló con el dedo la puerta en dirección al pasillo, lo cual siempre significaba "sígueme al salón de detenciones". Tomé mis cosas e hice pucheros para ver si lo convencía de cambiar sus planes y quedarse conmigo aún cuando sabía que no lo haría porque era muy responsable y obedecía por completo a sus padres.
-Supongo que te veré mañana temprano...- Le dije sin muchos ánimos al pensar que por primera vez no estaría conmigo durante toda la tarde.
-No... Te veré en la noche... hay algo importante que quiero decirte... te veo donde siempre en la entrada del pueblo...- Me pareció que se ruborizaba y salió corriendo del salón sin darme tiempo a responderle. Pero no había necesidad de hacerlo porque sabíamos de antemano que la respuesta sería "sí". Entré al salón al final del pasillo del segundo piso y tomé asiento en el lugar de siempre. Hoy sólo seríamos Kamenashi-senpai, que seguramente, al igual que yo se habría quedado por ahí durante la ceremonia, la profesora y yo.

Para cuando por fin terminó mi tortura, la luz del sol había desaparecido y las estrellas habían comenzado a brillar en el cielo.
-Nos vemos, senpai!...-
-Cuídate, Tegoshi-kun!...- Le dije adiós con la mano y caminé cuesta abajo con la mochila al hombro y el sacó en el brazo. Los días se habían empezado a volver un poco calurosos, al menos yo lo sentía así. Iba con tiempo de sobra, así que disfruté del paseo. Al llegar a la arboleda seguí por el camino de los arces hasta llegar a la carretera. Siempre estaba todo tan silencioso por ahí que era increíble todo lo que podía escucharse si se prestaba un poquito de atención. Caminé de regreso al frondoso árbol bajo el que siempre nos sentábamos y me recosté sobre el verde y fresco pasto. Estaba tranquilamente dormido hasta que sentí que alguien me miraba, supuse que era Masu, así que no quise abrir los ojos. Lo escuché suspirar.
-Por qué siempre se queda dormido en donde sea?... No le da miedo que le pueda pasar algo?...- Me costó mucho no reírme ante su comentario. Supuse que también se había acostado ahí junto a mí porque sentí su cabello haciéndome cosquillas en la cara y su tibio aliento mientras respiraba. -Mmm... Si lo miras de tan cerca, podría pasar por una chica... creo que se le vería lindo el uniforme...-
-Jajajajaja!!!- No pude contenerme más y estallé en sonoras carcajadas revolcándo de una lado para otro apretándome el estómago porque me dolía de tanto que reía.
-Oye! Estabas despierto?!...- El pobre de seguro estaba rojo como tomate, el tono de su voz lo denotaba.
-Pero que estupideces se te ocurren Masu!... Por qué habría de ponerme el uniforme de las chicas?... Mmm...- De pronto comenzó a ponerse muy nervioso. -...será que acaso quieres verme vestido así?- Se puso todo histérico cuando me le acerqué diciendo eso pícaramente.
-No!... Para nada!...- Negó de inmediato y se giró a un lado para alejarse un poquito de mí. Se quedó sentado con las piernas cruzadas mirando el piso apoyando las manos en sus rodillas. Se veía realmente lindo con esa expresión apenada en su carita pensando en quién sabe qué cosas.
-Waaa... Ya viste?... El cielo está repleto de estrellas!...- Al escuchar lo que le decía levantó también la mirada hacia el cielo. Me incliné un poco hacia adelante apoyándome sobre ambas manos y me atreví a hacer algo que hacía mucho tiempo que me moría de ganas por hacer: le robé un beso. Me miró con los ojos abiertos de par en par. Se había quedado atónito, mirándome con una cara de tonto que me hizo sonrojar.
-Tegoshi?...- No podía mirarlo, ya no.
-Lo siento!...- Me levanté dispuesto a salir corriendo de ahí a toda prisa pero no pude. En cuanto adivinó mis intenciones me sujetó por la muñeca y me obligó a quedarme en donde estaba.
-Por qué te disculpas?...-
-Porque no debí hacer algo así...-
-Por qué no?...-
-Porque Masu no quería...-
-Eso crees?- Me quedé en silencio. No sabía qué decir. Asentí inseguro. -Te dije que tenía algo importante que decirte, no es así?... Por qué te quieres ir sin que te lo haya dicho?...-
-Perdón...-
-Tego...-
-Qué?...- No podía ni mirarlo a los ojos, así que continuaba mirando como su mano se cerraba con fuerza sobre la mía. Me conocía tan bien, debía saber que si me soltaba era seguro que echaría a correr. Se quedó en silencio un instante y luego suspiró.
-Me gustas...- Parpadié un par de veces pensando que mi cerebro me jugaba una mala broma. Cuando levanté la mirada me encontré directamente con sus ojos. Aún cuando su expresión era seria, sus ojos me veían con tanto amor que no pude seguir dudando de lo que acababa de decirme. -...no me preguntes en que momento pasó... sólo sé que cuando menos pensé ya no podía pensar en nada ni en nadie que no fueras tú...-
-Masu...- Apretó los labios como solía hacer cuando estaba nervioso. Bajó levemente la mirada hacia nuestras manos. Poco a poco sentí que aflojaba su agarre hasta que terminó por soltarme. Mi mano cayó sobre mi costado y él metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón.
-...entiendo si te sientes confundido, decepcionado o incluso enojado... yo no sé cómo estaría en tu lugar... pero tenía que decirte cómo me siento... aún si me odias... ya no podía seguir ocultándolo... porque...-
-Tonto Masu...- No podía seguir escuchando como arruinaba la más hermosa confesión de amor que me habían hecho en la vida, la única que me había importado, en realidad; así que le rodié el cuello con mis brazos y lo callé con un beso. Creo que lo tomé completamente por sorpresa porque ni siquiera pudo reaccionar al principio, pero al darse cuenta de que en verdad estaba pasando, me tomó entre sus brazos y correspondió cada uno de mis besos. De pronto el cielo me parecio aún más hermoso.

A partir de esa noche estrellada mi vida cambió por completo, mi mundo se volvió un mejor lugar para vivir, simple y sencillamente porque estaba él a mi lado como nunca antes imaginé. Reíamos y hablábamos de todo. Por primera vez comencé a estudiar para los exámenes y él comenzó a hacer deporte. Cualquier cosa era posible si nos permitía estar juntos. Pronto comenzó nuestro último año escolar. Ya nadie nos molestaba por vernos todo el día juntos, tal vez porque en ese lapso de tiempo nos volvímos muy amigos de Kamenashi-senpai, a quien todos respetaban y admiraban por sus excelentes notas aún a pesar de sus problemas de actitud que a menudo lo mandaban a la oficina del director, gracias a él descubrí aún más cosas de Masu que antes no sabía, ellos tenían la misma edad y habían ido a la escuela juntos hasta que Masu perdió un año debido a un problema de salud. Desde entonces dejé de molestarlo por ser tan delicado con los bichos y tan obsesivo con la limpieza, y durante la primavera me quedaba con él en su casa para cuidarlo por sus alergías. Ahora que Kame se había graduado y se había ido a la universidad, ya no estaba para hablar conmigo cuando no podía estar con Masu, había decidido ir a Tokio para estudiar comunicación social, pero aún así a veces me llamaba, era agradable escuchar su voz mientras hablaba de todo lo que estaba aprendiendo allá. Pronto comenzaron a presionarnos con los estudios, había llegado el momento de decidir nuestro futuro. Ambos habíamos hablado mucho al respecto y después de pensarlo cuidadosamente, decidimos que iríamos a Tokio también, queríamos obtener una beca e ir a estudiar al extranjero; Masu quería estudiar diseño y a mí me había empezado a interesar el mundo de la moda, así que buscaríamos hacer realidad nuestros sueños lejos de casa. Pero el destino había decido algo muy diferente para nosotros.

Durante los últimos meses antes de la graduación, Masu se había ausentado a menudo de la escuela, pues había tenido que estar acompañando a su mamá al hospital en Yokohama, como nunca me pidio que fuera con él nunca entendí realmente lo que pasaba, pero al verla tan animada como siempre, supuse que no era nada serio, por lo que nunca insistí en acompañarlo. Continuamos preparándonos para los examenes de ingreso, a veces teníamos que ir a Tokio los fines de semana para ir a la universidad a hacer algunos trámites, esos viajes eran divertidos pero siempre preferíamos estar bajo el cielo de nuestro pueblo. En la ciudad no podíamos ver las estrellas.
-Me pregunto si en América o en Europa se verá el cielo tan hermoso como aquí...- Le pregunté mientras estábamos abrazados bajo aquel árbol del campo cerca del río.
-Supongo que no...- Su respuesta sonó extraña, me apretó más fuerte entre sus brazos.
-Cómo lo sabes?...-
-Porque sólo aquí nos pertenecen las estrellas...- Su voz apacible y llena de dulzura me hizo sonrojar. Quería besarlo, así que me incliné hacia atrás y lo hice.
-Vamos a mi casa...- Susurré en su oído agitadamente debido a la falta de aire y las ganas que llevaba reprimiendo todo este tiempo de estar con él. Se quedó un momento en silencio mientras rescuperaba el aliento. Nunca supe lo que pasó por su cabeza en ese entonces pero al final terminamos en mi habitación entregados el uno al por completo aprovechando que no habría nadie en mi casa. A partir de esa noche entendí que no podía ni quería estar sin él.

Después de que termináramos los exámenes llegó la tan esperada graduación. Estaba tan feliz de que a partir de ese momento tendríamos una vida juntos como cualquier pareja, que incluso hable con mi madre y mi abuela al respecto, aún cuando me daba miedo que se opusieran, sabía que al final entenderían y me darían todo su apoyo; pero para mi total sorpresa, las dos parecieron alegrarse bastante, siempre les había perturbado pensar en la clase de chica que pudiera querer entrar en nuestra familia, no soportaban la idea de que alguien que no fuera lo suficientemente buena para mí estuviera en mi corazón. Fue realmente gracioso ver cuanto les tranquilizó la idea de que serían las únicas dos mujeres a las que amaría en toda mi vida. Incluso nos estuvieron ayudando con lo de la búsqueda del departamento y esas cosas, parecían tan felices de vernos sonreír de ese modo.

Por fin llegó el gran día. La abuela se aseguró de que me viera impecable de pies a cabeza. Mi madre lloraba tanto de la felicidad que tuvimos que retocarle el maquijalle un par de veces antes de salir de la casa. En el auditorio de la escuela, ya todo estaba listo para dar comienzo a la ceremonia. Mi maestra estaba tan orgullosa de que mis notas hubieran mejorado tanto y de que los dos hubiéramos salido airosos de los exámenes, que también lloraba mientras reía dándonos la bienvenida. Se sentía feliz de que hubiera encontrado un sueño por el cual esforzarme, aún cuando ella no tenía ni idea de lo que en verdad me impulsaba a querer dar lo mejor. Y entonces apareció él y el mundo desapareció para mí, sólo existíamos nosotros dos.
-Taka-chan!... Taka-chan!...- Mi abuela lo llamaba con la mano entusiasmada.
-Abuela, señora, profesora... buenos días!-
-Y a mí no me vas a saludar?!- Reclamé en juego. Sonreía, pero realmente no estaba sonriéndome.
-No seas tonto... Sabes que siempre...- Se calló de inmediato. Sus padres llegaron y saludaron educadamente y luego se lo llevaron de ahí para ir a ocupar sus lugares.
-No te pongas triste, Yuya... sus padres no aceptarían su relación contigo si lo supieran... debes entenderlo... después de todo es su familia...- Me susurró al aído abrazándome mientras mi madre y la profesora hablaban sobre mis planes a futuro.
-Gracias, abuela...-

El discurso de los alumnos fue dado por Shige, era de esperarse, siempre fue el chico listo de la escuela. Sus palabras realmente lograron conmoverme. Tenía razón, sin importar a dónde nos llevara el futuro, siempre podríamos mirar atrás y ver todo lo que habíamos superado para haber llegado hasta ahí y seguir dando lo mejor de nosotros para dar un paso más hacia adelante y alcanzar todos nuestros sueños.

Todos mis profesores parecían estar igual de orgulloso de mí que Kaho-sensei, lo noté de inmediato cuando subí para recibir mi diploma. Mi madre y mi abuela estaban de nuevo secándose las lágrimas con pañuelos desechables, incluso Kei-chan, que en cuanto llegó fue a sentarse junto a la abuela, había empezado a llorar de la emoción. Fue muy gracioso ver aquella escena. Pero de pronto reparé en el hecho de que Masu no estaba sonriendo y me preocupé. Regresé a mi lugar mirándolo de reojo al pasar cerca de él. Nuestras miradas se cruzaron un segundo y luego la desvió al piso ruborizándose. La ceremonia terminó entre lágrimas, risas, fotografías y promesas que tal vez nunca se cumplirían. La verdad es que yo sólo pensaba en ir a buscarlo y hablar con él. Definitivamente algo le pasaba. Esa sonrisa que mostraba con todos era más falsa que el peluquín del profesor de ciencias, ¿en serio creía que podría engañarnos con éso? Al menos a mí no. De pronto lo perdí de vista. Comencé a buscarlo por todas partes pero no parecía estar ahí. Salí corriendo temiendo que se hubiera ido sin decir nada. Después de todo, odiaba las despedidas.

Para cuando llegué a la salida, ya estaba dentro del coche de su padre, sentado en la parte trasera con la cabeza apoyada en la palma de sus manos como si se sintiera mal. Su madre lo miraba desde el asiento del copiloto entre angustiada y asustada.

-Masu!!!...- Su padre me miró brevemente y luego también bajó la mirada, tras lo cual subió al auto. Masu volvió la mirada hacia donde yo iba corriendo al escuchar que lo llamaba, asintió con una sonrisa forzada a su padre y lo vi alejarse sin más. -...Masu...- Me detuve a media calle sin poder hacer nada, había sido culpa lo que empañaba su rostro cuando me miró por última vez?
-Tegoshi?...- Ni siquiera me di cuenta hasta ese momento, de que Kei-chan y Shige habían salido corriendo detrás de mí.
-Qué le pasa a ese chico?... hoy estuvo actuando muy raro... En serio pensó que no nos daríamos cuenta de que algo le pasaba?-
-No te preocupes, si?... a lo mejor fue sólo algún problema familiar...- Que Shige se diera cuenta de lo que había pasado no me extrañó en lo absoluto, pero el hecho de que hasta Kei-chan lo hubiera notado me hizo pensar que realmente algo iba mal con Masu. Nos quedamos ahí afuera mientras recuperaba el aliento y le daba vueltas una y otra vez a la situación dentro de mi cabeza tratando de encontrar alguna pista.
-Volvemos?...-
-Espera... Tegoshi-kun?... vamos adentro, sí?... tu mamá y la abuela también parecían preocupadas cuando te fuiste...- Asentí. Igual no lograría nada estando ahí plantado a media calle, verdad? Ya hablaría con él más tarde para pregúntarle qué rayos había sido todo eso. Caminábamos de regreso al auditorio cuando nos encontramos a Kaho-sensei.
-Oh... ya se despidieron de Masuda-kun?... debe haber sido muy duro para ti, después de todo, siempre estaban juntos, verdad?...- Sus palabras cayeron sobre mí como un cubetazo de agua helada.
-Despedirnos?...-
-No se los dijo?...-
-Sensei... explíquese por favor...- Shige se había puesto muy serio, Kei-chan tomó mi mano preocupado al ver cuán pálido me había puesto.
-Creo que no les dijo nada tampoco a ustedes, cierto?...-
-Decirnos qué?!- Ya no podía controlarme.
-Que se mudaba...-
-Qué?!- Dijimos los tres al mismo tiempo haciendo que la profesora nos mirara angustiada al darse cuenta de que nosotros no sabíamos nada y que había hecho mal al hablar más de la cuenta. Como por un impulso mis pies comenzaron a moverse y antes de que me diera cuenta, ya había salido corriendo rumbo a su casa.

Llegué completamente sin aliento sintiendo las piernas como de gelatina, apenas si podía sostenerme en pie mientras miraba aquella fachada que tantas otras veces me había pasado completamente desapercibida, el miedo me hacía temblar impidiéndome llamar a la puerta. Respiré profundo y toqué un par de veces, pero nadie respondió. La tienda de su padre también estaba cerrada, lo cual no era nada normal; debí entenderlo en ese momento, pero no pude aceptar que era real hasta que ví el papel pegado en el cristal del aparador donde decía que la tienda estaría cerrada por tiempo indefinido por asuntor familiares. Mis tontas esperanzas se hicieron añicos en ese instante. Masu se había ido. Me había dejado sin decir una palabra. Mis lágrimas comenzaron a caer. Mis propias fuerzas me abandonaron. Estaba de rodillas en el piso de madera suplicando una y otra vez a cada una de las estrellas que se habían vuelto confidentes de nuestro amor que me despertaran de esa horrible pesadilla.

-Tegoshi...- Su voz sonaba tan dulce como siempre aún a pesar de la enorme preocupación que lo embargaba en ese momento. Suavemente lo recostó sobre la cama y lo cubrió con las mantas.
-Ryo...- Temblaba debido a la fiebre. Masu se levantó y bajó las escaleras. Regresó a su lado para aplicarse compresas de agua fría.
-Tonto, Tego... sólo debiste pedirme que lo llamara...- Sus lágrimas resbalaban silenciosamente hasta perderse en aquella sonrisa de frustración con la que lo contemplaba. Aún lo atormentaba la extraña sensación que sintió al llegar y encontrar la casa vacía y, peor aún, la desesperación al verlo a lo lejos desvaneciéndose dentro de la cabina telefónica, el sentir su cuerpo delgado y débil entre sus brazos temblando de frío. Se había odiado a sí mismo por causarle todo ese sufrimiento. -...nunca debí haberte pedido que vinieras... no debí haberte alejado de él...- Apartaba con dulzura el cabello de su frente, donde depositó un beso inocente. -...perdóname, Tegoshi... por todo el daño que te hice durante todo este tiempo... perdóname por haberte amado de un modo tan egoísta... prométeme que siempre vas a ser feliz... aunque no sea conmigo...- Miró su rostro ensombrecido por esa leve mueca de malestar. Sus facciones seguían siendo las mismas, tan delicadas y perfectas como las de una chica. Sus labios suaves y delineados seguían siendo los únicos que había besado. Se sintió mal por aprovecharse de él estando inconsciente, pero sabía que no tendría otra oportunidad de hacerlo y menos, porque no tendría el valor para hacerlo estando despierto, así que se inclinó un poco sobre él y le dio un beso lleno de todo el inmenso amor que todavía le tenía.
-...Masu?...- Abrió los ojos asustado al oír que lo llamaba separándose de él con un brusco movimiento.
-Ah!... perdón... yo... no debí...-
-No te disculpes... soy yo quien debería hacerlo... la verdad es que no te he dicho que...-
-No lo digas!... por favor... no quiero escucharlo de tu boca... te lo ruego... quiero que sigas siendo las estrellas de mi cielo... así que por favor, no digas nada...- Tegoshi lo miraba confundido. Era la segunda vez que lo veía actuar tan raro y fingir esa sonrisa. Justo como aquella vez que lo vio por última vez antes de que desapareciera por completo de su vida.
-Masu...-
-Perdón... sé que estoy siendo demasiado egoísta... después de todo lo que ha pasado por mi culpa, pero... por favor... déjame ser egoísta sólo por una última vez...- Tegoshi sufría al verle esa expresión en el rostro. De algún modo, era como si soportara todo el dolor del mundo dentro de su corazón. No podía negarse. Si Masu no quería escucharlo, no diría nada. Así que sólo le asintió regalándole su mejor sonrisa. Al ver que aceptaba, suspiró. -Será mejor que duermas un poco... tu temperatura aún es muy alta... no debiste salir usando sólo esa sudadera... en qué pensabas?-
-Lo siento... no pensé que estuviera haciendo tanto frío...-
-Descansa... me quedaré contigo hasta que estés mejor...- Le asintió con una sonrisa y cerró los ojos. Ciertamente se sentía muy cansado y débil. Igual no tendría nada de que hablar con Masu si se obligaba a sí mismo a permanecer despierto. Su cabeza estaba llena de dudas que seguramente no querría responder y de confesiones que definitivamente no estaba dispuesto a escuchar. Pero el pensamiento más fuerte era relacionado con Ryo... ¿qué estaría haciendo en ese momento después de lo preocupado que se habría quedado tras aquella llamada? ¿habría llamado a Yamashita para que le ayudara a buscarlo? ¿habría salido corriendo de la casa sin tener idea de por dónde empezar?... Le preocupaba cuán afectado podría estar en ese momento, pero se sentía tan mal, que inevitablemente terminó por quedarse profundamente dormido.


-Tegoshi...- Al parecer estaba teniendo una pesadilla, así que al ver que se revolvía entre las mantas de ese modo, se preocupó y trató de despertarlo. -...Tegoshi...- Lo llamaba con voz suave moviéndolo suavemente para no asustarlo. El menor decía algunas cosas absurdas que apenas si podía entender.
-No!... No!...- Se incorporó en la cama absolutamente asustado y sudando frío. El pequeño dije plateado que le había regalado poco después de conocerlo colgaba sobre su pecho igual que siempre. El chico llevó su mano derecha hacia ese lugar. Ryo se sentía feliz de que aún lo llevara puesto, tal como le había prometido.
-Tego...- Al verlo en ese estado, lo abrazó inmediatamente para tratar de hacerlo sentir seguro. El menor se aferró con fuerza a esos brazos, por fin se había despertado. Respiraba entrecortadamente apoyando su barbilla entre el hombro y el cuello de su amigo. Pensando que debía ser producto de su fiebre que sintiera al chico como si fuera alguien más. -...estás más tranquilo?...- Estaba a punto de romper en llanto. Había estado soñando con él y ahora incluso escuchaba su voz.
-Lo siento... yo no...- Se apartó bruscamente recordando que no quería seguirle haciendo falsas esperanzas a Masu. No podía ni mirarlo. El pobre chico no soportaría saberse confundido con el hombre que ahora amaba. Sintió que ponía su mano sobre su mejilla en un gesto extremadamente dulce con el que secó la lágrimas que resbaló. Algo en aquella caricia le parecía reconfortantemente familiar.
-Tegonyan...- Levantó la mirada enseguida seguro de que aún debía seguir soñando o que ya de plano alucinaba.
-Ryo... chan?!...- No. Ahí estaba él. Con esos ojos melancólicos que siempre lo miraban tan llenos de amor. Se aferró a él con todas sus fuerzas. Cuánto había extrañado sentirse entre esos brazos.
-...tranquilo, Tegorin... me haces daño...-
-No quiero volverme a separar de ti nunca más... Perdóname...-
-Y no pienso permitirlo...- Tomó su rostro entre sus manos y lo besó. Apenas si había pasado poco más de una semana, pero habían sido los peores días de sus vidas. Se quedaron abrazos un par de minutos pensando en todo lo que sentían en ese momento. -Será mejor que te lleve a casa, debe verte un médico... cómo terminaste así?... no te preocupes, yo cuidaré de ti...- Le sonrió besando su frente, sus mejillas aún estaban rojas y sus ojos llorosos debido a la fiebre. Ryo le puso su chamarra y cargándolo en la espalda bajaron los escalones. Tego miraba todo como si se despidiera para siempre de ese lugar. Finalmente cerró la puerta y dejó la llave escondida donde siempre. En realidad quería preguntarle por Masu, pero no se atrevió. Subieron al auto, le colocó con cuidado el cinturón y tras subir, se puso en marcha.
-Puedes detenerte un momento?...- Dijo de pronto cuando llegaron a aquel campo junto al camino al llegar al cruce con la carretera. Había visto algo en aquel árbol. Bajó lentamente. Sea lo que fuera que estaba ahí, se lo había dejado Masu sabiendo que pasaría por ahí al irse. Tomó la hoja de papel clavada al tronco con una tachuela y la desdobló. Ryo lo seguía un par de metros por detrás tratando de darle su espacio pero manteniéndose lo suficientemente cerca como para cuidarlo. Lo miró preocupado mientras leía aquel papel. De pronto lo vio caer de rodillas al piso rompiendo en llanto apresando con fuerza el papel contra el piso. Quería correr a su lado y abrazarlo, pero sabía que no debía hacerlo. No soportaba escucharlo llorar de ese modo sin poder hacer algo, así que volvió al auto y lo esperó ahí. Tegoshi debía llorar todo lo que quisiera en ese momento, lo necesitaba... sabía que necesitaba desahogarse... había dedicido que esas serían las últimas lágrimas de sufrimiento que lo dejaría derramar por alguien.

"Tegoshi...
Perdóname por todo el dolor que te he causado... sé que no tengo derecho a pedirte nada más... ya he sido lo suficientemente egoísta contigo en esta vida... Serás feliz, verdad? Sonreirás siempre, verdad?... Promete que lo harás... no quiero seguir mirando un cielo sin estrellas..."

10 comentarios:

Doppelgänger. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Doppelgänger. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ஐ.•°¤ Narya Butterfly ¤°•.ஐ dijo...

Noooo...
no llores!...
llora cuando leas el RyoTego que es final de esos tres shots XD

Shaaaaaaaaales...
entonces mejor no te digo en quien estaba pensando cuando escribi todo esto u____uU porque podrias ponerte peligrosamente emo...

Jajajajajajaja
noooooooooooo!
no golpees a la Hime T^T
sólo es mimado pero no es malo...

Que bueno que te haya gustado ^^b
jajajaja con todo y que los finales no sean los esperados XD
jajajajajajajaja
solo sirven a mis convenientes fines fandomeskos XD

Si, lo de tu cel ya lo noté desde hace un par de semanas ^^U
demo, ne... no pasa nada...
ahora en vez de mensajes kilometricos, te mandare mails kilometricos XD

Me tambien te lovea, pekeña! ^3^


PS: No odies a Ryo-chan... aki solo ha sido la victima... la Hebi es un amor, no lo odies...

Doppelgänger. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ஐ.•°¤ Narya Butterfly ¤°•.ஐ dijo...

Jajajajaja!
Noooo!
como puedes odiarlo cantando el "Stereo" o el "Glorious"?????!!!!!
Nooooooo!
no debes odiar a la Hebi!!!! >___< U

En kien pensaba?...
no lo sé...
podría ser el algo que alguna vez me conto Junhiro... sou omou kana?

Etto... >____< U
hai... gomen ne...
como te decia anoche...
no he podido responderte...
hontou ni sumimasen u____uU
lo sé... soy una mala madre...
pero vivo de acuerdo a lo que predico...
Así que perdona por lo de ayer...
no era mi intención decir algo que dañara tus susceptibilidad...
pero entiendo que lo hayas tomado a mal por lo que tu tienes dandote vueltas en la cabeza en este momento...

Me da gusto saber eso...
pero ps como te decía...
psikiatra mas caro pero efectivo por la medicacion... psicologo mas bara pero mas lento el proceso...
de cualquier modo, seria bueno ver a alguno en este momento... ne? ^^b

aishiteru yo!!!!! ^3^

Pero no odies a la Hebi!

ஐ.•°¤ Narya Butterfly ¤°•.ஐ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Aoi Hana dijo...

TwT ... Hermosoooo !!!! Ahora si llore.

Seguiré leyendo más en mis ratos libres en mi trabajo XD

Gracias por escribir esto tan lindo.

Yo amo a Tego !!!

Lissa~ dijo...

LOL te voy a pegar xDDD
Me dijiste q me avisarías! xq no me avisaste?
Me tengo q ir ahora, pero prometo leerlo en unas horas

Te quiero linda, gracias x escribir el fic q te pedí T_T

Lissa~ dijo...

;_;♥
Dios, un angst...
rayos.

La verdad, es que este fic fue un poco confuso al principio. Cuando comencé a leerlo pensé q era Massu quien había sido abandonado y luego creí q staba muerto y era producto de la imaginación de Tegoshi q ahora staba débil y enfermo... tantos pensamientos y tanto dolor....

Hasta a mi me duele... me duele mucho mi garganta xD, siento como si tuviera una manzana atorada y adasd mi cabeza da vueltas.

T_T
Ya sabía q no iba a terminar feliz. Presentía q Tegoshi se iba a quedar con Ryo y aún así... me ha dolido el final xq Massu y él se seguían amando...
Porqué Massu ;_;? Porqué rayos no le dijo a Tegoshi q staba enfermo ;_________;? Porque no le dijo que se tenía q ir?! Porque no se hablaron y fueron sinceros el uno con el otro?!...

asdasdasd Así como la mamá y la abuela de Tego, yo también quería q se mudaran y stuvieran juntos para siempre ;_;
inmaduros
tontos...
;_;

u_u ha sido muy triste...
pero se lo pasaré a mis contactos
para q la pena se distribuya ;_; no es justo q yo sufra sola T^T
Gracias preciosa ♥
No esperaba este tipo de fic, pero igual me ha gustado bastante ♥.
T_T

ஐ.•°¤ Narya Butterfly ¤°•.ஐ dijo...

etto...

Meli....

T__________________T

Gomen ne...

supuse que no era este el tipo de fic que esperabas... pèro queria hacer algo diferente... ademas de que servia a mis malevolos y johnnyles propositos...

nu mi guta que hayas sufrido tanto...

te escribire otro TegoMasu, asi todo ñoño y rosa como los que nos gustan, I promise... sólo dame chance, porque me mude de estado y estoy sin compu ni nada de eso, y buscando empleo, asi que no se ni donde tengo la cabeza u___uU

Pero en cuanto este mas estable, comienzo a escribirtelo... es que igual debo dos fics que no he podido transcribir (Sakumoto y RyoTego)

Cuidate mucho pekeña!

Y aunque no era lo que esperabas...
que bueno que te gusto ^^U

Estamos en contacto!