Aquí estoy. (Nino)



Título: Aquí estoy
Pairing: Ninomiya Kazunari + OC
Fandom: Arashi
 ~It's Happy Line - YUI~
Tipo: One-shot
Género: Shoujo, FanAi, AU
To: Ushiro (Happy B-Day H-senpai!)
Date: 26 / may / 2011




"¿Por quién estoy viviendo?
Mientras pasan los días
Llenos de dolor y desesperación...
¿qué es lo que estoy sintiendo?

¿Qué es en lo que debería creer?
Mientras sigo sin ver nada
continúan las noches sin estrellas o sonrisas
¿quién dijo que la felicidad es reír?

Mañana lo sabré...
Si soy feliz..."



Eso fue lo último que escribí en mi diario el día de mi cumpleaños número diecinueve antes de cerrarlo y colocarlo en el estante superior del librero de mi habitación junto con los viejos vólumenes que contaban página a página la historia de mi vida. Simplemente creí que seguir desperdiciendo papel era un crimen contra la naturaleza. Mi vida se había vuelto tan vacía y carente de color que no tenía caso siquiera tomar el bolígrafo. Decidí no volver a sacar el cuaderno de pasta dura que decoré con recortes de mis cosas favoritas hasta que no tuviera algo que valiera la pena querar recordar.

Tomé mi mochila y salí de casa rumbo a la escuela. Llevaba mucho tiempo de sobra, así que fui a dar un paseo por la playa. El sonido del mar me reconfortaba tanto, que a veces me escapaba de casa por las noches cuando no podía dormir sólo para sentarme a escucharlo. No era raro que estuviera desierta a esa hora de la mañana. Me quité los zapatos y las calcetas para sentir la arena bajo mis pies. Puse mi mochila y el resto de mis cosas ahí y caminé hacía la orilla. Aquella sensación era realmente agradable. El sol apenas comenzaba a salir, por lo que el agua aún estaba muy fría. Caminé por ahí un rato mirando el cielo. Me sentía libre y tranquila.

-Totoro, ven acá!... Cuidado!!!- Ni siquiera lo vi venir. Lo siguiente que supe es que había un enorme labrador de color blanco sobre mí y que estaba empapada y llena de arena. -Estás bien?!- No alcanzaba a verlo, pero por su acento supe de inmediato que era extranjero. Su voz era linda. Me quitó al animal de encima. Me quedé como tonta mirándolo. Era el chico más guapo que había visto en toda mi vida. -Permíteme ayudarte...- Se inclinó y me dio la mano para ayudarme a levarme. Se sentía cálida. -Chico malo! Ve lo que hiciste!...- Se veía dulce aún con ese gesto enfurruñado en su carita al ver cómo había terminado de sucio y mojado mi uniforme. Se giró hacía mí y me miró preocupado. -Estás bien?... No te hiciste daño?-

-No te preocupes... Estoy bien...- Me disponía a volver a casa para cambiarme, pero al apoyar el pie para dar un paso sentí un dolor agudo que me obligó a ponerme de rodillas para no caer.

-Estás bien?!- Corrió a mi lado. Al ver que me sujetaba el talón, lo sujetó con cuidado para examinarlo. -Debiste cortarte con algo al caer... no parece grave pero debe ser doloroso y podría infectarse... Me estoy quedándo en aquella casa...- Señaló en dirección a la casa de verano de la familia Sakurai, que hacía mucho que nadie usaba pues el abuelo había enfermado y ya no venía durante las vacaciones. Me pregunté si el chico sería su nieto o algún pariente. Tal vez mi padre lo conocería, era buen amigo de uno de los hijos del anciano. -Si te parece bien, podría llevarte allá para curarte la herida...-

-Gracias, pero...- Sí, era guapo y agradable pero no lo haría pensar que yo era una libertina.

-No te preocupes... Le pediré a mi hermana que te preste algo de ropa... No puedo dejarte así, sería descortés de mi parte ya que te lastimaste por culpa de mi perro...-

-No, igual llamo a mi madre para que venga por mí... no vivo lejos de aquí...-

-De acuerdo... entonces me quedaré contigo hasta que llegue...- Sacó un pañuelo azul cielo del bolsillo de su pantalón y lo ató con cuidado de no lastimarme cubriendo la herida.

-Oh!, vamos...- Saqué el celular de mi saco, pero se había mojado y no encendía.

-Creo que te debo un celular...- Su sonrisa, aunque apenada, era hermosa. Viéndolo de cerca era aún más guapo. Con todo y que se veía un tanto infantil, sus facciones eran muy finas y atractivas. Caminó hasta donde había dejado mis cosas y me las trajo. Guardé todo dentro de mi mochila y dejé caer la correa por sobre mi pecho como de costumbre quedando mis cosas del lado derecho. -Puedes ponerte de pie un segundo?- 

-Sí, creo que sí...- Me ayudó a levantarme y luego se pusó en cuclillas frente a mí. -Sube...-

-No! Cómo crees?!- Me había sonrojado por completo. Aquello parecía sacado de alguna de las películas de comedia romántica que me gustaba ver. Se levantó y mi miró aún sonriendo.

-Entonces prefieres que te lleve como de princesa...- Parecía divertido con mi reacción.

-No! Menos!- Me puse aún más roja de sólo imaginarlo.

-Entonces sube...- Volvió a ponerse en cuclillas frente a mí. Di un paso adelante todavía insegura. -Vamos...- Apoyé mis manos en sus hombros. No pude evitar gritar cuando tiró de mis muñecas hacia abajo, claro, cuidando de no lastimarme, y se levantó llevándome consigo. Acomodó mis piernas a sus costados. -Sujétate fuerte...-

-Sí...- No podía decir más. Mi corazón latía muy aprisa y el aroma que desprendía me tenía toda enlelada.

-Totoro!... Vámonos!...- Me sorprendió ver cuán obediente era el perro. Todo el rato caminó cerca de él. Me pregunté por qué habría corrido de ese modo hacia mí. -Y a todo esto... cómo te llamas?-

-Viviana... pero todos mis amigos me dicen Ushio...-

-Ushio?... suena bien... Puedo llamarte así también?-

-Sí, supongo... y tú?...-

-Yo soy Nino... pero todos mis amigos me llaman Nino...-

-Te estás burlando de mí?- Apreté con fuerza mis brazos alrededor de su cuello para ahorcarlo, al menos hacer la finta de que lo haría.

-No, claro que no... es sólo que no quería quedarme atras...- La verdad es que me había parecido gracioso, pero no se lo dije.



Pronto llegamos a la enorme casa de blancas pareces y enormes ventanales por todos lados. Era aún más hermosa de lo que había podido ver hasta ahora.

-Nunca habías estado aquí?-

-No, es la primera vez...-

-Oneechan?!- Nadie le respondió. -Dónde rayos se metió?- Me dejó en el sillón más largo que estab frente al enorme plasma y fue a asomarse a la escalera. -Kaori!- Subió rápidamente.

-Tu hermana?- Bajó nuevamente y lo perdí de vista tras una puerta de madera.

-Sí... parece que salió...- Regresó con lo que supuse que era un botiquín y algunas prendas. -Toma, será mejor que te pongas ropa seca... ven, te llevaré al baño...- Volvió a cargarme y me dejó a la entrada. Me puse el pans que me dio y la sudadera, por el olor de la ropa supe de inmediato que eran de él.

-Listo...- Abrí la puerta y me llevó de regreso al sillón.

-Veamos...- Acomodó mi pie sobre su rodilla y lo examinó. -No creo que sea necesario que te den puntadas, pero mejor ve al doctor después, de acuerdo?-

-Si... Ay!- Cerré los ojos al sentir el ardor.

-Perdón!... Olvidé decirte que iba a doler un poco...- Sus mejillas se había sonrojado. Sopló suavemente sobre la herida. Aplicó un poco más de un par de medicamentos colocando un trozo pequeño de gasa que pegó con un par de curitas y luego puso un cojín y acomodó mi pie encima. -Reposa un poco...- Me pareció lindo.

-Gracias...-

-Por nada...- Caminó hacia la cocina. -Ushio...-

-Sí?!-

-Desayunaste?-

-No... Salí temprano de casa...-

-Entonces... quieres acompañarme?... tampoco he desayunado...-

-Mmm...-Miré el reloj. Aún tenía tiempo para tomar el camión y llegar a tiempo a la escuela... si me iba en ese momento. -...es que tengo que ir a la escuela...-

-Oh, ya veo... no te preocupes... La próxima te invito algo delicioso preparado por mí, va?-

-La próxima?-

-Sí, la próxima vez que nos veamos...- Esa sonrisa suya y la forma en que lo dijo hicieron que se me pusiera la piel chinita. -Toma, para que llames a tu madre...-

-Gracias...- Tomé el telefono inhalámbrico y marqué. No pasó mucho antes de que llegara mi madre a recogerme en su auto. Me despedí de él y volvimos a casa.



"Hoy conocí a alguien muy especial...
me gustaría volver a verlo pronto...
Me pregunto si esta sensación es a lo que llaman mariposas en el estómago..."



Pasó casi una semana y no volví a verlo. Las semanas se convirtieron en meses. Las vacaciones de invierno estaban a la vuelta de la esquina. Caminaba de regreso a casa, paseando por la playa como de costumbre, con los zapatos en la mano. Esa mañana había amanecido muy fría, así que llevaba mi bufanda favorita y un gorro del mismo color para protegerme del viento helado. Mi mochila golpeaba mi cadera con cada largo paso que daba jugando con mi sombra proyectada por la cálida luz del ocaso. A lo lejos, un par de niños jugaban con una pelota de colores. Se me quedaron viendo y luego corrieron hacía mí.

-Oye... tú te llamas Ushio?-

-Sí... cómo supieron?-

-Toma!- Me entregaron un sobre de color amarillo paja y echaron a correr hacia la carretera. Miré el pedazo de papel entre mis manos y lo giré. No había datos de remitente, sólo mi nombre. Lo abrí, bueno, realmente no estaba cerrado, sólo levanté la pestaña y saqué una pequeña hoja de papel del mismo color. "Aquí estoy..." Era lo único que estaba escrito. No tenía idea de lo que significaba, así que me quedé mirando el papel bastante confundida. De pronto esa sensación en mi estómago me golpeó de súbito, me di media vuelta y miré hacia la casa blanca en cuyos cristales se reflejaba el cielo del atardecer. Al principio no vi nada, pero al mirar cuidadosamente vi una figura de pie ahí en lo alto. Avancé un par de pasos.

Al ver que agitaba la mano en el aire eché a correr. Debía ser él. No había dudas. Apreté con fuerza la nota y mis zapatos contra mi pecho y no me detuve hasta que no llegué a la angosta calzada de madera que llevaba hasta la casa.

-Ya cenaste?- Negué con la cabeza todavía tratando de recuperar el aliento. -Entonces... esta vez sí cenarás conmigo?- Dejé caer lo que tenía en las mano y corrí para abrazarlo. Ni siquiera supe por qué lo hice, sólo sabía que debía hacerlo. -Qué pasa?... Por qué lloras?... Tanto gusto te da verme de nuevo?...- Levanté la mirada dispuesta a golpearlo por chistocito, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, me tomó desprevenida sellando mis labios con un largo y dulce beso.



"Durante casi ocho meses viví atrapada entre miles de preguntas sin respuesta...
pero apareció él y su hermosa sonrisa y mi mundo se llenó de luz y color...
Ahora sé qué es lo que siento...
Ahora sé en qué creer...
Porque cada mirada suya se ha vuelto una estrella brillando en mi cielo...
Ahora sé lo qué es la felicidad...

Porque él está aquí...
Ahora sé...
Que soy feliz..."

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