Título: Una gota de color.
Autor: Lilith
Pairing: Yamada + Chinen
Fandom: Hey! Say! JUMP
Fandom: Hey! Say! JUMP
Tipo: One-shot
-Qué vas a hacer durante las vacaciones, Yama-chan?...- Su pregunta me tomó por sorpresa, lo cierto es que no tenía ni la más remota idea de los planes que tendría mi familia, si es que había algunos; hacía mucho que no íbamos todos juntos durante las vacaciones de verano, por lo general mi hermana mayor y yo terminábamos yendo a casa de la abuela en Hokkaido, mientras mi hermana menor y mi madre se quedaban en casa con mi papá saliendo de vez en cuando de paseo. Yuto por el contrario no salía a ningún lado en esa época porque eran sus primos quienes venían de visita.
-Mmm... yo también me lo pregunto... mis padres no han dicho nada al respecto, por qué?, tienes alguna idea?...- A veces se le ocurrían cosas tontas pero que siempre resultaban geniales y la verdad es que este verano no me llamaba en lo más mínimo pasar todo el tiempo con mi hermana.
-Es que Kame-chan me llamó esta mañana, parece que pasará las vacaciones en mi casa, viene con un amigo suyo, parece que su amigo conoce a alguien que tiene una banda, dijo que eran geniales, creo que darán un concierto la próxima semana y quería saber si... quieres ir conmigo... Qué dices?- Ahí estaba de nuevo esa carita de cachorro abandonado que me ponía siempre que en realidad quería algo y no sabía como pedirlo.
-Ok... Sí estoy aquí para entonces, iré contigo al dichoso concierto... Pero que quedé constatado que sólo me estás utilizando porque sabes que tu primo no te va a hacer caso porque estarán ahí sus amigos...-
-Cómo lo supiste?!!!- Abrió los ojos como platos. Era tan fácil hacerlo tener esa reacción, a veces me preocupaba que fuera tan inocente.
-Es que siempre eres demasiado obvio... todo se te nota a través de los ojos...-
-En serio?!!!- Corrió al baño para mirarse en el espejo.
-Jajajajaja... no tienes remedio, sabes?!-
-De nuevo me estás tomando el pelo, verdad?-
-No... sólo hablaba en lenguaje figurado...- Seguimos otro rato haciendo el tonto hasta que el sol comenzó a descender y se hizo hora de que mi mejor amigo volviera a casa, así que lo acompañé a la estación del metro y nos despedimos como de costumbre con uno de sus chistes malos que extrañamente sí eran graciosos, sólo por el hecho de que él los contara. Cené y me dormí, Yuto vendría por mí a medio día para ir al parque de diversiones. A veces me costaba creer que sólo le gustaba ir por los granizados que vendían en la fuente de sodas. Pero como siempre nos divertíamos como locos estando ahí, nunca le decía que no.
-Ohayoooou~!- Escuché fuerte y clara su voz desde la banqueta. Entreabrí los ojos enojado porque llegaba mucho antes de la hora acordada y yo moría de sueño, pero al ver qué hora era en mi celular, hasta me caí de la cama del susto. Me levanté corriendo y me medio vestí mientras me lavaba los dientes. Tomé mi gorra favorita y bajé a toda prisa.
-Ya me voy mamá!...-
-Que te vaya bien, Ryo-chan!- Cerré la puerta al salir y bajé la cabeza uniendo ambas manos a la altura de mi cara para pedir perdón.
-Gomen, gomen... No me fijé que la hora de mi despertador estaba mal...-
-Jajajaja... ven...- Yuto se me acercó al ver que no me movía y me quitó la gorra, estaba muerto de risa. Por las prisas ni siquiera me miré en el espejo antes de salir como de costumbre, así que no me fijé que tenía un calcetín en la cabeza, el cual seguramente estaba en la gorra y yo ni cuenta me di.
-Oh... Gracias...- Me metió el calcetín en el bolsillo de la bermuda. Me alegré de que al menos estuviera limpio, aunque creo que no hubiera podido sonrojarme más de lo que ya estaba en ese momento aún si hubiera estado sucio.
-Yama-chan siempre es lindo, ne?- Las risitas que respondieron su pregunta me hicieron mirar enseguida en dirección a donde él miraba. Me sentí mal, pero es que era tan pequeña que ni siquiera había reparado en su presencia. -Yama-chan, te presento a Chinen Yuri... Yuri-chan, este es Yama-chan, Yamada Ryosuke, mi mejor amigo desde el jardín de niños...-
-Mucho gusto, soy Chinen Yuri...- Todo en ella era adorable, incluso su vocecita dulce y aguda.
-Lo mismo digo...- Su enorme sonrisa me cohibió.
-No te molesta si va con nosotros?...-
-No, no, para nada!... está bien... nos vamos?- Me pregunté si sería su prima o algo así, debía estar en la escuela elemental a juzgar por su apariencia, sobre todo por su estatura. Llevaba unos tenis rojos y un short color caqui con una playera a rayas rojas con blanco, su carita quedaba parcialmente cubierta por el sombrerito pescador blanco que traía para cubrirse del sol. Caminaba sujetándo la mano de Yuto, era lindo verlos riendo de ese modo. Yo caminaba uno o dos pasos detrás de ellos. Todavía me sentía adormilado pero sentía la necesidad de verme bien ante la carita que de vez en vez me miraba sonriente ante los comentarios de mi amigo.
-Yamada-kun, podemos detenernos para comer algo cuando lleguemos al parque?-
-Yamada está bien, no necesitas ser formal, de acuerdo?... y claro! Yo también tengo mucha hambre...-
-Yuto! Yuto! Dijo que sí!... Lo tomó de la mano y comenzó a saltar de la felicidad. Caminamos hasta la parada del autobus, para nuestra suerte no tardó mucho, así que pronto llegamos a nuestro destino. Los dos estaban realmente emocionados, así que tuve que correr tras ellos para alcanzarlos en la entrada.
-Que rico~!!!- Decían los dos a coro mientras se comían los emparedados que habíamos comprado. Era divertido verlos comer, eran como un par de niños pequeños. Aunque por lo general Yuto siempre era hiperactivo y bromista, al lado de la pequeña se volvía aún peor, así que no me extrañó haberme quedado dormido cuando veníamos de regreso, me habían dejado completamente exhausto.
Para cuando Yuto me despertó, ya sólo veníamos nosotros en el autobus.
-Y Yuri-chan?-
-Su madre lo iba a esperar en el centro comercial...-
-Oh...- Bostecé y me acomodé en el asiento volviendo a cerrar los ojos. -Gomen...- Me froté los ojos pues aún me sentía adormilado y no le había puesto realmente atención.
-Sigues más dormido que nada, Yama-chan...- Se reía de mí jugando con mi cabello, acomodándolo en su lugar pues estaba todo despeinado por haberme dormido recargado en su hombro.
-Supongo que la verás cuando llegues a casa, verdad?-
-A quién?... Sigues dormido, Yama-chan?-
-No, ya desperté... Como que a quién?!... pues a Yuri-chan!... Se estará quedando en tu casa por las vacaciones, no?-
-Jajajaja...- Que estallara de ese modo a carcajadas me pareció muy extraño. -De qué hablas, estupidin?... Cuando dices "Yuri-chan", te refieres a Chinen?-
-Pues claro!... Ni modo que a quién más... Por cierto, es tu prima? Tu sobrina?... Nunca me habías hablado de ella... es adorable...-
-Jajajajaja... Dame un segundo... Jajajaja-
-Deja de reírte!...-
-Es que... no, Yama-cha, esta vez si que me dijiste "quítate que ya llegué" en grado de ocurrencia por no decir que tontez!... Jajajaja-
-Deja de reírte y dime a qué te refieres!...-
-Jajajajaja!... Es que... Cómo pudiste confundir a Chinen con una niña?!... Jajajaja-
-Eh?!- Después de otro ataque de risa de casi cinco minutos, nos bajamos del autobus en la parada intermedia a nuestras casa. En cuanto vio otra vez la expresión de "de qué demonios hablas?!" en mi rostro, echó a reír hasta que terminó en el piso llorando de la risa. Una vez que pudo controlarse me contó que mientras iba a su casa el día anterior, escuchó algo extraño cerca del parque que estaba a un par de cuadras de su casa, y con lo metomentodo que era, no me costó creerle que hubiera ido a ver qué era todo aquel alboroto; me imagino la cara que debio poner al ver a un grupo de chicos de prepa molestando a alguien tan pequeño e indefenso. Lo que si me sorprendió fue que se las ingeniara para salvarlo sin salir lastimado. Fue entonces que conoció a Chinen. Quien, en efecto, era un chico y, aunque me costaba creerlo, tenía nuestra edad y al parecer se había mudado a la ciudad hacía poco desde Osaka. Eso sí que fue difícil de creer: me había estado cohibiendo del cómo me miraba un chico. Ahora iba rumbo a mi casa sintiéndome un completo idiota por haber incluso pensado que era linda.
Yuto me llamó varias veces para que salieramos esa semana, pero no quise; sabía que Chinen estaría ahí y aún no me sentía listo para enfrentarlo, y menos si a Yuto se le había ocurrido la maravillosa idea de contarle lo que había pasado por mi cabeza durante toda esa tarde en el parque de diversiones. Por fin llegó el tan esperado viernes. Por los miles de mensajes que Yuto me había enviado el día anterior, sabía que su "adorado" primo ya había llegado y que el amigo que venía con él se llamaba Yamashita, que era un sujeto realmente genial y agradable y que habían estado de lo más divertidos jugando baseball hasta entrada la noche los últimos días. Sinceramente no estaba muy convencido de querer ir con él al dichoso concierto pero se lo había prometido, y aunque rogué a mi madre que me enviara a casa de la abuela esa mañana, se negó a que me fuera yo solo, pues mis hermanas se habían ido hacía ya un par de días porque yo había dicho que tenía planes con Yuto y que no quería ir. Así que estaba en mi cama envuelto en las cobijas como gusano dando vueltas de lado a lado pensando cómo safarme.
-Oyeeee!... Yama-chan!...- Escucharlo me sorprendió tanto que no medí distancia y terminé en el piso sin poderme levantar o sobar porque mis brazos estaban atrapados dentro de las cobijas.
-Yuto!!!... Ayúdame~!!!- Le grité con todas mis fuerzas. Obviamente en cuanto me vi libre, lo estrangulé por haberse muerto de risa por más de diez minutos cuando entró a mi cuarto en vez de haber corrido a ayudarme. Y como me imaginaba, terminé siendo arrastrado por él hasta una zona adinerada de mi distrito, que era donde supuestamente estaba la casa del amigo del amigo del amigo de su primo. Me costó entenderlo al principio, pero cuando llegamos y Kamenashi me presentó al tal Yamashita, él nos presentó a Ryo, su amigo de la infancia y a Okura, amigo de éste y el dueño de la casa. Aunque llegamos un tanto temprano, el lugar ya estaba lleno de gente que reía y conversaba mientras bebían dispersos por el enorme jardín trasero y la planta baja de la casa. Todos estaban ahí por el cumple de Kamenashi, pero realmente nadie sabía ni siquiera quién era el cumpleañero, así que la situación me era divertida. Pronto entendí que la mayoría estaban ahí sólo por escuchar a la banda de Ryo, así que me entró la curiosidad por ver qué tipo de música hacían como para atraer a esa cantidad de personas, que conforme fue pasando la noche había aumentado considerablemente.
-No es tu celular?-
-Oh!, es cierto!...- Sonrió al ver quién le llamaba y lo perdí de vista por un momento. Me quedé ahí en la salita junto a la escalera porque no había tanta gente como en el patio trasero, que era donde habían montado un pequeño entarimado a modo de escenario y donde en ese momento un chico bajito que usaba lentes de nerd y ropa estrafalaria hacía de DJ.
-Hola, Yamada!- Reconocí su vocesita de inmediato.
-Oh!, Chinen-kun... Hola!- Sentí que el estómago se me subió a la garganta de golpe cuando lo ví. No pude evitar sonrojarme un poco al verlo a los ojos porque me sonreía de un modo difícil de explicar.
-Lo siento, creo que olvidé decirte que Chinen vendría... no fue a propósito, es que al verte en el piso retorciéndote como lombriz me dio tanta risa que se me olvidó...- Como era de esperarse, el pequeño echó a reír mirándome divertido, seguramente imaginando aquella escena.
-Y supongo que era necesario que lo dijeras justo en este momento, verdad?- Lo miré con cara de "me las vas a pagar".
-Oye! Yuto-kun, puedes venir un momento?- Su primo lo llamaba desde la puerta de la cocina.
-Ya vuelvo!...- Como de costumbre, mi amigo salió corriendo moviendo la cola como si fuera un cachorro al que le abren la puerta para dar un paseo, siempre se portaba así cuando estaba con su primo. Era bastante gracioso verlos. Aunque se llevaban ocho años, no era muy difícil preguntarse si acaso no tenían la misma edad. La diferencia es que al menos Kame sí contaba chistes graciosos y era realmente bueno haciendo imitaciones.
-Yamada...- El tono en que me habló hizo que me girara enseguida para verlo. Seguramente Yuto le había dicho todo y estaba molesto conmigo.
-Sí?...-
-Este... yo... quisiera preguntarte algo...- Jugaba con sus dedos meciéndose sobre sus talones.
-Qué cosa?- Cada segundo me ponía más nervioso.
-Yo... me preguntana si...- Levantaba fugazmente la mirada para ver si lo miraba, pero en cuanto se encontraba con mis ojos volvía a agachar la cabeza. Se quedó inmóvil un momento. -Te caigo mal?- Su carita llena de angustia me partió el corazón. -...es que desde que me volví amigo de Yuto tú no has querido salir con él ni una sola vez y por lo que me ha platicado siempre estaban juntos... Perdóname!... No quiero que su amistad se arruine, así que no volveré a salir con Yuto si ustedes tienen planes!...- Dijo todo tan rápido que sinceramente me tomó por sorpresa. En primera porque había dado en el clavo, al menos en cierto modo; y en segunda porque parecía que había hecho algo imperdonable y que echaría a llorar de un momento a otro.
-Eh?!...- Cuando menos pensé sus lágrimitas ya habían zurcado silenciosa y lentamente sus mejillas, pero no me quitaba la mirada de encima como si esperara mi respuesta para poder reaccionar. -...N-no! Te equivocas!... Al menos en la mayoría... Si bien es cierto que no he salido con Yuto porque sé que estarás ahí...-
-Entonces si te caigo mal?!- Estalló en llanto tras decir aquello.
-No! No! No!... No llores, sí?!... No me caes mal... al contrario...- Me sentía mala persona viéndolo llorar así sin hacer nada, además de que algunas personas alrededor me miraban con ojos de pistola matona. Lo tomé de la mano y eché a correr hacía el jardín de enfrente. No dejó de sollozar hasta que lo senté en la banquita de madera junto a la fuente, lo más alejado de los mirones y lo abracé. -Lo siento... por mi culpa hice que te sintieras así...-
-No, no te disculpes... Merezco que me odies por robarte a tu mejor amigo...-
-Jajajaja no seas tonto!... Si te estaba evitando no fue por nada relacionado con Yuto...- Me miró con expresión de "no entiendo nada". Al menos había dejado de llorar. -Toma... Si Yuto ve esas lágrimas me mandara a casa de mi abuela de una patada...-
-Gracias...- Tomó mi pañuelo y se limpio la cara. -Etto...-
-Qué pasa?-
-Si dices que no era por Yuto... entonces por qué me estabas evitando?-
-Ejem...- No podía decirle. Yuto no le había dicho nada y yo no sabía como decírselo sin ofenderlo. -Por una tontería que pensé...-
-Respecto a mí?- Asentí tímidamente. -Podría ser que tú también pensaste que era una niña?- Creo que mi reacción hizo más que obvia la respuesta, pero en vez de enojarse, se rió. -No te preocupes por eso... sucede la mayor parte del tiempo... a menudo me confunden con mi hermana mayor...- Miró al cielo y suspiró. La luna estaba a un par de días de ser luna llena y las estrellas se veían hermosas, así que era algo lindo para contemplar. Mi corazón latió deprisa al ver su sonrisa mientras me miró con los ojitos aún llorosos. -Sabes?... No podía dormir sólo de pensar que pudieras odiarme... porque la verdad es que me gusta mucho Yama-chan...- Tontamente parpadeé atónito un par de veces, muchas en realidad. No sabía qué decir. El extraño silencio se rompió con la música que se escuchó de pronto. -...me divertí mucho aquel día, ustedes son los primeros amigos que hago aquí, así que ambos me gustan mucho... no quería que se pelearan por mi culpa...- Por primera vez sentí eso de "tocar el cielo para después besar el suelo", justo así me sentí en ese momento. Aún cuando no entedía la razón, me sentía desilucionado por oír que le gustaba del mismo modo que Yuto. ¿Pero qué demonios estaba pensando? Claro que no se refería a esa clase de "gustar".
-Tú también me agradas mucho... Perdóname por el malentendido y por haberte hecho sentir mal...-
-No, ya no importa!... Podemos ser mejores amigos a partir de ahora?-
-Por supuesto!-
-Entonces puedo estar con Yama-chan todo el tiempo?-
-S-sí...- La forma en que me miraba y me sonreía me hizo sonrojar. Su rostro era tan brillante como los destellos que decoraban el cielo en ese momento.
Los días pasaron rápidamente convirtiéndose en semanas. Las vacaciones terminaron más pronto de lo que hubiéramos querido pero habían sido las mejores de toda mi vida gracias a mis, ahora, dos mejores amigos. Comenzamos nuestro segundo año de escuela; nunca me imaginé que estaríamos juntos durante la secundaria ya que al parecer él seguí asistiendo a su vieja escuela. Nuestra amistad se volvió aún más grande, nuestro recuerdos más numeroso y mis sentimientos más fuertes. En algún momento durante nuestro último año había empezado a ver a mi pequeño amigo de un modo diferente. Traté de convencerme a mí mismo de que era sólo cariño, pero no tenía caso mentirme a mí mismo, no cuando mi corazón latía como loco cada que me abrazaba, cada que se dormía sobre mi hombro, cada que se me colgaba por la espalda, cada que me sonreía de ese modo cuando me descubría mirándolo, cada que me compartía de su almuerzo, cada que acercaba tanto su rostro al mío para "mirarme de cerca" cuando me preguntaba algo... simplemente, no podía controlar los latidos de mi corazón cuando estaba cerca de mí. Pero no podía decirle a nadie lo que sentía, sobre todo a él. Lo había visto tantas veces rechazar a los chicos más populares cuando se le declaraban, así como a chicos y chicas de otras escuelas, que simplemente me dio miedo que todo cambiara entre nosotros si le decia. La sola idea de que se alejara de mí me helaba la sangre y me hacía tener pesadillas. No. Prefería mil veces seguir queriéndolo en secreto que perderlo para siempre.
Apenas si había dormido aquella noche. Estaba tan feliz porque ahora sí estaríamos en el mismo salón en la preparatoria que no había podido conciliar el sueño por estar pensando un montón de cosas sin sentido acerca de nosotros, después de todo, me emocionaba mucho el que ya no seríamos sólo compañeros de escuela, por primera vez el término "compañero de clase" me puso nervioso. Yuto hablaba como perico, por alguna razón no le paraba la lengua desde que entramos al auditorio, pero ni siquiera podría decir que me molestaba porque muchas de las cosas que decía eran realmente graciosas. De pronto anunciaron lo del discurso de Bienvenida por parte de los alumnos de primer año y llamaron al chico que había sacado las mejores calificaciones en el examen de ingreso. Empezamos a bromear sobre su aspecto de nerd, pero fue toda una sorpresa verlo porque no tenía nada que ver con lo que Yuto decía. Pero realmente nada de lo que pasaba ahí dentro me importaba realmente. Me preguntaba si habría pasado algo, Chinen no es del tipo de los que suelen llegar tarde a algún lado. Al ver que la puerta se entreabría mi corazón comenzó a latir como loco, sabía que esa sonrisa boba estaba de nuevo en mi cara. Lo vi escabullirse silenciosamente hasta las sillas del grupo D y ahí se quedó sentadito para no llamar la atención.
-Yuto... Yuto!-
-Qué?- Estaba como lelo con la boca abierta observando al chico mientras hablaba.
-Ya llegó Chiinen... pero se quedó con los del D, supongo que para evitar que los profesores lo vean y lo castiguen... Me estás escuchando?-
-Sí, sí... No debe ser divertido pasar el primer día de clases castigado...- Este chico no tenía remedio, pero de cierto modo lo entendía. Muchas veces yo tenía la misma expresión mientras veía a Chinen. Podría ser que a Yuto le gustase el chico que estaba al frente?... Aprovechando que todos se habían puesto de pie para recibir a la Directora, Chinen corrió hacia nosotros y se sentó a mi lado aferrándose con fuerza de mi brazo.
-Por qué llegaste tan tarde?-
-Llegó a mi casa alguien a quien hacía mucho que no veía, estuvimos recordando viejos tiempos, así que cuando menos pensé ya era tarde y salí corriendo...-
-Oh... entonces tienes visitas?...-
-Sí, de Osaka... Qué le pasa a Yuto?-
-Creo que vio algo difícil de creer...- La carita que puso me hizo reír, pero no quise decir más. Pronto estuvimos por fin en nuestro salón.
Los días continuaron. Pronto llegó la semana de demostraciones culturales para que eligiéramos club, pero yo no estaba muy interesado en esas cosas, tenía sólo un objetivo en mente: entrar al equipo de soccer. El chico del discurso estaba en la cancha haciendo dominadas con el balón cuando yo llegué.
-Hola... soy Yamada...-
-Yo soy Keito... Okamoto Keito, lo siento, aún no me acostumbro otra vez a esto de la etiqueta...- Entendí a lo que se refería, tenía un acento chistoso y lo había escuchado hablar en inglés con algunos profesores, ya había supuesto que no habiá estado en el país.
-No te preocupes, mi nombre es Ryosuke, puedes llamarme así si te es más fácil... también quieres entrar al equipo?-
-Sí, creo que después de la música, lo que más me gusta es el fútbol... Pero como no hay club de música, tendré que apostar a la segunda opción...- Me pasó el balón. Comenzamos a hacer un par jugadas. Era realmente bueno y me resultaba fácil acoplarme a él para jugar.
-Ey! Son buenos... Cómo se llaman?- Alguien llegó corriendo hasta donde estábamos.
-Yo soy Yamada, de la clase 1-B...-
-Okamoto... 1-A...-
-Yo soy Senga Kento, de 2-B... juego de defensa central...- Se veía agradable. -El chico que está allá es Yabu, el capitan, es de 3-A...- Agregó al notar que lo miraba; había sentido que alguien se me quedaba viendo desde esa dirección, así que volteé.
-Me dijeron que pronto tendrían una prueba de aptitudes para reclutar nuevos miembros... cuándo será?- La voz de Keito me trajo de vuelta a la conversación.
-Sen-chan!- Un par de chicos lo llamaban desde las gradas. Parecía que también estaban en el equipo porque cargaban mochilas para deportes.
-Taa-kun, deja de presionar, ya voy!...Hoy!... Después de clases... como a eso de las 6:00... los estaremos esperando!...- Echó a correr hacia donde estaban sus amigos diciéndonos adiós con la mano. De alguna manera se parecía mucho a Yuto.
-Bueno, creo que nos veremos más tarde, Yamada-kun...-
-Sí, no lo olvides... A las 6:00...- Nos despedimos. Corrí de regreso al salón para contarles a mis amigos. Los dos aceptaron ir a ver la prueba. Pero al final Yuto no pudo ir. Lo habían elegido como encargado de los de primero en el club de teatro, así que sólo estaba Chinen en las gradas cuando volteé desde la cancha. Como era de esperarse, el Capitán nos eligió como titulares para el equipo, cosa que aunque a nosotros nos hizo felices a varios de los reservas no. Desde entonces Keito y yo nos hicimos buenos amigos, Chinen también se llevaba bien con él, por lo que a menudo estábamos juntos después de las prácticas. Sin embrago, al parecer a Yuto no le caía bien, porque siempre que Keito estaba ahí, él prefería hacer otras cosas; además de que empezó a estar muy ocupado con asuntos del club, así que cada vez lo veía menos después de clases. Los días pasaban y las cosas seguían divertidas con Chinen y los chicos del equipo, pero había empezado a extrañar a mi mejor amigo. Después de todo, era la primera vez que pasaba tanto tiempo sin hacer nada con Yuto.
Comencé a sentirme estúpido. Por alguna razón había empezado a sentir celos de mi mejor amigo; no sabía el por qué, pero en los últimos días Chinen y Yuto habían empezado a estar siempre juntos, fue como en aquellos tiempos cuando Chinen siempre andaba de aquí para allá detrás de él y aunque sabía que estaba mal, me molestaba cada vez más la forma en que se llevaban.
-Han visto a Chinen?- Le pregunté a dos de los chicos que estaban con él en el club.
-Se fue a buscar a Nakajima hace un momento...- Dijo el más alto, creo que su nombre era Yuma, tras lo cual se llevó tras bambalinas las cosas que iba cargando, la verdad es que siempre he sabido que no le caigo bien, por eso no nos dirigimos la palabra a menos que sea necesario; a veces me da la impresión de que siente algo por Chinen, así que supongo que es natural que nos odiemos, después de todo, somos rivales.
-Sí, últimamente siempre están juntos después de clases, no lo has notado?... Yuri y Yuto se han estado saltando las actividades del club últimamente pero nadie les dice nada porque siempre hacen todo lo que les toca... Mira que cosas... todo este tiempo pensé que lo hacían para irse contigo pero supongo que me equivoqué, verdad?...- Era obvio que el comentario de Ryutaro era completamente malintencionado, pero aún así lo que dijo me dolió. Este chico siempre se comportaba muy raro, así que ni siquiera quise darle importancia como para responderle algo, simplemente me di media vuelta y me fui del auditorio. Ya me iba a mi casa cuando recordé que había olvidado mi caja del obento en el salón, así que regresé por ella. No debí hacerlo. Desde la ventana vi a Chinen abrazando a Yuto en el jardín. Aún cuando sabía que debía haber una razón para ello, no pude evitar sentir un ataque de celos. Al final entendí que independientemente de todo lo que sintiera, ellos también eran mejores amigos, y Yuto tendría sus razones para preferir contarle a Chinen lo que le pasaba en vez de a mí. Fue entonces que decidí que lo mejor sería ser sincero conmigo mismo y confesarle mis sentimientos a Chinen. Regresé a casa pensando cuál sería el mejor momento para hacerlo. No podía seguir evitándolo, mañana le diría todo después de ir al parque de diversiones.
Para mi total sorpresa, Chinen había convencido a Yuto para que fuera; Keito, Kento, sus amigos: Nikaido y Tamamori y algunos chicos del equipo que se habían vuelto mis amigos también estaban ahí, así que nos divertimos muchisímo. El tiempo se pasó volando y cuando menos pensamos ya eran las seis de la tarde, por lo que comenzamos a despedirnos. Al final sólo quedamos nosotros cuatro. Rogaba porque Keito le diera pie a Yuto para que se fueran primero, pero Chinen insistió en irse con él y aunque le rogué que se quedara, era prácticamente imposible hacerlo cambiar de opinión una vez que decidía algo, así que terminó mandándome al diablo y se fue con él. Sentí un poco de pena por Yuto, incluso trató de convencerlo pero tampoco lo logró. Se despidió de mí con esa cara de "perdóname". Ese día entendí que si algo estaba pasando entre ellos, era sólo cosa de Chinen, porque me quedó claro que Yuto sentía algo por Keito y que seguía viendo a Chinen como el pequeño al que defendió de los abusones aquella tarde de hacía tres años.
La verdad es que apenas si logré conciliar el sueño aquel día. No era para menos que cuando mi hermana menor, entró a mi habitación para despertarme yo lucía unas bellas ojeras marca panda que la hicieron reír durante todo el día. Había planeado salir con Chinen, pero dado el rotundo fracaso del día anterior, ni siquiera lo llamé por la noche como de costumbre; por eso terminé saliendo al centro comercial con mis dos hermanas. No debí hacerlo. Cuando ibamos de regreso para tomar el autobus a casa nos detuvimos en la avenida esperando a que se pusiera el rojo en el semáforo. Yo venía un poco de malas por no haber dormido y por lo que había pasado, además de que venía cargando con todo lo que habían comprado.
-Oye Ryo-chan, no es ese Chinen-kun?- Miré hacia el frente en dirección a donde Chihiro señalaba y en efecto era él, pero no estaba solo, lo acompañaba un chico alto y delgado bien vestido que usaba gorra y lentes de sol; estaba de lo más feliz intercambiando sonrisas con ese chico mientras lo tomaba de la mano cuando de pronto nuestras miradas se cruzaron y miles de sentimientos pasaron por mi mente.
-Onii-chan?- Misaki me jaló de la manga al ver que no avanzaba aún cuando la luz se había puesto en rojo.
-Ah, gomen...- Les sonreí para no preocuparlas y seguimos nuestro camino, Chinen me dedicó una sonrisa y levantó la mano, seguramente para saludar, pero me seguí de largo sin mirarlo siquiera, cosa que también sacó de onda a mis hermanas, que por un instante no supieron si detenerse o sólo saludarlo y seguir caminando.
-Ryo-chan?... te peleaste con Chinen-kun?-
-No precisamente...-
-Entonces qué fue éso, nii-chan?-
-Nada...- Las vi intercambiar un par de miradas y luego dejaron el tema, entendiendo que no quería hablar de ello. Estaba tan molesto que no pude quedarme en mi cuarto y mejor salí a dar una vuelta.
-Oh! Yamada-kun!... Y ese milagro que no estás con Chinen siendo fin de semana?... Oh, cierto! Es que tenía una cita con ese chico, verdad?, el de tercero que llegó a la escuela este año... Los vi hace rato saliendo de una cafetería...-
-Chinen no es algo que sea de mi propiedad como para que lo tenga que tener siempre conmigo...- La actitud de Ryutaro siempre me ponía de malas, así que aplicaría la de siempre y lo dejaría hablando solo.
-Sí, en eso tienes razón... Por eso últimamente pasa tanto tiempo con ese chico Takagi, verdad?...-
-Chinen es libre de pasar tiempo con quien quiera...- Me estaba haciendo enojar.
-Sí, es cierto, pero... lo que me parece extraño es que cuando está con él, ni tú ni Yuto están cerca... bueno, supongo que todo tenemos derecho a guardar secretos... Nos vemos!- Y así sin más se fue, dejándome el corazón machacado por sus palabras. Comencé a preguntarme qué tanto de lo que había dicho era cierto. Sí, Ryutaro podía ser manipulador y cizañoso, pero de alguna manera estaba seguro de que nunca me había mentido.
Mi despertador comenzó a sonar anunciando que era día de ir nuevamente a clases. Por primera vez me dieron ganas de recurrir a un pretexto clichetero y no ir a la escuela, pero era tan poco probable que mi madre lo creyera que mejor olvidé la idea y me cambié.
-Yama-chan...- Lo que menos quería ver a primera hora, estaba justo ahí esperándome con una sonrisa en los labios que en nada correspondía con sus ojitos tristes. Me sentí del asco por poner esa expresión en su rostro. Ni siquiera me atreví a mirarlo. Me pasé de largo. -Yama-chan!- Quería darme la vuelta, correr y abrazarlo; pero no pude. No quería que me viera llorar.
-Qué tienes?- Me preguntó Keito cuando me vio llegar a los vestidores.
-Nada...-
-Bueno... si quieres hablar puedes contar conmigo...-
-Gracias...- Guardé mis cosas en mi casillero y me fui. Necesitaba a mi mejor amigo. -Han visto a Yuto?- Pregunté a los chicos del salón.
-Fue a buscar a Nagase-sensei...-
-Debe estar en el Teatro o en la sala de profesores, Yamada...-
-Ah, ok... gracias...- Fui primero a la sala, si no estaba ahí iría al teatro; pronto sería el festival escolar, así que todos se volvían locos con los preparativos y actividades de los clubes. Incluso nosotros tendríamos que reducir los días de entrenamiento porque los del club cultural necesitarían usar la cancha para algo; y lo mismo pasaba con los del equipo de basquetball y voleiball, porque los de teatro necesitarían el auditorio para la obra. Se me rompió el corazón al ver a Chinen llorando desde la escalera. Seguramente sus lágrimas eran culpa mía. Bajé. Sería mejor que hablara claramente con él. Pero para cuando llegué Yuto ya estaba ahí, abrazándolo. Enseguida comenzaron a reír como si no pasara nada y se fueron tomados de la mano. No los vi mucho por el resto del día, supuse que estaban ocupados con lo de la obra, todos en el salón decían que Chinen sería la Julieta más linda que habían elegido hasta ahora.
-Será raro tener tanto tiempo libre a partir de mañana, verdad?- Al salir me encontré nuevamente con Keito.
-Sí, tienes razón...-
-Bueno, creo que aprovecharé para practicar con la guitarra...-
-Tocas?-
-Sí, desde hace unos años...-
-Oh! No lo sabía...-
-Sí, en Inglaterra comencé una banda escolar con algunos de mis amigos...-
-Y supongo que harás lo mismo aquí, verdad?-
-Sería genial!... Pero todavía no conozco tanta gente y mucho menos gente que comparta mi amor por la música...-
-Mi mejor amigo está aprendiendo a tocar la batería... Ah! De hecho lo conoces... Yuto...-
-Sí, eso me dijeron-
-En serio?...-
-Sí, su maestro es el mejor amigo de mi primo...-
-Oh, ya veo... entonces conoces a Okura-kun... Espera! Tu primo?! Quién es tu primo?-
-Yassu... lo conoces?-
-Eres el famoso primo de Yasuda-kun?-
-Famoso?!... Jajajaja- Era la primera vez que veía reír a Keito de ese modo.
-Por qué te ríes?... Siempre se la pasaba hablando de ti, así que es casi como si te conociéramos de toda la vida...-
-Vaya... entonces ya habían oído hablar de mí... Tienes planes con tus amigos?-
-No... hoy no...-
-Entonces vamos, yo invito... Será interesante saber cómo los conocieron...- Pasé el resto del día con él hablando de cuando estábamos en secundaria. Realmente me agradaba estar con Keito. Era diferente de estar con Yuto y Chinen; era mucho más maduro y tranquilo, así que podía hablar de muchas más cosas con él. Después de despedirnos me fui directo a casa. La verdad estaba cansado y sólo quería irme a dormir.
Después de esa mañana realmente los vi poco. Todo mundo estaba tan enfocado en el Festival que realmente nadie iba a clases a la escuela, al parecer eso era normal en esta época. Y la verdad es que los de los clubes deportivos estábamos tan aburridos que muchos prefirieron prestar ayuda a los otros clubes con tal de hacer algo; por eso no me sorprendió cuando Keito llegó extremadamente emocionado a hablarme sobre el nuevo club de música, lo que sí me tomó por sorpresa fue saber que Chinen se la pasaba ahí... con Yuto.
Días después vi a Chinen nuevamente con aquel chico alto. Acabábamos de salir de la cancha y caminábamos rumbo al salón para ir por nuestras mochilas cuando los vimos juntos jugando y mojándose con la manguera en el jardín. De pronto reparé en que también usaba el uniforme de nuestra escuela.
-Quién demonios es ese chico?- Me sonrojé un poco al darme cuenta de que lo había pensado en voz alta.
-Creo que es el chico al que transfirieron desde Osaka...-
-Transferido?-
-Sí... escuché de los de segundo que los de tercero dijeron que ese chico era un delincuente y que en su anterior escuela había golpeado a varios chicos...-
-Y qué demonios hace en nuestra escuela alguién así?-
-Creo que son sólo chismes... no creo que alguien que se lleve tan bien con Chinen-kun sea ese tipo de persona...- Lo que decía tenía sentido. Con todo y lo inocente y amigable que pudiera ser, Chinen nunca se juntaría con malas compañías. Aún así, algo era seguro: odiaba que estuviera cerca de Chinen.
Y por si eso no fuera suficiente y la vida no me odiara ya bastante, estaba realmente molesto porque Keito faltó a la práctica ese día. Fui directo al club de música, seguro de que estaría ahí, pero cuál no fue mi sorpresa al ver que el susodicho, que resultó llamarse Takaki y no Takagi, había terminado uniéndose como vocalista, por lo que era seguro que se la pasaba mucho más tiempo con Chinen y yo ni por enterado. Estaba tan confuso, enojado y sorprendido de ver que el chico del que tanto me había estado hablando Yuto los últimos dos días, hubiera resultado ser precisamente ese chico al que odiaba, que terminé explotando contra el pobre de Keito; cuando llegó Chinen y me puso esa carita suplicándome que lo dejara y diciendo que no había sido culpa suya, ver cómo me miraba Takaki, la cara de frustración de Yuto y la incomprensión del otro chico parado a su lado, junto con todo el dolor que sentí de pronto fue más de lo que pude soportar y simplemente me di media vuelta y me alejé de ahí. Aún cuando escuché su vocecita llamándome, mis pies no dejaron de moverse hasta que llegué a la cancha. Me tiré boca arriba sobre el césped y me quedé ahí llorando en silencio cubriéndome la cara con los brazos. Para mi suerte las clases ya habían terminado y no había nadie por los alrededores, aunque igual me hubieran ignorado por completo. Un rato después sentí que alguien me miraba, así que abrí los ojos más bien movido por la curiosidad de saber quién me había encontrado que por otra cosa. Me sorprendió un poco ver que era Keito, pero al mismo tiempo me alegró que lo fuera, porque al menos así no volvería a romper en llanto. Perdí la cuenta después de diez, de las veces que se disculpó por haberse olvidado de la práctica; pero ni siquiera podía enojarme con él por eso, sabía perfectamente que su amor por la música era aún mayor que su amor por el soccer; creo que en parte más bien temí perderlo también a él por culpa del club de música. Obviamente terminé pidiéndole que también me perdonara, me había pasado un poco y exageré las cosas, así que naturalmente debía pedir perdón aunque no le dijera la verdadera razón del por qué había reaccionado así. Después de aclarar las cosas salimos de la escuela. Parecía que el destino nos llevaba por el mismo rumbo, así que sólo seguimos andando y conversando. Keito estaba muy impresionado por la voz que tenía Takaki y el talento de Inoo con los teclados, así que no dejó de hablar de ello durante todo el rato que viajamos en el metro. Creo que al final entendió que no me caía bien su vocalista, porque se dio cuenta de que realmente no le estaba prestando mucha atención, lo cual era raro tratándose de mí, porque nunca ignoró a las personas, ni siquiera a Yuto cuando se pone de chistocito cuando está aburrido a decir tonterías o esas cosas. Me despedí de él cuando llegamos a la librería que estaba cerca de la estación del tren que quedaba de camino a casa de los chicos, resultó que también vivía por ahí, así que lo acompañé, tenía la esperanza de encontrarme a Chinen y poder confesarme. No debí hacerlo. Mientras esperaba el cambio de luces para cruzar la calle, vi a Chinen y a Yuto abrazados, justo ahí frente a mis ojos. Ya había sido suficiente para un sólo día. Sentí mi corazón romperse en mil pedazos cuando nuestras miradas se cruzaron. Debía salir de ahí de inmeditato o rompería en llanto justo ahí. Me di media vuelta y caminé tan aprisa como podía. Nunca hubiera imaginado que vendría detrás de mí.
-Yama-chan! Espera!...- Me tomó con todas sus fuerzas del brazo. Aquello me desarmó por completo, me safé de su agarre y clavé la mirada en el piso, sin mirarlo, sin decir nada, sólo tratando de contener de algún modo las lágrimas que habían empezado a rodar a través de mis mejillas. -Perdóname, Yama-chan...-
-Por qué demonios te estás discúlpando?!... Es que acaso hiciste algo que amérite que me pidas perdón?!- Ni siquiera entendía por qué reaccionaba así, dolía tanto que me hacía enojar; en realidad no quería hablarle así pero no podía evitarlo. Me quedé callado enseguida al ver su carita llena de lágrimas.
-Es que... yo... es que siento que aunque no sé qué fue, algo hice o dije para que te pusieras así... tú no eres de los que se enojan así por nada... por eso perdóname, no me gusta estar así contigo... te necesito, Yama-chan... si Yama-chan no está me falta algo...-
-Ja... Y pretendes que crea eso viendo cuán feliz y sonriente estás siempre en compañía de Yuto o de Takaki?...-
-No, Yama-cha... lo estás malinterpretando...- Se acercó a mí con la intención de tomarme de la mano, pero no se lo permití, retrocedí un paso.
-Cuán idiota me crees, Chinen?-
-No, Yama-chan, por favor... déjame explicarte todo...-
-No necesito de tus explicaciones... Sólo déjame en paz, quieres?...-
-No, Yama-chan... es que no entiendes que yo...-
-Sinceramente no quiero escucharte, Chinen... He tenido un muy mal día y sólo quiero ir a casa y dormir...- Me alejé de ahí. Aún a pesar del ruido del agua que caía en la fuente, podía escuchar cómo lloraba.
-Me das un segundo?- Ver a Takaki justo frente a mí me tomó por sorpresa.
-Qué quieres?-
-Sólo voy a preguntar una cosa...-
-Pues que sea rápido porque llevo prisa...-
-Estás seguro de que dejarás las cosas así con Yuri?- Ni siquiera me dejó terminar de decir lo que quería decirle. Su pregunta era extraña, así que miré por detrás de su hombro hacia donde estaba Chinen. No sabía qué responder.
-Sí... Es lo mejor para ambos...-
-Ok... entonces te dejaré las cosas en claro... Yuri me gusta, siempre me ha gustado y sé que de no ser porque se mudó, ahora estaríamos juntos... Así que espero que te mantengas alejado de él porque a partir de hoy haré todo lo posible por recuperar lo que era mío... vine desde muy lejos sólo para poder volver a estar con él y no dejaré que ni tú ni nadie, haga llorar a Yuri de este modo, estamos?- Se dio la vuelta y caminó hasta donde estaba Chine, se sentó junto a él y lo estrechó entre sus brazos. Apenas comenzaba a procesar lo que acababa de decirme, así que no podía moverme. Estaba realmente enojado... Enojado en sobremanera conmigo mismo. Por ser tan cobarde, por ser tan ingenuo, por no atreverme a responderle en ese preciso momento y decirle lo que sentía por Chinen y dejar que él hiciera lo que todo este tiempo yo sólo podía pensar hacer: abrazarlo, reconfortarlo, sonreírle y secar sus lágrimas. Me sentí más miserable que nunca.
El fin de semana se había vuelto la peor parte de mi vida escolar. Ya no tenía con quien pasar el rato y quedarme en casa era un martirio por culpa de Chihiro y Misaki, así que me la vivía en el parque por las tardes jugando con Kuu y Cookie, nuestros perritos; para mi suerte no me había vuelto a topar a Ryutaro por ahí desde aquella vez.
Apenas si había podido cruzar palabras con mi mejor amigo. No quería hacerlo sentir entre la espada y la pared, y de algún modo, creo que lo entendía; a menudo trataba de darme ánimos, pero en cuanto Chinen entraba al salón, todos sus esfuerzos se iban al retrete. Lo mejor era que me mantuviera ocupado con otras cosas y que frecuentara a otras personas para no terminar hiriéndolo también a él. Además no quería seguir siendo testigo de todos los abrazos que se daban cuando estaban solos en el salón. Mi corazón no iba a soportarlo después de aquella vez, así que evitaba estar en el salón a menos que fuera necesario y me pasaba el resto del tiempo con Arioka, Senga, Tamamori y Nikaido, que era con quienes mejor me llevaba del equipo. Y aunque no era tan divertido como estar con mis viejos amigos, al menos no estaba solo y podía compartir ratos agradables.
Cada vez estaba más cerca el dichoso festival escolar, pero la verdad, para lo que me importaba, era mejor que ni siquiera fuera; no me sentía con ánimos de nada. Me invitaron a ver su ensayo final, pero la verdad no quería ir porque simple y sencillamente, no quería verlos. Las cosas que había dicho Takaki todavía hacían eco dentro de mi cabeza atormentándome aún en sueños, así que lo que menos quería era poner imágenes que hicieran juego con las pesadillas. Al final, aunque me supo mal por Yuto y Keito, dije un montón de cosas sin sentido junto con mil pretextos y me quedé en casa. Creí que Yuto me odiaría después de aquello, pero al contrario, unos días después tuvimos una larga y agradable conversación sobre nuestros días de travesuras en la escuela elemental. Extrañaba tanto estar así con él. Sinceramente me hacía mucha falta hablar y escuchar a mi mejor amigo de toda la vida.
Me sacó de onda que su tecladista se me acercara aquella tarde cuando ya iba de camino a mi casa, no porque tuviera problemas con él ni porque nos hubiéramos conocido hacía nada, sino porque me abordó corriendo después de salirme de la nada.
-Yamada-kun, verdad?-
-Inoo-senpai...-
-Sólo Inoo... Que bueno que te encuentro...-
-Qué pasa, senpai?-
-Inoo!... Bueno, da igual... No has visto a Yuyan?-
-Yuyan?... No sé quien es...-
-Nuestro vocalista, Takaki...- Creo que fue obvio que mi expresión cambio de inmediato, tan sólo de escuchar su nombre.
-No, no he tenido la dicha ni desdicha...-
-Mmm, ya veo... Tampoco has visto a Chii-chan?, se supone que estaría con él... Es que olvidó su cartera...-
-No, tampoco he visto a Chinen... si me disculpas...-
-Sabes a cuál cafetería se refería Yuto cuando dijo que era la que estaba cerca de la estación del tren?- Por supuesto que lo sabía, ese era el lugar donde siempre íbamos a comer el pastel que a los tres nos gustaba.
-Sí... Está a dos...-
-Perfecto!... Menos mal que te encontré!- Ni siquiera me dejó terminar de hablar, ya me había tomado del brazo y me llevaba casi a rastras fuera de la escuela. Y fue así que, aunque no tenía ni la más mínima intención, terminé llevándolo hasta el lugar. No debí hacerlo. En cuanto entramos los vi comiendo juntos el pastel que siempre pedíamos Chinen y yo para nosotros, estaban tan cerca uno del otro que más bien parecía que estaban abrazados. Inoo los vio también cuando comenzaron a reírse luego de que Chinen le embarrara un poco de betún en la nariz y caminó hasta donde estaban. No podía moverme pero mi cuerpo me ordenaba salir de ahí de inmediato, pero había sido demasiado tarde, escuché a Inoo decir mi nombre animosamente al tiempo que los dos miraban en dirección a donde yo estaba. Lo único que pude ver fueron los ojos de Chinen inundados de angustia y tristeza. No podía seguir viendo aquello, salí de ahí en cuanto sentí que mis pies habían dejado de estar pegados al piso. Corrí hasta la estación y me dejé caer en el último escalón sujetándome con fuerza al pasamanos. Sentía que el corazón se me iba a salir por la boca de no ser porque el nudo en la garganta se lo impedía. Las personas pasaban a mi alrededor mirándome preocupados, supongo que si me veía tan mal como me sentía, no era para menos. Después de que el tren partiera del andén me quedé completamente solo con mis pensamientos. Ni siquiera me había dado cuenta de que mis lágrimas mojaban mis manos, que aferraban con fuerza mi pantalón a la altura de las rodillas.
-Estrobas!- Un chico de mi escuela pasó junto a mí y pateó mis cosas, ni siquiera me importó. Alguien extendía su mano hacia mí para devolverme mi mochila.
-Gra...cias...- Apenas si levanté la mirada al decir aquello, más por hábito de cortesía que porque realmente quisiera hacerlo.
-Yama-chan...- Al escuchar su voz me quedé helado. Qué estaba haciendo aquí? -Estás bien?...- Se agachó para poder mirarme. Al ver que lloraba enmudeció.
-Déjame en paz, quieres?- Temía que no me hubiera escuchado casi tanto como el hecho de que lo hubiera hecho.
-Yama-cha... No puedo, me preocupas...-
-Que te preocupo?! Qué no ves que estoy así por tu culpa?!- Tras escuchar aquello bajó la mirada. Estaba temblando de coraje y frustración.
-Yama-chan... yo... yo no lo sabía...-
-Por supuesto que no! Nunca te das cuenta de nada cuando no tiene que ver contigo!...-
-Perdóname, Yama-chan... De verdad, lo siento...-
-Por qué demonios te disculpas si ni siquiera sabes qué fue lo que hiciste?!-
-Pero es que es mi culpa... sin importar lo que sea, sigue siendo mi culpa... Pero en verdad te juro que no fue mi intención... Sólo quiero que sigamos como siempre...-
-Seguir como siempre?... Eso es lo quieres?-
-Sí... No soporto estar así contigo...-
-No...-
-Eh?-
-Yo no quiero seguir como siempre... Y creo que será mejor que dejemos las cosas aquí...-
-No entiendo...-
-Eso supuse... por eso te lo dejaré en claro...-
-Chii-chan...- Takaki venía bajando las escaleras. Al escuchar que lo llamaba, volteó de inmediato y caminó un par de pasos hacia él, dejandome ahí con las palabras a punto de desbordarse. Pensaba decirle todo en ese momento, pero al ver su reacción decidí no hacerlo; ya tenía clara su respuesta. Me di media vuelta y caminé hasta el andén al escuchar que el tren se aproximaba.
-Yama-chan!...- Gritó mi nombre en el momento en que deslizaba mi tarjeta sobre el lector.
-Déjame en paz!... No quiero volver a saber nada de ti en mi vida... Empiezo a arrepentirme de haberte conocido!- Al escuchar lo le decía se quedó inmóvil a un par de metros de mí.
-No es cierto... verdad?- Su voz se volvió frágil, estaba a punto de romperse.
-Qué no lo entiendes?... te odio!- Al ver que se disponía a acercarse sentí que debía detenerlo de cualquier modo, de lo contrario sería yo quien terminaría corriendo para abrazarlo. Al ver que sus lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, le dí la espalda y abordé el tren. En cuanto me sentí lejos de su mirada y la de Takaki, yo mismo terminé rompiéndome en mil pedazos. Apenas si podía creer que le había dicho aquellas cosas horribles a la persona que amaba. Sentía como si yo mismo hubiera hecho pedazos mi corazón. Llegué a mi casa y cerré la puerta. No podía dejar de llorar. Y ahí me quedé hasta que el cansancio se apoderó de mi por completo y me obligó a dormir un poco ya entrada la madrugada.
Imagino que tanto mi madre como mis hermanas se dieron cuenta de que algo no andaba bien conmigo, porque para nada fueron a amolestarme. Ni siquiera me llamaron por la mañana para que me levantara para ir a la escuela. Para cuando desperté, ya pasaban de las diez y mi casa estaba vacía. Mi desayuno estaba sobre la mesa junto con una nota de mi madre diciendo que me quedara en cama hasta que me sintiera mejor. Sin entender muy bien el por qué, sentí que las lágrimas volvían a inundarme los ojos, pero ya no tenía fuerzas para seguir llorando, así que me limité a comer y después volví a mi cuarto. Tanto Yuto como Keito me mandaron mensajes a lo largo de la mañana pero no respondí ninguno. Como suponía, a la hora del almuerzo los dos me atacaron con miles de mensajes de texto, me sentí mal por preocuparlos de ese modo, así que les respondí a los dos diciendo que no me sentía muy bien y que mi madre me había hecho permanecer en cama; y no era para menos que mi amigo se preocupara, después de todos era la primera vez que faltaba a clases desde cuarto grado. Sus respuestas llenas de buenos deseos y caritas sonrientes me hicieron feliz, pero aún así me sentía terriblemente mal, tanto por haberles mentido como por lo que había pasado con Chinen. Obviamente no podía dejar de pensar en él y en la expresión que le había dibujado en el rostro tras decirle que lo odiaba. Perdí el sentido del tiempo mientras me escondía debajo de las cobijas, durmiendo a ratos, llorando a ratos, sintiéndome del asco el resto del tiempo. Cuando menos pensé, escuché a Misaki subir las escaleras. Supuse que serían las cinco seis de la tarde, pero al ver la hora en mi celular me di cuenta de que en realidad habá subido para acostarse a dormir, ya pasaban de las once. Me preocupe un poco pues ni siquiera tenía hambre. Entré al baño y me lavé la cara para bajar a cenar, más por costumbre que otra cosa. Mi padre estaba en el estudio leyendo algo mientras mi madre terminaba de lavar los platos de la cena.
-Oh! Ryo-chan... me asustaste, hijo...-
-Lo siento...-
-Quieres cenar?- Mi madre me miraba con cariño, aún cuando era evidente que estaba preocupada no hizo por preguntarme nada. Se lo agradecí. No estaba seguro de querer hablar sobre lo que me pasaba, mucho menos con mi familia. Me preocupaba y me asustaba lo que fueran a pensar de mí. Se la paso hablándome de las cosas que le habían pasado durante el día mientras yo comía. Escucharla hablar me resultaba tranquilizante en sobremanera, así que la escuché atentamente. Después de terminar, subí y tomé un baño. Mi celular sonaba nuevamente. Sabía que sería Yuto, así que leí su mensaje y lo respondí. Volví a mi habitación. No le encontré sentido en ir a la escuela tampoco al día siguiente; seguramente ni siquiera tendríamos clases y sinceramente, no sabía como confrontar a Chinen después de lo que había pasado, así que me quedé dentro de mi habitación otra vez.
-Hijo?- Mi madre llamó suavemente. -...uno de tus amigos vino a buscarte...-
-Holas!- Escuché que alguien llamaba a la puerta, pero nunca me imaginé que estarían buscándome a mí y mucho menos que fuera Ryutaro, cuando lo vi entrar no supe cómo reaccionar. -Escuché que estabas resfriado, así que vine a ver cómo estabas?- Una parte de mi cabeza me ordenaba darle las gracias por venir a verme y pedirle que se fuera so pretexto de que no me sentía muy bien, pero la otra se moría de curiosidad por saber qué hacía en mi casa tan temprano por la mañana porque sabía que no se había desviado tanto de su camino sólo por cumplir con su deber de chico explorador. -Yuto y Yuri parecían un poquito preocupados por ti mientras le dedían al chico de Inglaterra y el resto de tus amigos del equipo que no asistirías a la práctica ayer...- Al final terminó como si estuviera en su casa dentro de mi cuarto mirando las figuritas de colección que tenía en el librero. Supuse que esperaría a que se fuera mi madre para hablar, por lo que lo dejé pasearse a libertad mientras pudiera.
-Y bien?...- Al darse cuenta de que entendía perfectamente que tenía motivos ocultos para estar ahí en ese momento, me miró con su maldita sonrisa burlona que tanto me molestaba.
-Vaya... Sigues siendo tan perspicaz como siempre, Ryosuke...-
-No eres nadie de mi confianza como para que me llames por mi nombre, sabes?... así que mejor no lo hagas... me molesta viniendo de ti...-
-Oh... No lo sabía... Disculpa...-
-Y entonces?-
-Qué cosa?-
-Qué demonios estás haciendo aquí tan temprano... no pretenderás que te crea que viniste desde tu casa hasta el otro lado de la ciudad, sólo para hacer tu buena acción del día...-
-Mmm... no lo sé... Si fue o no una buena acción, eso sólo lo decidirás tú...- Por la forma en que me miraba pude deducir que estaba esperando a ver mi reacción para decidir si me decía o no.
-Entonces debo deducir que sea lo que sea que vas a decirme, no tiene nada que ver contigo pero sí conmigo y seguramente con alguien más... déjame pensar... acaso será algo relacionado con Chinen?- Creo que nunca antes había sido tan sarcástico.
-Es bueno ver que nos entendemos...- Su expresión cínica me molestaba en sobremanera. -...Aunque no lo sé; no estoy muy convencido de querer decirte esto, no quiero hacerte daño...-
-Ja! Si eso te preocupara ni siquiera estarías aquí...-
-Mmm... buen punto...-
-Así que dime de una buena vez o ya vete a la escuela... en serio no ando de humor para aguantarte...-
-Ok... Pero luego no me culpes si no te agrada lo que dije... Aunque no lo creas me importas mucho y no quiero que salgas lastimado con todo esto... te lo digo sólo porque no soporto que jueguen contigo de este modo...- Sus palabras me parecieron bastante extrañas pero lograron atrapar mi atención. Nuevamente estaba esa vocecita dentro de mi cabeza diciéndome que no estaba mintiendo.
-Ajá y entonces?...-
-Mmm... Ok, esto lo escuché ayer de los del club de teatro y aunque al principio no lo podía creer, después de atar un par de cabos, todo tomó sentido...- Se quedó de pie cerca de la ventana. -...comencé a preguntar por aquí y por allás y al final descubrí que la verdad es que Yuri sólo ha estado jugando contigo y con Yuto... Este chico, Takagi...-
-Takaki...-
-Bueno, como sea... él y Yuri han estado juntos desde que eran niños y se mudó desde Osaka sólo para estar con él... entiendes a lo que me refiero?-
-Ya... Takaki está enamorado de Chinen de toda la vida... Y?-
-Sí y no, sabemos que no es el primero ni será el último que sucumba a sus encantos... y eso es porque Yuri disfruta dándoles alas... Sabes por qué se mudó a Tokio?- No supe qué responder. La verdad es que eso era algo que nunca le habíamos preguntado. -...porque Takaki golpeó a algunos chicos de su escuela que lo estaban acosando... mismos con los que Yuri siempre había estado hasta que se enfadaron de su jueguito de coqueteos "inocentes" y quisieron algo más... Entiendes?... Ese chico siempre hace lo mismo; se acerca a las personas, se gana su simpatía, se muestra así de lindo, toma de ti lo que quieres y cuando se cansa, simplemente busca a alguien más con quien jugar... El único que siempre está a su lado es Takaki... Es él quien siempre aparece de la nada para quitarle de encima a las personas cuando ya no son divertidos para Yuri...-
-Lo que dijo hizo eco dentro de mi cabeza de un modo tan horrible que tuve que sentarme para respirar y pensar...-
-Yuri se mudó a Tokio cuando estaba por entrar a la secundaria, cierto? Pero aún así siguió asistiendo un tiempo a la escuela en Osaka, no?... Y luego sin más se traslado a nuestra escuela... Nunca supiste por qué?-
-No y la verdad no sé si eso me importe mucho ahora...-
-Pues debería... Porque a pesar de que fue cierto que se mudó porque trasladaron a su padre a Tokio, la verdad es que su familia lo decidió todo para separar a Yuri de Takaki... Sus padres siempre han pensado que ese chico manipula a su pequeño e inocente hijo para hacer cosas malas sólo porque es mayor y tiene aspecto de chico malo; pero no los culpo por pensar así, con esa carita de ángel que se carga Yuri, nadie pensaría que en realidad es él quien manipula a Takaki a su antojo y conveniencia... Todos y cada uno de los problemas en los que se ha metido Takaki han sido por culpa de Yuri... Nunca te has preguntado porque su hermana parece tenerle miedo?- Cada que agregaba un comentario se clavaba dolorosamente dentro de mi corazón y aunque me negaba a aceptarlo, la verdad es que mucho de lo que decía eran cosas que ya sabía o que ya había escuchado en un par de ocasiones, sobre todo durante la secundaria, pero nunca me habían dolido y molestado tanto como ahora que venían de boca de este chico. Nos quedamos en silencio un par de minutos. Me costaba un poco procesar todo lo que pasaba por mi cabeza después de haberlo escuchado. -...creo entender cómo te sientes. Yo me quedé igual cuando escuché de boca de su hermana lo que te acabo de decir y fue precisamente ella quien me dijo que todo era verdad...-
-Saya lo dijo?...- Asintió sin titubear. -Por qué fuiste a hablar con ella?-
-Porque tenía que saber si lo que había escuchado de los chiscos del club era cierto o no... porque no quería seguir viéndote sufrir de este modo por alguien a quien realmente no le importas...-
-Puedes irte ahor?... Quiero estar solo...- Ni siquiera lo miré mientras le hablaba. -Tengo muchas cosas que pensar...- No creo que escuchase lo último que dije, fue más como un comentario a mí mismo.
-De acuerdo... pero promete que no harás nada de lo que pudieras arrepentirte después...-
-No tengo por qué prometerte nada...-
-Tienes razón... Entonces nos vemos...- Sí, sentía que no le debía nada, pero aún cuando no me lo hubiera dicho, no soy de los que actúan sin haber pensando todos los pros y contras de sus acciones. Salió de mi habitación. Escuché cómo se despedía de mi madre tan lambisconamente que hasta me dieron náuseas. Y de pronto se hizo el silencio que envolvía mi propio infierno personal.
Lo cierto es que la idea de no volver a ir a la escuela hasta la época de finales me resultaba realmente atractiva; sabía que con mis notas, no tendría ningún problema para aprobar todos los exámenes aunque no asistiera a las últimas clases, eso era seguro. Así que ni siquiera entendí por qué había terminado en la escuela a primera hora de la mañana. Estuve esperando a Yuto por buen rato en la entrada pero al escuchar la campana y no ver señales de él, supuse que de hecho, por alguna intervención divina, ya debería de estar en el salón. Desganado y sin más remedio, caminé hacia el edifico y subí las escaleras.
Ni siquiera alcancé a llegar al salón. Acababa de subir el último escalón hasta el pasillo cuando escuché su voz.
-Yuto...- Estaba impactado. Apenas si daba crédito a lo veían mis ojos. Ahí estaba mi mejor amigo abrazando al chico que había amado en secreto todo este tiempo, como si fuera una delicada novia a la cual proteger entre sus brazos. -Lo sabía... pero que tonto soy...- Como una estampida, cada palabra de Ryutaro, cada recuerdo doloroso, cada duda, cada temor, cada sospecha, invadieron mi cabeza y ahogaron mis sentimientos bajo la porquería que llenaba mi corazón en ese momento.
-Yama-chan?... de qué hablas?- Yuto parecía desesperado pero ni por un segundo lo soltó.
-No debiste fingirte mi amigo para poder estar con él!!!- Toda la frustración que había reprimido junto con todo mi enojo fueron puestos en libertad en ese preciso momento.
-Yama-chan! Te equivocas!... Chinen y yo no...-
-Cállate! Sólo has sido otra víctima de sus sonrisas hipócritas y su falsa personalidad...- Como era de esperarse, al escuchar lo que pasaba todos los metiches que estaban alrededor hicieron un breve silencio antes de comenzar a murmurar, sus miradas desconcertadas y curiosas se posaban sobre nosotros. -Si desde un principio planeabas quedarte con él, no debiste meterme en tu juego y usarme de este modo... Eres de lo peor Chin...!- Estaba tan enojado que ni siquiera vi cuando Takaki se me acercó hasta que sentí su puño golpear con fuerza mi rostro enviándome directo al suelo. El dolor enfrió de súbito mi mente. Era la primera vez que me pegaban y sinceramente no quería una segunda.
-Eres un verdadero idiota Yamada!... Si de verdad piensas todas esas estúpideces de Yuri, no vale la pena que me siga conteniendo!- Al escuchar que el alto y misterioso chico que casi nunca hablaba, me gritaba de ese, muchos más espectadores se reunieron entre el pasillo y las escaleras. Aunque no les costaba creer que Takaki me hubiera golpeado, debido a todos los rumores que circulaban de él, sí se quedaron de a ocho al ver que me hablaba de ese modo. Hasta Keito había salido al corredor y contemplaba con la misma mirada incrédula que todos tenían a un exaltado Takaki que se había ido sobre mí para darme un segundo puñetazo cerca del ojo.
-Yuyan... Bas... ta...- Me odié al escuchar toda esa angustia y tristeza en la voz de Chinen y más al ver sus ojos reteniendo de ese modo lás lágrimas. -...por... favor...- No pudo seguir conteniéndolas, y mientras aferraba su brazo para que no volviera a pegarme rompió a llorar justo como había hecho aquella tarde. Takaki me miró lleno de odio y desprecio, lo tomó de la mano y se lo llevó de ahí.
-Yama-chan... qué rayos te pasa?...- Yuto se acercó a mí, preocupado al ver que mi labio sangraba un poco debido al primer golpe.
-A mí?... A ti!... Cómo no te diste cuenta de que ese chico sólo anda detrás de ti?!... Es tan manipulador que ni siquiera tú te salvas de sus mentiras?!-
-No digas tonterías!... No sé quién te llenó la cabeza de estúpideces pero yo sí estoy totalmente seguro de que Chinen no es así!...- De pronto todos se quedaron en silencio, y no era para menos, el chico amable de la eterna sonrisa y felicidad contagiosa estaba verdaderamente furioso y gritando enojado.
-Yuto...- Me dolió su reacción. Me odié por saberme culpable de todo. Odié a Chinen y a Takaki por haber entrado a mi vida. Detestaba absolutamente todo en ese momento. Me di media vuelta y me alejé de ahí. No quería terminar explotando contra mi mejor amigo por algo que realmente no tenía nada que ver con él. Entré al salón y metí en mi mochila todas las cosas de mi casillero. Era un hecho: no volvería a clases hasta fin de curso. Yuto me llamó un par de veces mientras bajaba las escaleras pero no quería hablar con él en ese instante, así que lo ignoré por completo. En realidad era mejor que no me encontrara con nadie. Pensaba ir a buscar a mi profesora antes de irme, pero preferí ir directo a la seguridad que me proporcionaban mi habitación. Por suerte mi madre ya se había ido y la casa estaba completamente vacía, así que subí, aventé mis cosas al piso y me metí debajo de las cobijas a hacer lo que había reprimido todo ese rato. Lloré hasta que ya no tuve lágrimas que derramar y me quedé dormido. Me despertó el sonido de mi celular, pero como no conocía el número no contesté. Quien llamaba era muy persistente, pero como la verdad no tenía ánimos para hablar con nadie, mejor lo apagué.
-Volviste temprano...- Mi madre se extrañó un poco de verme ahí cuando entró por mi ropa sucia. Ni siquiera noté cuándo llegó.
-Sí... es que con todo eso del Festival Escolar ni siquiera tenemos realmente clases y tenemos suspendidos los entrenamientos hasta la próxima semana...-
-Oh, con razón...- Y sin más salió de mi habitación. No salí de ahí hasta pasada la medianoche, sentía que me ahogaba, así que salí a dar una vuelta. Nuevamente me llamaban de ese numero desconocido. Ni un sólo mensaje de mis amigos. Qué me extrañaba, me lo tenía merecido.
Finalmente llegó el día. Para cuando desperté, seguramente ellos estarían sobre el escenario. Quería ir, verlos, apoyarlos... pero no encontré el valor para hacerlo. Nuevamente se me fueron las horas en derramar litros de agua salada. Me bañé y me vestí. Tomé mi gorra favorita y cerré la puerta de mi cuarto. Tenía que salir a caminar. Mi habitación estaba demasiado atestada de recuerdos suyos como para poder seguir ahí. Cuando menos lo pensé ya estaba en el instituto. Justo estaban presentándolos para cuando llegué a la explanada junto al auditorio. No me atreví a acercarme más. Me quedé debajo del árbol donde a menudo nos sentábamos durante el almuerzo. Había quedado sin palabras. Entendí el por qué Keito y Yuto estaban tan emocionados con la llegada de Takaki a la banda, su forma de cantar era impresionante. Vi pasar a un grupo de chicos rumbo al escenario, me recordaron tanto a nosotros mismos que no pude evitar volver a ponerme mal. Escuchar que lo nombraba por el micrófono y lo invitaba a subir al escenario para cantar la última canción con él me trajo de vuelta a la realidad. De pronto vi a Chinen parado a su lado con el vestuario de la obra. La música comenzó y su voz llenó el aire de dulzura. Verlos cantando juntos me rompió el corazón en más pedazos que cualquiera de las veces anteriores. Quería irme de ahí pero mi cuerpo nevamente me traicionaba y se negaba a obedecer. No podía levantar la vista del suelo. Respiré profundamente en un vago intento por recuperar el control de mí mismo. Eché a andar rumbo a la sala de profesores. Era mejor que hablara con la profesora para que me dejara faltar un par de días a la escuela sin que mi ausencia en el salón afectara mi record de asistencias.
-Yama-chan...- Ni siquiera me percaté cuándo había bajado del escenario para correr hasta donde estaba. Fue inevitable que me volviera de inmedito al escuchar que me llamaba. Ellos seguían tocando a petición del público. -...veniste...- No sabía qué decirle. Si de lejos me pareció que se veía lindo, tenerlo a menos de tres metros vestido de Julieta era más de lo que mi corazón soportaba. Quería correr y abrazarlo pero, qué derecho tenía de mirarlo siquiera después de todo lo que lo había hecho sufrir en estas últimas dos semanas. -...soy feliz... creí que no vendrías...- Cómo podía sonreírme de ese modo? Sentía que me oprimían el pecho desde adentro. -..en serio que quería verte... no sabía qué hacer, estaba tan asustado que pensé que no podría actuar... necesitaba verte...- Antes de que pudiera siquiera pensar el hacerlo, ya estaba abrazándolo, tan fuerte que hasta temí hacerle daño.
-...pérdoname... por no saber hacerte llegar mis sentimientos... por todo el daño que te he hecho... por todas las estupideces que he dicho y dicho...- Pude haber seguido disculpándome por largo rato, pero él se apartó con fácilidad lo suficiente como para callarme con un beso.
-Tonto...- Fue lo único que susurró en mi oído mientras se paraba de puntitas para devolverme el abrazo. -...yo sólo tengo espacio en mi corazón para Yama-cha... siempre ha sido y seguirá siendo así...- No pude evitarlo y terminé aferrándome a su pequeño y frágil cuerpo con desesperación mientras rompía en llanto. Aún cuando sonreía, su carita también estaba decorada por finas lágrimas. Las cuales alejé de su su piel con mis labios.
-Te amo... siempre lo he hecho... desde el primer día en que te ví... desde la primera vez que escuché tu voz, que vi tu sonrisa, que me miraste con esos ojos dulces...-
-Yo también...- Volvimos a abrazarnos. El silencio dejó de existir entre nosotros.
Después de aquello arreglé todos y cada uno de los malentendidos que tenía con los chicos. Me disculpé como mil veces con todos. Y claro, le rompí la cara a quien comenzó con todos los estúpidos rumores, quien había estado haciéndolo desde la secundaria simple y sencillamente porque estaba celoso de Chinen. Nunca pensé que detrás de esa cara estúpida se escondiera un chico tan perverso y manipulador; pero creo que después de verme tan enojado, Ryutaro no volvera a molestarnos.
Extrañamente, después de todo lo que pasó, Takaki y yo terminamos llevándonos bastante bien, excepto cuando se trataba de mi novio, porque su mejor amigo no parecía tener intenciones de renunciar a él tan fácilmente, pero hasta cierto punto eso lo volvía interesante, yo tampoco estaba a dispuesto a perder a Chinen, así que tener cerca una amenaza constante me obligaba a dar lo mejor de mí para la persona que amaba.
-Yama-chan!... Yama-chan?... qué haces?-
-Ah, lo siento!... Recordaba viejos tiempos...-
-Me esperaste mucho?-
-No, para nada!-
-A dónde iremos?-
-Al zoológico?-
-Suena divertido!... Deberíamos llamar a Yuto y a Keito?-
-No...-
-Por qué?-
-Porque hoy quiero que seas sólo mío... Mi propia gota de color...-
Un abrazo cálido y entregado en medio de un día lluvioso. Dos corazones latiendo al unísono fusionados en un beso eterno. Tres años de felicidad absoluta sin nubes grises en el cielo... Y toda una vida para seguir amándolo.