Título: Un beso vale más que mil palabras.
Pairing: Inoo + Daiki
Fandom: Hey! Say! JUMP
Fandom: Hey! Say! JUMP
Tipo: One-shot
Género: Shonen-Ai
To: Yad (jojojo después del mil años *y varias veces de reescribir algunas partes* por fin quedó tu fic, nena n.nU) que fue una de las primeras JUMPers a las que conocí ^^b
N/A: No podía soportar la idea de que al final, Takaki fuera el único que se quedara solito u.uU Así que Nat es culpable de que escribiera este final XD.
13/Nov/2011
Hacía un
par de meses que no recibía carta de su mejor amigo, y es que desde que había
entrado a la preparatoria, el pobre apenas si había tenido tiempo para sí
mismo. Y era justo porque entendía su situación, que se había puesto tan feliz
cuando el cartero llegó a su casa esa mañana con aquel sobre blanco en la mano.
Y no era que hubiera estado esperando por él porque supiera que llegaría, sino
que era su turno para ayudar a regar las plantas del jardín, así que estaba ahí
justo cuando el hombre de amable sonrisa le saludó desde el otro lado de la
verja.
-Qué
haces, Daiki-kun?...-
-Matsuzaka-san,
buenos días. Le ayudo a mi madre a cuidar el jardín...-
-Oh, ya
veo... Sigues siendo un buen chico, tu madre debe estar muy orgullosa de ti...-
-Gracias...-
-Y de
hecho, justo vengo a entregar algo que es para ti... De américa.-
-Una
carta para mí?!-
Apenas si
la tuvo entre sus manos, le dio las gracias al cartero, cerró la llave del agua
y entró corriendo a la casa para subir las escaleras hasta la habitación del
fondo, donde se encerró para leer la carta de su querido amigo en la comodidad
de su cama.
"Ari-chan!
Cómo estás?...
Aquí el clima sigue muy loco. A
veces llueve y hace frío, pero de pronto sale el sol y hace mucho calor.
Las cosas en el instituto siguen sin
novedad... Es aburrido estar en una escuela sin ustedes. Los extraño. Aquí no
tengo con quien comer pastel a la 1:00 am debajo de un kotatsu viendo programas
tontos en la TV... Aún tienen el kotatsu en tu habitación, ne?
Mi inglés ha mejorado bastante.
Al menos ya entiendo casi todo lo que me dicen. Keito-kun me escribió hace
poco, el malvado escribió todo en inglés!, puedes creerlo?... Pero es bueno, me
ayuda a practicar.
Cómo van tus exámenes?
Debes estar por comenzar tus
finales, ne?... Ganbare!
Aunque no pueda estar ahí para
ayudarte a estudiar, sabes que desde el otro lado del mundo hay alguien
deseándote toda la suerte del mundo!
Discúlpame por no haber escrito
en tanto tiempo...
Mis padres se empeñaron en
meterme en un montón de clases extraescolares, así que apenas si tengo tiempo
para hacer toda la tarea que me dejan y dormir.
De cualquier modo te prometo no
volver a durar tanto sin escribirte...
Cuidate mucho, Ari-chan...
Estaré contando los días para
regresar a casa.
Te quiero mucho...
Chinen Yuri!"
-Chii-chan...-
Aunque había sido la más breve de sus cartas, le resultaba la más
significativa.
Era
imposible de disimular la alegría que experimentaba en ese instante. Misma que
le duró durante todo el día.
"Chii-chan:
Sí, he tenido toneladas de libros
que leer, pero tengo la seguridad de que pasaré todos mis exámenes de fin de
período con buenas calificaciones... bueno, tal vez me consuele con saber que
aprobé sociales... sabes que esas materias no se me dan.
Será mejor que siempre lleves
bufanda y sombrilla en tu mochila. No quiero que te vayas a enfermar.
Cómo va el entrenamiento de tu
papá?
Debe sentirse orgulloso de que lo
llamaran para preparar gimnastas olímpicos para las competencias mundiales del
próximo año, verdad?
Aunque no me agrada mucho eso de que te
tengan metido en tantas actividades, no quiero que te vayas a poner mal por
sobre exigirte demasiado. Come bien y duerme lo suficiente, de acuerdo?
Aquí las cosas siguen igual...
Desde que Yamada y tú se fueron a
estudiar al extranjero, los días se han vuelto aburridos en la escuela.
Yuto sigue participando en los
proyectos de ciencias. En verdad que le gusta hacer cosas raras en el
laboratorio.
Keito sigue siendo el chico
tímido y reservado. La diferencia es que ahora hay muchas niñas que lo acosan.
Supongo que les resulta por demás atractivo su aire misterioso.
Así que como te podrás dar
cuenta, nos aburrimos mucho. Nos hacen falta las ocurrencias de Yamada y tus
travesuras.
Te extraño mucho...
Pero como sé que cada vez falta
menos para que regreses, prefiero no pensar mucho en ello.
Hemos estado haciendo una lista
de cosas por hacer con ustedes una vez que vuelvan. Así que no te dejaremos
descansar durante las vacaciones de verano, ok?
Muchas gracias por escribirme!
Sé el esfuerzo que te representa,
asi que soy felíz por haber recibido noticias tuyas. Me sentiría del mismo modo
aunque sólo hubieras escribido dos líneas.
Estaré esperando por ti!
Te quiero, Chii-chan!
PS: el kotatsu también estará
esperándote, aunque tengamos que usarlo durante los festivales de fuegos
artificiales."
-Yosh!...
Será mejor que vaya de una vez a poner la carta al correo. Entre más rápido
salga de Japón, más pronto le llegará... Mamá! Saldré un momento! Regreso más
tarde para terminar de regar las plantas...-
-Con
cuidado!... No vuelvas noche!-
-Sí,
mamá!-
Al ser sábado
por la mañana, las calles de la ciudad de Tokio se encontraban abarrotadas de
personas que iba y venían de aquí para allá. Parejitas que quedaban para salir
a algún lado y estar a solas. Grupos de amigos en busca de un poco de diversión
después de una larga semana. La misma historia de todos los fines de semana. Y
en medio de toda la multitud, un chico bajito con carita dulce caminaba
emocionado con las manos en los bolsillos, sujetando con una los botones del
reproductor de múscia de su celular y con la otra el sobre blanco con la carta para su pequeño
amigo. Y dentro de su absoluta felicidad, lo que menos se hubiera imaginado,
fue que de la nada le saldría alguien al doblar por la esquina, justo para
estampársele de lado y enviarlo directo al suelo.
-Lo
siento!... No te vi!-
-Deberías tener más cuidado!-
-Eh?...
Te conozco!-
-Ah?...-
-Eres
Arioka Daiki, no?, el mejor amigo de Chinen-kun...-
-Y tú
eres...?-
-Ryutaro...
Morimoto Ryutaro. No conocimos el año pasado en su fiesta de cumpleaños...-
-Ah... no
lo recuerdo...-
-Ryu-chan!!!-
-Ay,
no!... Debo irme... Nos vemos luego!-
-Espero
que no...- Murmuró lo último para sí mismo. La verdad es que recordaba al chico
perfectamente. Se la había pasado toda la tarde acosando hasta el fastidio a su
mejor amigo, empeñado neciamente en algo que según el menor, no merecía ni la
pena mencionar. Debía ser mucha su mala suerte como para que de entre los miles
de personas que caminaban por la ciudad ese día justo a esa hora, hubiera sido
ese chico el que chocara con él. Apenas si se había terminado de sacudir y
acomodar la ropa cuando vio pasar a un grupo de chicos mas o menos de su edad,
corriendo en dirección a dónde se había ido aquel chico. Dando por hecho que lo
estaban persiguiendo, prefirió hacerse a un lado para no terminar de nuevo
contra el suelo.
Por fin
había llegado a su destino. Sacó del bolsillo la carta que había escrito y
contempló los datos del destinatario que con tanto cuidado había escrito en
inglés para evitar que el sobre no llegase a su destino debido a su pésima
caligrafía occidental. Lo que menos esperó, fue que justo en ese momento, el
destino fuera a gastarle una cruel broma al hacerlo chocar nuevamente con
alguien; porque nunca vio al chico que venía bajando las escaleras lenta y
difícultosamente debido a todas las cajas y paquetes que llevaba en ambas
manos, mismas que salieron volando para caer al suelo en el momento en que el
menor se estampó de frente con el chico alto de cabello castaño y ondulado, que
sobra decir, ni siquiera lo vio venir hacia él.
-Ittai...-
-Discúlpame!...
Estás bien?...-
-Sí...
Oh! No!-
-Lo
siento!... No te vi... venía distraido... Perdóname...- Decía completamente
sonrojado mientras le ayudaba a levantar todo.
-No te
preocupes... tampoco debí bajar llevando tantas cosas...-
-Te
ayudaré a llevarlas...-
-Gracias...-
Si bien no era la primera vez que sentía su corazón latir de ese modo, sí era
la primera vez que le sucedía con alguien que no fuera su pequeño mejor amigo.
-Muchas
gracías por tu ayuda...- Había algo en su rostro dulce e inocente que le
llamaba por demás la atención y le impedía apartarle los ojos de encima.
-No fue
nada... en serio me siento apenado por lo que pasó...-
-Soy Inoo Kei... Cuál es tu
nombre?-
-Arioka
Daiki...-
-Mucho
gusto, Daiki...- Y con esa maravillosa sonrisa y la extraña sensación de
ligereza que te provocan las mariposas en el estómago, el menor lo vio
desaparecer escaleras arriba, tras despedirse de él en el pasillo donde se
habían conocido.
Los días
pasaban con normalidad entre el aburrimiento habitual que se había apoderado de
su vida escolar y los excesos de tarea que tenía que hacer además de estudiar
para su examen de ingreso a la Universidad. Pero la imagen de su sonrisa seguía
impresa en su memoria como si se hubiera congelado el presente dentro del
pasado.
"Ari-chan!
No sé que de bueno te ha pasado
últimamente... Supongo que prefieres decirlo en persona. Está bien. Sea lo que
sea, sólo espero que te dure para siempre.
Recibí carta de Yama-chan. Creo
que regresaremos a casa el mismo día; tal vez decidamos viajar juntos. Lo
extraño tanto. A ti también, por supuesto, pero es algo diferente. Tú entiendes
de qué hablo.
Cómo te va con los estudios?
El examen de ingreso a la
Universidad es el próximo mes, ne?
Ganbare! Te llevaré muchos dulces
y chocolates como premio por tu gran empeño! Así que aguanta un poquito más...
Yuto me envió un par de fotos. No
los vi tan aburridos como decías. Creo que más bien te hago mucha falta,
deshou?... No te preocupes, Ari-chan, en un par de semanas estaré de vuelta
contigo.
Y por supuesto que usaremos el
kotatsu aunque sea para comer sandía en medio de las noches calurosas. Quiero
ir al Tanabata. Espero estar en casa para entonces. Iremos todos juntos, ne?
Cuídate
mucho!
PS: Aquí hay alguien que quiere
conocerte... Te envío un par de fotitos de lo que he estado haciendo
últimamente."
-Alguien
que quiere conocerme?... Jajajajaja... Ay, Chii-chan!- Y tras sacar su
bolígrafo favorito se puso de inmediato a responder la carta. No quería perder
ni una sola de todas las cosas que quería decirle a su amigo después de leer lo
que le había escrito.
"Chii-chan:
Vaya! Nunca pensé que tus padres
fueran a dejarte tener una mascota, pero tu gatito es hermoso. Cuál es su
nombre?
No te preocupes por mis estudios.
Todo va a la perfección. He estado estudiando todos los días. Lo cierto es que
no tengo nada mejor que hacer, por eso cuando puedo reunirme con los chicos, no
lo pienso dos veces para decirle a Yuto que "sí". Sabés, de un tiempo
para acá él y Keito se han vuelto como uña y mugre, crees que se gusten?... Ah,
en fin... Fuera de eso, creo que no ha pasado ninguna otra cosa relevante.
Salvo porque siempre tengo ojeras por desvelarme entre libros y cuadernos y que
he subido un par de kilos por estarme todos los días sentado encerrado en casa
comiendo todo lo que mi madre me trae a la habitación, creo que no hay ninguna
otra novedad... Bueno, eso y que conocí a alguien... Pero pues no hay más que
contar. Sólo le vi una vez y fue todo, supongo que no fue más que un encuentro
accidental, y lo digo literalmente, ya te contaré con más detalle cuando estés
aquí.
Mi madre quiere que te quedes
unos días. Está igual o más emocionada por tu regreso que yo. Y con ello no me
refiero a que a mí no me de gusto, eh?
Has estado comiendo bien, verdad?
Keito dijo que te había vuelto a
escribir, supongo que tu "tarea de inglés" te llegará en estos días,
ganbare!
Vuelve pronto!
Arioka Daiki..."
Y
mientras caminaba tranquilamente mochila en mano hacia la oficina de correos,
se percató de pronto de que precisamente hacía un mes que había chocado con
Inoo. Fue inevitable que sintiera un repentino golpe de adrenalina que le
aceleró el corazón y le hizo sentir mariposas en el estómago al tiempo que una
amplia sonrisa se dibujaba en sus labios. La sola posibilidad de poder volver a
encontrarse con él era suficiente para que se sintiera nervioso y feliz. Apenas
si cruzó la puerta comenzó a buscarle con la mirada. Pero por más que se paraba
de puntitas para tratar de alcanzar a ver mejor por encima del resto de la
gente que caminaba de aquí para allá, no consiguió encontrarlo. Continuó
avanzando en la fila hasta que llegó su turno. Salió del edificio sin esa
radiante sonrisa con la que había entrado. La suerte simplemente no había
estado de su lado esta vez.
-Qué
tonto eres, Daiki... Por qué ibas a volver a toparte con alguien con quien
chocaste por accidente de entre un millón de personas que pudieron haber estado
ahí en vez de él?...- De pronto reparó en el hecho de que iba hablando solo al
escuchar un risita detrás de él. Se volvió enseguida.
-Hola!...
Daiki-kun...- Era como si sus piernas se hubieran vuelto de gelatina. El
corazón a punto de explotar y una boba sonrisa de absoluta felicidad, hacían
del menor un cuadro de ternura imposible de ignorar.
-Hola...-
Se sentía un tonto, pero las palabras no salían por más que las buscaba.
-Nos
volvemos a encontrar...-
-Sí...-
-Vienes a
menudo, verdad?... Una novia que se ha mudado lejos?-
-Algo
así...- Al ver la expresión abatida que se dibujó en el rostro del mayor, supo
que era mejor aclarar su comentario. -Mi mejor amigo de toda la vida tuvo que
irse a vivir a América por el trabajo de su padre...-
-Oh! Ya
veo...- Acaso estaba imaginando cosas o eso que había visto fue el cambio más
drástico entre la tristeza y la felicidad que había visto en toda su vida?
-Y tú?... También te escribes con
alguien?-
-No... De
hecho vengo a enviar y recoger algunas cosas de mi profesor de Arquitectura
contemporánea...-
-Estás en
la Universidad?-
-Sí, soy
del departamento de Arquitectura de Meiji.-
-Oh,
woow...-
-Y tú,
Daiki-kun?... Estás en secundaria? En preparatoria?-
-En
preparatoria... Me estoy preparando para el examen de ingreso...-
-Ah, que
bien! No eres tan chico como pensaba... A qué Universidad aplicarás?-
-No lo
sé... Tal vez Hosei, quiero estudiar diseño.-
-En
serio?!... Que genial! El diseño tambien me gusta... En mi escuela también
tenemos departamento de Artes Aplicadas, la carrera de diseño integral está
ahí...-
-De
verdad?... No lo sabía...-
-Sí,
préstame tu celular...-
-Eh?...
Sí, ten...-
-Listo!...
Ahora tienes mi número. El día que quieras me dices y te llevo a conocer la
Universidad...-
-Oh,
gracias!-
-Bueno,
tengo que irme... Mi madre debe estar preocupada. Me está esperando en el
parque de la estación y no puede quedarse mucho tiempo con el auto detenido
ahí.-
-Sí, mejor
date prisa. Y... gracias...-
-Nos
vemos luego, Daiki-kun...-
¿Cuánto
tiempo se quedó agitando la mano después de que el mayor hubiera desaparecido
de su vista?... Era lo de menos, porque en ese momento estaba demasiado feliz
como para notar que seguía diciéndole adios a la nada.
Los días comenzaron a pasar más
aprisa después de aquel encuentro. Y su felicidad fue infinita el recibir un
mensaje de texto de Inoo en el que lo invitaba a ver una exposición de
fotografía en su escuela. Después de aquel sábado con él, las semanas se le
fueron volando entre estudios y mensajes de texto, tanto, que cuando menos
esperó el telefono había sonado para darle una de las mejores noticias de su vida:
su querido amigo regresaría el próxino fin de semana. La enorme sonrisa que
traía dibujada no se desvaneció de su rostro en ningún momento. Ni siquiera
cuando volvió a encontrarse a Morimoto cerca de la escuela, pues al parecer,
aplicaría el próximo año para entrar al mismo instituto que Chinen, cosa que no
le hizo nada de gracia, lo único que le quedaba de consuelo era que Yamada
estaría ahí para cuidar del menor. En verdad le molestaba la forma en que
Ryutaro acosaba a Chinen, la manera en que lo miraba, el tonito lambiscón de
voz con que le hablaba y cómo buscaba abrazarlo cada que veía la oportunidad;
simplemente no le agradaba nadita que se le acercara siquiera. Definitivamente
le pasaría nota con puntos y comas a Yamada al respecto. Aunque prefería que no
se quedara en la misma preparatoria que ellos, algo con relación a ese chico en
verdad le daba mala espina. Ya tendría oportunidad de hablar con Yuto, Yamada y
Keito sobre el tema para ver que se podía hacer.
Esa
mañana se despertó realmente temprano, el reloj junto a su cama marcaba las
cinco con dos minutos. Aunque pensándolo bien, no se podría decir precisamente
que durmió. La emoción que sentía por ver de nuevo a su mejor amigo después de
dos años de estar separados era tanta que no lo dejó conciliar el sueño sino
hasta pasadas las tres de la mañana. El pobre tenía unas ojeras de panda pero
ni siquiera en ese momento dejó de sonreír. Un par de horas más y podría
abrazar otra vez a Chinen.
Su
teléfono marcaba las siete cuando lo tomó de la cama al escuchar que sonaba.
Tan sólo por el timbre supo que era Inoo, así que contestó tan rápido como
saltó del closet a su cama.
-Ohayou!-
-Oh,
hola, Daiki!... No te desperté, verdad?-
-No, no
te preocupes. Ya estaba despierto... desde hacía buen rato...-
-Y
eso?... No puedes dormir?-
-No...
Estaba tan feliz que apenas si pude pegar los ojos anoche...-
-Tanto te
emociona ir a conocer la Universidad?- De pronto todo tomó sentido en un
segundo dentro de su cabeza.
-Jejeje...
Sí... que tonto, verdad?-
-No, no,
para nada... Confieso que yo también me siento muy feliz hoy...-
-En serio?...
Y eso?...-
-Pues
porque Daiki está feliz y eso me hace feliz...-
-Oh...-
Daba gracias al cielo de que el chico al otro lado del teléfono no pudiera
verlo en ese momento. Se había puesto más rojo que una bengala en medio de la
oscuridad.
-...además,
hoy veré a alguien muy especial para mí.- Escuchar aquello hizo que la sonrisa
se le cayera del rostro.
-Ya
veo...- Trató de sonar normal para que notara que sus palabras le habían provocado
un gran dolor.
-Te veo a
las 2:00 pm en la entrada principal, ok?...-
-De
acuerdo...- No estaba muy seguro de lo que hacía. En realidad sabía que debía
haber dicho algo como "lo siento, olvidé que ya tenía planes para hoy,
podemos dejarlo para mañana?", pero la sola idea de que aquel chico se
enojara con él o se sintiera decepcionado y no quisiera volver a verlo, le
helaba la sangre. Simplemente no quería eso. Pero ahora estaba en una
disyuntiva y no le quedaba más que rogar porque el vuelo de su amigo llegara a
tiempo para alcanzar a llegar a su cita con Inoo.
Como era de esperarse, el pobre
se iba durmiendo de camino al aeropuerto. Había quedado en la estación cercana
a la escuela con sus amigos, querían recibirlos todos juntos. Al final, Keito
le sirvió de almohada mientras hablaba de música con Yuto. Después de verle
semejantes ojeras al mayor, ninguno de los dos tuvo corazón para no dejarlo
dormir un rato.
Los
nervios comenzaron a hacerse presentes al ver que el vuelo venía retrasado. El
sentimiento de culpa empezaba a hacerse presente. Al ver que ya no podría llegar
a tiempo con Inoo, decidió mandarle un mensaje para avisarle confiando en que
con lo amable y bueno que era, no se iba a enojar con él por haberlo dejado
plantado.
"Inoo-kun...
Lo siento. Olvidé que tenía algo importante que hacer. No creo alcanzar a
regresar a tiempo. Discúlpame... Nos vemos otro día?"
Y una vez
acallada su consciencia, el hueco que sentía en el estómago se desvaneció por
completo para dar paso únicamente al enorme golpe de adrenalina y endorfinas
que se apoderó de su cuerpo al ver en la pantalla de arrivos el número del
vuelo de su amigo procedente de Los Ángeles. Unos minutos después los vieron
aparecer por la puerta de cristal.
-Ahí
están!!!- Decía Yuto casi rayando en lo histérico de tan emocionado que estaba.
-No los
veo!- Decía Keito parándose de puntitas para tratar de ver lo que su amigo
veía.
-Dónde,
Yuto?... No es justo que midas dos metro y yo uno! Así jamás los voy a ver!...-
Arioka saltaba desesperado en un inútil intento por ver algo más que las
espaldas de las personas que estaban delante de ellos.
-Yuto!!!-
Yamada agitaba la mano por sobre su cabeza con una enorme sonrisa plasmada en
el rostro.
-Chicos!!!-
Chinen los vio de inmediato, pero traía tantas cosas que no podía hacer lo
mismo que Yamada. Era imposible no notar a un chico tan alto como Nakajima,
sobre todo si se movía tanto agitando las manos para hacerse notar. Acto
seguido, comenzó a buscar a su mejor amigo con la mirada, pero no lograba verlo.
-Ari-chan!-
En cuanto lo vio corrió a abrazarlo. Poco le importó que todo lo que traía en
las mano terminara tirado en el suelo. Estaba tan feliz de volver a verlo que
nada más importaba. Sus amigos contemplaban aquella escena con una sonrisa.
-Y tus papás?...-
-Saya
tenía un evento escolar el miércoles, así que volverán el próximo fin de
semana. Pero yo ya quería verlos, así que le pedía a Yama-chan que los
convenciera de dejarme volver con él y su familia...-
-Oh... Y
dónde están?- Preguntaba curioso Yuto pues se llevaban muy bien con las
hermanas de Yamada.
-Se
quedaron recogiendo el equipaje... Traen tantas cosas que no sé cómo le harán
para llevárselas todas...-
-Son
chicas, claro que iban a cargar hasta con el perico...-
-Jajaja
ay, Keito, nunca hablas pero cuando dices algo...-
-Lo
siento...-
-No, me
rió porque es cierto...-
-Oh!-
-Qué
pasa, Chii-chan?...- De pronto el menor se le descolgó de encima y echó a
correr de regreso a la salita tras la puerta de cristal por donde habían salido
minutos antes. No tardó mucho. Venía caminando lento con una cajita gris sujeta
cuidadosamente con ambas manos.
-Ah... Ya
decía yo que había olvidado algo...-
-Qué es
eso, Ryo-chan?-
-El nuevo
miembro de la familia Chinen...-
-Lo
siento... Me olvidé que Misaki-chan se lo había quedado...-
-Qué es
eso, Yuri?- Preguntaba de nueva cuenta Yuto que siempre ha pecado de ser
demasiado curioso.
-Fishi...
ven a saludar a tus nuevos amigos...- Decía el menor con voz dulce y una
sonrisa mientras ponía la cajita plástica en el piso para abrirla.
-Un
gatito!-
-Saya y
yo lo salvamos de ser aplastado por un auto...-
-Es tan
pequeñito...- El animalito cabía perfectamente en la palma de la mano de Keito.
-Ok,
levantemos todo este batidero y vamos a casa porque de lo contrario aquí nos
quedaremos todo el día...-
-Vendrás
con nosotros, Yamada?-
-Sí, ya le
había dicho a mis padres...-
-Ya decía
yo que habías viajado demasiado ligero...-
-Jajaja!
Claro que no, mi madre tiene mi equipaje.-
-Y de
seguro tú si cargaste hasta con la jaula del perico, verdad?-
-Keito!...-
Y una vez
con las cosas del menor en mano, el
alegre grupo salió del aeropuerto para tomar un taxi que los llevara a la
estación del metro. Arioka venía hasta atrás. Su celular había empezado a sonar
y se había resagado para atender la llamada.
-Mi madre
dice que nos estará esperando con la comida...-
-Sí, gracias...-
-Seguro
que no hay problema en que me quede en tu casa unos días?-
-Seguro!
La idea fue de mis padres. También tienen muchas ganas de verte. Te extrañaron
mucho.-
-Chinen-kun!-
Aquella voz le sonaba de algo, pero jamás se esperó ver aquel rostro que le
resultaba por demás desagradable.
-Ryu-chan?...-
-Chinen...
Creí que no te iba a alcanzar...- El hecho de que había estado corriendo quedó
evidenciado por las gotitas de sudor que cubrían su frente y su voz
entrecortada debido a la agitación.
-Qué hace
él aquí, Yamada?- Preguntó de inmediato el mayor.
-No sé...
Chinen dijo que vendría alguien más pero no sabía quien... Por qué? Lo
conoces?-
-Por
desgracia...- El modo en que había dicho aquello no les pasó desapercibido.
-Ne,
ne... Está bien si Ryu-chan viene con nosotros?- El menor, que iba hasta
adelante con Yuto, volvió dando saltitos para preguntarles a Arioka y a Yamada
que se habían quedado al último junto con Okamoto.
-Ahmmm...
Sí...- ¿Cómo podía decirle que no cuando ponía esa carita? -...pues ya que...-
Dijo en voz baja una vez que el menor regresó al lado de Morimoto.
-Qué
pasa, Daiki?- Preguntaba Yuto que también había alcanzado a escucharlo.
-Es raro
que te caiga mal alguien... Quién es ese chico?- Incluso Keito había notado lo
poco atractiva que le había parecido la idea de Chinen.
-Es hijo
de la mejor amiga de la mamá de Chinen... Morimoto Ryutaro. Pero no me cayó
bien cuando lo conocí y en definitiva no me cae bien ahora... Y si fuera tú,
Yamada, no lo dejaría a solas con Chinen...-
-Eh? Por
qué?...-
-Estoy
seguro de que sigue enamorado de él o algo así...- Ahora era Yamada quien
miraba con desconfianza al chico que caminaba junto a Chinen alegremente.
Durante
todo el camino a casa de Arioka fueron riendo y bromeando, platicando sobre las
cosas que habían pasado durante el largo tiempo que no se habían visto y
tomando fotografías. A Keito le encantaba tomar muchas fotos de todas sus
salidas. Había que "documentarlo todo" decía. Morimoto aprovechaba la
oportunidad para tomarle miles de fotos a Chinen, que iba sentado en las
piernas de Arioka desde que habían subido al vagón del metro. Al final, todos
se quedaron a dormir ahí por petición de los padres del mayor y pasaron uno de
los mejores días de su vida, sobre todo porque alguien había llamado al
acoplado amigo del menor y se había despedido de ellos poco rato después de
comer.
Después
de desayunar y tomar un baño, todos estuvieron listos para salir rumbo al
parque de diversiones. Tan sólo tuvieron que hacer una breve escala en casa de
Nakajima para que se pudiera cambiar de ropa, pues era el único al que no le
había quedado nada de la ropa de Daiki.
-Hey,
Kei-chan!- El chico volteó de inmediato. No era común que lo llamaran por su
nombre.
-Oh!
Ryu-kun...- Lo conocía desde hacía unos dos o tres años. Su madre se lo había
presentado para que le diera asesorías de matemáticas, era el hijo mayor de una
de sus viejas amigas del instituto y les preocupaba porque el chico estaba por
presentar el examen de ingreso a la misma escuela donde habían estudiado ellas
cuando eran jóvenes. Al no tener nada mejor que hacer, Inoo no pudo decirle que
no a su mamá. Después de todo era su madre y nunca la desobedecía.
-Qué
haces? Vas a tu casa?...-
-Sí, de
hecho... Y tú?-
-También...-
-También
vas a casa?... Creo que te equivocaste, vives en sentido contrario, no?-
-Ajap...
Pero me refería a que también voy a TU casa...-
-Eh?!!!-
-Mi madre
está con la tuya. Me pidió que pasara a recogerla después de la escuela...-
-Oh, ya
veo... Como vas con los estudios? Ya terminaste los ejercicios de algebra que
te deje la semana pasada?-
-Este...
De hecho tengo un par de dudas al respecto...-
-Pues
igual aprovechemos que estarás en mi casa un rato y los resolvemos, te parece?-
-Sí!-
-Hoy
estás particularmente feliz... A qué le debemos tu buen humor?-
-Es
que... Recuerdas que te conté de mi amigo, Yuri? El hijo de la mejor amiga de
mi mamá...-
-El chico
que se mudó a Estados Unidos por el trabajo de su padre, cierto?-
-Ajap...
Pues regresó ayer! Por poco y no lo alcanzó en el aeropuerto, no me podía salir
del colegio... Quieres ver fotos?-
-Oh...
Sí. Igual tenemos tiempo mientras llegamos a casa...-
-Mira! Me
sorprendió que se hiciera de un gato... A poco no son igual de adorables?... Y
esta fue de cuando Yuto le picaba las mejillas. Esta es de cuando se desquitó,
se ve graciosa la diferencia de altura, verdad? Esta fue su carcajada por el
chiste de Keito. Es que creo que ese chico no habla mucho, así que su chiste
fue el doble de gracioso por venir de él. Esta no me gusta, está abrazando a
Yamada, pero Yuri se ve lindo. Estas son de cuando subimos al metro...- Uno de
los rostros le llamó la atención de inmediato.
-Daiki...-
-Conoces
a Daiki?-
-Ahmm... Sí...-
-Ah,
mira... No sabía que conocías a Daiki, es el mejor amigo de Yuri. De haber
sabido te invitaba. Fuimos a comer a su casa después de recoger a Yuri y a
Yamada. Su mamá nos preparó la comida... Me fui temprano porque me había
quedado de ver contigo para lo de la expo de fotos...-
-Oh...-
-Te
sientes mal? Te ves un poco pálido...-
-No, no
es nada...-
-Ay, te
juro que aunque no me cae mal, odié a Daiki. En ningún momento se le despegó a
Yuri. Y Yuri es tan lindo que ni cuenta se dio de que lo acapararon... Ah!
Mira, ésta me gusta. Se quedó dormido casi todo el camino... Lastima que se
quedó con Daiki y no conmigo...- Fue inevitable que sintiera feo al ver al
pequeño dormido sentado en las piernas del mayor.
-Te gusta
Yuri-chan, no es así?-
-Tanto se
me nota?...-
-Algo...-
-Sí. Me
gusta desde siempre... Pero desde que lo conozco, siempre ha estado con Daiki.
No es justo. Como se conocen de mucho antes, él se cree su dueño.-
-Por qué
lo dices?-
-Porque
nunca lo deja a solas conmigo. Siempre que veo a Yuri está con él. SIEMPRE...
Lo detesto. Yuri no le pertenece. Estoy seguro de que está enamorado de
Yuri!... No encuentro otra explicación para esa extraña obsesión que tiene
hacia él...- No quería darle muchas
vueltas al asunto. Ni siquiera quería seguir pensando en ello. Pero dolía más
de lo que quería. Saberse víctima de una mentira le dolía, más que por la
gravedad de la misma, por el hecho de que se la hubiera dicho alguien en quien
realmente confiaba. Y descubrir que no era tan importante para Arioka como
creía y que por el contrario, ya tenía a alguien especial en su vida, fue más
de lo que podía soportar. Morimoto continuó parloteando durante todo el camino
pero ya no supo qué le decía, simplemente dejó de escucharlo tras sumirse en
sus pensamientos.
-Waaa!
Hoy de verdad que fue un día extremo, no?... Creo que es la primera vez que
subimos a tantos juegos...-
-Oye, si
es cierto! Sólo Yuto se percata de esos detalles... taaan importantes.-
Agregaba sarcásticamente Yamada que iba cargando la chamarra de Keito y la
mochila de mano de Chinen, que venía dormido sobre la espalda de Keito, el
pobrecito había terminado muerto de tanto correr y saltar de un lado para otro.
Daiki caminaba a su lado al pendiente del menor.
Su charla
amena continuó durante varios minutos más hasta que llegaron a la parada del
autobús donde se despedirían de Yuto y Yamada, pues ellos vivían en Kanagawa, a
unas dos horas de donde estaban. Como seguía profundamente dormido, Yamada se
despidió de Chinen con un beso en la mejilla que, curiosamente, le dibujó una
tierna sonrisa en los labios al menor. Se subieron al autobus y les dijeron
adiós hasta perderlos de vista.
Aunque
Keito vivía relativamente más cerca de casa de Daiki, lo cierto es que estaban
casi de lado a lado de la prefectura, pues el mayor vivía en una zona de clase
media-alta, mientras su amigo residía en una de las zonas más exclusivas y
opulentas de Tokio debido al trabajo de su padre. Aún así podían ir juntos casi
la mitad del camino. Una vez dentro del metro, Daiki tomó asiento y Keito le
pasó con cuidado a Chinen para no despertarlo. Al menos se quedaba tranquilo de
saber que irían sentados hasta su destino, así que se despidió de Daiki cuando
llegó a su estación.
El menor
se arrebujaba entre sus brazos, había
empezado a hacer un poco de frío después de que comenzara a meterse el sol. Las
ancianas que viajaban sentadas frente a ellos los contemplaban enternecidas
comentando lo "buen hermano" que era por cuidar así a su
"hermanito". Aquello lo había hecho sonrojarse. No era la primera vez
que alguien pensaba aquello, pero más que molestarle le agradaba, por no decir
que más bien le divertía toda esa situación.
Pronto
llegó el momento de despertar a Chinen, cosa que no le había hecho mucha gracia
pero que no se podía evitar ya que ciertamente no tenía la condición física de
Yamada o de Keito ni la altura de Yuto como para llevarlo en brazos hasta su
casa. Una vez despierto bajaron y como era su costumbre, caminaron de la mano
riendo y haciendo el tonto por la calle hasta que entraron a la casa.
-Tú me
debes un chisme... Por fin estamos solos, quiero saberlo todo!- Cerró la puerta
de la habitación tan pronto como estuvieron adentro.
-Eh?!...
De qué hablas?- Aquel comentario lo había tomado completamente por sorpresa,
así que Chinen no pudo evitar dejar escapar una pequeña carcajada al ver cuán
grandes abría su amigo los ojos ante su petición.
-No te
hagas el loco... Dijiste que habías conocido a alguien... Quién es?... Es
linda?... Dónde la conociste?...- El pequeño parecía consumirse por la
curiosidad, al menos eso era lo que evidenciaba el intenso brillo en su mirada
mientras sacudía la mano de su amigo de un lado para otro entre las suyas.
-Ah...
éso...-
-Qué
pasó, Ari-chan?... Por qué te pusiste tan triste?...- De inmediato detuvo sus
jueguitos, preocupado porque hubieran rechazado a su querido amigo. Verlo tan
serio y callado lo angustiaba demasiado.
-Ay... Es
que... No sé cómo decirlo...- Al ver cómo se teñían de rojo intenso sus
mejillas, el menor entendió que no se trataba de algo tan sencillo de explicar.
-Oh... no
me digas que... Es un chico, ne?...- Y ahí estaba de nuevo esa expresión de
asombro absoluto que tanto divertía al menor.
-Mmm...
Ya veo... Pues yo diría que estás enamorado de ese chico...- Dijo por fin
después de un breve silencio en el que meditó todo lo que Arioka acababa de
contarle.
-EH?!!!...-
El menor le tapó la boca con ambas manos. Lo que menos quería era que subiera
corriendo la señora Arioka en ese momento porque ya no podrían seguir hablando.
-Deja de
poner esa cara de plato!... Vas a hacer que me dé un ataque de risa y esto no
es algo gracioso...-
-Lo
siento... Es sólo que pienso que has madurado un montón durante el tiempo que
viviste en el extranjero...- Confesaba apenado después de escuchar todo lo que
su pequeño amigo le decía sobre las razones por las que pensaba que le gustaba
Inoo más de lo que él mismo se había dado cuenta.
-Verdad?...
Pero volviendo al punto... Qué vas a hacer?... Me siento culpable de que le
hayas mentido...-
-No te
preocupes. No creo que lo sepa, le diré que fui a un mandado con mi madre fuera
de la ciudad y que no alcancé a volver...-
-Ari-chan!
Eso es mentirle dos veces!... No! Mejor dile la verdad... Además quiero
conocerlo... No le voy a entregar a mi Ari-chan a cualquier chico nada más
porque sí, entendiste?!-
-Jajaja!
Ah, que caray! Y de cuándo a acá se invirtieron los papeles entre tú y yo,
eh?!- Le decía despeinándolo cariñosamente al ver esa expresión tan
"adulta" que borraba momentaneamente su tierna sonrisa.
-Chicos!
Ya está la cena! Lávense las manos!...- Se escuchó de pronto la alegre voz de
su madre desde el piso de abajo, por lo que decidieron obedecer enseguida pues
los dos morían de hambre después de un largo día de diversión.
-Chii-chan!...-
Le pareció escuchar la voz de Arioka a la distancia mientras soñaba con su
adorado Yamada. -Chii-chan! Levántate! Se nos va a hacer tarde...- Sí, en
definitiva escuchaba su voz cada vez más fuerte y clara al tiempo que la imagen
que veía se volvía menos nítida. -Chinen!- Al sentir que el frió matinal lo
envolvía de pies a cabeza, se despertó
de inmediato.
-Ohayou...-
Aún despeinado y en pijama seguía luciendo tan lindo como siempre, incluso un
poquito más. Pensó en pregúntarle dónde estaría su cobija pues quería seguir
durmiendo tan sólo un ratito más, pero viéndola en las manos de su amigo que lo contemplaba
enfurruñado, desechó la idea en un segundo y se conformó con bostezar y frotar
sus ojos con el dorso de la mano.
-Ya
despierta! Es la tercera vez que vengo a hablarte...- El pequeño se abrazó a sí
mismo tratando de darse un poco de calor después de verse desprovisto de su
camisa de franela. -No me dijiste que hoy tenías que ir a la escuela para
rematricularte?-
-Pero
Chii-chan tiene mucho sueño y está cansadito...- Estiraba de mala gana los
brazos para que el mayor le pusiera la camisa blanca del uniforme, tras lo cual
la abotonó rápidamente para ponerle el chaleco azul marino.
-Nada!
Eso no es mi culpa, fue tu idea quedarte hasta tarde mirando la tele... Ten,
termina de vestirte en lo que te sirvo el desayuno... Mamá tuvo que irsa ya al
trabajo...- Decía extendiéndole el pantalón a cuadros para caminar hacia la
puerta. -Eh! Y no te vuelvas a acostar!- Se regresó antes de terminar de cerrar
la puerta. Lo conocía muy bien. En unos segundos ya había botado el pantalón en
el piso y se disponía a meterse nuevamente debajo de los cobertores.
-Haaaaai~...-
Entendiendo que ya no podría volver a su "cita", terminó de vestirse
y bajó a la cocina.
-Es tan tarde!
Ari-chan es malo! No despertó temprano a Chii-chan!- El pobre no podía más que
escuchar sus pequeños berrinches, así había estado desde que vio la hora en el
reloj de la sala, pero lucía tan lindo que ni siquiera podía enojarse por sus
reclamos.
-Hai...
Hai... La próxima vez te quito las cobijas y te arrastro escaleras abajo aunque
sigas dormido, vale?... Ya deja de quejarte y sigue corriendo o no alcanzaremos
el tren...- Le quitó la mochila y lo tomó de la mano para que no fuera a caerse
pues su uniforme le venía un poco grande y temía que terminara tropezándose o
algo. -Debiste traer el tuyo... Sabías que tenías que llevarlo hoy, verdad?...-
Iba tan apurado que ni siquiera notó que alguien lo observaba desde el andén de
enfrente. Y es que no era para menos, la coordinadora de servicios estudiantes
de su instituto distaba mucho de ser una mujer amable y comprensiva.
-Qué
cosa?-
-Tu
uniforme...- El chico apartó la vista de su libro al escuchar su voz y
cerciorarse de que sí era él, pues estaba todo tan apacible que aquella
conversación rompía por completo el silencio, cosa que le provocó un vuelco al
corazón.
-Ah, no
importa! Me gusta más usar el tuyo porque huele a ti!~...- Al escuchar aquello,
su enorme sonrisa se desvaneció haciendo que bajara la mano con la que
pretendía llamar la atención del chico una vez que le hablara y se dio media
vuelta para alejarse lo más que pudiera de ahí sin ser visto. Además, no quería
seguir escuchando.
-Qué
tienes, Inocchi?...- Preguntaba preocupado el chico alto y delgado que
ostentaba el título de su mejor amigo desde hacía más tiempo del que podían
recordar. Y es que, empezando por el hecho de que había llegado tarde y eso no
era normal, su amigo había llegado con cara de haber visto fantasmas.
-Nada...-
-Ajá... y
yo soy tonto, verdad?...- Dijo un poco molesto tras escuchar aquel profundo
suspiró por parte del menor que le dejaba en claro que algo malo le había
sucedido antes de encontrarse con él.
-Pues...
No por nada eres nuestro Bakaki, ne?~...-
-OMAE!!!-
Al final estallaron en sonoras carcajadas y siguieron su camino hacia la Universidad,
pues ambos tenían proyectos que entregar a sus respectivos directores de
carrera.
-No, ya,
enserio... qué te pasó?... Te ves un poco decaído desde ayer en la mañana...- A
pesar de que seguía sonriendo, Takaki sabía que esa no era su habitual expresión
sonriente y aunque no quería ser pesado con su insistencia, la verdad es que
aquello le preocupaba porque su amigo no solía tener ese humor tan deprimente.
-Tanto se me nota?...-
-Pues la
verdad, sí... Casi podría jurar que estás deprimido...-
-Tal vez...-
-Y
éso?...-
-El amor
apesta...-
-Mmm...
debí imaginarlo... Daiki-kun?- Si bien el chico no le desagradaba del todo,
tampoco podía gustarle realmente. Después de todo, era humano y sabía lo que
eran los celos, así que por mucho que quisiera, nunca podría llegar a agradarle
del todo alguien a quien le gustara la misma persona que a él. Con Takaki todo
era tan simple y sencillo como éso porque aún a pesar de su edad y apariencia,
era un chico demasiado tímido e inocente.
-Sí...-
Fue lo único que atinó a responder antes de que otro larguisímo suspiro le
impidiera decir otra cosa.
-Ay,
Inocchi... No te preocupes. Yuyan está aquí contigo como siempre, ne?~...-
Aquel abrazo siempre había sido el remedio mágico para todos sus males y esta
no había sido la excepción.
-...Sí!
Fue divertísimo cuando Yuto comenzó a gritar aterrad... Ittai!- Al detenerse en
seco, fue inevitable que el pequeño se le terminara estampando en la espalda y
es que siempre solía caminar detrás del mayor cuando iban entre la multitud para
evitar que lo golpearan. Y ya que tenían que ir a comprar sus útiles escolares
para comenzar las clases después de las vacaciones de verano la próxima
quincena, la mejor opción era ir al centro a consegurilos, por lo que también
ese día se habían despertado temprano para salir junto con la madre de Arioka
que los acercaría a su destino. -Ari-chan, qué tienes?- Chinen se asustó al ver
la expresión abatida que se había robado la dulce sonrisa del rostro de su
mejor amigo en menos de tres segundos. -Ari-chan?...- Su preocupación aumentó
ante su inusual silencio.
-Inoo-kun...-
Al escucharlo susurrar ese nombre, Yuri miró de inmediato en dirección a dónde
su amigo tenía fija la mirada. En la
acera de enfrente vio a un chico alto con pinta de pandillero pero bastante
atractivo que abrazaba a un chico más bajito que tenía toda la facha de nerd,
empezando por los lentes de pasta que usaba y el chaleco a rombos. Pero de
inmediato le quedó clarísimo que ese debía ser precisamente el chico que le
gustaba a Arioka porque tenían gustos totalmente opuestos y sabía que nunca le
hubiese gustado el otro, tan sólo porque ese chico era totalmente su tipo.
Cuando miró nuevamente a Daiki, se percató de que sus ojos se habían puesto
llorosos después de ver que el chico alto le sonriera de ese modo a Inoo y lo
despeinara juguetonamente robándole también una sonrisa.
-Ari-chan...-
Tenía que pensar en algo de inmediato. Si seguía viendo aquello, seguro que el
pobre terminaría llorando ahí mismo. -Vamos por un helado gigante, si?!- Ver
aquella expresión determinada, le confería al pequeño un aspecto por demás
tierno. Arioka le sonrió más por costumbre que otra cosa porque notó que lo
decía para hacerlo sentir mejor, pero era obvio que por dentro se sentía morir.
Yuri lo tomó de la mano y lo arrastro consigo cuando la luz cambió de color
dándoles el paso.
-Yuyan!
Ya!- No pudo evitar volver a mirarlo fugazmente al escucharlo levantar la voz
entre risas. -No hagas esas cosas en público.- Bajó un poco el vólumen, pero
como estaban más cerca pudo escucharlo. Clavó la mirada en el pavimento. No
pudo seguir conteniendo el llanto al ver que aquel chico se tomaba tantas
confiancitas con Inoo como para incluso jugar con sus mejillas y hacerlo
sonreír de ese modo. Chinen se los fulminó con la mirada. A pesar de su aspecto
podía ser aterrador cuando se enojaba.
-Qué
pasa, Inocchi?- Al sentir que lo miraban fijamente, sus ojos se cruzaron con
los de Chinen un breve momento antes de que se desviaran hacia el chico que
llevaba de la mano. Se giró de inmediato para asegurarse de que no era un juego
de su imaginación. -Inoo?...- Preguntaba Takaki al verlo de pronto tan
distraído y sin mirar por dónde iba. Lo jaló sobre la banqueta cuando el
semáforo volvió a cambiar de color. -Qué tienes?- Apretó su hombro derecho para
reclamar su atención.
-Estoy
seguro de que ese era Daiki...- Takaki miró hacia la otra acera buscándolo,
pero sólo vio a un par de chicos que caminaban de la mano en la dirección por
donde venían ellos unos minutos antes.
-En
serio?... Y por qué no le hablaste?... Oye! Espera! No puedes cruzar así! Ven
acá!- Al ver que se disponía a correr detrás del chico, lo sujetó por la
mochila.
-Tengo
que saber qué tenía...-
-De qué hablas?-
-Es
que... iba llorando...-
-Estás
bien, Ari-chan?- El pequeño estaba realmente preocupado. Al ver que el mayor
lloraba aún a pesar de que era evidente que hacía todo lo que podía por
contener sus lágrimas, no pudo más que llevárselo a un callejón para que nadie
los mirara. Arioka se recargó contra la pared y se dejó caer al suelo. -Está
bien, Ari-chan... Llora...- Se sentó a su lado y lo rodeó con el brazo para
hacer que apoyara su cabeza sobre su hombro. Sentir aquella calidez hizo que se
desarmara por completo. Chinen lo abrazo aún más fuerte al escuchar que lloraba
desconsoladamente. -Aquí estoy... desahógate...-
-Ne~...
Inocchi~... Qué tienes?...- Desde hace rato estás más despistado que Ryu-chan
cuando se estampa contra los postes de la luz por la calle, eh...- Y es que así
era. El otro había estado caminando detrás de él todo el tiempo para evitar que
se estampara contra algo o alguien. A Takaki le había parecido gracioso los
primeros minutos, pues se veía a sí mismo como un apuesto titiritero
manipulando un lindo Inoo-muñeco, pero después de un rato el semblante
preocupado y distante de su amigo lo llevaba con el ceño fruncido devanándose
los sesos pensando en qué podría hacer para hacerlo sentir mejor. Aquel
silencio nunca había existido entre ellos y algo era seguro: no le gustaba
nada.
-Creo que
mejor lo llamo... Tengo que asegurarme de que está bien...- Escucharlo decir
aquello lo lastimó más de lo que él mismo hubiera imaginado.
-Osea que
todo este tiempo has estado pensando en ese mocoso?...-
-Eh?...
Dijiste algo, Yuyan?...- Ni siquiera lo había escuchado. Venía tan absorto en
sus pensamientos que incluso se había olvidado de que venía acompañado.
-No,
nada...- Ni siquiera se molestó en fingirle una sonrisa. No era su estilo. Era
demasiado inocente como para mentirse a sí mismo con respecto a lo que sentía.
-...es obvio que en este momento no existo para ti...- Susurró en voz baja al
ver que el otro le ponía más atención al celular que a él.
-Ari-chan...-
El pobre sentía el brazo y las piernas adomecidas por haber permanecido tanto
rato en la misma posición, pero no fue capaz de quejarse siquiera viendo la
situación. Ahora Daiki sólo continuaba sollozando, tal vez se habían acabado ya
sus lágrimas, pero al menos se sentía más tranquilo viendo que ya no corría
peligro por deshidratarse de tanto que estaba llorando hasta hacía unos
minutos. -Ari-chan?...- Lo volvió a llamar al no recibir respuesta de su parte.
-Teléfono, Ari-chan...- Lo vio llevar lentamente la mano hasta su bolsillo para
sacar el pequeño aparato que no paraba de sonar.
-Eh?...-
Le pareció ver que palidecía.
-Qué
pasa?... Quién te llama?-
-Inoo-kun...-
Sus ojitos volvieron a llenarse de lágrimas al pronunciar aquel nombre que
tanto daño le hacía en ese momento.
-Pero qué
se cree?!... Dame acá!- Le quitó el celular sin darle tiempo siquiera a
reaccionar.
-Chii-chan,
no...- Trató de recuperarlo, pero Chinen ya se había levantado y alejado un par
de metros cuando pulsó la tecla verde y él no podía ni ponerse en pie.
-Daiki-kun?...
Yo...-
-Ari-chan
no puede responderte en este momento... y sería mejor si no lo vuelves a llamar
nunca!- Y sin más le colgó.
-Eh?...-
Takaki estaba decidido a dejarlo ahí. Y lo hubiera hecho, de no ser porque vio
esa expresión rara en su cara. Se acercó a Inoo por la espalda.
-Estás
bien?...- Era obvio que no lo estaba, pero no se le ocurrió algo mejor qué
preguntar.
-Ehmm...
Sí... Vamos a casa...- Se veía tan abatido que le dieron unas ganas enormes de
tomarlo entre sus brazos y besarlo... pero no se atrevió.
-Ok...
Volvamos en tren, de acuerdo?-
-Sí...-
No era que no quisiera caminar a su lado y pasar más tiempo con él, sino que le
dolía tanto verlo así que no soportaría tanto antes de abordarlo entre reclamos
y preguntas que, estaba consciente, en nada le servirían al menor en ese
momento. Así que sería mejor si sólo iba sentado a su lado, así como estaba, en
silencio, mirando por la ventana, viendo su triste reflejo en el cristal.
-Qué
hiciste, Chii-chan?...- Daiki estaba asombrado de haber escuchado a su pequeño
y dulce amigo gritándole a alguien de ese modo y con ese brillo atemorizante en
los ojos.
-Quitarte
del zapato la piedra que te está lastimando...- Lo vio guardarse su celular en
el bolsillo. Sin duda no se lo devolvería hasta que considerara que estaba
mejor.
-Pero...-
-Te
sientes mejor?... Vamos por ese helado gigante antes de que oscurezca y se me
deje de antojar, ne?- Y así como apareció esa expresión, se desvanecío para dar
paso a su habitual y brillante sonrisa
-Mmm...
Sí...- No podía enojarse con él. Después de todo, él hubiera hecho lo mismo si
alguien hiciera llorar a Chinen de ese modo. Además, en algo tenía razón: tras
llorar tanto y saber que era defendido de ese modo por alguien especial, su
corazón había dejado de doler... tanto.
-Tienes
que seguir caminando, Ari-chan...- De pronto le pareció que su voz sonaba
frágil. -...si tu camino se llena de piedras o espinas, yo siempre te ayudaré a
hacerlas a un lado...-
-Chii-chan...-
Lo abrazó. No encontró otro modo de hacerle saber cuánto lo quería y cuánto
agradecía escuchar eso. -Yosha!!! Comamos hasta que se nos congele el cerebro!-
Sin darse cuenta, ya había vuelto a sonreír.
-Pero...
eso duele...- Un puchero en su cara lo hizo reír aún más, viéndolo cómo lo
viera, Chinen siempre le había parecido adorable y, sin duda, así sería aún en
el futuro.
-Jajaja...
Sí, verdad...- Ambos echaron a reír despreocupadamente y siguieron calle
arriba. Al menos por ese día, no quería pensar en nadie que no fuera el pequeño
a su lado que tan feliz lo hacía.
-...Y si
quieres, después podem... Qué tienes, Chinen?- Preguntaba Yamada con el ceño
fruncido pues le parecía que su pequeño novio estaba demasiado... ausente? Sí,
tal vez ésa era la mejor forma de describir el estado emocional en el que se encontraba
el menor, pues desde que había pasado por él a casa de Arioka por la mañana
para llevarlo al cine como le había prometido el día anterior, lo notaba entre
pensativo, preocupado y distante, cosa por demás inusual tratándose de ese
chico que siempre estaba de lo más feliz y pendiente de todo, sobre todo de su
querido Yama-chan.
-Ah?- Tal
cómo imaginaba, ni siquiera le iba poniendo el mínimo de atención. En
definitiva algo malo le debía de haber pasado para que estuviera así.
-...gomen, Yama-chan, qué me decías?, me distraje un segundo...-
-Un
segundo?... Chinen, no has estado aquí desde que salimos de la casa de Daiki.
Si no querías salir conmigo o si te querías quedar con él, mejor me hubieras
dicho y así no cruzaba toda la ciudad sólo para venir a verte...- El pobre
había soportado mucho en los últimos días. Lo único que tuvo en mente durante
todo el tiempo que estuvo en América, fue el volver a tenerlo cerca y ansiaba
tanto el poder estar como siempre con Chinen, que la noticia de que se quedaría
con su mejor amigo y no con él, había sido un duro y repentino golpe, mismo que
dejó pasar pues no tenía nada de malo, pero encima de todo, había tenido que
soportar que cancelara todas sus citas por una u otra cosa, todas relacionadas
con su mejor amigo, y a final de cuentas, no lo había visto desde el día del
parque de diversiones y aunque se decía una y otra vez que debía soportarlo
porque sólo sería una semana, a final de cuentas y aunque sus padres ya habían
regresado, Chinen se había empeñado en que lo dejaran quedarse más tiempo con
Arioka. Simple y sencillamente se había cansado de ser un novio paciente y
comprensivo.... Quién lo entendía a él y a sus enormes ganas de estar con la
persona que amaba después de doce largos meses de no haberlo podido tener entre
sus brazos?
-Yama-chan...-
Sí, que el mayor reaccionara de ese modo no era común, y aún cuando sabía que
estaba molesto y herido, ni siquiera en ese momento le gritó. -No digas éso...-
-Qué
quieres que te diga, Chinen?... Hace casi dos semanas que no sé nada de ti más
allá de los mensajes que me respondes, no me llamas, no me buscas... Qué
quieres que diga cuando de pronto dejas de ser tú?... Dime qué es lo que te
pasa, sí?... Si no me dejas estar contigo en las malas, cómo esperas que sienta
que somos realmente una pareja?... Yo...- El pobre guardó silencio al sentir
aquel enorme nudo en la garganta que le impidió continuar con lo que estaba
diciendo. Sentía que de algún modo, ésto era culpa suya por haberlo descuidado
tanto, aún cuando eso no era para nada cierto.
-Es
que... No quiero preocuparte...-
-Yuri, no
ves que con tu silencio me haces más daño?!... Dime qué es lo que estoy
haciendo mal?... Quiero que estemos como siempre... Sé que yo...- De nueva
cuenta fueron acalladas sus palabras, pero esta vez se debió al beso
desesperado que selló sus labios. Lo que preocupaba de ese modo al menor, en
nada tenía que ver con Yamada, definitivamente no dejaría que se culpara en lo
más mínimo, porque no era justo.
-No,
Yama-chan... Tú has sido el mejor novio del universo desde el primer segundo
que empezamos a salir... Esto no tiene nada que ver con nosotros... Es sólo que
me preocupa mucho Ari-chan, no quiero dejarlo solo ahora que más me necesita...
Nunca lo había visto así...- Esa expresión ensombreciendo su rostro le
destrozaba el corazón porque Chinen no solía mostrar ese tipo de emociones
negativas.
-Daiki?...-
Suspiró. Algo le decía que fuera lo que fuera que tuviera así al pequeño, se
debía casi con seguridad a su mejor amigo aunque preferia culparse a sí mismo
que admitirlo. -Qué le pasa a Dai-chan?- Aún así no podía ignorar el hecho de
que le preocupara el chico, después de todo, con el tiempo y la convivencia,
había terminado por tomarle bastante cariño; empezando por el hecho de que
cuidaba a Chinen cuando no podía estar cerca de él.
-Descubrió
que la persona que le gusta tiene novio... Fue horrible. El pobre no paraba de
llorar. Te juro que pensé que se iba a deshidratar y que si lo tocaba se iba a
desmoronar...- A pesar de que revivir el hecho lo angustiaba, era más evidente
su enojo que la tristeza.
-Sí...
Imagino que debió ser doloroso... Y cómo está ahora?- Era la primera vez que
escuchaba que Arioka estuviera interesado en alguien, así que imaginaba que el
shock debía haber sido mil veces más fuerte, como para incluso haberlo hecho
llorar en la calle.
-Pues mal...
Casi no duerme ni come... Se la pasa mirando a la nada por la ventana todo ido,
casi no sonríe... Me preocupa, Yama-chan... Se va a enfermar si sigue así.-
-No
debería... Entiendo que debió ser muy impactante ver a la chica que te gusta
con otro, pero aún así, debería ser más positivo... Al menos por ti porque...
Por qué te ríes?-
-Es que
estás equivocado en algo, Yama-chan...-
-En qué,
si se puede saber?... No es algo por lo cual debería deprimirse así...- Como a
menudo hacía, lo dejó terminar de hablar porque sabía que se molestaba mucho
cuando lo interrumpía.
-En el
género...-
-Eh?-
-No es
una chica de quien Daiki se enamoró...-
-EHHH?!!!-
Se rió aún más al ver la cara perpleja que puso Yamada tras escuchar aquello.
Lo que menos se imaginó cuando le contaban del primer corazón roto del mayor
fue que el culpable sería nada más y nada menos que... un chico.
-Inocchi...-
Lo llamó suavemente. -Podrías dejar de hacer zanja?!- Después de casi una hora
de verlo continuar con su cíclico e infinito vaivén de lado a lado de la
jardínera del parque donde estaban matando el tiempo después de su última
clase, había terminado por hartarse del sonido que producían las suelas de sus
zapatos al friccionarse contra las locetas de cemento y de la mancha roji-azul
en la que se había convertido su silueta mientras desfilaba dentro de su vista
periférica, pues en realidad hacía buen rato que había dejado de mirarlo porque
se había empezado a marear.
-Eh?...-
El pobre casi se va de bruces al piso al detenerse tan súbitamente despúes de
estar a punto de darse media vuelta para volver al final de la jardinera.
-Me
mareas! Ya detente, quieres?...- Se incorporó sobre la banca de concreto sobre
la que se había acostado y lo miró casi desesperado. Al ver ese inusual tinte
de agonía en sus ojos, el chico que lo miraba con cara de incomprensión se
acercó hasta donde estaba su amigo, se sentó a su lado cabisbajo y suspiró
profundamente.
-Lo
siento...- Cruzo ambas piernas sobre la banca y apoyó sus codos en las rodillas
apoyando la frente sobre las palmas de sus manos. -Debo ser la peor compañía
del mundo en este momento, verdad?- Se obligó a sonreír para no aumentar la
preocupación que ya de por sí, mostraba el mayor por su comportamiento.
-Nah...
Has tenido peores ratos... y no me ha importado entonces... por qué habría de
importarme ahora?...- Apoyó su mano sobre el hombro del menor. -Además, qué
clase de amigo sería si te dejo solo cuando más me necesitas?- Ante sus
palabras, Inoo levantó la vista del suelo y miró a Takaki.
-Gracias,
Yuyan...- Esta vez no tuvo que fingir la sonrisa que le regaló, misma que fue
recibida también con una amplia sonrisa de parte del mayor.
- Y
bien...?- Aunque no le hacía falta preguntarle para saber que su estado de caos
emocional se debia a cierto chico cuyo nombre no quería ni pronunciar, prefirió
hacerlo con la esperanza de estar equivocado y que todo aquello se debiera a
algo más, como los examenes finales o a su hermana Aki.
-Qué cosa?...-
-Por qué
estás así?-
-Sigo
preocupado por Daiki-kun...- Ni siquiera le molestó escucharlo confirmar lo que
ya sabía, por el contrario, se sintió un poco angustiado, pues ya habían pasado
casi dos semanas desde aquel incidemte y el menor, ni mejoraba su estado de
ánimo ni hacía nada por dejar de sentirse así de mal. Y la verdad es que a esas
alturas del partido, incluso Takaki se preguntaba qué había pasado, pues según
lo que sabía de Arioka, no era un mal chico.
-Qué
novedad~...- Entendía el por qué del sárcasmo, seguramente ya debía tenerlo
harto con la misma cantaleta todos los días, ni siquiera le dio importancia.
-Pero...- Lo miró a los ojos. No era normal que agregara algo después de ese
último comentario. -...si yo fuera tú, ya hubiera hecho algo al respecto...-
Tampoco le extrañó que no lo mirara al decir aquello, no era del tipo que se
muestran así de afectivos. Sí, sería un mimado e infantil consentido, pero rara
vez era de decir cosas sentimentales o demostrarlas, era muy tímido en ese aspecto.
-Tienes
razón...- Sentía algo oprimiéndole el pecho. -Pero... tengo miedo de que en
verdad no quiera volver a saber nada de mí...- Se esforzaba con toda el alma en
mantener las lágrimas dentro.
-Y con
tener miedo no solucionas nada, Inocchi...- Se paró frente a él. -Te he visto
como muerto en vida durante los últimos quince días...- Apoyó ambas manos sobre
los hombros del menor, quien no se atrevía a levantar la mirada para que no se
diera cuenta de que estaba a punto de romper en llanto. Sin embargo, a pesar de
lo que pudiera parecer por su aspecto y su comportamiento habitual, el mayor se
daba cuenta cuando sus personas especiales estaban mal. Se puso en cuclillas
justo donde estaba y sin mover las manos de donde las tenía. -...y éste no eres
tú... No me gusta lo que veo en ti cuando te miró a los ojos porque todo tu brillo
ha desaparecido... tu sonrisa se ha ido también, junto con tu alegría y tu
sentido del humor... No quiero que sigas así... Prefiero mil veces morirme de
celos porque todo el bendito día me hables de Daiki, que tenerte conmigo todo
el tiempo y que estés así...- Fue imposible seguir conteniendo las lágrimas, ya
habían comenzado a resbalar silenciosamente a través de sus mejillas. Takaki
volvió a ponerse de pie para abrazarlo. Fue agradable sentir que Inoo también
se aferraba a su cuerpo con la misma fuerza.
-Ya
volví~!!!- Anunciaba felizmente Chinen al llegar a casa de su mejor amigo,
donde seguramente, ya lo estarían esperado con ansias para cenar.
-Bienvenido,
Chii-chan...- Pero para su sorpresa, en la sala sólo estaba su mejor amigo
pasando lo canales con el control remoto.
-A dónde
fueron tus papás?-
-Fueron a
casa de mis abuelos, querían ir a verlos...-
-Oh ya
veo...- Aunque no lo decía, lo conocía tanto como para saber que algo tenía.
-...lo siento, por mi culpa tuviste que quedarte...- Sabía que no tenía nada
que ver con eso pero era un buen anzuelo.
-Ah, no.
No te preocupes... yo no tenía ganas de ir...- Le pareció que sonaba muy
triste. -...mamá nos dejó dinero para comprar pizza o algo así. Qué quieres
cenar?- Al ver que desvíaba el tema hacia otra cosa, comprendió que no quería
hablar de ello.
-Mmm... Y
si mejor salimos? Haber qué se nos antoja en la calle, ne?...- Confiaba en que
se relajaría un poco si salían a caminar, si por lo menos no lo ayudaba a
calmarse, se cansaría lo suficiente como para dormir tranquilo.
-Sí. Es
buena idea... Voy por mi cartera...-
A pesar
de que las noches se habían vuelto muy calorosas, las calles estaban llenas de
gente que iba y venía por todas partes. Algunos regresando a casa del trabajo o
de la escuela, otros divirtiéndose con los amigos o con su pareja, otros
cenando en alguno de los puestitos callejeros o en los locales de la avenida,
algunos más simplemente dando un paseo con sus mascotas. Así que dos chicos que
caminaban de la mano riendo de cosas sin sentido, no eran más que dos personas
más entre aquella multitud. Dos desconocidos para todos, excepto para el chico
que estaba sentado en el parque hablando por teléfono y que al ver al menor, de
inmediato echó a correr hacia él, olvidándose por completo de su hermano menor,
que estaba por los alrededores jugando con su perro.
-Yuri-chan!-
Ese timbre de voz le cayó como una patada en el hígado.
-Oh...
Ryu-chan! Hola! Qué haces aquí a estas horas?-
-Estoy
con Shin-chan, sacamos a pasear a Croqueta.-
-Ah, genial...-
-Y tú...
digo, ustedes?...- Ignorar al mayor era algo que hacía como algo natural ya que
en realidad no le caía bien (aunque pretendiera lo contrario por quedar bien),
cosa que sin saber era recíproca (aún cuando Chinen no se daba cuenta), pues a
pesar de que a veces se tenían que dirigir la palabra por educación (o porque
no les quedaba de otra), preferían no hacerlo en la medida de lo posible,
aunque lo cierto es que el único hipócrita era Ryutaro, ya que Arioka nunca era
el que iniciaba la conversación.
-Salimos
a dar un paseo y a buscar qué cenar...- Aquello le sonó totalmente a una cita y
en nada le agradó pero fingió su mejor sonrisa.
-Ah, que
bien!...- Revisó la hora en su reloj de pulso. -...tu mamá vendrá por ti cuando
salga de trabajar?, es un poco tarde, ne?...- Su preocupación sí era real, pero
no precisamente por lo que decía. -...porque si no, igual te podrías quedar en
mi casa esta noche y...- Ahí estaba. Ya se le hacía raro a Daiki que pareciera
tan buena persona.
-No te
preocupes, se va a quedar conmigo...- Le detuvó el discurso en seco, no quería
escuchar más. Morimoto miró de inmediato al mayor y luego regresó la mirada a
Chinen, que, hasta entonces notó, seguía sujétando la mano de Arioka.
-Sí, no
te preocupes, Ryu-chan, bueno, mejor nos vamos, ne, Ari-chan?, o no
encontraremos ya nada qué comer...-
-Sí,
cierto...-
-Bueno,
nos vemos luego, Ryu-chan. Me saludas a Shin-chan...-
-Sí, de
tu parte...- Los miró fijamente hasta que se le perdieron de vista entre la
multitud, ver que se fueran de la mano le molestó mucho más de lo que pensaba.
Sacó su celular y marcó un número. -Aló?... Kei-chan? Espero no despertarte...
Sí, estoy bien... bueno, no mucho... Es que...- Al ser Inoo el único de sus
"amigos" que conocía a los involucrados de su "tragedia",
decidió que era quien mejor serviría para desahogar todas sus penas, así que le
contó todo lo que había pasado. El pobre chico al otro lado del teléfono había
terminado igual o más afectado por la historia de su interlocutor al colgar que
el mismo Morimoto. Se sentía tan raro que ni siquiera podía ponerle nombre a lo
que pasaba por su mente y su corazón en ese momento. Seguramente pasaría la
noche en vela dando vueltitas en su cama tratando de conciliar el sueño
mientras su cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto.
-Y esa
cara?...- Preguntaba el chico de enorme sonrisa que todos los días se la pasaba
como Miss Japón salúdando a todos los alumnos que se encontraba al pasar.
-Eh?...-
El pobre ni siquiera lo vio venir aunque desde el otro lado del pasilló caminó
directo hacia él.
-Shales...
Estás aún más zombie de lo que te ves, Inoo...- Se le acercó para examinarlo de
pies a cabeza.
-Zombie?
No... no me cosplayee de nada...- Incapaz de hilar el comentario que escuchaba
con su propia realidad, no podía más que responder a la velocidad a la que
corría su hamster.
-OHAYOUUU!!!~...-
Gritaba Takaki desde el fondo del pasillo después de subir el último tramo de
escaleras hasta el departamento de Artes, que era a donde asistían los cuatro.
-BAKAKIII!!!~...-
Respondía al mismo vólumen de voz, por lo que Inoo no pudo sino taparse los
oídos.
-Oh! Pero
si es Hikabaka! Te caíste de la cama? Es temprano...- Todos los compañeros lo
miraban a medida que avanzaba, igual ya ni les resultaba extraño el modo en que
los "Cuatro Fantásticos" (que era como los llamaban las chicas en la
Universidad debido a las cuatro cualidades que los hacían perfectos: atractivo
físico, personalidad, destreza e inteligencia) se comportaban, así de
"únicos" eran y lo cierto es que en vez de molestarles, los divertía.
-Hola?!
Vendes piñas?!... Si quieres te vendo una franquicia, eh?... porque si mal no
recuerdo, tú eres el señorito "tengo-sueño"... todo el día...-
-Pero con
todo y sueño, no me quedo dormido como otros...- Llegó hasta el blacón donde
estaban recargados y los saludó como de costumbre. -Inocchi, estás bien?...- Al
abrazarlo se dio cuenta de que el pobre parecía panda en cautiverio.
-Eh?...
Sí, por qué?...- Lucía como muñequito de trapo colgando en el barandal.
-Kooooota-kun!~...-
El mayor de los cuatro, responsable y amable como siempre, había ido a
comprarle un jugo a Inoo para ver si se sentía un poco mejor, pues le había
sacado un susto de muerte cuando lo encontró sentado a media escalera con la
cabeza apoyada en la pared. -Toma, Inoo...- Le extendió el vaso con tapa
plástica y le abrió el popote para que se lo bebiera.
-Gracias,
Yabu...-
-Y para
Hikaru no hay nada?...- Reprochaba con un puchero de fingida indignación por
las atenciones de su novio hacia su amigo.
-No,
Hika-chan... Tú no eres el que parecía desmallado a media escalera...- Su dedo
índice flotaba tan cerca de su nariz que lo hacía hacer biscos.
-Qué?!!!-
Al oír aquello, Takaki miró angustiado en extremo a Inoo que seguía como ido
con el popote en la boca, pero nadie le hizo caso porque el menor comenzó a
hablar muy alto al mismo tiempo.
-No es
justo! No es mi culpa que Takaki se haya pasado toda la noche haciéndole esto y
aquello a Inoo y que no lo haya dejado dormir!!!...- Inflaba los cachetes
mientras hacía su "berrinche", el cual hizo que los otros dos se
volteran a ver con los ojos abiertos de par en par. Fue inevitable que su
comentario llegara a oídos de quienes estaban ahí y que se escucharan risas y
gritos hasta el otro extremo.
-No, se
equivocan!!!- Argumentaban los dos a coro sonrojados hasta las orejas.
-Takaki e
Inoo son unos hentai!!!-
-Cállate,
Hikaru!- Takaki corrió detrás de él para atraparlo y taparle la boca al tiempo
que Inoo también se incorporaba para tratar de hacer lo mismo, pero se levantó
demasiado rápido y al marearse, se fue directo al suelo.
-Inoo-kun!...-
Yabu, que era el que estaba más cerca, se acercó a ayudarlo. De inmediato,
Hikaru paró con sus estúpideces y Takaki corrió para levántarlo y llevarlo a la
enfermería cargándolo en la espalda. Yabu y Hikaru corrían detrás de él, los
tres estaban realmente preocupados, nunca antes habían visto a Inoo así.
-En serio
te tienes que ir?...- Su tono de voz, aunado a la expresión que tenía en su
carita, hacían que Chinen reconsiderara el volver a su propia casa.
-Lo
siento, Ari-chan... Mamá dijo que tengo que ir ya. Las vacaciones terminan la
próxima semana y ni siquiera he desempacado mis cosas ni limpiado mi
habitación...- Se sentía mala persona por tener que dejar a su amigo sabiendo
que aún se sentía deprimido.
-Sí,
entiendo...- Continuaba jugando con Fishi que estaba acostado boca arriba sobre
sus piernas mientras Arioka le sacudía encima la tirita del gorro de su camisa.
-No te preocupes, estaré bien... Sólo estoy siendo egoísta...- Decía
arrepentido por el tinte de angustia que se apoderó del menor.
-Ari-chan...-
Suspiró. No quería dejarlo solo. Sabía que de estar así, se la pasaría pensando
en Inoo y sólo se pondría peor. -Quieres quedarte con Fishi unos días? En lo
que ordeno todo en mi casa...- Trató de regalarle su mejor sonrisa. -Tal vez no
sirva de sustituto, pero al menos te mantendrá ocupado para que no pienses
tonterías...- El mayor lo contemplaba enternecido. Pensando que en verdad debía
quererlo un mónton para preocuparse tanto por él.
-Gracias,
Chii-chan... Por todo...- El sonido del claxón los hizo mirar hacia la calle.
Era el automóvil de la madre del menor, quien los saludó sonriendo.
-Debo
irme... Cualquier cosa, me llamas... Te quiero...- Y el pequeño echó a correr
para subir sus cosas al asiento trasero, sabía que su madre llevaba un poco de
prisa y no quería hacerla esperar.
-Nos
vemos!...- Lo despidió agitando la mano hasta que doblaron a la derecha en la
avenida. -Qué haremos, Fishi?... Aunque estés aquí sigo pensando en
Inoo-kun...- Entró. Sentía que rompería en llanto de un momento a otro. No
sabía nada del chico desde aquel incidente en el centro. ¿En serio se olvidaría
de él sólo por lo que le dijo Chinen? ¿No volvería a saber de él nunca más?
Cerró la puerta de su cuarto y encendió la televisión para que no lo escucharan
llorar si volvían temprano a casa.
-Qué
tienes, Yuto?...- Ese larguísimo suspiro no formaba parte de su colección de
expresiones habituales, así que tras escucharlo por tercera vez, Okamoto comenzó
a pregúntarse qué lo tenía tan desánimado. Después de todo, su factor
deprimente ya había dejado de existir desde el momento en que Yamada y Chinen
habían vuelto a Japón.
-No crees
que últimamente todo es tan aburrido?...- Se volteó boca arriba sobre la cama
dejando su cabeza colgando por la orilla para mirarlo.
-Por qué
lo dices?...- Dejó su guitarra eléctrica apoyada sobre la pared y se acercó a
él.
-Porque
desde que volvieron los chicos no hemos hecho nada, las vacaciones están por
terminar y no hemos vuelto a salir juntos desde que fuimos al parque de
diversiones... y de éso han pasado semanas!...- No pudo evitar sonreír al
escuchar la razón detrás de su angustia, no porque deméritara sus
preocupaciones sino porque le parecía casi tan adorable como Yuri mientras
ponía esa carita de puchero tan tierna al hablar. -Por qué te ríes?...- Se
agachó para besarlo.
-Porque
me siento feliz de no ser la causa de tu tristeza...- Le colocó otro dulce beso
en la frente.
-Keito...-
Sus labios se curvearon en una tímida sonrisa que resaltaba por el ligero color
rojizo que había teñido sus mejillas.
-Pensé
que ya estabas aburrido de estar tan sólo conmigo...- Se sentó en el piso y se
recargó en la cama dejando su cabeza cerca de la de Yuto.
-No!...-
Se sonrojó aún más al reparar en el hecho de que había gritado aquello. El
mayor lo miraba riendo bajito. -...jamás me aburriría de estar contigo...-
Confesaba jugando nervioso con sus dedos.
-Es bueno
saberlo...- Yuto se giró y le dio un beso en la mejilla cerca de la comisura de
los labios, tras lo cual se tapó la cara con ambas manos; se había puesto tan
colorado que sentía que brillaba cual metal al rojo vivo. Okamoto lo
contemplaba divertido. -Pero tienes razón... no hemos sabido mucho de Daiki y
Yuri desde aquel día... Y por lo que sé, ni siquiera Ryosuke lo ha visto, temo
que termine cansandóse y se peleen...-
-Deberíamos
llamarlos para salir a algún lado el fin de semana?... Los extraño.-
-Sí...
Llama a Yuri y a Ryosuke y yo me encargo de Daiki... Algo me dice que él es quien
está acaparando a Yuri...- Despeinaba el cabello de Nakajima al jugar en él con
sus dedos.
-Son
malos... Se divierten sin nosotros...- Le parecía gracioso el modo en que su
novio veía las cosas, pero le gustaba, porque era por eso que siempre estaba tan
feliz, todo le parecía tan simple que no se créaba problemas donde no los
había.
-Sí...
Aunque no me hacen mucha falta...- Le sonrió dulcemente. Yuto lo miraba
incrédulo ante su comentario incapaz de articular palabras que reprendieran
semejante falta de sentimientos. -...yo prefiero divertirme contigo a solas...-
Le dio un golpecito en la punta de la nariz con el dedo índice. El menor se
había vuelto a poner como tomate. Otro suspiró se le escapó. -Y ese
suspiro?...- Lo vio rodarse por la cama hasta ponerse detrás de él.
-Es culpa
tuya!~...- Sintió sus largos y delgados brazos rodearle el cuello al tiempo que
recargaba su cabeza de lado sobre su hombro izquierdo. Keito rió feliz de saberse
correspondido y puso las manos sobre las suyas. -Y ahora por qué te ríes de
mí?...- Se levantó hasta sentarse sobre el edredón contemplándolo molestó por
su risa.
-Por que
es la primera vez que me siento tan feliz de ser culpable de algo...- Se hincó
sobre la alfombra de colores apoyando los codos en la cama y lo miró divertido.
-...Aunque creo que no me siento lo suficientemente culpable todavía....-
Estiró los brazos hasta alcanzar la solapa de la camisa a cuadros que Nakajima
llevaba desabotonada sobre una playera gris y lo jaló contra sí para volver a
bésarlo.
No había
nada fuera de lo común en aquel techo color beige, sin embargo, seguía
mirándolo fijamente como había hecho durante la última hora y media y aunque lo
cierto es que ni siquiera estaba consciente de que lo estaba haciendo, tampoco
podía dejar de hacerlo porque no podía pensar en nada que no fuera decidir si
llamarlo o seguir reprimiendo las ganas que tenía de hacerlo. Y es que por
alguna razón ajena a su entendimiento, hacía ya buen rato que no podía dejar de
pensar en él e instintivamente había terminado por buscar su celular a tientas
pues le ardían un poco los ojos después de tanto llorar y no podía ni abrirlos.
Poco a poco la luz había comenzado a perder intensidad, pero ni siquiera era
consciente de ello, pues la única luz que veía era la que emitía la pantalla de
su teléfono que mostraba su nombre y su número. Tan sólo le tomaría un segundo
oprimir una de las dos teclas, pero elegir una era lo más difícil que había
enfrentado en mucho tiempo.
-Qué
hago, Fishi?...- Suspiraba desesperado al sentir en sus mejillas las patitas
suaves del pequeño gato que lo miraba con sus enormes ojos verdes. -Debería
llamarlo?... Es que temo que no haría más que quedarme callado en cuanto
escuchara su voz...- Un par de lágrimas comenzaron a rodar nuevamente sobre el rastro
que ya surcaba su carita. -Debería enviarle un mensaje?... No creo ser capaz de
esperar por una respuesta que tal vez nunca llegue...- Sintió los lametazos
tibios en su nariz. -Incluso tú te preocupas por mí?... Todos se preocupan por
mí... Todos menos él, verdad?... Supongo que es normal... Él ya tiene a alguien
más por quién preocuparse...- Al evocar en su mente su sonrisa estando con
aquel chico tan opuesto a lo que él era, rompió en llanto. No dejaba de
dolerle. Al final dejó caer el celular sobre la cama y se hizo bolita abrázando
las almohadas hasta que se quedó profundamente dormido de tanto llorar, así que
ni siquiera escuchó cuando su teléfono empezó a sonar con esa canción tan
particular que había elegido como el timbre para Inoo.
Después de
haber estado casi toda la tarde en la enfermería, Takaki se había aferrado en
llevarlo personalmente hasta su casa para evitar que le pasara algo a medio
camino, así que sabía que era inútil hacerlo desistir una vez que había
decidido algo. Se había quedado a cenar con él. Poco habían hablado durante
todo el día. Uno porque no quería ser juzgado, el otro porque no quería
escuchar algo que lo lastimaría. Al final, había sido Aki, la hermana de Inoo,
quien había mantenido entretenido al mayor (por no decir que lo suficientemente
distraído como para que olvidara cuán preocupado y hasta molesto estaba) hasta
que se hizo hora de que se fuera a casa. Ni cuenta se dieron cuenta en qué
momento perdieron a Inoo, pues cuando se quizo despedir, su amigo yacía en el sillón
profundamente dormido.
-Ah, este
niño... Asegúrate de que se vaya a la cama... no queremos que encima de todo, a
tu onii-chan le dé un resfriado o algo...- Lo contemplaba pensativo. No era que
hiciera frío, sino todo lo contrario, pero no podía decirle a Aki lo que pasaba
y tampoco quería preocuparla.
-Sí,
Yuya-niichan... Vuelve pronto!- La chica lo acompañó hasta la entrada y se
desbarató en sonrisas diciéndole adiós hasta que cerró la puerta. Tras lo cual
apagó las luces de la sala (que eran las únicas que seguían encendidas pues sus
padres ya se habían ido a dormir) y se fue a su cuarto.
No estaba
muy seguro de la hora que era. Tampoco recordaba realmente cuándo se había
quedado dormido. Lo único que sabía era que necesitaba escuchar su voz. Había
tenido una horrible pesadilla que lo había despertado abruptamente en medio de
la oscuridad donde se encontró totalmente solo. Llegó hasta la cocina
tropezándose con cuanta cosa se topaba en el camino para encontrar su mochila y
sacar su celular. Un golpe de adrenalina le revolvió el estómago cuando dio con
su nombre en la agenda. Suspiró y oprimió la tecla verde. Sonó y sonó pero
nunca recibió respuesta.
-Qué
tonto soy... Si no quiere volver a saber de mí, obvio no me va a contestar...-
Recordó lo que le había dicho aquella voz infantil cuando lo llamó por última
vez. -"Sería mejor si no volvieras a llamarlo nunca más"...- Susurró
para sí mismo guardándose el celular en el bolsillo trasero del pantalón.
-Dai-chan!
Qué no piensas levantarte?!... Keito-kun está esperándore abajo...- Su madre
golpeaba fuerte la puerta. Por fin había podido abrir los ojos. El ruido cesó
de pronto. -Será mejor que entres y lo saques de la cama tú mismo, Keito-kun...-
La escuchó claramente aunque ya había bajado las escaleras. Su amigo se reía.
-Está
bien... Con permiso...-
-Pasa,
estás en tu casa...- En alguna parte de la casa estaba encendido el televisor,
las voces de los conductores del programa matutino de variedades se
entremezclaban con el golpeteo constante de los trastes en el fregadero y los
maullidos del gatito que rogaba por que le abrieran la puerta para salir. Se
dio la vuelta entre los edredones y se envolvió cual oruga enterrando la cabeza
entre las almohadas. No quería saber de nada ni de nadie. Al menos mientras
dormía podía dejar de pensar en todo lo que lo hacía sentir mal.
Otra vez
llamaban a la puerta. Sin embargo, esta vez tocaban con mayor delicadeza.
-Daiki?...-
Reconocía su voz aunque no era común que fuera a buscarlo a su casa. -Daiki...
puedo pasar?...- Escuchó abrirse la puerta. -Oh! Fishi!...- El pequeño había
salido a toda prisa en busca de su caja de arena. En el interior le pareció que
algo se movía sobre la cama, la cual era un caos de revoltijo. -Daiki... estás
despierto?- Se acercó lentamente al pequeño bulto que se removía debajo de las
mantas. -Oye... estás bien?...- Se sentó en la orilla y puso la mano sobre él
para removerlo un poco.
-No...-
Alcanzó a escuchar bajito. Jaló las cobijas buscando a su amigo.
-Vístete,
va?.... Salimos a caminar y me cuentas.- Ni siquiera se había puesto la pijama
para dormir y por cómo se veía, supo de inmediato que había estado llorando
mucho.
-No
quiero salir...- Safó las mantas de un jalón y se volvió a envolver en ellas.
-No seas
así... Quedarte aquí SOLO no hará que dejes de pensar en tu PROBLEMA...- Se
levantó para quitárselas nuevamente y al ver que se escondía debajo de las
almohadas, entendió que había empezado a llorar otra vez, cómo seguramente
había hecho durante todo el rato desde que despertó, si es que había podido
dormir. -Daiki...-
Realmente
no estaba seguro de que hubiera dormido, las enormes ojeras que tenía se lo
decían a gritos. No podía reclamarle nada, después de todo, él tampoco había
conseguido conciliar el sueño, así que por eso había decidido ponerse los
lentes de sol desde temprana hora de la mañana (no quería más bromas tontas de
parte de Hikaru si lo veía también a él ojeroso y desvelado) cuando salió de su
casa para ir a la de Inoo.
-Ohayou...-
Aplaudió el éxito de aquella enorme sonrisa. Cualquiera diría que su aspecto
cansado se debía sólo a una noche de estudio.
-Yo~...-
Lo saludó desde el otro lado del cancel. -No creí que lograras despertarte...-
Era cierto. Conociéndolo, supuso que tendría que sacarlo de la cama, pues era
consciente de que aunque la doctora de la Universidad le había ordenado que se
relajara, el chico seguiría dándole vueltas al asunto que lo tenía tan
deprimido y estresado y en algún punto terminaría colapsando, ya que no era de
los que se desvelan, y ya llevaba varios días sin dormir muy bien que dígamos.
-A
diferencia de alguien... a mí no se me pegan las cobijas por las mañanas...-
Aún cuando sus anteojos lo disimulaban un poco, notó que tenía los ojos
hinchados, seguramente, y tal cómo temía, había estado llorando anoche.
-No es mi
culpa que incluso las cobijas piensen que soy irresistible y no me quieran
dejar salir de la cama~...- Se sintió más tranquilo después de escucharlo reír
por sus tonterias.
-Sí, tú
sigue pensando éso, Yuyan...- Caminaron hacia la estación. Su madre no podría
acompañarlo a la oficina de correos, así que necesitaría ayuda para llevar
todos los paquetes de su tutor hasta la Universidad.
-Inobaka!-
Le sacó la lengua haciéndole un puchero.
Parecía
que sería un día bastante caluroso cuando salieron de la casa del mayor, así
que llevaba ropa muy ligera (bermuda a cuadros azul con blanco, playera blanca
de manga corta y sus convers favoritos), pero conforme había avanzado la
mañana, las nubes grises habían ido cubriendo el cielo amenazando con llover,
pero ninguno de los dos estaba consciente de ello porque llevaban buen rato
dentro de la tienda de discos hablando de cosas sin sentido que mantenían a
Arioka lo suficientemente distraído de sus problemas como para disfrutar la
compañía de su amigo.
-Debimos
haber llamado a los chicos...- Pasaba algunos compactos viendo los últimos
sencillos de su banda de rock favorita. - Si se enteran que salimos sin ellos,
se van a sentir...- Se movió hacia la ezquierda un paso alejándose un poco de
Okamoto para ver otros discos.
-Lo dices
por Yuto, ne?...- Lo miraba con una sonrisa tímida.
-Jejeje...
Sí... Ya ves que es bien dramático...- Ambos sabían que cuando el aludido se
enterara, iba a reclamarles lo malos amigos que eran por haber salido a
divertirse sin él.
-No te
preocupes... No se enojará... sé que entenderá...- Esa sonrisa tan segura que
le vio, le hizo recordar algo que hacía semanas que le rondaba la mente pero
que le daba pena pronunciar en voz alta.
-Puedo
preguntarte algo, Keito?...- Respiró hondo y se armó de valor.
-Sí,
claro... Qué pasa?- Sostenía en la mano un disco de rock de los sesenta de un
grupo inglés que le gustaba a su padre y que hacía poco había comenzado a escuchar
también.
-Tú y
Yuto...- Se calló al escuchar que se reía a carcajada suelta (cosa rara en él,
que era más bien callado y reservado). No estaba muy seguro de lo que su risa
significaba así que guardó silencio esperando que dijera algo más.
-Lo
siento... Es que nunca pensé que te dieras cuenta tan rápido...-
-Eh?... Y
eso qué significa?- Puso cara de no estar feliz con su comentario.
-Es
que... No sabíamos cómo decirles... Yuto no quería que les dijera, creo que le
da pena... Así que pensó que sería mejor si ustedes solitos se daban cuenta...-
Se sonrojó ligeramente con su risita de nervios.
-Par de
raritos...- Arioka comenzó a reír también. -Ah~... Todos son felices menos
yo...-
-No eh,
menos mal que decías que el dramático era Yuto...- Ahora era el otro quien se
sonrojaba. -Por qué lo dices?... Sufres de mal de amores, verdad?...- Se
ruborizó aún más al escuchar aquello.
-No!...
Bueno... Es que...- Al ver que se retorcía los dedos de la mano mirando en
todas direcciones, comprendió que no le diría nada estando en un lugar
concurrido.
-Ah, es
éste!- Hacía rato que había encontrado el disco que quería, pero se hacía el
que buscaba tratando de sacarle la sopa a su amigo sobre lo que le pasaba,
ahora que por fin había progresado, no dejaría ir la oportunidad. Así que se
dio prisa para pagar y salir de allí para llevarlo a un lugar con menos gente y
que le contara lo que estaba pasando.
-Inocchi~...-
Lo llamaba melosamente apoyando la cabeza sobre su hombro mientras iban
sentados uno junto al otro en el tren.
-Nani?...-
Hacía rato que lo notaba distraído y no le gustaba ver esa expresión tan
abatida en su carita.
-Dame
amor... tuve un mal día ayer... necesito que me apapaches...- Decía en actitud
de novia mimada mientras lo miraba con cara de gato con botas.
-Supongo
que en parte soy culpable de ello, ne?...- Suspiró profundamente. Unos minutos
de silencio. -...mmm, ya sé... Pasemos al centro comercial por tu helado
favorito y ya después hacemos mi encargo, te parece?...- Se sentía mal por usar
el viejo truco de sobornarlo con cosas dulces, pero sabía que no había método
más infalible contra el mayor que ése.
-Yaaaaatta!~...-
Ese gritito emocionado siempre le había parecido por demás lindo.
Una vez
que llegaron al centro comercial, se dirigieron directo a las escaleras
electricas para buscar el ascensor y subir un par de pisos hasta el área de
comidas.
-Are?...-
-Qué
pasa, Yuyan?...- Se volvió al escucharlo viendo que se había quedado un par de
pasos detrás de él.
-No es
ese, Daiki?...- Volteó enseguida en dirección a donde él miraba. Efectivamente
vio al chico salir de la tienda de discos.... acompañado de alguien más.
-Sí, es
él...- Dijo con apenas un hilito de voz. Con sólo haberlo visto por unos
segundos se había sentido tan feliz que sentía que podía romper en llanto y
correr a abrazarlo en cualquier momento.
-Se ve...
raro, no crees?...- Comentó el otro inocentemente al ver la expresión afligida
en el rostro del menor, justo la misma expresión vacía que tenía aquel día que
lo vieron cruzando la avenida de la mano de su... novio?
-Un...-
Asintió perdido en sus propios pensamientos. A decir verdad, no necesitaba que
Takaki lo mencionara, era evidente que no había estado muy bien últimamente, se
veía un poco pálido y ojeroso, sin contar que le pareció un poco más delgado.
Lo vio caminar detrás del otro chico con la mirada clavada en el piso y los
hombros caídos.
-A mí me
parece que algo no anda bien, Inocchi... Si lo piensas detenidamente, es como
si estuviera siendo intimidado por ese otro chico...- Las palabras rebotaban
dentro de su cabeza tratando de mantenerse audibles mientras sus propios
pensamientos se volvían gritos de desesperación preguntándose qué le había
pasado al menor en los últimos días.
-Eh?!...-
Exclamó un tanto confundido por lo que acababa de escuchar. Ciertamente podía
parecer eso, empezando por la forma de vestir que tenía Keito, y usando esos
lentes oscuros no ayudaba en nada a aminorar su imagen de "chico
malo" y en segundo porque Daiki iba cabisbajo levantando de tanto en tanto
la mirada para ojear con cara de pollito asustado a su alrededor. Se quedó mirándolos
en silencio tratando de ordenar sus pensamientos hasta que los perdió de vista
cuando entraron al ascensor.
-Inocchi?...-
Takaki había seguido exponiendo su teoría de intimidación pero en algún punto
se dio cuenta de que nadie escuchaba sus palabras. Inoo parpadeó un par de
veces y antes de que su cerebro lograra darle una respuesta, su cuerpo ya había
salido disparado hacia el elevador en un inútil intento por detenerlo, por lo que
corrió hacia la escalera de emergencias y subió a toda velocidad los escalones
seguido por su mejor amigo que apenas si podía creer lo que acababa de ver.
-Tranquilo...-
Apenas si se cerraron las puertas de metal, el mayor había empezado a derramar
lágrimas silenciosas y una vez que comenzó a hablar no hicieron sino caer como
ríos a ambos lados de su rostro. Okamoto no podía más que abrazarlo tratando de
tranquilizarlo pues sollozaba tanto que ya ni siquiera entendía lo que le
decía. -Creo que todo es un malentendido entre ustedes y que puede ser
arreglado, así que no te preocupes tanto y sólo búscalo...- Aquel sonido
informaba que habían llegado a la última planta. El más alto tomó discretamente
su mochila y salió abrazando a su amigo para dirigirlo hacia el lugar menos
concurrido que se le ocurrió: el sanitario de caballeros.
-Inoo...-
Lo llamaba el mayor aferrándose al barandal tratando de recuperar el aliento
pues no le gustaba mucho hacer esfuerzos físicos. -...de dónde demonios saca
fuerzas para correr así si se la pasa conmigo comiendo y viendo televisión?...-
Murmuró para sí al ver que el chico seguía subiendo como sin nada a un par de
escalones de llegar a la puerta. No le quedó de otra más que retomar también la
carrera.
Cuando
abrió la puerta, el área de comidas que estaba en el mismo piso que el cine se
extendió frente a él junto con un mar de personas que iban de aquí para allá
riendo y platicando. Sus ojos pasaron desenfrenadamente de un rostro a otro
hasta dar con la figura que buscaba. Daiki estaba siendo practicamente
arrastrado hacia el baño. Sintiendo que se le salía el corazón por la boca,
echó a correr en esa dirección importándole poco a quienes se llevaba en el
camino.
-Ven,
mejor limpíate la cara, que si Chinen te viera así, de seguro que me agarra a
patadas por dejarte ser visto en este estado...- Trataba de hacerlo sonreír,
pero el gesto que obtuvo por respuesta no fue muy alentador, el pobre tenía una
carita de cachorro abandonado, que casi hace que el propio Keito comenzara a
llorar junto con él. Lo tomó por la manga de la camisa y lo atrajo contra sí
hacia el rincón del fondo al escuchar que alguien abría una de las puertecillas
metálicas y salía hacia los lavamanos, dedicándoles en el proceso, una mirada
de desaprobación. Una vez que el hombre de mediana edad se alejaba dando vuelta
hacia el pasillito de la entrada, Okamoto tomó su pañuelo y lo mojó un poco
bajo el grifo para volver a donde había dejado a su amigo y limpiarle las
mejillas surcadas por lágrimas que parecían no dejar de fluir. -Daiki... No
puedes seguir así...-
-Así,
cómo?...-
-Haciéndote
daño de este modo... Llorando así...-
-Pero no
puedo evitarlo... Él ya tiene a alguien, y yo todo idiota me había subido en
una nube rosa que dejé flotar sin control sin ponerme a pensar siquiera en la
posibilidad de que su corazón ya le perteneciera a otra persona...- Al dejar
salir todo aquello de golpe por primera vez, otro río salado cruzó véloz sus
mejillas...-
-No seas
así contigo... Ni siquiera has hablado con él al respecto, ni siquiera sabes si
en realidad ese chico es su novio... Así que deja de llorar...- No era que
empezara a perderle la paciencia, sino que en realidad se le partía el corazón
de verlo así y más porque se sentía completamente inútil en esa situación.
-No
puedo...- El mayor bajó la mirada al suelo, no podía seguir mirando a su amigo,
no cuando veía aquella enorme preocupación en sus ojos. Se sentía estúpido y
egoísta, pero en serio no podía dejar de llorar.
-Pues no
nos iremos de aquí hasta que lo hagas...- Sus palabras no sonaron para nada a
amenaza, pero Arioka entendió que ciertamente se quedarían ahí hasta que se
calmara, seria bastante embarazoso que lo vieran con la carita de ranita
inflada que tenía en ese momento, sin duda Keito siempre iba un paso más
adelante que él. No pudo evitar sentirse un poco mal por su inmadurez frente a
su amigo, que era un par de años menor.
En una
carrera que bajo otras circunstancias le hubiera resultado imposible de
considerar siquiera, Inoo cruzó toda el área de comida en un visto y no visto.
El pasillo que conducía al baño de caballeros se le antojó eterno mientras
caminaba a toda prisa tratando de recuperar el aliento.
-Lo que
tiene uno que ver hoy en día!...- El sepulcral silencio se vio de pronto
interrumpido por las quejas indignadas de un oficinista de gafas que salía con
cara de pocos amigos acomodándose la corbata dentro de su saco de marca. Inoo
le dedicó un saludo con la cabeza. -La juventud de hoy ha perdido totalmente el
sentido del decoro...- Por respuesta sólo recibió una mirada indignada
acompañando aquel regaño que en nada tenía que ver con él. De pronto su corazón
comenzó a latir fuera de control y sabía perfectamente que en nada se debía ya
al increíble esfuerzo físico que acaba de realizar. Ese hombre debió ver algo
extraño dentro. Cuando menos pensó, sus piernas habían comenzado a correr
nuevamente.
-No
puedo...- Aunque podría reconocer su voz en cualquier lugar, esta vez le sonó
tan triste y angustiada que rogó por equivocarse de persona.
-Pues no
nos iremos de aquí hasta que lo hagas...- La otra voz no se escuchaba furiosa
ni dominante, de hecho, no podía siquiera decir que le estuviera gritando o que
fuera amenazante, sin embargo su cabecita estaba tan llena de locas y
fatalistas ideas, que no pudo evitar pensar lo peor y entrar abruptamente en la
habitación.
-DÉJALO!!!-
-Inocchi!...
I-NO-CCHI!!!...- Por más que lo llamaba, su amigo parecía no estar en el mismo
planeta en ese momento. trataba con trabajos de seguirle el ritmo a medida que
se abría paso entre la multitud con una destreza poco envidiable (pues constantemente
se le estampaba a alguien). Lo vio correr en dirección a los servicios de
hombres tan pronto como se vio lejos de la gente. Lo único que tenía en mente
era no perderlo de vista. Le preocupaba que se metiera en problemas estando
cómo estaba, y por cómo lo veía, de seguro terminaría metiéndose en problemas.
Algo en su interior se lo advertía con cada zancada que daba con sus largas
piernas tratando de alcanzarlo. Al entrar al pasillo lo vio disminuir la
marcha, seguramente estaba a nada de desplomarse de cansancio o de ahogarse con
su propia respiración descontrolada, porque así era justo cómo él mismo se
sentía en ese instante. -Inocchi...- Volvió a llamarlo. -Deja de ignorarme,
maldita sea!...- Se apoyó por un segundo contra la pared, aquello se sentía
condenadamente bien en comparación con el calor que tenía después de subir
corriendo por las escaleras tres pisos y cruzar como desquiciados toda la
última planta del centro comercial. Un hombre que salía en ese momento, les
dedicó una mirada despectiva al tiempo que Inoo lo saludaba, probablemente por
educación como a menudo hacía, recibiendo a cambio un comentario desagradble y
una mirada que hizo que quisiera saltarle encima y cargárselo a golpes.
-Viejo
amargado...- Masculló por lo bajo cuando aquel pobre diablo pasó junto a él,
con tanta frialdad que el infeliz sujeto sintió como si le hablaran desde el
mismísimo infierno y salió a toda prisa hacia la seguridad de la multitud en
cuanto se encontró con esa mirada asesina, pues temía que aquel chico alto de
rostro angelical le partiera la cara por la mitad.
-DÉJALO!!!-
Se había distraído tan sólo unos segundos. Y en sólo ese breve instante, su
amigo había desaparecido detrás de la puerta negra y le gritaba extremadamente
molesto a alguien. Trabajosamente se separó de la fresca superficie recubierta
de mosaicos color gris claro para echar a correr detrás del menor.
Apenas si
daba crédito a lo que veían sus ojos. Seguramente había sido Inoo quien había
derribado a aquel chico con pinta de yanki que en ese momento trataba de
incorporarse sobándose el codo izquierdo, cosa que su amigo aprovechaba para
tomar de la mano a Daiki y echar a correr hacia la salida, estampandósele de
lleno al no reparar en absoluto en su presencia. El otro ya se había puesto de
pie y también iba a por Daiki, así que en un gesto que ya le era natural,
Takaki le soltó un puñetazo en la mejilla que, al no ser esperado, lo mandó de
regreso al suelo.
-Sácalo
de aquí!- Gritaba el chico alto a Inoo echandósele encima a Okamoto para evitar
que volviera a ponerse de pie, pero esta vez fue el menor quien lo recibió con
un puñetazo en la nariz, cosa que no hizo mas que hacerlo enojar regresánsole
el golpe.
-Keito!-
Gritó espantado Daiki al ver a su amigo siendo golpeado, pero no pudo hacer ni
decir nada más porque fue, literalmente, arrastrado fuera de ahí por Inoo en
una demostración de fuerza bruta que ni Yabu ni Hikaru hubieran podido creer ni
de haberlo visto.
-Vas a estar
bien, tranquilo...- Le decía sujetándole por la muñeca con fuerza, demasiada a
su parecer, mientras avanzaban por el pasillo a toda prisa hasta salir al área
de comida para dirigirse a las escaleras.
-No, no
entiendes!... Suéltame!...- Se retorcía nuevamente en un intento por liberarse
para volver y ayudar a su amigo.
-No,
Daiki, qué haces?... No es momento para estar enojado conmigo...-
-No, de
qué hablas?!... Esto no tiene nada que ver contigo!- Por fin se había zafado
con un brusco movimiento que dejó al mayor estupefacto. -Tu novio va a matar a
mi amigo!- Se quedó mirando el espacio donde un segundo antes había estado el
menor antes de echarse a correr de regreso al sanitario incapaz de procesar lo
que había ocurrido y tras parpadear un par de veces, el eco de sus palabras
rebotó con fuerza dentro de su cabeza.
-Mi novio?...
Su amigo?...- De pronto una idea comenzó a tomar forma dentro de cerebro: todo
había sido un horrible y estúpido malentendido desde el principio.
Aunque le
ganaba en cuanto a físico porque poseía una complexión más robusta, aquel chico
poseía más fuerza de la que se pudiera pensar y por cómo golpeaba, era fácil
deducir que no era la primera vez que se veía envuelto en una situación
similar, a diferencia de él que era mucho más calmado, por no decir que
pacífico. De cualquier modo, no iba a dejar que le machacara el rostro. Yuto lo
mataría, si es que quedaba mucho de él, si lo veía con cara de zombie del
holocaustro. Y no es que pudiera decirse que Takaki le estuviera dando una paliza,
porque lo cierto es que Okamoto también le había asestado ya un par de buenos
golpes que le habían permitido ponerse de pie, pero no por el tiempo suficiente
como para llegar a la salida, porque antes de lo que se imaginó, el otro ya lo
había vuelto a atenazar contra la pared con el brazo.
-Te voy a
enseñar a no meterte con el chico que le gusta a mi Inocchi!-
-Eh?!...-
De pronto su mente se quedó en blanco y fue inevitable que aquel puño se
impactara de lleno contra la comisura derecha de su boca.
-Keito!!!-
La sangre se le fue del cuerpo cuando escuchó su voz fuerte y claramente. ¿Qué
demonios hacía ahí?
-Estás
seguro de que quieres hacer ésto?...- Su dulce y aniñada voz lo hacía sentir
terriblemente culpable. -Dijiste que querías salir con todos, y a final de
cuentas, sólo somos tú y yo...-
-Pues así
como que sólo tú y yo, no, eh... Porque eres tan mandilón que conseguiste que
Yamada aceptara venir de última hora aunque estaba "molesto"
contigo...-
-Pero no
llegará sino hasta dentro de un buen rato...-
-Pero
para entonces me habré convertido en el mal tercio...-
-Entonces
llama a Keito y a Ari-chan... Mmm, pero de ser así, el que terminará
sintiéndose el mal tercio será Ari-chan, ne?...- El más alto se sonrojó cual
tomate al escuchar lo que el menor decía tan campiranamente como si hablara del
clima. -Ah! Ya sé! Dile a Keito que le diga a Ari-chan que invite a Inoo y
asunto arreglado...- Sonreía satisfecho por sentir que su plan los haría
felices a todos. A veces le daba miedo la forma que su pequeño amigo tenía de
ver el mundo, sobre todo cuando se trataba de darle solución a los problemas;
aunque, después de todo, sus métodos siempre habían resultado bastante
eficaces.
-Mmm...
Ok... Hagámoslo así entonces...- Sacó su celular del bolsillo y marcó a su
novio, pero ni siquiera después del tercer intento logró comunicarse con él.
-Qué
pasa?...-
-No
contesta...-
-Debe
estar ocupado, ne?-
-No, algo
no debe andar bien... Nunca ignoraría mis llamadas...- Fue inevitable que, con
lo aprensivo que era, se preocupara por Okamoto. -Vamos rápido a comprar el
disco que Keito quería, esperamos a Yamada donde le dijiste y me voy a
buscarlo...-
-Mmm...
Bueno, pero sólo porque te conozco y sé que no vas a estarte tranquilo hasta
que no lo tengas sano y salvo entre tus brazos...- Las mejillas del mayor
volvieron a teñirse de un rojo intenso.
-No digas
esas cosas...- Le soltó un golpecito en el brazo al tiempo que seguían
caminando hacia la tienda de discos donde de inmediato localizó el compacto que
se chico había como mil veces que quería durante la última semana y que él se
había propuesto regalarle por su cumpleaños.
-Vaya,
supongo que esta banda se ha vuelto muy popular entre los chicos jóvenes hoy en
día...- Comentaba el dependiente con una amable sonrisa cuando fueron a pagar.
-Eh?...
Sí, supongo...- No entendía por qué lo decía, y lo cierto es que tampoco le
importaba mucho, porque en ese momento estaba tratando de llamarlo otra vez sin
mucho éxito al igual que las dos veces anteriores. Una vez que pagó, salieron
de la tienda en dirección al ascensor para dirigirse a la última planta.
-Moshi-moshi?...-
Al escuchar que sonaba un celular, sacó el suyo de inmediato, pero supo de
inmediato, por su amplia sonrisa, que quien llamaba era Yamada y que
definitivamente no era su móvil el que sonaba. Miró apesadumbrado la pantalla
de su teléfono. La puerta se abrió y ambos bajaron.
-Yama-chan?...-
Preguntaba una vez que lo vio guardarse el aparatito en el bolsillo delantero
de su pantalón.
-Un...-
Asintió extremadamente feliz. -Dice que no tarda en llegar. Su madre venía a un
lugar cerca de aquí y como lo trajo en el coche, llegará mucho más rápido de lo
que pensó.-
-Ah, que
bien...-
-Aún no
logras comunicarte con Keito?...- Era muy raro que no estuviera todo sonriente
como de costumbre, verle esa expresión preocupada lo hacía sentir un poco
deprimido.
-Nop...
Ya debería haberme regresado la llamada...-
-Habrá
olvidado su celular en su casa o algo?...-
-Podría
ser, pero no creo... Quedó de llamarme desde hace buen rato para decirme a qué
hora los veíamos aquí, pero...-
-No te
llamó a la hora que dijo...- Asintió aún más intranquilo.
-Iba a ir
a buscar primero a Daiki...-
-Crees
que le haya pasado algo a Ari-chan?!...- Lo interrumpió súbitamente al verse de
pronto contagiado por la angustia y sacó su móvil para llamar a su mejor amigo,
pero al igual que con Keito, sólo consiguió ponerse al buzón de voz. -Tampoco
responde, Yuto...-
-Esto no
me gusta...-
-Supongo
que la cita con Yama-chan tendrá que esperar y mejor vamos a casa de Ari-chan,
ne?...-
-Sí... Ve
a esperar a Yamada, iré al baño primero... Enseguida los alcanzo...-
-Ok...-
Chinen lo siguió con la mirada hasta que dio vuelta en el pasillo que conducía
a los sanitarios, tras lo cual se giró para ir hacia las taquillas del cine donde
se había quedado de ver con su novio.
Nakajima
caminaba con la mente en otro lado, muy muy lejos de ahí. Trataba de recrear
mentalmente la agenda del día que Okamoto le había comentado que planeaba
seguir. Llamó a su casa y su madre le dijo que había salido desde temprano, por
lo que supuso que sí había ido a buscar a Arioka como le había dicho, así que
ni tardo ni perezoso, marcó a la casa del mayor, algo le decía que de ahí
provenía todo el problema, y no es que acusara a Daiki de ser una molestia,
sino que últimamente estaba tan raro que los tenía a todos muertos de
preocupación. Como era de esperarse, su mamá tardó unos minutos en responder,
pasaba mucho tiempo cuidando de su jardín, asi que era natural que a esa hora
de la mañana estuviera en la parte trasera de la casa regando sus flores. Tal y
como temía, la señora Arioka le dijo que Keito había pasado por Daiki hacía un
rato y que habían salido sin decirle a dónde iban. Cualquiera que hubiera sido
el problema, había sido de camino a donde quiera que se dirigieran. Guardó su
móvil antes de entrar al baño. Fue entonces cuando escuchó el alboroto que
había dentro y que hasta entonces no había percibido porque estaba demasiado
distraído. Su primer pensamiento con respecto a los ruidos que escuchaba no
fueron para nada inocentes, pero sus ganas de ir al baño eran aún más grandes,
así que optó por hacerse de la vista gorda y entrar y salir tan rápido como le
fuera posible, así que abrió la puerta un poco inseguro. Lo cierto es que su
cara pasó del rojo intenso al blanco más pálido en unos cuantos segundos, pues
nunca esperó ver a quien tan desesperadamente quería encontrar, precisamente en
ese lugar.
-Keito!!!...-
El adentrarse en los servicio vio con toda claridad como su novio era lanzado
contra la pared más cercana a los lavabos donde un chico alto y delgado
colocaba su brazo aprisionándolo por el cuello e impidiéndole moverse sin
hacerse daño él mismo y le decía alguna amenaza al oído que no había alcanzado
a escuchar. Al oír su voz, que más bien fue un grito de terror entremezclado
con sorpresa, el aludido volteó enseguida recibiendo, inevitablemente, un
fuerte puñetazo cerca de la boca. Al ver aquello, el menor corrió para tratar
de quitarle de encima a aquel monstruo violento que amenazaba con lastimar
nuevamente a su novio y más por instinto que otra cosa, se le encaramó en la
espalda. -Deja en paz a Keito! Eres un abusivo!-
-No,
Yuto! Te vas a hacer daño!-
-Suéltame!-
Takaki luchaba por quitárselo de encima. Okamoto se puso de pie tan rápido como
pudo tras advertir las intenciones del mayor de estampar a Yuto contra la
pared, por lo que recibió de lleno el golpe evitando así que el más chico
resultara lastimado.
-Keito...-
El pobre estaba en el suelo completamente sofocado. -Quién te crees?!... Qué
tienes contra mi novio?!- Viéndolo así, no pudo evitar que sus lágrimas
comenzaran a salir. El que lo protegiera con su cuerpo le había parecido un
gesto encantador pero en esas circunstancias, no podía decir que le agradase
aquel gesto de caballerosidad.
-Cómo que
tu novio?!- Takaki se disponía a levantarlo del suelo o tal vez patearlo justo
donde estaba, lo cierto es que se sentía realmente molesto pero ya ni sabía por
qué o por quién y tampoco era que le importara mucho, lo cierto es que sentía
una poderosa necesidad de desahogarse todo lo que llevaba rato conteniendo dentro
y ni modo, ahí tenía un saco de arena s su disposición, así que no lo iba a
desaprovechar.
-Keito!!!-
Arioka entraba en ese momento abriendo la puerta tan fuerte y bruscamente, que
golpeó a Takaki en el proceso. -Yuto?...- Miró a su amigo que abrazaba a
Okamoto de forma protectora cubriéndolo con su propio cuerpo para que ya no lo
golpearan y luego sus ojos se desviaron hacia el chico que yacía también en el
suelo sobándose el hombro izquierdo y que al verlo, abrió los ojos sorprendido.
-Qué
haces aquí?... Dónde está Inocchi?-
-Yo que
sé... Deja en paz a mis amigos y mejor vete a buscar a tu novio!- Incluso
Nakajima y Okamoto se extrañaron al escucharlo gritar de ese modo.
-Mi
novio?... De quién carajos hablas?- Takaki ya no entendía nada y cada vez quería
entender menos.
-Pues de
Inoo... de quién si no?!...-
-EHHH?!!!...-
-Daiki!...-
El aludido venía entrando justo en ese momento, así que todos los pares de ojos
se centraron en él en cuanto puso un pie ahí. -Qué pasa?...- Se sonrojó al
sentirse el centro de atención.
-Creo que
ustedes dos tienen que charlar sobre muchas cosas...- Puntualizaba Okamoto
tratando de incorporarse con ayuda de Yuto. -No sé qué demonios tienen ustedes
dos en la cabeza para pensar que iba a hacerle algo a Daiki en el baño...-
-Eh?!!!-
Ahora era Yuto quién abría los ojos como platos. -Qué tontería! Keito sólo
tiene ojos para mí!- Afirmaba mil por ciento seguro con un puchero muy lindo en
su carita mientras miraba a su chico que lo contemplaba feliz de escucharlo
hablar así.
-Eso es
lo que yo digo... Además, algo me dice que también tú estabas mal al pensar que
ellos eran pareja...- El comentario iba dirigido a Daiki que estaba parado
justo en medio de los demás.
-Ah?...
Entonces... estabas enojado conmigo porque pensaste que tenía algo con
Yuyan?... Cómo puedes ser así cuando eres tú quien sale con alguien más?...-
Inoo seguía sintiéndose muy dolido desde aquel día en que lo había visto
caminando por la calle de la mano de otro chico.
-Yo?...-
-No lo
niegues! Te hemos visto varias veces con ese chico pequeño...- Agregaba Takaki
que aunque le dolía profundamente estar en medio de todo aquello, siempre veía
primero por la felicidad de Inoo.
-Te
refieres a Chii-chan?...-
-Lo
ves!... No hay modo de que lo niegues, para tu mala suerte te hemos visto
saliendo con él en varias ocasiones... Ni siquiera vale la pena que Inocchi
siga derramando sus lágrimas por alguien cómo tú...- Kei lo miró consternado,
era la primera vez que escuchaba cómo se sentía su mejor amigo con todo
aquello.
-Pero Chii-chan
es sólo mi mejor amigo... Te hablé de él, recuerdas?... Te dije que mi mejor
amigo iba a volver después de haber estado viviendo en el extranjero...-
-Pero
Ryu-chan dijo que tú estabas enamorado de él desde hacía muchos años...- De
pronto todo comenzó a aclararse para Arioka.
-Cuando
dices Ryu-chan, te refieres a Morimoto Ryutaro?...- Inoo asintió con una carita
triste. -Ese mocoso!...- Le sorprendió la expresión de desagrado que le vio
dibujada en el rostro, pues no parecía para nada del tipo de los que son
capaces de repudiar a la gente ni mucho menos odiarles.
-Por eso
digo que mejor se van a hablar largo y tendido...- Hacía buen rato que Keito se
había dado cuenta de lo que ocurría entre ellos y se sentía tan adolorido que
no quería seguir en medio de aquella extraña... reconciliación?
-Deja de
moverte! Que no puedo ver que tan grave es ésto...- Decía Yuto dándole un leve
manotazo en el brazo pues no podía terminar de limpiarle el corte que le hacía
sangrar la ceja.
-Creo que
tu amigo tiene razón...- Decía bastante serio mirando a Arioka. -Sinceramente
te pido perdón por lo que pasó... es que por cómo vimos a Daiki, parecía que lo
estabas arrastrando a la fuerza hasta aquí con no muy buenas intenciones...- Se
sonrojó hasta las orejas al recordar las extrañas teorías de Takaki al
respecto.
-Sí, no
importa... lo dejaré pasar sólo porque espero que Daiki deje de llorar y vuelva
a ser el chico feliz de siempre, de lo contrario tendremos que saldar cuentas,
entendido?...-
-Yuto?...
Sigues aquí?!...- Todos reconocieron esa tierna voz que se escuchaba al otro
lado de la puerta. -Yuuuto?...- Luego vieron su dulce rostro asomarse por la
puerta. -Keito?! Qué te pasó?! Yama-chan, ven, rápido!-
-Qué
pasa, Yuri?...- Iba a decir otra cosa pero guardó silencio al ver el caos que
parecía haber atropellado a todos ahí dentro.
-Yama-chan,
ayuda a Keito...- Chinen parecía estar a punto de llorar mientras se colgaba
del brazo de su novio.
-Pero no soy
médico, Yuri...-
-Pero mi
Yama-chan lo puede todo... además te dieron clases de primero auxilios en Los
Ángeles, ne?... salva a Keito, si se muere, Yuto se muere también porque es
incapaz de vivir sin la persona que ama!-
-Chinen!
No digas esas cosas!!!- Nakajima se había puesto más rojo que un jitomate y
estaba tan nervioso que apretó demasiado fuerte la mejilla de su novio, quién
enseguida profirió un gritito de dolor.
-EH?!!!!-
Yamada volteó a ver a su pequeño novio y luego a sus dos amigos que estaban
junto al lavamanos. -Ustedes dos andan?!!!- Como de costumbre, el pobre nunca
se daba cuenta de nada pero aquello sirvió para romper un poco el ambiente
tenso que se había adueñado del espacio.
-En serio
no sales con Takaki-kun?...- Preguntaba por enésima vez con el mismo tonito
chiqueado que las veces anteriores.
-De verdad...
Cuántas veces voy a tener que decírtelo?... Yuyan es mi mejor amigo...- Le
parecía por demás lindo el aspecto que tenía ell menor en ese momento pero
comenzaba a frustrarse ante el hecho de que parecía seguir sin creerle.
-Es
que...- Ni siquiera le interesaba escuchar lo que sea que fuera a decirle,
sinceramente ya se habían contado sus versiones de lo que había pasado en las
últimas semanas y tras llegar a la conclusión de que todo el malentendido había
empeorado por los malintencionados comentarios de cierto chico a quien ni
siquiera valía ya la pena mencionar, habían decidido darle vuelta a la página y
volver a comenzar, pero al ver el daño que aquello había provocado en Arioka,
Inoo decidió que era necesario deshacerse de las dudas y demostrarle sus
sentimientos y no conocía mejor forma de hacerlo que siendo completamente
abierto con lo que había en su corazón, así que prefirió sepultar las palabras
del menor debajo de un tierno e inolvidable primer beso que hizo que Daiki
olvidara incluso su nombre.
-No
vuelvas a dudar de lo que siento por ti...- Le acarició con ternura la mejilla
mientras lo miraba a los ojos sonriéndole con dulzura.
-Inoo..-
Sus mejillas continuaban un poco sonrojadas, pero al oír aquello, se habían
encendido aún más y se sentía tan apenado que bajó la mirada intentando
controlar los latidos de su corazón. El mayor tomó su rostro con delicadeza
entre sus manos.
-Me
gustas...- Le susurró al oído para luego volver a tenerlo de frente. -Siempre
me has gustado y pretendo que nunca me dejes de gustar...- Y volvió a depositar
sobre sus suaves labios un beso.
-Y tú a
mí!...- En una demostración demasiado efusiva de parte del menor, Inoo no
esperó aquel abrazo, por lo que ambos terminaron en el pasto cuando Arioka se
le lanzó encima rodeándole el cuello con ambos brazos cayendo sobre él.
-Ah~
ah~...- Suspiraba un tanto enfurruñado mientras avanzaba por el pasillo del
segundo piso donde a esa hora de la tarde ya no había nadie en los salones.
-...desde que Dai-chan entró a la escuela, Inocchi pasa tanto tiempo con él que
se ha olvidado por completo de mí...- Avanzó directo hasta su locker y sacó su
mochila.
-Takaki-kun?...-
Le extrañó que lo llamaran de ese modo, pues muy pocas personas lo hacían, pero
más le sorprendió que hubiera alguien ahí siendo tan tarde. Volteó hacia donde
había escuchado aquella voz, alguien venía bajando las escaleras del tercer
piso.
-Tamamori...-
Hacía cuánto que no lo veía, un mes?, tres meses?... El pobre había sufrido un
accidente durante las vacaciones de verano y se había ausentado el resto del
cuatrimestre, así que sólo sus compañeros de clase habían ido a verlo para
llevarle apuntes y tareas, él no lo había visto desde hacía mucho, Inoo y sus
problemas de corazón roto lo habían mantenido ocupado por completo.
-Estudiando
hasta tarde?...- Preguntaba con una dulce y tímida sonrisa mientras llegaba
hasta donde estaba.
-Nop...
me quedé dormido en el gimnasio y como hacen desde que todos tienen novio, se
olvidaron completamente de mí...- Su risa fue tan agradable a sus oído que no
le molestó en lo absoluto que se ríera de él, sino que por el contrario,
se desconcertó por completo por su
propia forma de actuar, pues de haber sido alguien más, de seguro hubiera
reaccionado de forma más violenta.
-Ya
veo...-
-Y tú?...
Tratando de reponer el tiempo?...-
-Un...-
Asintió sonriendo aún más. -Pasé mucho tiempo en el hospital, tengo que ponerme
al corriente con muchas cosas...-
-Sí, es
cierto...-
-Ya te
vas a casa?...-
-Sí,
supongo...- Lo notó un poco desanimado, y no era para menos, de pronto ya nadie
tuvo tiempo para él siendo que antes de desvivían en conseguir su atención.
-Si no es
problema...- Comenzó a sentirse muy nervioso por la forma en que había empezado
a decirle aquello aunque ni siquiera sabía por qué. -...irías conmigo al
distrito comercial?...- Le pareció bastante lindo con esa expresión apenada.
-Sí,
seguro...-
-Yatta!...-
Ahora era Takaki quien reía ante aquella encantadora reacción.
-Tanto
gusto te da que vaya contigo?...- Sólo lanzó el comentario al aire sin esperar
realmente una respuesta.
-Un...-
Asintió de inmediato. -...durante todos estos meses, Takaki-kun fue lo único
que realmente eché de menos...-
-Eh?...-
Fue inevitable que sus mejillas se tiñeran de rojo al escuchar aquello y el
efecto fue aún mayor cuando el chico se acercó a él de repente y lo besó.
-Me
gustas, senpai...- Al ver que no era rechazado, volvió a acortar la poca
distancia que los había separado mientras le decía esas magicas palabras, las
tres palabras más especiales que había escuchado Takaki en toda su vida.
-Supongo
que a ésto se refería Inocchi cuando decía que no había mejor forma de decir
algo que con un beso...- Tamamori se sentían tan feliz que de inmediato se echó
a sus brazos.