Detrás de una sonrisa (JunDa)



Título: Detrás de una sonrisa
Pairing: Ueda Tatsuya + Taguchi Junnosuke x OC
Fandom: KAT-TUN
~All mine – ONE OK ROCK~
Género: Shonen-ai, Angs, Todo público
Tipo: One-shot
To: Todas las personas que a veces se valen de una sonrisa para callar todas las cosas que no pueden expresar con palabras
11/06/14



Siempre era lo mismo. Llegar por la mañana a la Agencia y repartir sonrisas y saludos con todos los que se cruzaran por mi camino. Atender los compromisos de nuestro horario programado para cada día y continuar saludando y sonriendo a todas las personas que nos topábamos en los pasillos y oficinas de las estaciones de radio, TV o revistas… Algo tan repetitivo que me dejaba agotado todos los días al llegar a casa. Esto no era para mí, no era lo que yo era, no era cómo me sentía en realidad… y sin embargo él resplandecía a donde quiera que iba, su rostro sonriente era siempre la única razón de que yo pudiera seguir dando lo mejor de mí, no se trataba de que yo pudiera o quisiera sonreír, era solo que su sonrisa me hacía sonreír. Mientras él estuviera a mi lado sonriendo de ese modo, yo podía ser capaz de cualquier cosa.

Esa mañana cuando lo encontré a solas en nuestra sala de prácticas, mirando su inexpresivo reflejo en el espejo de la pared, nunca se me pasó por la cabeza que esa sonrisa que se dibujó en su rostro al verme entrar fuese algo fuera de lo normal. Taguchi siempre se estaba riendo, aun cuando la ocasión no lo ameritaba, él sonreía.
-¡Oh, Uepi! ¡Buenos días!-
-Buenos días, Junno…- Le devolví la sonrisa y dejé mis cosas en el rincón de siempre para tomar asiento en el banquillo del piano, levantando la cubierta y retirando el protector de las teclas. Una mañana como cualquier otra. Yo tocando alguna que otra melodía que había estado trabajando en casa la noche anterior y él haciendo estiramientos antes de comenzar a practicar algunos nuevos pasos de baile para nuestras coreografías.

Había sido un día largo y desgastante. En realidad así habían sido todos nuestros días últimamente. Y no era para menos, después de todo lo que había pasado, prácticamente habíamos tenido que empezar de cero y al principio no había sido fácil, por eso ahora que todo parecía regresar a la normalidad, ni siquiera me sentía con derecho a sentirme cansado. Sesiones de fotos, entrevistas, programa de radio, un par de apariciones en televisión y ensayos para nuestro siguiente concierto. Tan solo quería llegar a mi casa, meterme en la tina de baño, cenar algo delicioso y dormir toda la noche.
-¡Uepi!-
-¡WUAH!- Apareció de la nada cuando caminaba hacia la salida, no había modo de que no me sorprendiera, iba demasiado inmerso en mis pensamientos como para haberme dado cuenta de que estaba ahí aún si hubiera ido caminando a mi lado.
-¡Lo siento! ¡Lo siento! No pretendía asustarte…- Su voz entre risas tuvo ese efecto de siempre: ponerme de buen humor.
-Ah, da igual… estoy demasiado cansado como para golpearte…- Sí, y como era mi costumbre siempre, mi boca terminaba dejando escapar palabras muy diferentes a las que pensaba dentro de mi cabeza. No podía evitarlo, bajo ningún concepto podía permitir que alguien supiera lo que sentía por mi compañero de trabajo, empezando por él.
-¿Te sientes bien, Uepi?...- Y ahí íbamos de nueva cuenta, él acortando las distancias e invadiendo mi espacio intrapersonal, sin ser consciente de todo lo que provocaba en mí con sus inocentes acciones.
-Sí, solo déjame ir a casa, ok? Mañana estaré bien...- Me miró en silencio con un dejo de preocupación en los ojos. Odiaba saberme el culpable de que su sonrisa desapareciera de su rostro. -¿No deberías estar ya en casa? Hace buen rato que te habías ido…- Me sentí aliviado. Ahí estaba nuevamente ese simple y cotidiano gesto decorando su rostro.
-Ah, sí, bueno… es que yo… no quería volver a casa temprano…- Admitió agachando la mirada.
-¿Y era más divertido quedarte por aquí hasta estas horas?- Sacó su Nintendo DS del bolsillo de su chaqueta como si eso fuera lo más obvio del planeta.
-Tenía buenas razones para quererme quedar un rato más…- Se encogió de hombros guardando nuevamente el pequeño aparato sin quitarme los ojos de encima. Y por sobre todas sus sonrisas, esa era mi favorita: llena de ternura y timidez.
-Bueno… supongo que nos vemos mañana…- Por desgracia, nunca podía disfrutar por mucho rato de esas sonrisas suyas, porque me provocaban tantas cosas, que perdía el control de mí mismo y prefería salir corriendo antes que dejarme llevar por lo que decía a gritos mi corazón.
-Uepi…-
-¿Mmm?...- Probablemente vio mi cara de “no tengo ganas de ir a jugar a las arcadias contigo” y por eso sólo negó ampliando su sonrisa.
-¡Buenas noches, Uepi!...- Agité mi mano en el aire antes de salir.

Sí, era un cobarde y un miedoso. Sabía de sobra que no sería novedad, muchas veces antes ya había sucedido que alguien empezara a salir con alguno de los otros Johnnys y que aquello hubiera terminado siendo del dominio público dentro de la Agencia; a nadie parecía importarle más allá del hecho de que aquello no saliera de esas paredes y que siguiera siendo disfrazado como fan service a ojos de los demás; tampoco era como que los altos mandos los cazaran como brujas y los quemaran en la azotea del edificio como ejemplo para los demás de no amar a alguien de su mismo sexo, hasta cierto punto les preocupaba más cuando las relaciones sucedían con chicas, porque siendo gente de afuera, les resultaba más difícil controlarlo; simplemente salir con alguien del trabajo era estar siempre bajo su mirada escrutadora que nos recordaba a todos el significado del término ”vida privada”. No me sentía listo para tener ese tipo de atención sobre mí, me aterraba la idea de decepcionar a los demás. Me aterraba la idea de lidiar con el qué dirán y las miradas y burlas de los demás.

Sí, era un egoísta y un posesivo. Sabía de sobra que Junno me veía de un modo especial,  siempre había sido así y yo siempre lo había sabido, aun así, había hecho de cuenta que no pasaba nada solo para protegerme, había preferido mantener nuestra relación en el escalón doloroso de ser simplemente mejores amigos… porque no quería salir lastimado si las cosas no eran como yo pensaba; porque sus acciones siempre me confundían tanto como sus palabras, porque el hecho de que me dijera que era especial para él no implicaba que lo dijera del mismo modo en que yo pensaba que él era especial para mí. Y es que, después de todo, él tenía novia. No estaba dispuesto a entregar mi corazón a alguien que ya tenía dueño. Yo lo quería solo para mí y él no era del tipo que juegan con los sentimientos de los demás, así que sabía perfectamente que mientras estuviera con esa mujer, jamás tendría realmente ojos para mí. Tal vez simplemente no me veía de esa manera y para él “especial” significaba que me consideraba alguien cercano, igual que todos los demás miembros del grupo e incluso otros de los juniors que también eran muy amigos suyos. Los celos me volvían loco a veces y simplemente no podía seguir cerca de él cuando se portaba tan cariñoso y amigable con otros como hacía conmigo. Odiaba ese sentimiento de ser igual que alguien más ante sus ojos.

Sí… era una persona de lo peor. Sabía perfectamente que lo amaba y no estaba dispuesto a decirle ni una sola palabra al respecto. Simple y sencillamente porque no ganaba lo que yo quería si le decía cómo me sentía y por el contrario podía perderlo todo… y debido a ello… todas las noches me devanaba los sesos entre remordimientos y culpas.

Sí… todos decían que era lindo y tierno.
Nadie me conocía en realidad.

Esa noche también había tenido pesadillas.



El reloj en la pared de la sala de juntas marcaba quince minutos para las nueve. Todos tenían un humor de perros. Hacía más de dos horas que estábamos ahí, con sueño y sin desayunar y no había señales de que él fuera a cruzar la puerta de un momento a otro.
-Ok… Cuando estén dispuestos a tomar este trabajo con seriedad, contactan a mi secretario...- El primero en levantarse y darle una reverencia de disculpa al Directivo fue Kamenashi, los demás lo imitamos casi al instante. Sabíamos que esto nos iba a repercutir en las cifras de patrocinios para el concierto, lo cual significaba también una severa reprimenda por parte de los hermanos Kitagawa en cuanto volviéramos a la oficina. Las malas noticias siempre volaban.

Cuando cruzamos la recepción, un par de personas del staff nos miraron de un modo extraño. Nadie sonreía, no había saludos de cortesía. Solo cuchicheos y miradas. Ese tipo de miradas a las cuales nos habíamos enfrentado con frecuencia desde el incidente de Jin y luego por lo de Koki. Un sentimiento desagradable se me atoró entre la boca del estómago y el pecho. Lo que pasó esta mañana no podía ser tan malo… o sí?
-¿Traigo algo embarrado en la cara?- Fue la pregunta de Nakamaru una vez que entramos al elevador. Los dos lo miramos negando con la misma expresión de desconcierto.
-Supongo que la tía Mary ya recibió la llamada de los de Solio y no está nada feliz mientras mira el balance de activos de este mes…- Nadie dijo nada ante las palabras de Kame, parecía lo más lógico.
-Bueno, bueno… no le demos tantas vueltas al asunto y mejor averigüemos dónde se metió el estúpido de Junno que no se apareció en la junta….- Traté de sonar convincente mientras reía y les palmeaba la espalda antes de que las puertas de metal se abrieran. Jamás admitiría en voz alta que estaba preocupado a muerte por él. Nuestro manager estaba ahí en el pasillo.
-Chicos, el Jefe necesita hablar con ustedes… Ahora.- Los tres intercambiamos miradas serias. Eso parecía un maldito dejavú. Mi corazón empezó a latir frenético.  El hombre dio un paso dentro del ascensor y marcó el último piso.
-¿Es sobre Taguchi?...- No pude evitar preguntar por impulso. Empezaba a asustarme.
-Sí…- Ni siquiera nos miró cuando dijo aquello. Las puertas se abrieron nuevamente. Recorrimos en absoluto silencio ese pasillo lleno de fotografías y reconocimientos que de sobra conocíamos, hasta llegar a la puerta de madera situada al fondo. Ni siquiera tocó antes de entrar, era como si todo fuera mucho más importante en ese momento que cualquiera de los protocolos de etiqueta que tanto amaban en la Agencia.
-Siéntense…- Su rostro se veía cansado y mortificado. No sonaba el estéreo o el televisor como de costumbre. Los foquitos rojos de los teléfonos sobre su escritorio no dejaban de parpadear desde todas las extensiones como si bailaran poseídos. El aire olía a malas noticias. Se levantó de su silla alta reclinable mientras nosotros tomábamos asiento en el mueble cercano a la ventana.
-¿Johnny-san?…- Kamenashi se levantó de inmediato al ver que el anciano se detenía en seco oprimiendo sus sienes con los dedos. Le indicó que se detuviera con un movimiento de su otra mano y luego de permanecer así unos segundos se sentó frente a nosotros.
-¿Qué pasa con Taguchi?...- Antes de que mi propia voz formulara la pregunta, Nakamaru ya lo había hecho por mí. Yo estaba sudando frío. Mis manos no dejaban de temblar dentro de los bolsillos de mi chamarra.
-No nos irá a decir que Taguchi decidió dejar el grupo, verdad?...- Me levanté. No podía soportarlo más. Necesitaba saber qué demonios estaba pasando. Todos me voltearon a ver con cara de espanto. Ese comportamiento no era propio de mí pero sabía perfectamente que en el fondo, Kame y Maru se estaban preguntando lo mismo. El hombre nos miraba con esa mirada paternal que decía claramente que no era algo tan sencillo y que le preocupaba cómo nos iba a afectar lo que tenía que decirnos y por eso no sabía por dónde empezar.
-Eso dependerá de cómo salga de la cirugía…- Mis piernas se volvieron de gelatina en ese instante e inevitablemente caí al sillón como un costal de papas casi aplastando a Kame en el proceso.
-¿Eh?…- Kame fue el único que emitió sonido alguno. Nakamaru estaba inmóvil a mi lado, no podía asegurar que estuviera respirando siquiera y yo luchaba conmigo mismo por no entrar en estado de histeria y empezar a gritar o a llorar… tal vez ambas. Sentí la mano de Kazuya sobre la mía aferrándola con fuerza, no supe si como apoyo moral para mí o como un gesto de angustia propia que le indicara si estaba teniendo un mal sueño. Ni siquiera fui capaz de pellizcarme a mí mismo para comprobarlo.
-Su familia nos contactó por la mañana…- Empezó a explicar nuestro manager con un tono de voz más amable de lo normal. -…tampoco saben muy bien qué pasó anoche. Parece que fue un accidente bastante aparatoso. Incluso la policía se ha visto involucrada. Taguchi-kun no fue el único que resultó gravemente herido… Ha sido una locura mantenerlo fuera del alcancé de los medios. No sabemos por cuánto tiempo seremos capaces de ocultarlo.- A medida que las palabras llegaban a mi cerebro mi corazón aumentaba sus latidos como si fuera a explotar en cualquier momento.
-¿Pero él… está bien?- Su voz dejaba en claro que había empezado a llorar.
-No lo sabemos, Kamenashi-kun…- Johnny-san le extendía su pañuelo. Kame empezó a sollozar contra él. -…su familia tampoco sabe mucho de su estado, al parecer el hospital al que lo ingresaron de urgencia tuvo problemas para identificarlo debido a la gravedad de las heridas y para localizar a sus familiares…- Había empezado a temblar. ¿De qué iba todo esto? Debía ser mentira.
-¿Y qué hacemos aquí? ¡Vayamos al hospital!…- Nakamaru también estaba llorando.
-Me temo que no podemos hacer eso, Nakamaru-kun… llamaría la atención de los medios…- Una risa sarcástica se me escapó llamando la atención de todos.
-¿Y eso es más importante que estar con Junno?...- Mi voz me pareció tan ajena. Kame apretó con más fuerza mi mano.
-No, por supuesto que no lo es…- Su voz sonaba como la de mi padre cuando trata de hacerme entender algo muy obvio que no puedo ver. -…pero lo hacemos por el bien de Taguchi-kun…- Johnny-san se levantó trabajosamente y regresó a su lugar detrás del escritorio, abrió un cajón y se tomó un par de pastillas. De verdad tenía mal aspecto.
-No entiendo…- Mis sentimientos eran una montaña rusa en ese momento. No sabía ya si estaba más frustrado, enojado, angustiado o desesperado que asustado.
-Se rumora un intento de suicidio… Varias personas afirman haberlo visto correr directo hacia los autos después de bajar de su coche.- Los dos se tensaron a mi lado al escuchar al manager decir aquello. Nakamaru murmuraba cosas que no pude escuchar al tiempo que volvía a romper en llanto; Kame había dejado escapar una expresión de sorpresa, sentí sus ojos clavarse en mi rostro cómo si ahí pudiera encontrar las respuestas a todo lo que estaba pasando. –¡¡¡Ueda-kun!!!- No fui capaz de permanecer ahí por más tiempo. No me importaba si todos se enojaban conmigo o si incluso me despedían. Sólo quería estar con él.

Escuchar aquello fue más de lo que había podido soportar. ¿Taguchi? ¿Intentando suicidarse? Esa era la estupidez más grande que había escuchado en toda mi vida, y eso ya era mucho decir teniendo en cuenta el mundo en el que vivía.

A medida que me acercaba a la estación del metro, uno a uno, los recuerdos fueron bombardeando mi cabeza. Pero qué idiota había sido. Todo este tiempo había estado mirando a Junno y nunca lo había visto en realidad... Sí, siempre lo había visto sonreír de ese modo tan suyo que contagiaba de felicidad a cualquiera que estuviera a su alrededor, siempre lo había visto sonreír del modo en que probablemente todos lo habíamos visto hacer por cada día de nuestra vida juntos… Junno siempre sonreía cuando estaba con alguien… ¿pero qué expresión tenía el rostro de Junno cuando nadie lo miraba? Y probablemente nadie lo sabía mejor que yo… Era tan tonto. ¿Cuántas veces no lo vi contemplarse en el espejo luciendo como si fuera una cáscara vacía? ¿Cuántas veces no lo vi con la mirada perdida en la nada mientras esperaba a solas en la vagoneta? ¿Cuántas veces no lo sentí tan lejano mientras estaba en la escalera de servicio durante nuestros descansos? ¿Cuántas veces no vi ojeras bajo sus ojos e incluso un rastro de lágrimas en sus mejillas cuando estábamos en los camerinos después de las presentaciones? ¿Cuántas veces no me miró en silencio después de decir una tontería para llamar mi atención casi como si necesitara desesperadamente decir algo más? ¿Cuántas veces no me había buscado por los pretextos más ridículos tan sólo para no estar solo? Y todas y cada una de esas veces, lo había ocultado todo perfectamente detrás de una sonrisa.

Corrí. Corrí como si mi vida dependiera de ello. Quería gritarle hasta el cansancio que era el idiota más grande de la historia, golpearlo hasta que no me pudiera mover más por haberse dejado derrumbar hasta ese punto. Quería regañarlo hasta que no me quedara voz por jamás haberme dicho nada. Quería… simplemente quería sonreírle y estar ahí para él, del modo en que probablemente siempre necesito… ¿Cómo había sido tan ciego para no ver que MUCHAS veces había acudido a mí en un grito desesperado de ayuda que no supe o no quise escuchar? ¿Qué derecho tenía ahora de estar a su lado? ¿Con qué cara llegaría a preguntarle a su madre por él?... Me detuve de súbito. Ya no era capaz de controlar mis lágrimas. Mi razón de ser feliz había intentado quitarse la vida y yo ni siquiera había sido capaz de ver la verdad que se escondía detrás de todas sus sonrisas… Era de lo peor.
-¿Tat-chan?...- La voz de Kame al otro lado del teléfono sonaba horrible, hipaba tanto debido al llanto que apenas podía creer que era él pero el display de mi celular decía que sí lo era.
-Kame, tranquilízate, no te entiendo nada…- Mi cuerpo entero temblaba debido a las pocas palabras que había logrado captar.
-Tat-chan, llamaron desde el hospital…- Mi sangré se heló. –Dicen que Taguchi no sobrevivió a la cirugía…- El teléfono se me escapó de las manos cayendo violentamente contra el asfalto pero ni siquiera escuché el ruido de la pantalla al estrellarse. No era consciente de NADA. Me iba a desmayar. Estaba seguro de que me iba a morir junto con él. Pero ni siquiera eso me merecía después de lo miserable y egoísta que había sido.
-¿Uepi?...- Mi corazón se detuvo. ¿Me sentía tan culpable por todo que ya estaba incluso escuchando su voz? –Oye… Uepi, ¿por qué estás aquí?... ¡¿estás bien… estás llorando?!-  No fue sino hasta que sentí sus manos en mis hombros sacudiéndome suavemente para llamar mi atención y con esa desbordaba preocupación en sus ojos y en su voz, que me di cuenta de que el chico frente a mí no era producto de mi imaginación.
-¿Junno?...- Lo miré todavía sin dar crédito a lo que estaba pasando. Asintió mirándome incluso con miedo. Mi aspecto debía ser un poema en ese momento.
-¡¿Uepi?!- Había llegado a mi límite.



Desperté en lo que, a juzgar por el olor y la decoración de las paredes, era un cuarto de hospital. Me sentía mareado y mis recuerdos eran tan confusos que me tomó un par de minutos darme cuenta de que efectivamente estaba despierto.
-¡Buenos días!…- Su boba y radiante sonrisa era lo más hermoso que habían contemplado mis ojos.
-¡Auch!...- Me pellizque con fuerza. No, no estaba soñando, su risa hizo eco en la habitación. Me incorporé sobre la cama y lo jalé hacía mí en un fuerte abrazo. -¡Idiota!- Había empezado a llorar otra vez, pero esta vez eran lágrimas de felicidad. -¿Sabes cuán aterrado estaba de saber que te había pasado algo?- No decía nada, tan sólo seguía ahí, devolviéndome el abrazo con su típica dulzura y dándome palmaditas en la espalda. -¡Bakaguchi! ¡Baka, baka! Creí que me iba a morir…- Sí, al final había terminado gritándole, regañándolo e incluso golpeándolo. Me sentía tan feliz de saber que estaba ahí, conmigo, sano y salvo. –¡Si vuelves a desaparecer así, te mato!…-
-Ya, ya… no pasa nada, no iré a ningún lado, Uepi… ¿ves?, aquí estoy.- Me apartó lo suficiente para mirarme a los ojos. –Siempre he estado aquí y no pienso irme a ningún lado ni siquiera si me gritas, me regañas o me golpeas…- Y ahí estaba, mi sonrisa favorita. Esa que entre ternura y timidez, ocultaba lo que sería mi mayor felicidad.
-Idiota…- Le di un puñetazo  en el brazo y me escondí debajo de las cobijas. No quería que viera cuán roja estaba mi cara debido al beso que me había dado sin que me lo esperara siquiera.
-¡Tat-chan!- Kame, Maru y nuestro manager entraron justo un minuto después. Salí de mi escondite debido a la sorpresa. Ellos tenían la misma cara de espanto e incomprensión mientras pasaban la mirada de mí a Junno, que se acababa de levantar de la cama sonriéndoles. -¿Estás bien?...-
-Ummmh…- Asentí sintiéndome aún demasiado feliz por lo que acababa de pasar.
-¡Menos mal!...- Suspiró, ese típico gesto suyo que dice “todo está bien ahora” y corrió hasta mí casi asfixiándome de tan fuerte que me abrazaba, Maru lo había imitado unos segundos después y ahora estaban los dos aplastándome entre sus cuerpos, al final Junno también se había unido a ese inesperado abrazo comunitario. Por primera vez en mucho tiempo, me di cuenta de cuán afortunado era por todo lo que tenía.
-Etto… No puedo respirar, chicos…-



El peor día de mi vida se había convertido en el mejor día de mi vida en cuestión de horas. Aquello había sido una locura. El chico que había muerto esa mañana debido al accidente resultó ser un vándalo que había golpeado a Junno la noche anterior robándole la cartera, el celular y el coche cuando salía de un conbini cerca de la estación de Akihabara, lugar a donde se había ido a pasar el rato después de que hablara conmigo en la agencia porque todavía no quería volver a su casa, ya que al parecer su madre tenía visitas indeseadas para él, pues su ahora ex-novia desde hacía varios meses, seguía insistiendo en ir a su casa a todas horas para tratar de convencerlo de que retomaran su relación y su madre le tenía tanto aprecio a la chica que simplemente la dejaba estar ahí. El pobre había despertado adolorido y con frío en un callejón, sin ser capaz de comunicarse con nadie o de volver a casa por su propia cuenta, así que había terminado caminando por horas hasta que alguien que lo había reconocido en la calle lo llevó en su coche hasta la estación del subterráneo y le dio dinero suficiente para que pudiera llegar a la estación más cercana a la agencia, lugar donde me había encontrado a mí cuando iba de camino al hospital a verlo a él. Sí, sé que es un completo disparate, pero eso era lo que había pasado en realidad. El chisme en los medios había dado tanto de qué hablar durante días, pero todos parecían más preocupados por el hecho de que la seguridad pública no había sido suficiente ni para evitar que un idol pasara por una experiencia tan traumática que por el hecho de que nosotros casi moríamos del susto al pensar que Junno había muerto por un accidente mientras intentaba suicidarse.

Después de todo el malentendido y de ese inesperado beso, por fin había sido capaz de dejar mis miedos y mis inseguridades a un lado y le había confesado mis sentimientos. No negaré que aun así me moría de nervios mientras lo tenía enfrente, después de todo, estaba haciendo algo que me había jurado jamás hacer. Pero todo había valido la pena en el momento en que Junno me había dicho, con una de esas hermosas sonrisas suyas, que él siempre se había sentido del mismo modo por mí. El pobre estaba tan convencido de que yo lo veía a veces como un incordio, que se había obligado a echarse novia para tratar de dejar a un lado lo que sentía por mí y no causarme problemas innecesarios, cosa que obviamente no le había funcionado en lo más mínimo y, por el contrario, le había traído incluso más problemas. Reímos durante horas confesándonos mutuamente todas las cosas absurdas y tontas que habíamos pasado hasta ese momento pensando que vivíamos un amor no correspondido por nuestro mejor amigo. Esa noche Junno tampoco quería regresar a su casa. Esa había sido la mañana más maravillosa de mi vida.

Nuestro día a día seguía siendo lo mismo: saludar y sonreír a todos los que se cruzaban con nosotros en nuestros lugares de trabajo, pero de algún modo, todo era tan diferente ahora. Ya no terminaba mis días muerto de cansancio, ya no me sentía obligado a sonreír o disgustado por tener que hacerlo, ahora simplemente sonreía y era feliz sonriendo… porque sabía, mejor que nadie, lo que se escondía detrás de una sonrisa.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

XDDDDDDD siempre he dicho que, aunque nunca lo he dado a notar, Junno me encanta por su sonrisa. En conjunto con sus ojos, la sonrisa de Junno es taaaaaan endemoniadamente bonita que me encantan todas las fotos donde sale sonriendo *~*

Aún no me cuadran juntos XDDDDD pero he de decir que es taaaaan bonito cómo describes a Taguchi *x* vas a hacer que lo adopte en vez de Kame (o a los dos).

Ya ves, Uepi, deja el drama y déjate querer o.ó es una orden!!

XD
Saluditos!

ஐ.•°¤ Narya Butterfly ¤°•.ஐ dijo...

Jajajajajajajajajaja es que Junno es TAN hermoso que no puedo sino amarlo más y más y más que lo que lo amé cuando vi su sonrisa por primera vez en el Shokura o*O*o
y te entiendo a la perfección, no hay nada más hermoso en Taguchi que su rostro sonriente, y es que sonríe y de inmediato se ilumina el mundo! *inserte suspiro larguisimo estilo princesa Disney pensando en su futuro principe azul* Simplemente amo su sonrisa como una de las cosas que más amo en mi vida ^w^

Jajajajajajajajajajajajajaa bueno, al menos ya no dices simplemente que no y no XD seeeeeeeeeeeeeeee ama a Baka malabarista mucho mucho! amo que más fans amen a Junnis, él es tan hermoso y adorable y asdasdasdasdasdad *se desangra de amor y muere abrazando su poster de Junno* pero obvio, no debes dejar de amar a Kazu-nii :D Kazuya también es hermoso!!! y si no lo amaras no lo escribirías como lo escribes! siempre he pensado que el grado de amor de una fan se denota en la forma en que escribe sobre sus idols en sus fics XD *entre mas los amas, es porque mas los conoces, y entre más los conoces, mejor los reflejas en todas sus facetas mientras escribes... esa es la razón por la que ama tanto tus fics, tú tmb los amas*

Jajajajajaja ese pinshi Uepi, debería de dejar de andar buscando hadas en los bosques y mejor abrir bien los ojos que ahi tiene un harem de niños hermosos que solo quieren darle amor u////uU
*y por elle está bien aún si quieren tomar agua de orchata todos juntos XD*

Gracias por leer unas cuartillas más de tortura JunDa ^^b
You rlz!!!!!! ^3^
and I luv u!

Lylly_Kamenashi dijo...

Oh mi grandisimo Dios... Estaba por llorar y es que empece a gritar como tonta: "NOOOO!!! llevame a mi pero no a Junno!!!!" bueno solo grite "NOOOOO" y comnce con mi risa histerica xDDD y después mi hermano me avento un almohada -.-

Lo ame enserio que lo ame!!! y es que como no amar un Ueda tan obstinado y tierno y fbedjknvjefdbs tan él xDDD

y un Junno tan tierno, amable, baka y sonriente!!!

Mi pobre Kazu y Maru casi me los matas ;w;!!! hahahaha es que ndjnfjds aun en FF me duele leer a Kazu llorando xDDD

Y se amaron xDDD bueno al menos se confesaron sino hubiera hecho una bilis de: "Casi me matan estos para que no se amaran!" jajaja hubiera usado mis conoxiones y hacerlos que se amaran o_ó hahahaha

GRACIAS!!! enseiro gracias por compartir esta hermosura con nosotros :D

ஐ.•°¤ Narya Butterfly ¤°•.ஐ dijo...

Jajajajjajajajaja ay Lilly XD
por fin alguien que me entiende! TwTo *por lo de ser calladas a almohadazos por escandalosa mientras leo XD* mi hermano ha hecho lo mismo cuando estoy leyendo en el cel en la sala junto a él XD jajajajajajaja

ya seeeeeeeeeeeeeeeee, Ueda siempre es tan.. tan... tan Ueda!! o*O*o simplemente lo amo! *la vendida y unos compas XD* y a Junno lo amo por su personalidad hermosa y esa sonrisa deslumbrante!~
asi que juntos, son el trauma de mi vida fangirlera d^O^b

ya seeeeeeeeeeeeeee u.uU
yo tmb sufro cuando sufre Kazu-nii u////uU pero es que él es tan angs, y yo amo tanto el angs, que no puedo evitar hacerlo derramar unos cuantos litros de lágrimitas u.uU pero es por una buena causa y *casi* siempre, sus tragedias acaban en finales felices ^^b

jajajajajajaja verdad? XD
yo tmb pensé lo mismo!
si ese par de bakas no se hubieran puesto las pilas, hubiera tenido que mover mis influencias para que se amaran XD jajajajaja

gracias a ti por leer y sobre todo por comentar! ^^b

saluditos~